«Es imposible lograr comprender la obra de Miss Mason sin leer el volumen seis, que no solo es el volumen para los niños mayores, sino también el último libro que ella escribió. Creo que entre el volumen uno y el volumen seis hay una diferencia de unos cuarenta años, y algunas ideas que Miss Mason presentó en el volumen uno no funcionaron como ella esperaba, entonces al llegar al volumen seis, había refinado un poco más sus ideas, las había hecho un poco más prácticas.

Entre el volumen uno y el seis tuvo lugar la Primera Guerra Mundial, y eso fue importante. Antes de la Primera Guerra Mundial, Miss Mason, al igual que muchos eminentes victorianos, tenía una visión prácticamente mesiánica de la educación: pensaban que iba a cambiar la naturaleza humana, mejorarla, hacer que los seres humanos fueran sabios y pacíficos y, prácticamente, traer el cielo a la tierra. Después de la Primera Guerra Mundial, las ideas de Charlotte Mason se volvieron un poco más moderadas y realistas. Es un poco triste, pero creo que fue un cambio saludable.

Creo que muchos divulgadores de Miss Mason leen el volumen uno y promueven las ideas de ese libro, y la gente piensa que eso es todo lo que hay sobre Charlotte Mason. Eso sería un error, incluso aunque no hubiera ocurrido el refinamiento de sus ideas producido a lo largo de las décadas que pasaron entre los volúmenes uno y seis, porque el volumen uno dice desde el principio que es para niños desde el nacimiento hasta los nueve años. El volumen tres es para los grados intermedios, y el volumen seis es el libro que deben leer los niños de 12 años en adelante. Charlotte no recomendaba exactamente el mismo enfoque para todas las edades. Su programa para los niños mayores es, como el resto, amplio y generoso, rico, lleno de ideas, contiene buena literatura, arte y música, pero también es muy riguroso. En la escuela secundaria veo muchas más similitudes con el enfoque clásico en cuanto a los materiales utilizados».

Wendi Capehart, AmblesideOnline