Formación del carácter
Volumen V de la Serie educativa Charlotte Mason
Traducción en marcha. Agradecemos de antemano cualquier sugerencia de mejora.
Título de la obra original: Some Studies in the Formation of Character – Volume 5 of the Home Education Series, escrita por Charlotte Mason, publicada originalmente en Inglaterra en 1906.
Traducción preliminar (sin revisión) realizada por Karina Briceño, colaboradora de la Comunidad de Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
Esta versión en español es propiedad intelectual de la Comunidad de Educadores Charlotte Mason Iberoamérica © 2025. Obra protegida por el derecho internacional de derechos de autor. Pueden publicarse extractos y citas tomados de esta versión dando debido crédito a los traductores y a la Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica, y no puede ser publicada ni copiada en su totalidad sino solo utilizando un enlace específico hacia el contenido original en esta página.

PARTE I: ALGUNOS ESTUDIOS DE CASO.. 11
VIII. ¡Que tenga “una feliz navidad”!. 84
PARTE II: LOS PADRES EN CONSEJO.. 90
- Las reflexiones de un profesor. 107
- Hace cien años (a la mesa de la familia Clough, 10 de septiembre de 1990). 118
PARTE III. SOBRE LOS JÓVENES Y LAS JÓVENES. 130
- En cuanto a los niños y las niñas en edad escolar. 130
- En cuanto a las jóvenes que aún viven en casa. 178
PARTE IV. «ESTÁ ESCRITO». ALGUNOS ESTUDIOS SOBRE CÓMO EVOLUCIONA EL CARÁCTER. 204
III. Pendennis de bonifacio. 270
- El joven Crossjay [de El egoísta de George Meredith]. 289
- Mejor que los demás. 299
- Un educador moderno: thomas godolphin rooper. 312
Prefacio
Al editar el primer y el segundo volumen de la Serie educativa, la gran cantidad de nuevo material me obligó a transferir parte considerable de sus contenidos a este volumen, que he titulado «Algunos estudios en la formación del carácter».
Utilizo la frase actual «formación del carácter» porque es, de hecho, común, y por tanto, conveniente; pero, para mostrar que reconozco la falacia que contiene, me atrevo a citar la definición (muy inadecuada) que sigue: «El carácter es la disposición original que ha sido modificada, dirigida, ampliada por la educación, por las circunstancias; y más tarde, por el dominio y el cultivo propio; sobre todo, por la suprema acción del Espíritu Santo, aun cuando esa acción sea poco sospechada y poco solicitada». Es decir, el carácter no es el resultado de un proceso educativo formativo, sino aquellas tendencias inherentes con las que se ha jugado, más o menos incidentalmente, y que dan por resultado el carácter.
Quisiera insistir en que este juego incidental de la educación y las circunstancias sobre la personalidad es nuestro único camino legítimo. No podemos hacer del carácter nuestro objetivo consciente. Proporcionemos a un niño lo que necesita en forma de instrucción, oportunidades y ocupación sana, y su carácter se producirá solo, esto porque los niños normales son personas de buena voluntad, con deseos honestos de pensar y vivir correctamente. Todo lo que podemos hacer además es ayudar a un niño a librarse de algún obstáculo –un mal carácter, por ejemplo– que probablemente arruine su vida. En nuestros intentos de hacer esto, nuestra acción debe, creo, ser muy cautelosa. No podemos interferir en su desarrollo psicológico, porque reconocemos que los niños son personas, y la personalidad debería ser mucho más inviolable a nuestros ojos que la propiedad. Podemos utilizar la enseñanza directa y el mando, pero no la sugestión indirecta, ni siquiera la anticuada «influencia». La influencia actuará, por supuesto, pero no debe ejercerse conscientemente.
Sin embargo, podemos hacer uso de ciertas leyes fisiológicas sin invadir la personalidad, pues, al hacer esto, afectaremos al instrumento y no al agente del instrumento. Las leyes del hábito y, reitero, la tendencia de la fuerza de voluntad a la operación rítmica deberían sernos de utilidad, porque éstas se ven afectadas por las condiciones cerebrales y pertenecen a las consecuencias de la personalidad. Los pequeños estudios de la Parte I indican maneras de ayudar a un niño a curarse de las fastidiosas faltas.
Estoy renuente en cuanto a la Parte IV de este volumen, porque, aunque el público es maravillosamente paciente con los escritores que «adornan el cuento» –la mitad de los libros que leemos son sobre otros libros–, no estoy segura de que exista la misma tolerancia hacia un intento de «señalar la moraleja». Pero, de hecho, leemos con tanta prisa, nos conformamos con impresiones tan leves y generales, que la investigación pausada de las pistas educativas lanzadas por los grandes autores bien podría sernos útil. Si, en los pocos estudios siguientes, el lector no encuentra lo que Wordsworth llama el «comentario auténtico», pues se verá obligado a formular el comentario correcto por sí mismo, y de esa manera logará el mismo fin.
Me gustaría, en este quinto volumen de la serie «Educación en el hogar», reconocer mi deuda con Miss Elsie Kitching por el constante interés que ha puesto en el trabajo y su siempre inteligente colaboración como escribiente.
CHARLOTTE M. MASON.
AMBLESIDE, octubre de 1906.
© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
PARTE I: ALGUNOS ESTUDIOS DE CASO
I. El filósofo en el hogar
«¡Tiene mucho carácter, señora!»
Y allí estaba la pobre enfermera, acalorada, nerviosa y, en general, desesperada, a la puerta de la habitación de su ama. Los terribles bramidos que llenaban la casa bastaban para explicar la angustia de la muchacha. La señora Belmont parecía preocupada. Subió cansada a lo que bien sabía que era una tarea agotadora. Hacía un cuarto de hora la vida le había parecido muy brillante: el sol brillaba, los gorriones cantaban, las lilas y los labiérnagos ofrecían un alegre espectáculo en los jardines suburbanos de los alrededores; pensaba en sus tres polluelos en la guardería y su corazón era como un pájaro cantor emitiendo gorjeos de agradecimiento y alabanza. Pero todo había cambiado. El mundo exterior era tan brillante como siempre, pero ella estaba bajo una nube. Sabía demasiado bien cómo esos gritos de la guardería le estropearían el día.
Allí yacía el muchacho, golpeando el suelo con puños y pies; emitiendo un rugido prodigioso tras otro, con las facciones convulsas y los ojos salidos, en la furia desenfrenada de una criatura salvaje, tan transfigurada por la pasión que hasta su madre dudaba de que el noble semblante y la encantadora sonrisa de su hijo tuvieran alguna existencia más allá de su cariñosa imaginación.
Miró a su madre con recelo a través de su pelo amarillo alborotado, pero su presencia sólo parecía agravar al demonio que lo poseía. Los gritos se volvieron más violentos; los golpes contra el suelo más que nunca, como la rabia de un maníaco.
«Levántate, Guido».
Gritos renovados; ¡una acción más violenta de los miembros!
«¿Me has oído, Guido?» en tono de forzada calma.
El alboroto se calmó un poco; pero cuando la señora Belmont le puso la mano en el hombro para levantarlo, el niño se puso en pie de un salto, se abalanzó sobre ella como un toro, la pateó, la golpeó con los puños, le rompió el vestido con los dientes y, sin duda, habría acabado por derribar a su delicada madre, de no ser porque el señor Belmont, que ya no podía soportar el alboroto, se acercó a tiempo para apartar al niño enfurecido y llevárselo a la habitación de su madre. Una vez dentro, le dieron la vuelta a la llave y dejaron a Guy «tranquilizarse a su antojo», dijo su padre.
El desayuno no fue una comida alegre, ni arriba ni abajo. La enfermera se enfadó; se abalanzó sobre la pequeña Fion, sacudió al bebé por ser fastidioso, hasta que las hizo llorar a las dos. En el comedor, el señor Belmont leía el Times con un ceño que el debate de la noche anterior no justificaba; se le iban las palabras afiladas de la lengua, pero, al girar el periódico, vio la cara pálida de su esposa y el desayuno sin probar. No dijo nada, pero ella supo y sufrió sus pensamientos tanto como si los hubiera pronunciado. Mientras tanto, las dos puertas cerradas y el amplio espacio entre las habitaciones apenas servían para amortiguar los torturadores sonidos que provenían del prisionero.
De repente se produjo una pausa, un cese repentino y completo del sonido. ¿Le había dado un ataque a la niña?
«Discúlpame un momento, Edward», y la señora Belmont subió corriendo las escaleras, seguida en seguida por su marido. Cuál no sería su sorpresa al ver a Guido, de facciones serenas, contemplándose a sí mismo en el cristal. Tenía en la mano una prueba de su propia fotografía que acababa de llegar de los fotógrafos. El muchacho se había mostrado muy interesado en el proceso; y aquí estaba la fotografía, y Guido la comparaba solemnemente con la imagen de sí mismo que le ofrecía el espejo.
No se habló más del asunto; el señor Belmont se fue a la ciudad, y su esposa se ocupó de sus asuntos domésticos con un corazón más ligero de lo que esperaba llevar aquel día. Guido fue liberado y se le permitió regresar a la habitación para desayunar, y su madre lo encontró comiendo muy contento y con la cara más dulce del mundo; no había más rastro de pasión que el que deja un día de junio cuando sale el sol después de una tormenta. Guido era, en efecto, encantador; atento y obediente con Harriet, lleno de juegos encantadores para divertir a los dos pequeños, y muy dócil y dulce con su madre, diciendo de vez en cuando las cosas más pintorescas. Se hubiera creído que estaba tratando de compensar el altercado de la mañana, si no hubiera parecido totalmente inconsciente de haber hecho algo malo.
Este tipo de cosas habían sucedido desde la infancia del niño. Ahora, un frenético arrebato de pasión, para ser seguido tan instantáneamente por un dulce rostro de día de abril y un temperamento radiante de sol, que las resoluciones que sus padres tomaron acerca de castigarlo o tratar de reformarlo se desvanecieron como escarcha ante el genial humor del niño.
Un día soleado siguió a esta mañana tormentosa; el día siguiente transcurrió en paz y alegría, pero, al siguiente, un pelo suelto, una hoja de rosa arrugada debajo de él, provocó otro de los furiosos arrebatos de Guido. Una vez más se repitió la misma monótona rutina y, una vez más, la tempestuosa mañana fue olvidada por el sol del día del niño.
Pero el padre no lo había olvidado. El Sr. Belmont por fin se había dado cuenta del problema que había tenido bajo sus ojos durante casi cinco años de la corta vida de Guido. Por fin se dio cuenta de lo que otros habían visto durante años: que los dolores de cabeza nerviosos de su esposa y su aspecto general de estrés bien podían deberse a esta aflicción recurrente. Era un hombre inteligente y culto, familiarizado con las tendencias más actuales del pensamiento científico y especialmente interesado en la raíz física del carácter: la interacción entre lo que ocurre en el tejido cerebral físico y los pensamientos y sentimientos invisibles que procesa. Incluso había hecho algunos experimentos y observaciones propios que habían sido valorados por su amigo y compañero de trabajo, el Sr. Weissall, médico jefe del hospital del condado.
Uno de esos experimentos consistió en esparcir durante un mes migas de pan en el alféizar de la ventana todas las mañanas a las 7:55. Los pájaros se reunían justo a tiempo para comer el alimento, y a las 8:00 no quedaba ni rastro de una miga. Hasta entonces, el experimento había divertido mucho a sus hijos Guido y Fiona. No entendían cómo los pájaros sabían dar la hora.
Después de un mes de desayunos gratis, el Sr. Belmont dijo: «Ahora verán si los pájaros vienen porque pueden ver las migas». El concepto era emocionante, pero, por desgracia,Después de un mes de desayunos gratis. «Ahora veréis si los pájaros vienen o no porque ven las migas». La perspectiva era encantadora, pero, ¡ay! esta etapa del experimento era muy distinta para los lastimeros corazones infantiles.
«Padre, por favor, déjanos poner migas para los pobres pajaritos, ¡tienen tanta hambre!», una plegaria secundada por la Sra. Belmont, que fue muy bien aceptada. Los mejores de nosotros tenemos nuestros momentos de debilidad.
«Muy interesante», dijeron los dos sabios; “nada podría mostrar más claramente la prontitud con la que se forma un hábito incluso en la menos inteligente de las criaturas”.
Sí, y más que eso, muestra la naturaleza automática de la acción una vez que se forma el hábito. Observen, los pájaros vinieron puntual y regularmente cuando ya no había migajas para ellos. No vinieron, buscaron su desayuno, y emprendieron el vuelo repentino cuando no estaba allí, sino que se posaron como antes, permanecieron tanto tiempo como antes, y luego volaron sin ningún signo de decepción. Es decir, venían, como ponemos un pie delante de otro al caminar, sólo por costumbre, sin buscar migajas, ni intención consciente de ningún tipo – una mera acción automática o maquinal con la que el pensamiento consciente no tiene nada que ver.»
De otro pequeño experimento el Sr. Belmont estaba especialmente orgulloso, porque derribaba, por así decirlo, dos canteras de un golpe; tocaba la herencia y la acción automática en una pequeña serie de observaciones. Rover, el perro de la familia, apareció en primer lugar como un miserable cachorro salvado de morir ahogado.
No era de raza, pero el cuidado y la buena vida le sentaron bien. Desarrolló un hermoso pelaje blanco y desgreñado, un rostro tranquilo y bien proporcionado, y traicionó su bajo origen sólo por un hábito inveterado: no hacía caso de los carros, pero nunca aparecía a la vista un carruaje, pequeño o grande, sin que él corriera aullando sobre los talones de los caballos de una manera intolerable, ingeniándoselas al mismo tiempo para esquivar el látigo como cualquier árabe callejero. Curiosamente, se supo a través del lechero que Rover procedía de una madre que encontró la muerte por este mismo pecadillo.
He aquí una oportunidad. Se trataba de demostrar no sólo que el ladrido era automático, sino que el hábito más inveterado, incluso un hábito heredado, puede curarse.
El señor Belmont se entregó al experimento: dio órdenes de que, durante un mes, Rover no saliera con nadie más que con él mismo. Dos pares de orejas estaban atentas a las ruedas; dos, distinguían entre carruaje y carro. Ahora Rover era dueño de un logro del que él y la familia estaban orgullosos. Podía llevar un periódico en la boca. Ruedas a lo lejos, «¡Hola, Rover!» y Rover trotaba, orgulloso portador del Times. Esto se repitió diariamente durante un mes, hasta que por fin se estableció la asociación entre ruedas y periódico, y un estruendo lejano le hacía levantarse… una demanda en sus ojos. Rover estaba curado. Al cabo de un tiempo, el periódico ya no era necesario, y bastaba con un «¡Adelante, buen perro!» cuando una ominosa caída de la mandíbula amenazaba con volver al viejo hábito.
Es extraordinaria la distancia que separa la teoría de la práctica en la mayoría de nuestras vidas. «El hombre que conoce el poder del hábito tiene una llave con la que regular su propia vida y las vidas de su hogar, hasta la del gato que se sienta en su chimenea».
Así, el Sr. Belmont en una reunión científica. Pero sólo esta mañana cayó en la cuenta de que, con esta llave entre los dedos, estaba dejando que la salud de su esposa y la vida de su hijo se arruinaran por un hábito fatal tanto para la paz presente como para la esperanza de un autocontrol varonil en el futuro. Pobre hombre, aquella mañana tuvo una mala media hora de camino a la ciudad. No era dado a la introspección, pero, cuando se vio obligado a hacerla, actuó con honestidad.
«Debo ver a Weissall esta noche y hablar de todo con él».
«¡Ah, sí; el querido Guido! ¿Desde cuándo tiene estos arrebatos?».
«Toda su vida, por lo que sé… ciertamente comenzó en su infancia.»
«¿Y cree usted, mi buen amigo?» -aquí el doctor puso una mano en el brazo de su amigo, y lo miró con ojos centelleantes y boca gravemente asentada- »¿Cree usted posible que haya heredado esta pequeña debilidad? ¿Un abuelo, tal vez?»
«Se refiere a mí, lo sé; sí, es un hecho. Y lo heredé de mi padre, y él, del suyo. No somos de buena cepa. Sé que soy un tipo irascible, y eso me ha estorbado toda la vida».
«¡Con cuidado, mi querido amigo! No vayas tan rápido. No puedo permitir que hables mal de mi mejor amigo. Pero esto lo permito; hay espinas, púas por todas partes; y salen a un toque. ¡Cuánto mejor para ti y para la Ciencia si el padre hubiera curado todo eso!» «¡Como debe ser para Guido! Sí, y cuánto más feliz para la esposa, los hijos y los criados; cuánto más agradable para los amigos. Bueno, Guido es la cuestión ahora. ¿Qué me aconsejas?»
Los dos estuvieron sentados hasta bien entrada la noche discutiendo un problema de cuya solución dependía el futuro de un noble muchacho, la felicidad de una familia. No es de extrañar que encontraran el tema tan profundamente interesante que las «dos» del reloj de la iglesia las sobresaltaron y las obligaron a separarse precipitadamente. Tanto la Sra. Belmont como la Sra. Weissall resintieron esta negligencia por parte de sus respectivos señores; pero estas damas habrían sido más mansas que la propia Sarah si hubieran sabido que el tema absorbente no era la ciencia ni la política, sino la educación de los niños.
Hora del desayuno, tres días después. Escena, el comedor. La ENFERMERA en presencia del MAESTRO y la SEÑORA.
«Has sido una fiel sirvienta y una buena amiga, tanto para nosotros como para los niños, Harriet, pero te culpamos un poco de los arrebatos pasionales de Guido. No te ofendas, nos culpamos más a nosotros mismos. Tu parte de culpa es que le has adorado desde su infancia y le has permitido salirse con la suya en todo. Ahora, su parte de la cura es, hacer exactamente lo que deseamos. Por el momento, sólo te pediré que recuerdes que, más vale prevenir que curar. Todos debemos tomar precauciones contra uno más de estos brotes.
«No pierdan de vista a Guido; si notan -no importa cuál sea la causa- mejillas sonrojadas, labios mohínos, ojos brillantes, frente fruncida, con dos pequeñas líneas rectas entre las cejas, miembros rígidos, manos, tal vez, cerradas, cabeza ligeramente echada hacia atrás; si notan alguno o todos estos signos, el muchacho está al borde de un brote. No te detengas a hacerle preguntas, ni a calmarlo, ni a poner paz, ni a amenazarlo. Cambia sus pensamientos. Esa es la única esperanza. Dígale con toda naturalidad y amabilidad, como si no viera nada: «Tu padre quiere que le acompañes al jardín» o «a jugar al dominó»; o «Tu madre quiere que le ayudes en el almacén» o «a ordenar su caja de trabajo». Fíjate en la hora del día y en cómo sabes que estamos trabajando. Y asegúrate de que queremos al chico».
«Pero, señor, por favor discúlpeme, ¿sirve de algo evitar que estalle cuando la pasión está ahí en su corazón?»
«Sí, Harriet, todo el bien del mundo. Tu amo cree que los arrebatos de Guido se han convertido en un hábito, y que la manera de curarlo es mantenerlo mucho tiempo, un mes o dos, sin un solo brote; si logramos eso, el problema habrá terminado. En cuanto a la pasión en su corazón, viene con los signos externos, y ambos se curarán juntos. Haz, Harriet, como buena mujer, ayúdanos en este asunto, y tu amo y yo te estaremos siempre agradecidos».
«Estoy segura, señora», con un sollozo (Harriet era una mujer de corazón blando, y se sintió muy conmovida al ser tomada así en confianza por su amo y su ama), »estoy segura de que haré lo que pueda, especialmente porque he tenido algo que ver en ello; pero estoy segura de que nunca fue mi intención, y, si lo olvido, espero que tenga la bondad de perdonarme. »
«No, Harriet, no debes olvidar más de lo que olvidarías arrebatarle un cuchillo afilado al bebé. Esto es casi una cuestión de vida o muerte».
«Muy bien, señor, lo recordaré; y gracias por decírmelo».
La hora del desayuno fue desafortunada; la misma mañana después de la charla anterior, la enfermera tuvo su oportunidad. Fiona, por alguna razón inescrutable, prefería comer su papilla con la cuchara de su hermano. He aquí, rápido como un relámpago, las mejillas sonrojadas, el ceño fruncido, ¡el cuerpo rígido!
«Señorito Guido, querido», en un tono bastante fácil y amistoso (Harriet se había aprendido la lección), “corre a ver a tu padre; quiere que le ayudes en el jardín”.
Al instante, el brillo de los ojos se convirtió en un destello de placer, los rígidos miembros se volvieron activos y ansiosos; se levantó de la silla, salió de la habitación, bajó las escaleras y se puso al lado de su padre, en menos tiempo del que se tarda en contar. Y la cara… alegre, chispeante, llena de ansiosa expectación… ¿Seguramente la enfermera se había equivocado esta vez? Pero no; ambos padres sabían lo rápido que Guido salía de la sombra de una nube y confiaban en la discreción de Harriet.
«Bueno, muchacho, ¿así que has venido a ayudarme con el jardín? Pero no he terminado de desayunar. ¿Has terminado el tuyo?»
«No, padre», con el labio caído.
«Bueno, te diré qué. Sube corriendo a comerte la papilla y baja en cuanto estés listo; yo también me daré prisa y estaremos una buena media hora en el jardín antes de que salga». Guido se levantó de nuevo con pies presurosos y dispuestos. «Enfermera» (con prisa e importancia), »debo darme prisa con mi papilla . Papá quiere que le ayude directamente en el jardín».
La enfermera guiñó el ojo con fuerza al ver que engullía la papilla. El alegre niño trotó hacia uno de los mayores placeres que conocía, y aquel día transcurrió sin calamidades.
«Ya veo que responderá, y la vida será otra cosa sin los arrebatos de Guido; pero ¿crees, Edward, que está bien darle placeres al niño cuando es travieso; de hecho, ponerle precio a la travesura, pues a eso equivale?».
«No tienes razón. El niño no sabe que es travieso; las emociones de la «travesura» están ahí; está en un tumulto físico, pero la voluntariedad no se ha establecido; todavía no tiene la intención de ser travieso, y todo se gana si evitamos el conjunto de la voluntad hacia el mal. No ha tenido tiempo de reconocer que es travieso, y sus pensamientos cambian tan repentinamente que no es consciente en absoluto de lo que ocurría antes en él. Lo nuevo le llega tan natural y graciosamente como todas las alegrías del día infantil. La cuestión del desierto no se plantea».
Durante una semana todo fue bien. La enfermera estaba alerta, se daba cuenta rápidamente de la señal de tormenta en la carita del niño; nunca dejaba de enviar a Guido al instante, y con una actitud tranquila e inconsciente, a hacer algún recado para papá o mamá; es más, mejoraba sus instrucciones; cuando papá y mamá estaban fuera de su camino, ella misma inventaba algún recado agradable para cocinar el budín de la cena; para conseguir agua fresca para Dickie, o para ver si Rover había desayunado. La nodriza era realmente lista para inventar expedientes, para dar al instante con algo que hacer lo bastante novedoso y divertido como para satisfacer la fantasía del niño. La experiencia le decía que un error en este sentido sería fatal; propóngale algo rancio, y Guido no sólo se negaría a renunciar a la gratificación inmediata de un arrebato pasional -pues es una gratificación que hay que tener en cuenta-, sino que empezaría a mirar con recelo el «algo más» que tan a menudo se interponía en el camino de esa gratificación.
La seguridad tiene sus propios riesgos. Llegó una mañana en la que la enfermera no estaba alerta. Al bebé le estaban saliendo los dientes y estaba irritable, la enfermera estaba agotada y la habitación no era un lugar alegre. Guido, muy sensible a la atmósfera moral que le rodeaba, se puso, en palabras de la enfermera, de mal humor. Se aliviaba tamborileando sobre la mesa con un par de alfileres, justo cuando la enfermera estaba acostando al bebé tras una noche de vigilia.
«¡Deja de hacer ruido ahora mismo, niño travieso! ¿No ves que tu pobre hermanita se va a dormir?», susurró en voz alta. El ruido se redobló, acompañado de patadas en los peldaños de la silla y en las patas de la mesa. El sueño desapareció y el bebé prorrumpió en un gemido lastimero. Era demasiado; la enfermera dejó al niño, cogió al joven culpable, con silla y todo, lo llevó al rincón más alejado y, pidiéndole que no se moviera hasta que ella se lo permitiera, lo dejó en el suelo sacudiéndolo con fuerza. Había días en que Guido soportaba alegremente este tipo de trato, pero aquel no era uno de ellos. Antes de que Harriet hubiera advertido las señales de peligro, la tormenta había estallado. Durante media hora la habitación de los niños fue un escenario de frenético alboroto, de asistencia a los bebés e incluso de la pequeña Fiona. Media hora no es nada del otro mundo; en una charla agradable, con un libro entretenido, los treinta minutos vuelan como cinco; pero media hora de lucha con un niño furioso dura un día y una noche. El señor y la señora Belmont estaban fuera, de modo que Harriet lo tenía todo para ella sola, y era contrario a las órdenes que intentara encerrar al niño; la soledad y las puertas cerradas implicaban riesgos que los padres, con razón, no permitirían que corriera nadie más que ellos mismos. Al final, la tempestad se calmó, aparentemente por su propia fuerza.
Un niño no puede soportar el distanciamiento, la desaprobación; tiene que vivir a la luz de un rostro que le sonría. Superada su arrebato, Guido se propuso laboriosamente ser bueno, vigilando con el rabillo del ojo para ver cómo se lo tomaba la enfermera. Ella estaba demasiado enfadada para responder de ninguna manera, ni siquiera con una sonrisa. Pero su corazón estaba conmovido; y aunque, cuando entró la señora Belmont, dijo: «El señorito Guido ha vuelto a tener uno de sus peores humores, señora: ha gritado durante más de media hora», no contó su historia con la entereza necesaria para mostrar la mala media hora que habían pasado. Su madre miró a Guido con desaprobación, pero no pudo resistirse a su encanto y su desaprobación no duró mucho.
Después de cenar le dijo a su marido: «Lamentarás saber que Guido ha vuelto a tener uno de sus peores ataques. La enfermera dijo que gritó sin parar durante más de media hora».
«¿Qué hiciste?»
«Estaba fuera en ese momento haciendo algunas compras. Pero cuando volví, después de hacerle saber lo apenada que estaba, hice como usted dice, cambié sus pensamientos e hice todo lo posible por darle un día feliz».
«¿Cómo le hiciste saber que estabas apenada?»
«Le miré de una manera que él entendió perfectamente, y deberías haber visto la mirada deliciosamente persuasiva y medio avergonzada que me lanzó. Qué ojos tiene!»
«¡Sí, el pequeño mono! y sin duda midió su efecto en su madre; debes permitirme decir que mi teoría ciertamente no es darle un día feliz después de un estallido de este tipo».
«Vaya, pensé que todo tu plan era cambiar sus pensamientos, mantenerlo tan bien ocupado con cosas agradables que no se detuviera en lo que lo agitaba».
«Sí, pero ¿no me dijiste que el arrebato había terminado cuando lo encontraste?»
Sí, completamente. Era tan bueno como el oro.
‘Bueno, lo que habíamos acordado hacer era evitar una amenaza de arrebato desviándolo con un cambio agradable de pensamiento, y hacer eso para que con el tiempo, se rompa el hábito de reaccionar con este tipo de arrebatos. ¿No ves que eso es muy distinto de mimarle con un día agradable cuando ya se ha mimado a sí mismo al permitirse la indulgencia de desahogar plenamente su pasión?».
«¡Mimarse a sí mismo! Vaya, seguro que no crees que esas terribles escenas le dan al pobre niño ningún placer. Siempre pensé que era mucho más digno de lástima que nosotros».
“Claro que sí. Placer no es tal vez la palabra; pero que la exhibición de temperamento es una forma de autocomplacencia, no hay ninguna duda. Tú, querida, eres demasiado amable para saber el alivio que supone para nosotros, gente irritable, tener una buena tormenta y despejar el aire.
“¡Tonterías, Edward! Pero, ¿Qué debería haber hecho? ¿Cuál es el mejor curso después de que el niño ha cedido?”
“Creo que debemos, como usted sugirió una vez, considerar cómo nos gobiernan a nosotros mismos. El alejamiento, el aislamiento son las consecuencias inmediatas del pecado, incluso de lo que puede parecer un pequeño pecado de dureza o de egoísmo”.
“Oh, pero ¿No crees que ese es nuestro engaño, que Dios nos ama todo el tiempo, y que somos nosotros los que nos distanciamos?”
“Sin duda; y estamos conscientes del amor todo el tiempo, pero, también, estamos conscientes de una nube entre él y nosotros; sabemos que estamos en desventaja.”
Sabemos, también, que sólo hay una manera de volver, a través del fuego. Es común hablar del arrepentimiento como algo ligero, más bien agradable que de otra manera; pero es escudriñador y amargo: tanto es así que el alma cristiana teme pecar, incluso el pecado de frialdad, por un temor casi cobarde de la angustia del arrepentimiento, purificando el fuego que sea.”
La Sra. Belmont no pudo despejar su garganta para responder por un minuto. Nunca antes había tenido una visión tan profunda del alma de su esposo. Aquí había cosas más profundas en la vida espiritual que cualquier cosa que ella conociera.
-Pues bien, querido, acerca de Guido, ¿Debe sentir este distanciamiento, pasar por este fuego?
Creo que sí, en su pequeña medida; pero nunca debe dudar de nuestro amor. Debe ver y sentir que siempre está ahí, aunque bajo una nube de dolor que sólo él puede romper”.
El lapsus de Guido fue sólo el principio de más lapsus. No habían pasado ni dos días cuando tuvo otra rabieta. Entonces, una vez pasado su arrebato, estaba listo para salir de nuevo a la luz del sol. Pero su madre no. Incluso sus sonrisas y charlas más encantadoras eran recibidas con miradas tristes y silencio.
Contó pequeñas cosas que habían ocurrido en la sala de juegos, esperando la sonrisa y las palabras alegres de siempre como respuesta, pero sus esperanzas fueron en vano. Se acercó a su madre y le acarició la mejilla, pero tampoco funcionó. Intentó acariciarle la mano y luego el vestido. Pero no obtuvo respuesta, ni una sonrisa, ni una palabra. Nada más que unos ojos apenados cuando se atrevió a mirar a su madre.¡Pobre hombrecito! El hierro comenzaba a entrar; él se alejó un paso o dos de su madre, y levantó a sus ojos llenos de lamentable duda y súplica. Vio el amor, que no podía alcanzarlo, y el dolor, que apenas comenzaba a comprender. Pero su madre no pudo soportarlo más: se levantó apresuradamente y salió de la habitación. Entonces el niño, manteniéndose cerca de la pared, como si eso fuera algo que se interpusiera entre él y esa nueva sensación de desolación, se alejó hasta el rincón más alejado de la habitación, y se hundió en el suelo con una triste y nueva quietud, sollozando de soledad; la enfermera había recibido su lección, y aunque ella también lloraba por su hijo, nadie se acercó a él sino Fiona. Un pequeño brazo fue pasado alrededor de su cuello; una mejilla caliente apretada contra sus rizos:
“¡No llores, Guido!” dos o tres veces, y cuando los sollozos se hicieron más espesos, no había nada que hacer sino que Fiona debía llorar también; ¡pobres marginados!
Llegó la hora de acostarse, y el rostro de su madre todavía tenía esa triste mirada lejana, y Guido podía ver que había estado llorando. Cómo anhelaba levantarse y abrazarla y besarla como lo hubiera hecho ayer. Pero de alguna manera él no se atrevió; y ella nunca sonrió ni habló, y sin embargo nunca antes había sabido Guido cuánto lo amaba su madre.
Se sentó en su silla acostumbrada junto a la cama blanca, e hizo señas al niño en camisón para que viniera a decir sus oraciones. Se arrodilló en la rodilla de su madre como de costumbre, y luego ella puso sus manos sobre la suya.
“Nuestro Padre – ¡oh, madre, ma-a-dree, madre!” Y un torrente de lágrimas ahogó al resto, y Guido estaba de nuevo en los brazos de su madre, y ella estaba lloviendo besos sobre él, y llorando con él.
A la mañana siguiente su padre lo recibió con los brazos abiertos.
“¡Así que mi pobre niño tuvo un mal día ayer!”
El tipo colgó la cabeza y no dijo nada.
“¿Quieres que te diga cómo puedes ayudar a tener otro día tan malo?”
“Oh, sí, por favor, padre; pensé que no podía ayudar.”
«¿Sabes cuándo viene el hombre de la ira?
Guido dudó. “A veces, creo. Me pongo caliente”.
“Bueno, en el momento en que lo encuentres venir, aunque hayas empezado a llorar, di: ‘Perdóneme, enfermera’ y corre abajo, y luego da cuatro vueltas por el prado tan rápido como puedas, ¡sin parar a respirar!”
“¡Qué buena manera! ¿Debo probarlo ahora?”
“Por qué, el ‘hombre de la ira’ no está allí ahora. Pero os diré un secreto: siempre se va si empezáis a hacer otra cosa con tanta fuerza como podáis; y si os acordáis de huir de él por el jardín, veréis que no os perseguirá; en el peor de los casos, no os perseguirá más de una vez.
“¡Oh, padre, lo intentaré! ¡Que divertido! ¡ ¡Mira cómo le gano! Le voy a dar una carrera a ese ‘Hombre de la Ira’. Se quedará sin aliento antes de que lleguemos a la cuarta vez».
La vívida imaginación del muchacho personificaba al enemigo, y el padre saltaba de humor. Guido estaba ansioso por la pelea; los padres habían encontrado un aliado en su hijo; la victoria final estaba seguramente a una distancia apreciable.
“Esto es glorioso, Eduardo; ¡Y es tan interesante como pintar un cuadro o escribir un libro! ¡Qué capital es la carrera con “El hombre de la ira”! Es como “Sintram”. Estará tan ocupado buscando al hombre de la ira que olvidará estar enfadado. El único peligro que veo es el de muchas falsas alarmas. Él intentará la carrera, de buena fe, cuando no haya enemigos persiguiéndolo.”
“Eso es muy probable; pero no hará daño. Está adquiriendo el hábito de huir del mal, y que por eso esté más dispuesto a huir cuando le aceche; esto, de huir de la tentación, es el principio correcto, y puede serle útil de mil maneras.”
“De hecho, puede ser una salvaguardia para él a lo largo de la vida. ¿Cómo se te ocurrió la idea?”
“¿Recuerdas cómo Rover se curó de ladrar tras los carruajes? Había dos etapas para la curación: se abandonó el hábito de ladrar y se le instaló un nuevo hábito; trabajé en la reconocida ley de asociación de ideas, y conseguí que Rover asociara el ruido de las ruedas con un periódico en la boca. Traté en ese momento de explicar cómo era posible actuar así en la ‘mente’ de un perro.”
“Recuerdo bastante bien; usted dijo que la materia –el tejido nervioso, usted lo llamó– de la que está hecho el cerebro tiene la misma forma –al menos así lo entendí– por los pensamientos que hay en él, como la cubierta de una tarta se forma por las ciruelas de abajo. Y luego, cuando hay un lugar listo para ellos en el cerebro, el mismo tipo de pensamientos siempre vienen a llenarlo”.
No pretendía decir precisamente eso -dijo el señor Belmont, riendo-, especialmente la parte de la ciruela. Sin embargo, servirá. Sigue con tu metáfora. Se decide que las ciruelas no son una alimentación saludable. Metes el pulgar, y sacas una ciruela; y para que el lugar esté lleno, y bien lleno, te metes en un –las cifras me fallan– ¡un melocotón!
“¡Ya veo! ¡Ya veo! Los ataques de gritos de Guido son la ciruela poco saludable que estamos recogiendo, y la huida del hombre de la ira el melocotón que se obtiene en su lugar. (¡No veo por qué debería ser un melocotón sin embargo, hombre poco práctico!) Su cerebro crecerá como un melocotón, y he aquí, el lugar está lleno. No más espacio para la ciruela.”
Ya la tenéis; habéis redactado, a la ligera, una ley muy interesante, y me culpo mucho por no haber pensado hasta ahora en aplicarla al caso de Guidp. Pero ahora creo que estamos abriendo paso; hemos tomado disposiciones para abandonar el viejo hábito y sustituirlo por uno nuevo”.
‘Entonces, ¿crees que Guido será más bien una especie de héroe menor cuando se haga huir de su temperamento?’
“De ninguna manera pequeña; el niño será un héroe. Pero no podemos ser héroes todo el tiempo. En las ráfagas repentinas de tentación, Dios le conceda la gracia de hacerse el héroe, aunque sólo sea por medio de una huida apresurada; pero en lo que se llama pecados acosadores, no hay nada seguro sino el hábito contrario acosador. Y aquí es donde los padres tienen un inmenso poder sobre el futuro de sus hijos”.
“No me toméis por supersticioso y estúpido; pero de alguna manera esta formación científica, por buena que sea, me parece menospreciar la ayuda que recibimos de arriba en tiempos de dificultad y de tentación.”
“Déjame decir que eres tú quien subestima la virtud, y limitas el alcance de la acción divina. ¿De quién son las leyes que los trabajos de la ciencia revelan? ¿De quién son las obras, cuerpo o cerebro, o lo que quieras, sobre las cuales actúan estas leyes?”
“¡Qué tonta de mi parte! Pero uno entra en una manera de pensar que Dios sólo se preocupa por lo que llamamos cosas espirituales. Déjeme hacerle una pregunta más. Veo que todo este entrenamiento vigilante es necesario, y no quiero ser ocioso o cobarde al respecto. ¿Pero no crees que Guido crecería de forma natural a medida que envejece?”
“Bueno, no se tiraría al suelo, como joven o como hombre, y rugiría; pero sin duda crecería sensible, ardiente, abierto en cualquier momento a una repentina tempestad de furia. El hombre que tiene demasiado respeto por sí mismo para una exposición abierta puede, como usted sabe muy bien, pobre esposa, disfrutar de una continua irritabilidad, dejarse molestar por asuntos insignificantes. No, no hay nada más que considerar un hábito enojado como uno que debe ser desplazado por un hábito contrario. ¿Quién sabe qué días de alegría aún tendremos, y si al curar a Guido no puedo curarme a mí mismo? La cosa se puede hacer; sólo uno es tan perezoso acerca de sus propios hábitos. ¿Supongamos que me tomas de la mano?”
“¡Oh, no podría! y sin embargo es tu única culpa.”
“¡Sólo culpa! bueno, ya veremos. Mientras tanto, hay otra cosa que me gustaría que pudiéramos hacer por Guido – detenerlo en medio de un brote. ¿Te acuerdas de la mañana que lo encontramos admirándose en el vaso?”
“Sí, con la fotografía en la mano.”
“Eso fue todo; quizás la raza de los cruzados responda incluso en medio de una tormenta. Si no, debemos intentar otra cosa”.
“No funcionará”.
“¿Por qué no?”
“El tipo no tendrá más rabia; ¿cómo puede entonces ser detenido en medio de la tormenta?”
“¡La más optimista de las mujeres! Pero no te engañes. Nuestro trabajo no ha hecho más que empezar bien, pero esperemos que esté a mitad de camino”.
Su padre tenía razón. Oportunidades para comprobarlo a mitad de carrera se produjeron; y Guy respondió a las riendas. El hombre de la ira hizo maravillas. Se mantuvo un registro de los brotes; ahora intervino un mes; dos meses; un año; dos años; y por fin sus padres olvidaron sus primeros problemas con su dulce y franco muchacho.
II. La inconstante Kitty
‘Pero, ahora para llegar a la verdadera razón de mi carta… ¿estás abrumada para conseguir cuatro páginas, querida tía? Necesitamos su ayuda con respecto a Katie. Su padre y yo estamos en un callejón sin salida, y estaríamos muy agradecidos de contar con su sabiduría y buen corazón. Me temo que hemos estado creando problemas para nosotros y nuestra pequeña. No puedo negar que las tendencias naturales son encantadoras en todas las cosas jóvenes; es tan lindo ver a un niño pequeño hacer lo que le sale naturalmente, que es fácil olvidar que, si se deja a la Naturaleza sola, produce desperdicios, aunque sean desperdicios encantadores. Tengo tanto miedo de que la vida de nuestra pequeña Katie sea una vida desperdiciada.
Pero no voy a seguir especulando. Déjame contarte lo que pasó ayer. Ayer fue típico, sus días son todos iguales. Entonces verá cuál es el problema y espero que pueda ayudar.
Imagina a tres niños en la mesa, ocupados con sus deberes. Antes de terminar una sola línea, Katie levanta la vista.
”Oh, mamá, ¿puedo escribir s-h-e-l-l para la siguiente palabra? Shell es una palabra mucho más bonita que k-n-o-w, y estoy tan cansada de esa palabra”.
¿Cuánto has hecho hasta ahora?
”He escrito saber tres veces enteras, mamá, ¡y realmente no puedo hacerlo más! Pero creo que podría hacer s-h-e-l-l. Concha es una palabra tan bonita’.
Pronto llega la hora de practicar la lectura, pero Katie no puede concentrarse. Ni siquiera puede deletrear las palabras. Sí, lo sé, se supone que no debemos deletrear durante una clase de lectura. El problema es que, durante toda la lección, Katie se distrae con un gorrión sucio en la copa de un álamo, así que lee: ‘¡w-i-t-h, pájaro! Cuando hacemos sumas, una línea corta de problemas es una tarea desesperada e imposiblemente abrumadora para la pobre Katie. El último que hizo fue «Cinco más tres son diecinueve», a pesar de que ya ha aprendido a sumar. Llega a la mitad de una escala en su práctica de piano, y luego su atención se centra en todos y en todo menos en su lección de piano. Después de dar sólo tres puntadas al dobladillo de su vestido, sus dedos ociosos enrollan el dobladillo o doblan el vestido en una docena de formas diferentes. O puede que yo esté en medio de una emocionante charla sobre historia: «Así que el Príncipe Negro…», cuando ella interrumpe: «Mamá, ¿vamos a ir a la playa este año? Mi cubo está listo, excepto el mango, pero no encuentro la pala por ninguna parte».
Y así es todo el tiempo: Katie se las arregla a duras penas para ir a clase, pero es agotador para nosotros y para ella, y dudo que aprenda mucho, salvo algunos destellos brillantes. Pero es increíble lo rápida que es. Después de perder el tiempo y holgazanear durante toda una lección, en el último momento nos supera con un salto, para que no la tachen de lenta o ignorante.
Los hábitos holgazanes de Katie, su inquieto deseo de cambiar lo que sea que esté haciendo, sus constantes pensamientos errantes causan mucha fricción, y arruinan nuestros días de escuela, lo cual es una lástima, ya que quiero que los niños disfruten de sus lecciones. ¿Sabes lo que me dijo ayer de lo más inocente y encantadora? “Hay cosas mucho más interesantes que las clases. ¿No te parece, mamá? “ Sabes, mi querida tía, puedo verte poniendo el dedo en esas palabras, de forma inocente y encantadora, y pensando, aunque no lo digas, en que el pecado se alimenta permitiendo cosas. Eso es, ¿verdad? Es verdad, es culpa nuestra. Katie era una monada, hasta que decidimos que era hora de que empezara a trabajar de verdad. Entonces nos dimos cuenta de que deberíamos haber empezado a entrenarla cuando era un bebé. Pero..,
«Incluso cuando es tu culpa
Que tu juguete se rompa, querida
Sigues llorando igual.
No creo que sea ningún consuelo
culparte sólo a ti mismo.
‘Por favor, sé una tía querida y amable, y no nos regañes, sino ayúdanos a hacerlo mejor. Probablemente se preguntarán, ¿se queda Katie con algo? ¿Se queda con alguna de las ‘muchas cosas más interesantes que las lecciones’? Bueno, por desgracia, nuestra niña es tan inestable como el agua en esas cosas, también. Lo peor de todo es que se muere de ganas de hacer algo y, justo cuando crees que se ha acomodado para pasar media hora jugando, se va a otra cosa como una mariposa. Puede citar el poema «How doth the little busy bee», pero cuando le digo que ella no se parece en nada a una abeja ocupada, sino más bien a una mariposa tonta y sin rumbo que corretea de un lado a otro, me temo que le gusta, y se siente más atraída por las mariposas como si fueran sus almas gemelas, y se divierte libremente y pasa buenos ratos que a ella le gustaría tener todo el tiempo. Por favor, ven a visitarme; tienes que ver a Katie para entender lo errática que es.
«Mamá, ¿puedo lavar mi muñeca esta tarde? Estoy tan descontenta con la pobre Peggy, creo que le debe gustar estar sucia”.
Así que me tomo muchas molestias para encontrar y llenar una bañerita, conseguir el jabón y cubrir a Katie con un gran delantal. Se sienta para empezar la tarea, muy satisfecha de sí misma, para lavar a su sucia Peggy, pero antes de que la muñeca esté desnuda, una nueva idea se le ocurre a Katie y se pone a limpiar su casa de muñecas, haciendo oídos sordos a todas las insinuaciones sobre el «agua caliente y jabonosa» y la «pobre y sucia Peggy».
Me temo que es tan inconstante con sus afectos como con sus juegos. Es un alma cariñosa, siempre adorando a alguien. Primero a su padre, luego a la perra Juno, luego a mí, luego a su hermano Hugh. Sus cálidos besitos, sus suaves brazos abrazadores, su cabeza acurrucada, son maravillosos, tanto para nosotros como para el perro. Pero, por desgracia, la adorable atención de Katie es como un juguete con el que hay que turnarse. Al día siguiente, siempre le toca a otro porque sólo tiene espacio para querer a uno a la vez. Si pudiéramos conseguir que vinieras a visitarnos, serías el favorito de Katie todo el día, y nosotros, incluso su muñeca Peggy, nos quedaríamos al margen. Pero no te hagas ilusiones, no duraría. No creo que ninguno de los apegos de Katie haya durado más de dos días.
Si es cierto que el trabajo más importante de un padre es formar el carácter de sus hijos, entonces le hemos fallado a Katie. Tiene seis años y la misma capacidad de aplicarse, de prestar atención, de obligarse a hacer las cosas que debe, o incluso de querer hacer lo correcto, ¡que cuando tenía seis meses! Nos está angustiando mucho. Mi marido cree firmemente que los padres deberían esforzarse tanto en desarrollar el carácter de sus hijos como los orfebres hindúes en crear un jarrón. Cree que el carácter es lo único que Dios nos llama a desarrollar. ¿Y qué hemos hecho por Katie? Hemos conseguido un «animal bastante bueno», y estamos contentos y agradecidos por ello, pero eso es todo lo que hemos hecho. La niña es tan impulsiva y sin rumbo como un potro salvaje. Por favor, ayúdanos, querida tía. Considere este asunto de nuestra niña. Si puede localizar el origen del problema, envíenos algunas sugerencias para orientarnos, y le estaremos eternamente agradecidos’.
* * * * * * * * * * * *
La tía abuela de Katie responde:
‘Y ahora, ¿qué pasa con mi pobre sobrinita nieta? Tienes una lista de acusaciones contra ella, pero sería interesante y divertido y como el mundo libre y natural del país de las hadas si no fuera por todas las tendencias de las que hablamos estos días, pero de las que no nos protegemos. Educamos a nuestros hijos de una manera despreocupada y alegre, pero todo el tiempo utilizamos grandes palabras para hablar con seriedad sobre la importancia trascendental de todas y cada una de las influencias a las que están expuestos. Es muy cierto: las maneras encantadoras y desafiantes de Katie harán que crezca como el cincuenta por ciento de las jóvenes que ves a tu alrededor. Charlan despreocupadamente sobre todos los temas, pero si les preguntas, en realidad no saben nada sobre ninguno de ellos. Están dispuestas a todo, pero no terminan nada. Esta semana, tal o cual es su amigo favorito. La semana siguiente, es otro. Incluso sus intereses y aficiones favoritas van y vienen porque siempre hay algo novedoso y útil que aprender, como por ejemplo cómo poner azulejos o tocar el banjo. Sin embargo, hay que admitir que esta misma inconstancia tiene su encanto mientras dure la juventud y la chica pueda desarmarte con sonrisas brillantes y ademanes bonitos y elegantes. Pero la juventud no dura, y la pobre chica que empezó la vida revoloteando como una mariposa, acaba como un gusano, encadenada al suelo por tareas que nunca aprendió a hacer. Y eso suponiendo que sea una chica con algo de conciencia. Si no, baila por la vida a su antojo, y los hijos que tiene, el marido o la familia, tienen que correr el riesgo. Un joven que conozco comentó hace poco: «¡Qué abuela más mareada tienen los Peterfield!». No hay ningún misterio sobre las «abuelas mareadas» o su futuro.
Seguramente estarás pensando: «¡Una tía abuela de voz larga es tan mala como una abuela vieja y atolondrada! Sé que he presumido mucho, pero es Katie quien ha estado en mi mente todo este tiempo, y tienes razón, realmente necesitas tenerla bajo control.
‘En primer lugar, con respecto a sus lecciones: tienes que ayudarla a desarrollar la capacidad de prestar atención. Debería haberlo hecho hace mucho tiempo, pero más vale tarde que nunca. Ahora que lo pienso, me reprocho no haberme dado cuenta antes del problema de Katie. Seguramente estarás diciendo: ‘Pero si no tiene capacidad de atención, ¿cómo vamos a dársela? Es su personalidad, un defecto natural’. No me lo creo en absoluto. La atención no es una facultad separada y aislada de la mente, aunque si fuera una facultad, valdría más que todas las demás supuestas facultades juntas. En cualquier caso, una cosa es cierta: ningún talento o genio sirve de mucho sin la capacidad de centrar la atención.
Es esta capacidad la que hace que hombres y mujeres tengan éxito en la vida. (Estoy hablando como un libro, pero, como saben, nada de lo que digo son ideas originales mías. Son cosas que ha dicho el profesor Weissall).
La atención no es más que la capacidad de concentrar la mente en lo que estás haciendo en ese momento. En lo que respecta a la mente, los asuntos más importantes son mejores, y las grandes mentes hacen grandes cosas. Pero, ¿has conocido alguna vez a una persona con una gran mente, cuyos amigos le consideraban un auténtico genio, y que sin embargo nunca llegó a realizar nada? Podría decirse que se debe a que le falta la capacidad de «encender» toda su mente brillante. Es incapaz de dedicar toda su mente al tema que tiene entre manos. «¿Incluso Katie?» Sí, Katie necesita adquirir esta capacidad de “encenderse”. Necesita aprender a dedicar toda su mente a sumar y leer, e incluso a coser dobladillos. Ve despacio, poco a poco, un poco hoy, un poco mañana. En primer lugar, hay que hacer que sus lecciones sean interesantes. No dejes que se entretenga leyendo una página, deletreando una de cada tres palabras y esperando a que le digas cuál es. Hazlo menos para que cada día domine algunas palabras nuevas y siga aprendiendo las antiguas.
No dejes que ninguna lección dure más de diez minutos, e insiste, con una determinación enérgica y brillante, en que tengas toda su atención concentrada e indivisa, ojos, oídos y mente, durante los diez minutos. No permitas ni un momento de holgazanería durante las lecciones.
No le des todavía filas y filas de problemas de suma. Utiliza fichas de dominó o manipulativos diseñados para ese fin, la cuestión es sumar o restar los puntos o cubos en un abrir y cerrar de ojos. Verás que los tres niños pueden trabajar juntos en esto, igual que con la lectura, y les resultará tan divertido y emocionante como un juego. Katie estará entusiasmada y hará su trabajo con alegría, que es lo que quieres. Procura no destacarla y responsabilizarla de demasiadas cosas. Es una tarea pesada y agotadora incluso para el más valiente de nosotros, y se sentirá abrumada, como una persona a la que se le dobla la espalda, si no le enseñas a llevar su carga con ligereza, del mismo modo que una mujer oriental lleva su cántaro.
‘Además, varía las lecciones. Trabaja la mente, luego las manos, luego las piernas, luego haz una canción. En cada lección, Katie y tus otros dos hijos deben llevarse una sensación satisfactoria de, ‘Algo intentado y completado.’
No permitas que se entretengan con el mismo trabajo de siempre. Sí, todo ese trabajo debe mantenerse, pero de tal manera que se parezca más a un juego emocionante que a una tediosa lección diaria. Debe haber una clara diferencia que los niños puedan reconocer.
Hasta que no lo pruebas, no tienes ni idea de cómo una actitud de ‘ahora o nunca’ ante una lección puede despertar la atención incluso del niño más impulsivo. La naturaleza humana es tal que, si tienes todo el día para arrastrar una tarea, probablemente te llevará todo el día. Pero cuando hay que hacer algo ahora, se hace. Pero hay otro efecto secundario, además de una atención mejor y más despierta. Una vez oí a un sabio decir que, si tuviera que elegir, preferiría que su hijo aprendiera el significado de «debería» antes que heredar una fortuna. Aquí es donde podrás ejercer cierta presión moral sobre Katie. Cada lección debe tener su propio tiempo, y no se debe disponer de otro tiempo para ella. Hay que inculcarle que el tiempo es oro y que una lección malgastada significa la pérdida de diez minutos que nunca podrás recuperar.
‘Haga saber a sus hijos su propia decepción natural por perder esos momentos oportunos, y asegúrese de que sientan la pérdida al quitarles una de las cosas que estaban deseando hacer ese día. Es trágico dejar que un niño holgazanee durante un día sin sufrir ningún castigo por ello. Fíjate que hablo de todos los niños, no sólo de Katie, porque siempre es más fácil comportarse cuando los que te rodean también se comportan. Además, lo que sea bueno para ella será igual de bueno para los tres.
‘Pero tenías otras quejas. Dijiste que la pobre Katie no se atiene a ninguno de sus juegos y que no es constante en ninguno de sus afectos. Si adquiere el hábito de asistir a sus lecciones, eso podría ayudarla a seguir con sus juegos. También puedes animarla diciéndole cosas como: «¿Qué? ¿Ya se ha acabado la merienda de tu muñeca? Así no toman el té las mujeres adultas de verdad. Se sientan y charlan mucho rato. ¿Por qué no intentas que tu merienda dure veinte minutos? La incapacidad de Katie para concentrarse en su tarea podría mejorarse con un poco de ridículo suave, aunque el ridículo es un arma que debe utilizarse con precaución. A algunos niños les molesta que se rían de ellos, y a otros les gusta demasiado como para que tenga el efecto deseado. Pero si se utiliza con tacto, creo que puede ser bueno tanto para los niños como para los adultos ver el lado cómico de su comportamiento.
Creo que cometemos un error al no ensalzar ciertas virtudes para que nuestros hijos las admiren. Elogia a Katie por todo lo que hace, aunque sólo sea construir una casa de naipes. Ser constante en el trabajo es el primer paso para ser constante en el afecto. Este es otro caso en el que los elogios por ser constante podrían ayudar, además de un poco de bromas familiares con buen humor, pero no sobre sus amores, ya que son perfectamente legítimos, tanto si su amor se derrama sobre un gatito como sobre un amiguito. Me refiero a bromas sobre sus amores descartados. Deja que Katie y tus otros hijos crezcan orgullosos de lo constantes que son con cada uno de sus amigos.
‘Sólo pretendía ofrecer unas sugerencias con tacto, y mira lo que he hecho… ¡Te he enviado un sermón! Eso es lo que pasa cuando una mujer se sube a su caballo de los pasatiempos: ¡nadie sabe cuándo volverá a bajarse!».
III. Bajo una nube
Entonces, ¿quieres oír hablar de mi pequeña? Empezaré por el principio. Cuando repaso los comentarios dispersos sobre Amy en mi diario, me doy cuenta de que siempre que la menciono, me refiero a ella como «pobre Amy». ¿Por qué? Está sana y es feliz; al menos, no tiene motivos para ser infeliz. Sin embargo, una y otra vez encuentro entradas como esta:
Amy no estaba contenta con su avena. Nunca se ha quejado, pero lleva todo el día de mal humor».
Henry ha volcado la cesta de las manualidades de Amy, seguro que, sin querer, pero ella no se recupera. No quiere hablar con nadie y parece como si estuviera bajo una nube sombría’.
No creo que necesite continuar. El problema es que siente que se le acumulan las heridas. No creo que haya ninguna razón para que se sienta así, porque en realidad es muy dulce cuando no tiene «el perro negro a la espalda», como dicen los otros niños. Me parece claro, y a algunos otros también, que hemos dejado que esto siga demasiado tiempo sin abordarlo. Tenemos que hacer algo al respecto. Ruego a Dios al respecto, nuestra pequeña Amy no debe crecer en medio de este hábito hosco, por el bien de todos nosotros, pero, aún más, por su propio bien, pobre niña. En este asunto, siento que yo podría ser más capaz de ayudar que Edward… él simplemente no puede comprender un estado de ánimo menos alegre y abierto que el suyo. He pensado y pensado, y finalmente he tenido una idea. Podía tomar un principio a la vez, trabajarlo a fondo, luego tomar el siguiente, y así sucesivamente, hasta que se agotaran todas las fuentes de hosquedad y desapareciera todo su combustible de fuentes externas. Empezaba a sospechar que la ley de la costumbre podría funcionar en este caso, como en otros, y que, si conseguía que nuestra querida niña pasara unas seis semanas sin decaer de ánimo, podría perder para siempre este defecto tan perturbador.
Al principio tenía la intención de asumir la mayor parte del esfuerzo y los inconvenientes de este experimento. Pero creo que los hombres suelen tener la cabeza más despejada que nosotras las mujeres; es decir, pueden ver los dos lados de un asunto sin dejarse llevar por el primero que escuchan. Así que dije,
‘Edward, nuestra pequeña Amy no está superando su mal humor. De hecho, parece que duran más y cada vez es más difícil sacarla de ellos».
Pobrecita. Es tan miserable para ella, y para todos nosotros también. Pero, ¿no será sólo un defecto infantil que se le pasará pronto?
Pero tú mismo has dicho, una y otra vez, que un defecto infantil, si se deja solo, sólo se fortalecerá y empeorará’.
Sí, es verdad. Supongo que yo también tardo en aceptar la culpa. Pero tienes razón. Mirándolo desde la perspectiva de la costumbre, estamos obligados a afrontarlo. ¿Tienes alguna idea?
Sí, he estado intentando idear un plan basado en las ideas del profesor Weissall. Tenemos que estar atentos a cualquier señal de la nube oscura y hosca, y cambiar sus pensamientos antes de que tenga tiempo de darse cuenta de que se acerca el mal humor’.
‘Sí, si podemos evitar que esa nube se asiente durante una semana, entonces el hábito en sí estaría parcialmente roto’.
No tuvimos que esperar mucho para probar nuestro plan. Al día siguiente, durante el desayuno, los cereales de Henry debían de parecerle más apetitosos que los suyos, o tal vez no deberían haberle servido a él primero, o tal vez ella tenía algún tipo de dolor interior del que apenas era consciente. Por la razón que fuera, de repente se le cayeron los ojos, se le cayeron las cejas, puso morritos, toda su cara se puso un poco más pálida que antes, se volvió apática y flácida… y nuestra dulce hija se transformó en algo completamente antipático. En ese momento, sus sentimientos seguían siendo puramente emocionales. La lesión, fuera cual fuera, aún no había tomado forma en su mente. No podría haberte dicho lo que le molestaba porque ni ella misma lo sabía. Pero muy pronto, su cerebro pensante vendría en ayuda de sus rápidos sentimientos, y entonces tendría una razón definitiva para estar enfurruñada. Su padre vio las señales de alarma y supo lo que se avecinaba. Actuó rápidamente, con su característica prontitud que nos ha salvado en tantas ocasiones, y soltó,
Amy, ven aquí y extiende las manos». Amy trotó hacia él con las manos extendidas para que les sirviera la ración de migas de la mañana a los pájaros. Pronto volvió, radiante por la diversión de dar a los pájaros un buen desayuno, y no tuvimos más enfurruñamientos ese día. Esto duró un par de semanas bastante bien, aunque no fue un éxito perfecto. Siempre que su padre o yo estábamos allí, podíamos captar la emoción antes de que ella misma se diera cuenta, y podíamos dirigir sus pensamientos en una dirección más agradable. Pero su pobre niñera ha tenido algunas horas difíciles con Amy. A veces se quedaba sentada sola, pálida y silenciosa, durante horas haciendo cosas sólo porque tenía que hacerlas. Y, una vez que la nube sombría había descendido sobre ella, tan espesa y persistente como una niebla londinense, no había nada que su padre o yo pudiéramos hacer para ayudarla. Su rostro no reaccionaba y esa nube no se movía.
Nuestros métodos eran el problema. Por supuesto, ayudaron hasta cierto punto. Nos las arreglamos para conseguir algunos días brillantes que habrían estado nublados cuando tuvimos la suerte de estar allí para evitar el mal humor antes de que se estableciera. Pero era imposible evitar la nube de oscuridad el tiempo suficiente para anular el hábito sombrío. Nos imaginamos el futuro sombrío y la vida de mal humor que nos esperaba. Su dulzura sería poco fiable, ya que podría evaporarse en un repentino ataque. Este tipo de estado de ánimo resulta en aislamiento, y llevaría a un arrepentimiento angustioso. Peor aún, este fuerte sentido de la personalidad lesionada a menudo engendra inestabilidad mental y locura.
No es muy agradable mirar mal a la cara. No sé si ‘un poco de conocimiento es algo peligroso’, pero ciertamente es algo difícil. Si tan sólo pudiéramos haber aceptado ‘Oh, ella probablemente lo superará bastante pronto’, entonces podríamos haber aguantado uno de sus estados de ánimo nublados, incluso una vez al día. Pero estas imágenes del futuro de nuestra niña nos hicieron ansiosos por salvarla, sin importar lo que costara.
Sabes, Helen, creo que tenemos que intentarlo desde un ángulo diferente. En general, creo que es mejor lidiar con las faltas de un niño sin que se dé cuenta de que tiene esas faltas. Llena sus mentes inmaduras con un absurdo sentido de importancia tener algo que les pertenezca, incluso cuando es sólo una falta. Pero en este caso, yo creo que tenemos que atacar el meollo de la cuestión y tratar directamente con la causa al menos tanto como con los efectos. Creo que tiene que ser así porque los efectos no están totalmente bajo nuestro control”.
Pero, ¿y si no hay cura? ¿Y si este feo defecto es hereditario, algo que nuestro hijo heredó de nosotros, que no le habría traído nada más que bien?’
No importa de dónde vino la culpa. Lo importante es, ¿qué vamos a hacer para arreglarlo? Nos llevará a los dos por igual. Nosotros pobres, ¿qué clase de matrimonio medio y medio sería si cada uno de nosotros tuviera que escoger los defectos particulares que habíamos pasado, y tratar de arreglarlos solos? ¡Sé que encontraría esa clase de perspectiva demasiado abrumadora! Por si sirve de algo, creo que las fallas de mente, cuerpo, temperamento, y lo que no, son cosas heredadas, y que es el deber de cada padre en la vida liberar a su familia de cualquier tendencia específica que haya sido su (o ella) aflicción particular, y así mejorar su línea familiar eliminando ese defecto.”
Bueno, haz lo que creas mejor, confío en ti. Imagine vivir en estos tiempos iluminados y estar casada con un hombre que podría usar la ciencia para respaldarlo y decir, ‘Ese niño tiene la culpa de su madre’ por este o aquel fracaso en particular. Por supuesto, el defecto ya se ha pasado, y el daño está hecho, pero por lo general es sólo una suposición aleatoria de qué padre vino.”
Volviendo a Amy, creo que tendremos que mostrarle su propio defecto, para despertar el feo estado de ánimo, no importa cuán involuntariamente, y dejarle ver lo feo que es. Sí, ya sé por qué estás tan reticente a hacer esto. Yo también. Destruirá su inocencia en este asunto y la hará consciente de su culpa.
‘Oh, Edward, odio hurgar en su pequeño corazón herido, y traer cosas peores que la asustarán y la molestarán”.
Lo sé, y siento ponerte en esta posición, pero hay que hacerlo, ¿y no estás de acuerdo en que eres la mejor persona para hacerlo? Mientras mis hijos tengan una madre amorosa, no creo que me atreva a indagar en los secretos de sus corazones.
Lo intentaré, pero si lo arruino, tendrás que ayudarme.
La oportunidad llegó muy pronto. Esta vez fueron las peras las que provocaron el enfado. Henry nunca se habría dado cuenta si tenía la pera más grande o la más pequeña, pero le habíamos dicho a la niñera que tuviera especial cuidado en este asunto. “Cada niño debería tener el más grande o mejor tan a menudo como el otro, pero no debe haber quejas, ni molestias de tomar turnos, sobre cosas tan triviales. Estabas perfectamente justificado al dejar que Henry tuviera la pera más grande, y darle a Amy la más pequeña. Amy ni siquiera había tocado su pera. Se quedó quieta, sin decir nada ni llorar, pero se reunió en sí misma como un caracol que ha sido tocado. La quietud, el rostro pálido y la expresión melancólica me dolía tomarla en mis brazos, pero sabía por experiencia que no se podía llegar a ella de esa manera. Esto duró todo el día. Todos sufrimos. Por la noche, cuando fui a escuchar a los niños decir sus oraciones, decidí hacerlo.
Tanto Amy como yo estábamos congelados de tristeza, y la pobre y cansada niña estaba lista para arrastrarse a mis brazos. Pero no podía dejarla todavía.
¿Así que mi pobre Amy ha tenido un día triste?
-Sí, mamá -dijo ella sollozando.
¿Te das cuenta de que todos hemos tenido un día triste, también?
Papá, yo, tu hermanito Henry, la niñera, cada uno de nosotros ha sentido como si una cortina negra se hubiera colgado sobre el sol y se hubiera apagado la luz.
Amy fue comprensiva, y tembló al pensar en la cortina negra que bloqueaba el cálido sol.
¿Y sabes quién nos puso a todos en la fría oscuridad? Fue nuestra pequeña Amy la que levantó la cortina cuando no quería hablar con ninguno de nosotros, o ser amable con ninguno de nosotros, o amarnos todo el día, para que no pudiéramos tener ningún sol. Hemos estado temblando y tristes en el frío.
‘¡Mamá, mamá!’ ella lloró con sollozos jadeantes, ‘no tú y papá, también!’
Pensé que eso haría que mi niña lo lamentara. Ahora, veamos si podemos averiguar cómo sucedió todo. ¿Es posible que Amy se diera cuenta de que la pera de su hermano era más grande que la suya?
“Oh, mamá, ¿cómo podría?” Su pobre carita estaba escondida en mi pecho, y el estallido de sollozos que siguió fue muy doloroso. Temía que incluso pudiera causar una enfermedad real, ya que ella es tan sensible. Sabía que era lo correcto, pero no sabía si tendría el valor de dejar el resto en manos más cariñosas que las mías.
No importa, no llores más, querida, y le pediremos a Jesús que perdone y se olvide de todo. Sé que mi querida Amy intentará no amarse más a sí misma. Y entonces la cortina negra nunca más se interpondrá entre nosotros, y nunca pasaremos otro día de pie tristemente en el frío. Aquí tienes un beso de buenas noches de mamá, y otro de papá.
El tratamiento parecía funcionar. Cuando vemos el más mínimo regreso de los viejos síntomas, le mostramos a Amy lo que significan. El dolor que sigue es tan doloroso que dudo que pudiéramos continuar con él si no fuera por su propio bien. Pero la buena noticia es que ya casi no vemos una cara malhumorada, y cuando lo hacemos, sólo tenemos que mirarla, y nuestra mirada la derrite en gentileza y remordimiento.
IV. El logro de Dorothy Elmore
PARTE I
No puedo imaginar un momento más feliz para los padres que cuando su hija mayor se gradúa de la escuela interna y regresa a casa para ocupar su lugar junto a su madre. Habían pasado exactamente dos años desde que vimos a Dorothy. Su padre condujo hasta Lausana, Suiza, para traerla a casa, y no sé cómo los otros niños y yo nos las arreglamos sin él durante los pocos días que estuvo ausente. Se habían hecho los toques finales en sus habitaciones, y en lugar de ser las sencillas y pequeñas habitaciones que había dejado, eran un encantador refugio para nuestra joven. El pequeño salón daba a un dormitorio muy cómodo y acogedor. Los ojos de su padre y los míos se encontraron y se llenaron de lágrimas mientras imaginábamos visiones desconocidas de la vida pura que se viviría allí, las oraciones inocentes que se ofrecerían en la pequeña mesa de oración, la alegría que surgiría de este dormitorio y rebosaría por toda la casa, y quizás algún día, los sueños de un amor joven que glorificarían las dos pequeñas habitaciones.
Los niños más pequeños ya habían puesto flores frescas dos o tres veces en cada lugar que pudiera sostener una flor. Se habían puesto sus mejores ropas, tenían rostros dulces y ansiosos, el cabello peinado y ojos brillantes, anticipando con emoción el tan esperado regreso de su hermana Dorothy.
Finalmente, recibimos un telegrama de Dover–‘En casa a las 5:00’–y nuestra inquieta anticipación se convirtió en una expectativa silenciosa.
Oímos las ruedas sobre la grava. Corrimos hacia la puerta y nos formamos en dos filas–niños, sirvientas, Rover y Floss, listos para recibir a la joven dama de la casa. Luego, un rostro encantador empapado de lágrimas de felicidad detrás de abrigos de piel, y un ligero salto antes de que el coche se detuviera por completo–y ella estaba en mis brazos, mi Dorothy, ¡la niña de mi corazón! Luego, un ‘high tea’ especial, y todos, incluso la pequeña May, se sentaron a la mesa. Su padre y yo dejamos que los niños tuvieran su atención, mientras nos comunicábamos intercambiando miradas que las parejas casadas entienden.
‘¡No es una belleza!’ dijeron sus ojos. ‘¡Y qué chica tan elegante y graciosa es!’ respondieron mis propios ojos. ‘Mira qué tacto tiene con los pequeños.’ Y observa cómo es con nosotros, como si su corazón estuviera rebosante de respeto y cariño. Eso es lo que nos decíamos con la mirada. Durante más de una semana, estábamos tan emocionados que no podíamos calmarnos. Eran las vacaciones de Navidad, así que la señora Grimshaw estaba de descanso y no la teníamos para manejar la casa. Dondequiera que Dorothy iba–no, no corría, se movía por la casa con un paso rápido y silencioso, pero nunca corría–redescubriendo todos los queridos rincones antiguos, el resto de nosotros la seguía, el grupo de niños al frente, y nosotros, los padres, rezagados detrás. Realmente, éramos todo un espectáculo, y hacíamos todo lo posible por mimarla. Los dos adoradores especiales de Dorothy eran su hermana de 15 años, Elsie, que rápidamente seguía los pasos de Dorothy, y nuestro hijo mayor, Herbert, que pronto se iría a la universidad. Elsie entraba en mi habitación constantemente para decir algo, generalmente comenzando con las palabras, ‘Dorothy dice . . .’ Y era agradable ver cómo la incipiente masculinidad de Herbert se expresaba en todo tipo de pequeñas atenciones hacia su encantadora hermana.
Y ella era verdaderamente hermosa. Nadie podía discutir eso. Era tan fresca y delicada como un lirio, alta, elegante, sin ni una pizca de torpeza o incomodidad. Tenía el cutis exquisito de los Elmore (ese lado de la familia tiene un cutis cálido, encantador, de color rosa sobre blanco cremoso) y una sonrisa que parecía primavera, amor y otras cosas maravillosas, y unos ojos azul profundo que reflejaban la luz de su sonrisa. Así era Dorothy.
Nunca he conocido un mes tan increíblemente alegre como el que siguió al regreso de Dorothy a casa, ni siquiera durante el éxtasis de los primeros días de matrimonio, y creo que su padre estaría de acuerdo.
¡Qué mes fue! Fue divertido ir al centro comercial a comprarle ropa nueva a Dorothy, y la abrumadora cantidad de opciones y decisiones para encontrar la que más la favoreciera.
‘¡Todo le queda bien!’ exclamó la vendedora. ‘¡Con su figura y complexión, puede llevar cualquier cosa!’
Y fue agradable entrar en una habitación donde todos nos miraban tan amablemente, y nuestros queridos viejos amigos se apresuraron a admirar a nuestra hija. Dorothy fue humilde y gentil con todos ellos. Fue recibida con calidez por todos sus compañeros, tanto hombres como mujeres. Bailaba con gracia, sus modales eran perfectos, aunque no eran forzados, simplemente eran parte de su naturaleza en cada situación. Todas estas cosas simplemente añadían a nuestra alegría. Afortunadamente para nosotros, ella prefería estar en casa con nosotros. Era más amigable y encantadora con sus padres y hermanos que con incluso los extraños más fascinantes. ¡Qué buena niña era! Nos habíamos puesto un poco incómodos al hablar de las cosas más íntimas y mejores con ella—su espiritualidad—pero sabíamos que debía estar rezando. ¿De dónde más podría venir esta dulce e inocente vida que se derramaba sobre todos nosotros?
PARTE II
Durante más de un mes tuvimos esos días felices. Entonces, una brillante mañana de febrero, lo recuerdo muy claramente, comenzó a formarse una pequeña nube. Esto es lo que pasó: Dorothy le había prometido a Elsie que la llevaría a Banford para elegir una muñeca para el cumpleaños de May. Pero, como sucedió, necesitaba el coche para entregar algunas prendas a mi club de damas que había recogido para ellas en Londres con el dinero del club. No podía posponer mi entrega. Si no lo terminaba ese día, pasaría otra semana antes de su próxima reunión. Pero no veía por qué la muñeca no podía esperar otro día hasta mañana. Eso fue lo que dije al subirme al coche, asumiendo que no era gran cosa. No me di cuenta de que mi comentario fue recibido con silencio.
Cuando llegué a casa después de una larga tarde, estaba cansada y esperaba ser recibida por mis niñas. Las dos mayores estaban sentadas junto al fuego con suficiente luz en sus rostros para que pudiera ver a Dorothy, apática y pálida, sentada en una silla baja, y a Elsie mirándola, desconcertada y ansiosa. Dorothy sí levantó la vista para preguntar, ‘¿Estás cansada, mamá?’ pero solo miró en mi dirección con los ojos y no había vida en ellos.
‘Te ves cansada y fría, Dorothy–¿hay algo mal?’
“Oh, estoy bien, gracias.” Pero estoy cansada, creo que me iré a la cama. Y ella fríamente ofreció su mejilla para el beso de la madre que no devolvió. Elsie y yo nos miramos con angustia. ¿Esto estaba realmente sucediendo? ¿Qué le había pasado a nuestra adorada y querida princesa hada?
¿Qué le pasa a Dorothy? ¿Tiene dolor de cabeza?
‘¡Oh, mamá, no lo sé!’ dijo Elsie, al borde de las lágrimas. ‘Ha estado así desde que te fuiste. Dirá ‘sí’ o ‘no’ o ‘no, gracias’ con suficiente amabilidad, pero realmente no dirá nada. ¿Alguien ha estado molestando a nuestra Dorothy, o se está enfermando? ¡Oh, mamá!
No te preocupes, Elsie, no llores. Dorothy probablemente esté simplemente agotada. Salió tarde dos veces esta semana, y tres veces la semana pasada, y ya sabes cómo las horas tardías no le sientan bien. Solo tendremos que cuidarla mejor, eso es todo.
Elsie se sintió mejor, pero yo no. Creía todo lo que le acababa de decir a Elsie, pero al mismo tiempo tenía una inquietante agitación en mi corazón, como una serpiente en la hierba. Pero lo saqué de mi mente.
Tenía un miedo secreto cuando bajé las escaleras para el desayuno a la mañana siguiente. Dorothy ya estaba allí preparando la mesa para el desayuno. Pero estaba pálida y letárgica. Sus manos se movían, pero su cuerpo estaba sin vida como lo había estado la noche anterior. Me ofreció su mejilla para besar, dijo un frío, ‘Buenos días, mamá,’ y dio una sonrisa mecánica con los labios pero no con los ojos. Eso fue todo el saludo matutino que recibí de ella. El desayuno fue incómodo y tenso. Los niños se preguntaban qué pasaba, pero nadie lo sabía. Su padre se llevaba mejor con ella porque no había escuchado lo que había pasado la noche anterior, así que la mimaba como de costumbre y se preocupaba aún más porque se veía tan pálida.
Esto continuó durante toda una semana, y ella nunca me miraba a los ojos. Fue igual de malo para los niños. Podían notar que algo no estaba bien. Solo su padre pudo sacar algo de amabilidad de ella porque continuó tratándola como la antigua Dorothy que había regresado a casa solo un mes atrás.
Necesitamos que el doctor examine a Dorothy, querida. ¿No has notado cómo está perdiendo peso y cómo se le está desvaneciendo el color rosado con el que llegó a casa? No tiene apetito ni ánimo. ¿Qué? ¿Acaso crees que nuestra inocente hija tiene el corazón roto? No hay jóvenes por aquí, excepto tal vez el joven Gardiner, y seguramente no le interesaría un chico torpe como ese.
Este era un concepto nuevo. Resulta que conocía al menos a seis jóvenes que habían mostrado interés en Dorothy, todos ellos más atractivos que el torpe e incómodo joven Gardiner. ¿Podría ser que estuviera enamorada? Pero eso no podía ser. Podía identificar el cambio en ella-fue cuando regresé de hacer mi entrega a Ditchling. Pero pensé que la idea de ver al médico era una gran idea. Si nada más, podría sacarla de sí misma, y quizás–bueno, tendríamos que esperar y ver.
Ella vio al médico y él dijo que necesitaba hacer algo de ejercicio. No le recetó medicación, solo aire fresco, ejercicio y horas tempranas. Así que nos preparamos para obedecer sus instrucciones, pero no tuvimos mucho éxito ese día.
El día siguiente fue un glorioso día de febrero, cuando cada ramita se sostiene rígidamente en anticipación de sus nuevas hojas, y los copos de nieve en el jardín florecen delicadamente, levantando sus flores de la tierra. La alegría de la primavera finalmente la alcanzó. La encontramos en el rincón del desayuno con flores de campanilla prendidas en su collar. Ella estaba sonrojada, radiante y alegre. Tenía un saludo dulce y tierno para cada uno de nosotros. Nunca la habíamos oído charlar con tanto brillo, ni la habíamos visto con tanta frescura delicada. Después de esta repentina cura, no tuvo ningún recaída. El Dr. Evan, que era nuestro buen amigo, la vio de nuevo y declaró que estaba en tan buena salud que pasó diez minutos bromeando con ella sobre su ‘pobre paciente enferma’. Pero al finalizar la visita, me apartó y me dijo que también le parecía extraña esta repentina mejoría.
En un par de días, prácticamente habíamos olvidado nuestra mala semana. Todo estuvo bien por un tiempo. Pero después de cinco semanas, nos volvieron a quitar la alfombra de debajo de los pies. Tuvo otro episodio de repentina alienación, al menos eso pensaban nuestros amigos. ¿Qué estaba pensando todo este tiempo? Ciertamente nada bueno.
‘Papá, ¿podrías ir a la florería de Walker y comprarme algunas flores para esta noche?’ Era la noche del baile en casa de los Brisbane, y sospechaba que a ella le gustaba Arthur Brisbane. Era obvio que a él le gustaba ella. Pero, sin pensarlo siquiera, dije,
¿No crees que las flores que tenemos aquí en casa servirán, querida? El algodoncillo y los helechos de maidenhair hacen un hermoso ramo.
Dorothy no respondió, y su padre, pensando que el asunto estaba resuelto, se fue. Ya llegaba tarde. No pensamos en el asunto de nuevo durante un par de minutos–hasta que, al mismo instante, Elsie y yo nos encontramos mirando a Dorothy. Era lo mismo de antes–días en que estaba pálida, de mal humor y distante con nosotras. Hicimos que el Dr. Evans la revisara de nuevo, solo para echarle un vistazo, y esta vez noté, con mi tonta resentimiento maternal, que la saludó con un poco menos de cordialidad. ‘Bueno, jovencita, ¿qué ha salido mal esta vez?’ preguntó, frunciendo el ceño y mirándola con esos ojos que podían ser astutos y amables a la vez. Dorothy se sonrojó y se inquietó bajo su mirada, pero solo dio las mismas respuestas frías que nos había dado a nosotros. Su consejo fue el mismo de antes, pero, al igual que la vez anterior, su cura fue repentina y sin ninguna causa aparente.
PARTE III
Para hacer una larga historia corta, este mismo tipo de cosas seguían ocurriendo, con intervalos variables entre ellas, todo el invierno, todo el verano, e incluso durante parte del invierno siguiente. Mi esposo tiene una naturaleza más simple, y solo podía ver una posible solución: Nuestra hija no está bien. Llevémosla de viaje a Europa por un mes o dos. Lo que necesita es aire fresco y un cambio de aires.
Los otros niños eran más perceptivos. Los niños siempre son rápidos para resentir los cambios de humor impredecibles en quienes los rodean. Si cedes a un solo arrebato o a una sola palabra dura, más te vale estar preparado para ganarte su confianza durante meses antes de que vuelvan a creerte. George fue el primero en decir algo.
Dorothy está de nuevo en uno de sus días de mal humor. Ojalá no se pusiera así.
Elsie, que heredó el mal genio de su padre, también estaba en la habitación.
¡Qué niño tan grosero e ingrato eres! ¿Cómo puedes hablar así de Dorothy después de que ella pasó toda la mañana haciendo velas para tu barco ayer?
‘Lo sé,’ dijo George, un poco suavizado. ‘Pero, ¿por qué tiene que estar de mal humor hoy?’ Ayer a todos nos gustó, y yo también quiero que me guste hoy.
Ahora se había dicho en voz alta e incluso los niños sabían dónde estaba el problema. Sabía lo que tenía que hacer, y cuanto antes mejor. Había estado albergando serias dudas desde que presencié por primera vez uno de los estados de mal humor de Dorothy. Ahora sabía lo que tenía que hacer, y me preparé para una tarea angustiante. Pero no podía hacer esto sola. Necesitaba compartir esto con su padre, y esa iba a ser la peor parte.
‘George, querido, ¿cuál crees que es la razón de los miserables estados de ánimo de Dorothy?’
¿No te lo he dicho ya, cariño? Solo está un poco desanimada y necesita un cambio. Haremos un pequeño viaje por el río Rin, luego tal vez paremos en Suiza tan pronto como el clima se caldee. ¡No puedo esperar a ver su cara iluminarse con algunas de las cosas que planeo mostrarle!
Realmente dudo que haya algo mal con su salud. Recuerda lo perfectamente bien y feliz que está entre sus episodios de depresión?
Entonces, ¿qué crees que es? ¿No crees que está enamorada, verdad?
No, estoy seguro de que no es eso. No hay nadie que le interese. Sus amores más queridos son los de su familia.
Mi esposo estaba conmovido por la emoción. ¡Bendita sea! Tengo que admitir que una parte de mí desearía que eso siempre fuera así. Pero, ¿cuál es tu sospecha? Puedo decir que tienes alguna idea sobre este misterio. ¡Deja que una mujer sea lo suficientemente perceptiva como para captar lo que hay debajo de la superficie!
Cada uno de los episodios que hemos atribuido a que no se siente bien ha sido un ataque de mal humor. A veces dura unos pocos días, a veces más de una semana, y siempre desaparece tan repentinamente como apareció.
La expresión de mi querido esposo se oscureció con desagrado. Nunca antes había expresado tal desaprobación hacia mí. Sentí que se distanciaba de mí. Nosotros, que habíamos sido uno durante tanto tiempo, ahora nos sentíamos como dos.
Esa es una acusación asombrosa que una madre le hace a su propio hijo. ¿Qué te llevó a llegar a esta conclusión?
¡Qué rápido fue mi esposo para juzgarme! ¿No veía que la situación con Dorothy me estaba enfermando, estresando y tan angustiada que apenas podía mantenerme en pie? Y lo peor estaba por venir. ¿Cómo podría alguna vez atreverme a llevar a cabo mi plan?
‘¿Qué razones podría tener Dorothy para resentirnos?’ repitió en el mismo tono de voz duro y crítico.
Es posible sentir resentimiento, albergar un rencor y dejarlo colgar como una nube pesada entre tú y aquellos a quienes más amas, sin ninguna causa–incluso la persona misma podría no ser capaz de discernir por qué era el resentimiento cuando el estado de ánimo ha pasado.
Mi voz sonaba extraña y distante en mis oídos. Puse mi mano en el respaldo de una silla para apoyarme pero no me desmayé. De hecho, estaba muy viva y consciente de lo que pasaba por la mente de mi esposo. Me miraba con curiosidad, con una mirada inquisitiva, pero no como si yo fuera suya y una parte preciada de su vida.
Pareces sospechosamente familiar a un estado mental que nunca le habría atribuido a un cristiano.
¡Querida! ¿No ves cómo tus palabras me están lastimando? No estoy en angustia por nada. Sé lo que es ese estado de ánimo. Y si Dorothy, mi propia hija, ha heredado una propensión a ello, ¡es toda mi culpa! ¡La única culpa que tiene es la que heredó de mí!
George se conmovió y me rodeó con su brazo justo a tiempo, antes de que me desmayara. Pero no me sorprendió en lo más mínimo encontrarme con mis primeros cabellos grises unos días después. No creo que pudiera sobrevivir a tener que revivir ese momento otra vez.
¡Mi pobre esposa! Ahora entiendo–no has sido injusto y duro con Dorothy, ¡sino contigo mismo! Por favor, perdóname, no lo entendí de inmediato, pero nosotros los hombres podemos ser lentos para captar las cosas. Estoy seguro de que solo te estás sometiendo (y a mí también) a esto porque sabes que de alguna manera saldrá algo bueno de ello. Probablemente conozcas una sola.
No digas si. ¿Cómo podría pasar por esto si no supiera que ayudaría a nuestra hija?
Ya veo. No lo parecía en ese momento, pero ahora veo que siempre estuviste pensando en lo que era mejor para tu hija. Qué torpe desgraciado soy; ¿cómo pude dudar de tu amor por ella? Pero hay dos cosas que no entiendo. Primero, no puedo creer que alguna vez hayas albergado pensamientos de resentimiento, y, segundo, ¿quién podría imaginar que nuestra perfecta hija ángel pudiera tener un sentimiento tan feo? Estoy seguro de que debes estar engañada. Tal vez seas tú quien necesite unas vacaciones y no Dorothy.’
¿Cómo podría convencerlo? Pero, ¿cómo podría arriesgarme a su aversión y juicio, aunque fuera por un momento? Pero si Dorothy iba a ser ayudada, tenía que hacerse. ¿Y cómo pudo mi esposo pensar que yo sería injusta y poco amorosa con mi amada hija primogénita?
Ten paciencia conmigo, George, necesito contarte todo desde el principio. ¿Recuerdas cuando estábamos cortejando, y solíamos caminar por los senderos sombreados del jardín de mi padre, y yo trataba con tanto empeño de explicarte que no era una hija tan digna y amorosa como tú imaginabas? Te conté cómo me irritaba por cosas triviales, y cómo las pequeñas cosas me afectaban durante días, hasta el punto de estar bajo una nube oscura tan espesa que no podía hablar con nadie, ni siquiera preocuparme por nadie. Y recuerda cómo te dije que no era yo quien era la favorita de mi familia, sino Esther, mi hermana sencilla (¡perdona la palabra sencilla!). Ella era la hija querida del hogar. Todos la adoraban: hermanos, padres, cualquier persona en el pueblo que tuviera algún tipo de trato con las hijas del párroco. ¿Recuerdas algo de eso?
Sí, pero ¿y qué? Nunca he lamentado mi elección ni deseado haberme casado con Esther, aunque ella sea tan buena y nos haya sido tan amable.
Y tú, querida, atribuías todo lo que decía a la generosidad y la humildad. Cada vez que intentaba mostrarte la verdad sobre mí, lo considerabas una virtud. Finalmente me rendí. Tenía miedo de que si seguía así, pensaras que era un santo y que mi querida familia no me apreciaba. De hecho, me sentí aliviado de renunciar a mi esfuerzo por mostrarte la verdad. El hecho es que tu amor por mí me hizo ver que podría ser tan encantadora como pensabas que era. Pensé que había cambiado y que mis defectos se habían ido para siempre.
Bueno, ¿no tenía razón? ¿Hemos tenido siquiera una sola nube en nuestra vida matrimonial?
Oh, George, no tienes idea de lo que pasé los primeros dos años después de casarnos. Cuando leías tu periódico, te resentía por no pasar tiempo conmigo. Si pasabas media hora en tu estudio, o una hora con un amigo, o notabas lo bonita que era otra mujer–me resentía por todas esas cosas, y me hacía la ofendida en silencio durante días o incluso semanas. Y nunca pensaste mal de mí, sino que te compadecías de tu ‘pobre y querida esposa’ y te preocupabas por mí. Y cuanto más malhumorada y resentida estaba, más me querías. Dijiste que estaba ‘de mal humor’ y planeaste un tour por Europa, justo como estás haciendo ahora para Dorothy. Creo que finalmente terminaste amando todo el resentimiento que había en mí. Después de un tiempo, comencé a sentir que mis estados de ánimo sombríos me acechaban. Me escapaba, daba largas caminatas, leía durante horas–pero no pude resistir esos estados de ánimo hasta que nació nuestro primer bebé–el regalo de Dios, nuestra pequeña Dorothy. Sus diminutos dedos y su adorable sonrisa me sanaron de una manera que ni siquiera tu amor pudo hacerlo. Pero, George, ¿no ves lo que ha pasado?
¡Mi pobre Mary! Sí, ahora entiendo lo que estás diciendo. Tu curación exigió un precio; se compró a expensas del bebé. La plaga que sentiste dentro de ti fue transmitida y transferida a ella. Eso es lo que estás tratando de decir. Pero creo que eso es solo una noción fantasiosa, y sigo pensando que mi plan de hacer un viaje es una buena idea. Creo que será sanador tanto para la madre como para la hija.
Me gusta cómo usas la frase madre e hija. El proverbio no debería decir ‘un niño que ha sido quemado teme al fuego;’ debería decir, ‘un niño que ha sido quemado se quemará más pronto.’ Creo que seré miserable de nuevo si tengo que ver lo mismo suceder con Dorothy.
George se sentó a pensar durante un par de minutos, pero el miedo y el temor hacia él y cómo podría reaccionar se habían desvanecido. Su rostro no mostraba más que amor y afecto hacia los dos.
‘Sabes, Mary,’ dijo él, ‘dudo que pueda ayudarte en tu esfuerzo por curar a Dorothy con mi conocimiento limitado.’ No puedo hacer sugerencias sobre un tratamiento que no entiendo muy bien. ¿Te importaría si llamara a nuestro viejo amigo, el Dr. Evans, para pedirle consejo? Realmente creo que él estaría más calificado en esto que yo.
Esto fue lo peor de todo. ¿No había fin a las miserias de este día? La Dra. Evans era psicóloga [y los psicólogos son para locos]. ¿Terminaríamos Dorothy y yo, madre e hija, internadas? Miré a George y él entendió por qué me veía tan alarmada.
No te preocupes, Mary. Ahora realmente estás siendo ridícula, y no puedes culparme por reírme de ti. Está bien, me he reído, ahora me siento mejor. Entiendo tu preocupación, hace unos años, un médico nunca sería consultado sobre un caso como este a menos que se sospechara locura. Pero ya no es así, y estás loco si piensas que solo las personas locas pueden beneficiarse de la psicología. No tienes idea de lo interesante que es escuchar a Evans hablar sobre las relaciones entre el pensamiento y el tejido cerebral, y también entre el pensamiento y el carácter. Puede parecer simple y poco sofisticado, pero sabe todo sobre la ciencia más actual. Tomó un curso en Leipzig , Alemania; fue a un centro de investigación psicológica a finales de los años 1800, con la Escuela de Psicología Experimental de Leipzig y la psicología experimental de Wilhelm Wundt, y allí saben más que nosotros sobre el cerebro y lo que hace. Todavía regresa allí todos los años para conocer los últimos descubrimientos. Tenemos suerte de tener a un hombre como él en nuestro pequeño pueblo.
Sentí que me estaba relajando poco a poco, y respondí con calma, como si estuviéramos hablando del clima, hasta que George dijo,
Bueno, ¿cuándo veremos al Dr. Evans? Cuanto antes tengamos más información sobre este asunto, mejor será para todos nosotros.
‘Oh, está bien, adelante, organiza para verlo mañana.’ Dile todo lo que te dije y, si quieres, estaré aquí para responder cualquier pregunta que pueda tener.
PARTE IV
La señora Elmore tiene razón, esto no es algo que ella esté imaginando. He visto a su encantadora Dorothy y tenía algunas sospechas propias. Ahora todo parece bastante claro.
‘¿Puede ocuparse de nuestro problema, doctor?’ Pregunté desesperadamente.
¿Arreglármelas, señora? ¡Por supuesto que puedo! He aprendido una o dos cosas de Weissall. Dorothy es una buena chica, y se someterá al tratamiento. Y no necesitarás que yo la trate. Los médicos son útiles solo en la medida en que los extraños pueden ver una perspectiva diferente. Una vez que entiendas lo que está pasando, podrás solucionarlo tú mismo.
Por favor, continúa–tomaré las medidas que digas.
No estoy tan seguro de eso. Como sabes, no recibí toda mi educación en Midlington. Las mujeres tienden a parecer dóciles y complacientes, pero en cuanto alguien empieza a hablar de sus teorías—y las mías no son solo teorías, están basadas en principios definitivos de creencias y comportamientos—ustedes sospechan de herejía, y solo porque un valioso campo de pensamiento y descubrimiento científico les resulta nuevo, se arman de valor y proclaman que va en contra de la Biblia. Pero, en realidad, cada nuevo avance en la ciencia es simplemente una revelación adicional aprendida a partir de lo que ya sabemos.
Pruébame, doctor. Creeré en lo que tú creas si solo nos ayudas. Estoy dispuesto a creer que tu teoría científica se basa en lo que se ha revelado en el mundo natural.
Vale, allá voy. Si estás dispuesto a aceptarlo, te contaré todo. En primer lugar, me gustaría exonerar tanto a ti como a Dorothy de la responsabilidad moral en esto. Es tu culpa por esto lo que te está desgastando. O, al menos, me gustaría señalar dónde está tu responsabilidad y dónde termina. Es concebible que Dorothy heredara su particular temperamento de su madre, y su madre probablemente también lo heredó. Pero no eres responsable de lo que heredas o de los rasgos que transmites. De la misma manera, Dorothy tiene este rasgo particular, pero ella no es responsable de eso.
¿Qué quiere decir, doctor? ¿Quieres decir que no podemos evitarlo, y que tenemos que aceptar nuestra naturaleza individual tal como es y nunca cambiarla? ¡Eso es una noticia terrible! No, eso no puede ser cierto. Mi esposo me ayudó a cambiar la forma en que era.
Estoy seguro de que sí. Y la manera en que lo hizo–probablemente sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo–es lo que espero poder mostrarte. Estoy seguro de que te has encontrado diciendo: ¡Qué criaturas de costumbres somos!
Sí, ¿y qué? Creo que todos han notado ese hecho en algún momento, especialmente las madres.
¿Qué significa este poder del hábito? ¿Y cómo lo explicas? Supongo que significa que una persona puede hacer casi cualquier cosa una vez que lo convierte en un hábito. ¿Cómo lo explico? No lo sé. Supongo que es solo la forma en que funciona naturalmente la mente.
La ‘manera en que la mente trabaja naturalmente’ es una frase que no tiene un significado definido. Es un hecho que una persona puede acostumbrarse a hacer casi cualquier cosa, pero una persona también puede acostumbrarse a pensar en algo, o incluso sentir algo. El hábito no se limita a los comportamientos externos.
Creo que estoy empezando a entender lo que quieres decir. Nosotros,Dorothy y yo, no somos culpables de tener sentimientos sombríos y resentidos porque no podemos evitarlo, es nuestro hábito. Pero seguramente los malos hábitos deben ser curables.
Bueno, una vez que reconozcamos eso, entonces somos responsables. La pregunta es: ¿Cómo lo solucionamos? ¿Qué se puede hacer? Qué ciegos estamos, incluso los mejores de nosotros. Ni siquiera nos damos cuenta de que la mera existencia del mal implica una demanda de curarlo. En el mundo moral, cada rasgo malo encuentra un lugar donde aterrizar. Y hay una tendencia a que los pecados de los padres recaigan sobre sus hijos. ¡Ese es un principio amargo! ¿Cómo puede Dorothy ayudar con algo que ha heredado?
“Dorothy no pudo evitarlo, pero en su propio caso sí lo hiciste.” Ambos son excelentes padres; ¿Por qué esperaron hasta que Dorothy casi se convirtiera en una mujer para empezar a curarla de un defecto que debería haberse corregido en su infancia? Seguramente debieron haber visto indicios hace diecisiete años del defecto que ha llegado a este punto, para desgracia de la pobre niña.
Me sentí avergonzado y apenado por esta acusación. George parecía medio dudoso, medio arrepentido, no estaba del todo seguro de qué había hecho mal.
Es totalmente mi culpa, doctor. Ahora lo veo. Cuando Dorothy era pequeña, me negué a enfrentar el hecho. Era simplemente demasiado horrible considerar que mi hija pudiera ser como yo todavía lo era. Así que le inventé excusas. Aunque tanto su niñera como yo los veíamos a través de ellos—la pobre Dorothy no se sentía bien, o estaba en la etapa de dentición, o estaba demasiado cansada. Lo mismo, pero más, continuó cuando era una niña en la escuela. Dorothy era delicada, o le faltaba resistencia, o necesitaba algunas vitaminas. Todas estas excusas, a pesar de que teníamos una niñera que intentó convencerme de que era el temperamento de la chica en lugar de la sensibilidad física lo que estaba causando el problema. La peor parte del engaño es que empiezas a engañarte a ti mismo y a creer la mentira. No veía aulas enteras llenas de niños, solo a mis propios hijos, y estaba convencido de que el problema de Dorothy provenía de alguna debilidad física.
¿Qué pasaría si hubieras enfrentado la verdad? ¿Qué habrías hecho?
Supongo que esa es mi excusa para negarme a verlo, no tenía idea de que se pudiera hacer algo.
Bueno, por favor no me llames pagano no bíblico si te muestro lo que se podría haber hecho, y lo que aún se podría hacer.
¡Qué cosa más rara para decir, Doctor Evans!
Pero es un hecho. Todas ustedes, mujeres decentes, están convencidas de que poner un hueso roto en su lugar es una habilidad humana, pero curar un defecto de temperamento es algo que solo Dios debería arreglar. Así que rezan por ello, pero no hacen nada, mientras miran con aires de superioridad a aquellos de nosotros que creemos que la habilidad y el conocimiento también pueden tener un lugar aquí. De hecho, se supone que la habilidad y el conocimiento humanos tienen un papel en el esquema divino de las cosas. Cuando lo piensas bien, es sorprendente cuán grande es la parte que los padres tienen en la formación de su hijo.
‘¿Pero qué pasa con los defectos hereditarios, como los de Dorothy?’
Ese es precisamente un caso en cuestión. Piensen en esto como un desafío que se les presenta a ustedes, padres. ¿Qué pasos tomarán para transmitir su árbol genealógico sin fallos evidentes?
“Eso es un pensamiento noble, Evans,” dijo George. ‘Significa que cada padre tiene un papel y una parte en trabajar por la salvación del mundo para las futuras generaciones (al transmitir su reserva genética sin los malos hábitos).’ ¡Mary, tenemos una misión! Pasando a nuestros hijos
¡Hacia un mundo libre de las manchas que heredaron de nosotros es un objetivo por el que vale la pena vivir!
¡Claro que sí! Pero, no piense que soy de mente cerrada, doctor, o que no aprecio a los hombres de ciencia, si confieso que todavía creo que los problemas físicos están dentro del ámbito del hombre para solucionarlos, pero las fallas en el espíritu son dominio de Dios.
No estoy seguro de estar de acuerdo contigo. Donde discrepamos es en la línea divisoria entre lo físico y lo espiritual. La cuestión es que cada debilidad en la disposición y el temperamento, aunque pueda haber comenzado como un defecto en nuestro espíritu o en el espíritu de uno de nuestros antepasados, para cuando se manifiesta como un defecto de carácter, es un defecto del cuerpo físico, y así es como debe ser tratado. Necesita un tratamiento adecuado. Nota que no estoy hablando de tentaciones y fracasos impulsivos ocasionales, o de impulsos repentinos hacia hacer el bien y alcanzar alturas que antes ni siquiera se soñaban. Esas cosas pertenecen al mundo espiritual y deben ser discernidas espiritualmente. Pero una falta o virtud que se ha convertido en un hábito es ‘carne de nuestra carne,’ y debe ser tratada en esa base, ya sea una falta que hay que arrancar, o una virtud que hay que cultivar.
Tengo que confesar, no te sigo. Esta forma de pensar devalúa la obra de la redención. Si te adhieres a esta teoría, entonces cada padre puede salvar a su hijo, y cada persona puede salvarse a sí misma.
No, Mary, eso no es correcto. Estoy de acuerdo con el Dr. Evans. Somos nosotros quienes perdemos la efectividad de la redención de Cristo al descuidar el reconocimiento de lo que ya ha logrado. Todavía tenemos que participar en la guerra espiritual, fortalecidos con ayuda espiritual, como dice el Dr. Evans. Según lo entiendo, su punto es que no debemos dejarnos arrastrar por estas faltas menos materiales de la carne que podría tratarse de la misma manera, aunque sin los medicamentos que podríamos usar para un hueso roto o un malestar estomacal. ¿No entiendes cómo funciona? Fallamos y nos preocupamos por ello, y nos arrepentimos, y luego fallamos de nuevo, y estamos tan preocupados con nuestras propias luchas internas que nunca tenemos tiempo para obtener ese conocimiento de Dios que da vida a nuestras almas.
Todo esto me supera por completo. Tengo que admitir que nada de esto parece alinearse con el credo cristiano o la religión con la que crecí. Pero mientras tanto, ¿cómo afecta esto a Dorothy? Esa es la cuestión práctica.
El Dr. Evans le lanzó a mi esposo una mirada de ‘te lo dije’, lo cual fue un poco molesto, y luego continuó:
Sí, tienes toda la razón, ese es el punto. Ahora, la pobre Dorothy es víctima de ejércitos ocasionales de pensamientos y sentimientos sombríos y resentidos. La agotan, bloquean el sol de su vida y la separan de aquellos que ama como una cortina. ¿Quiere estos pensamientos? No, en absoluto. De hecho, los odia y, en todo caso, reza sobre cuánto desea deshacerse de ellos y decide no tenerlos. Le causa mucho conflicto espiritual. Es una buena chica, no tengo ninguna duda de eso. Ahora es el momento de usar la ciencia física para ayudarla. No es necesario averiguar cómo empezaron estos pensamientos; lo importante es que están ahí y están viajando de un lado a otro en su mente. Este es el interesante punto de contacto donde lo físico y lo invisible se encuentran. Sabemos que hay un punto de contacto porque podemos ver los resultados, pero no tenemos idea de por qué es así, o cómo sucede. Después de ir y venir en su mente, los pensamientos crean caminos bien marcados en el tejido cerebral. Ahora estos pensamientos se vuelven automáticos. Vienen solas, y se propagan y fluyen de la misma manera que un el río desgasta y erosiona sus orillas, haciéndolas más anchas. Y con estos caminos desgastados en el cerebro, estos pensamientos continuarán indefinidamente a pesar de las luchas personales, a menos que, y aquí hay un rayo de esperanza, se establezca el hábito opuesto para desviar los pensamientos hacia un nuevo camino. Si los pensamientos pueden mantenerse viajando con energía por el nuevo camino, entonces las viejas conexiones se desvanecerán por falta de uso, y nuevo tejido cerebral crecerá para tomar su lugar. Cuando los viejos pensamientos regresan, no hay un camino para ellos, y Dorothy tendrá algo de tiempo para obligarse a concentrarse en diferentes pensamientos antes de que los antiguos puedan restablecer sus viejas conexiones. Ahí, en pocas palabras, está el concepto de gestionar nuestros pensamientos: nuestra primera y más importante obligación.
Eso es fascinante, y debería ayudarnos. Muchas gracias. No tenía idea de que los pensamientos invisibles pudieran manifestarse de una manera física. Pero no estoy seguro de cómo todo esto se aplica a Dorothy. Parece que será difícil para la pobre chica tener que hacer todo esto ella sola. Es como intentar hacer que alguien haga trigonometría antes de que haya dominado la resta.
Tiene razón, señora Elmore. Será un desafío para ella, y tendrá que dedicarse a ello durante dos o tres meses. Si mi evaluación de ella es precisa, creo que debería estar curada para entonces. Pero si hubieras hecho el trabajo cuando ella era una niña, solo habría tomado un mes o dos, y ni siquiera se habría dado cuenta de que estaba trabajando en ello.
¡Lo siento mucho por no haberlo hecho entonces! ¿Qué debería haber hecho?
Admito que la tendencia ya estaba en su temperamento, pero nunca debiste permitir que el hábito de desarrollar estos estados de ánimo comenzara. Deberías haber estado observando los signos externos, los mismos que ves ahora: un poco de palidez, letargo general y una expresión abatida. En el momento en que apareció la primera señal, deberías haber estado allí para sacarla de esa nube en la que estaba entrando y llevarla a disfrutar del amor y la luz durante una o dos horas. Deberías haberla obligado a mirarte a los ojos y enfrentar el amor y la alegría en tu mirada. Cada mal humor que se puede evitar es un paso más hacia la prevención del mal hábito. Y, como tú mismo sabes, el hábito es un factor importante en el carácter de una persona.
¿No hay nada que podamos hacer por ella ahora?
Sí, claro que sí. Ignora sus estados de ánimo sombríos, simplemente continúa con tu vida feliz como si ella no estuviera allí, excepto para atraerla de vez en cuando pidiéndole su opinión o esperando que se ría de un chiste. Lo más importante, cuando se vea obligada a mirarte a los ojos por cortesía, déjale ver que tus ojos están claros y felices y llenos de placer por ella. Créeme cuando te digo que, por mucho que ella te moleste, está más molesta consigo misma. Y deberías mirarla con aprobación, pobre chica, porque la mayor parte de esta batalla recaerá sobre ella.
Sí, veo que tienes razón. Ahora que lo pienso, su mal humor siempre se disipaba cuando se encontraba con el deleite de su padre en ella. De hecho, así es como me curó de la misma falta. Supongo que podrías decir que él rompió mi hábito. Pero, Dr. Evans, ¿No la verá y hablará con ella? Sé que puedes ayudarla más que nadie.
De hecho, iba a preguntar si podía hablar con ella. Es una chica sensible y necesita ser tratada con delicadeza. Como no tiene amor ni lealtad parental hacia mí, corro menos riesgo de herirla. Además, tengo un secreto que compartir que debería ayudarla a manejarse mejor.
Gracias, Dr. Evans. Estamos más agradecidos de lo que podemos expresar. ¿Puedes verla ahora, mientras está en medio de uno de estos estados de ánimo? ¿Qué tal si nos vamos y la enviamos a verte? Podemos decirle que es una visita médica de rutina.
PARTE V
Buenos días, señorita Dorothy. Sabes, creo que es hora de poner fin a lo que ha estado pasando. Ambos estamos cansados de estas citas médicas cuando sabemos que estás perfectamente sana.
Dorothy levantó la vista con la cara sonrojada (más tarde escuché todo al respecto tanto de la Dra. Evans como de Dorothy). Parecía medio aliviada, medio dudosa—en absoluto resentida. Se quedó de pie, esperando en silencio.
Aún así, creo que tienes un problema serio y necesitas ayuda. ¿Me escucharás mientras te explico cuál es el problema y cómo solucionarlo?
Dorothy no sabía qué decir, pero dio un ‘sí’ silencioso.
No tengas miedo, querida. No te lo digo para herirte, sino para ayudarte. Una parte significativa de tu vida, que debería ser inocente y alegre, se está pasando en la tristeza y el aislamiento. Si alguien siquiera olvida poner los puntos sobre las ‘ ies ‘, te molesta, no con palabras o groserías, eres demasiado educada para eso. Sin embargo, la luz dentro de ti se oscurece por una avalancha de pensamientos oscuros. ¡La persona no debería haberlo hecho! ¡Eso no está bien! ¡No les importa cómo me siento! ¡Nunca debí haberle hecho eso! y así sucesivamente, sin fin. Antes de que te des cuenta, te encuentras atrapada en un espeso velo invisible.
No puedes acercarte a nadie, hablar con una voz animada, o mirar a los ojos de tu familia con una mirada viva y cariñosa. Te sientas allí como un muerto en un banquete. Para este momento, ni siquiera recuerdas por qué estabas molesta, y darías cualquier cosa por salir de esta muerte en vida. Lloras, rezas, le suplicas a Dios que te perdone y te restaure, pero tu enfoque está en lo detestable que eres, y sigues prisionero en esa nube oscura. Entonces, de repente, probablemente en respuesta a tus oraciones, un abrazo de tu hermanita, o ver la primera prímula del año, o escuchar a una alondra llenar el mundo con su felicidad, y, como por arte de magia, el hechizo se rompe, y la princesa encantada se libera, tan feliz como la alondra, tan dulce como la prímula, y tan alegre como la hermanita.
No hubo respuesta. Los brazos de Dorothy estaban sobre la mesa, y su cabeza estaba apoyada en ellos de manera que su rostro quedaba oculto. Finalmente, con una voz ahogada, dijo: ‘Por favor, continúe, doctor.’
‘Todo esto puede mejorar’ (miró hacia arriba aquí) ‘en dos o tres meses, completamente curado, y convertirse en nada más que un horrible recuerdo.’
Dorothy levantó los ojos, llenos de lágrimas. Sus ojos mostraban que un rayo de esperanza luchaba contra el miedo y la vergüenza.
Esto es muy difícil para ti, querida. Pero necesito continuar con mi tarea. Creo que, cuando termine, estarás tan feliz que olvidarás cualquier dolor en tu alegría. Primero que nada, quiero que te des cuenta de que no eres una mala persona porque hay pensamientos feos apoderándose de ti. No quiero decir que no serás culpable una vez que tengas la llave en la mano, pero por ahora, no debes juzgarte más.
El Dr. Evans continuó aclarando para Dorothy lo que ya nos había explicado sobre cómo interactúan el pensamiento y el cerebro, y cómo el pensamiento, el cerebro y el resto de ello eran tan buenos amigos que era imposible distinguir cuál de ellos hacía qué ya. De hecho, dirigían un negocio propio, completamente independiente de ego, quien originalmente debía ser el jefe de la firma, etc.
Dorothy escuchó atentamente, como si estuviera guardando cada palabra, pero el rayo de esperanza se desvaneció lentamente.
Creo que entiendo lo que estás diciendo, doctor. Estos pensamientos oscuros entran y libran una guerra contra lo que mi propio ego, mi yo interior, quiere. Pero, doctor, ¡eso lo hace aún más desesperanzador!
Espera un momento, querida. No he terminado todavía. El ego puede ver que las cosas van mal, y se afirma. Él establece nuevos pensamientos para que sigan un nuevo camino, deteniendo así el tráfico de los pensamientos antiguos. Con el tiempo. y me refiero a un tiempo muy corto, las viejas conexiones nerviosas desaparecen, y los viejos caminos se cubren de tal manera que el tráfico ya no puede pasar por allí. ¿Tiene sentido?
Creo que sí. Necesito pensar en otra cosa, y pronto mi mente ya no tendrá espacio para los pensamientos oscuros y feos que tanto me molestan. ¡Pero, doctor, eso es precisamente lo que no puedo hacer!
No, querida, en realidad eso es lo único que tienes el poder de hacer. ¿Estás familiarizada con lo que es la voluntad y lo que hace?
No, no sé mucho al respecto. Supongo que tu voluntad se supone que te hace capaz de hacer lo correcto cuando sientes que no puedes. Se supone que debes decir, ‘Lo haré,’ y luego seguir adelante y hacerlo. ¡Pero no tienes idea de lo débil que soy! Decir ‘lo haré’ no hace ninguna diferencia.
Bueno, para ser honesto, no creo que alguna vez haya hecho mucha diferencia para nadie más, excepto en la literatura. Aun así, la voluntad es un tipo poderoso a su manera. Pero hace su trabajo con una simple honda y una piedra, no con una espada del tamaño de Goliat. Ataca al gigante con algo que parece un humilde juguete de niño, y lo mata con eso. Así es como funciona: Cuando los pensamientos oscuros comiencen a atormentarte, aparta tu mente de ellos con fuerza y piensa en otra cosa. No me refiero a pensar en perdonar a quien te ha ofendido; puede que aún no estés listo para eso en ese momento. Solo piensa en algo interesante y agradable, quizá un vestido nuevo que necesitas para un próximo evento, o tu amigo favorito, o el libro que estás leyendo, o, mejor aún, llena de repente tu corazón y mente con algún gran plan para traer alegría a alguien cuyos días son aburridos. Cuanto más emocionante sea la cosa, más seguro estarás. No te preocupes por luchar contra el pensamiento maligno. Pensar en otra cosa es lo único que tienes que hacer. De hecho, probablemente sea lo único que la voluntad es capaz de hacer. Te da la capacidad de cambiar tus pensamientos, de pasar de pensamientos sombríos a alegres. Entonces descubrirás que tus oraciones serán respondidas porque sabrás qué pedir, y no rechazarás la respuesta cuando llegue. Ahí lo tienes, querida, acabo de compartir contigo el mejor secreto que conozco. Un hombre que venero me lo dijo. He puesto la clave para la autogestión y una vida feliz en tus manos. Ahora sabes cómo ser mejor que ‘el que captura una ciudad.’ [‘El que gobierna su espíritu es mejor que el que conquista una ciudad’ – Prov. 16: 32]
Mil gracias por tu valioso secreto, doctor. Has levantado mis pies del fango de la desesperación. Cambiaré mis pensamientos (¿Está bien que lo diga?) ¡La llave que me diste no se oxidará por falta de uso! ¡Espero no volver a estar bajo esa nube nunca más!
Han pasado cinco años desde que Dorothy tuvo esa conversación con el Dr. Evans (tristemente, él murió ese mismo año). Cualesquiera que hayan sido las batallas privadas que haya librado, nosotros nunca supimos. El tema nunca se mencionó siquiera. Durante dos años, fue una encantadora hija en nuestro hogar; durante los últimos tres años, ha sido la esposa satisfecha de Arthur Brisbane, y no hay temor de que su soleada niña, Elsie, entre alguna vez en esa oscura nube en la que su madre y su abuela casi se perdieron.
V. Consecuencias
¿Alguna vez has jugado al juego ‘Consecuencias’? Así es como funciona. Una persona escribe una oración en una hoja de papel, luego la cubre, y la siguiente persona añade algo, y así sucesivamente. Así que podrías terminar con una historia que diga: ‘Él dijo que era un día frío.’ Ella dijo que le gustaba el chocolate. La consecuencia fue que ambos fueron condenados a muerte, y todos dijeron que se lo merecían.
El juego de Consecuencias tiene tan poco sentido cuando se juega en la vida real, pero muchos niños se encuentran como jugadores involuntarios, y sus experiencias son igualmente arbitrarias. Si a un cierto tipo de autonomía se le pudiera dar el título de rey, entonces todos seríamos herederos de reinos. Mira a los niños jugar a la ‘escuela’. Observa cómo la niña que hace de maestra adora darle golpes en las muñecas a sus estudiantes y abofetear a sus alumnos. Los estudiantes ficticios están felices de unirse a este juego, aunque la maestra los esté maltratando. Saben que harían lo mismo si estuvieran interpretando el papel del maestro, y su turno llegará.
¿Cómo funciona esta tendencia hacia la autonomía, que da vida a la mayoría de los juegos que juegan los niños, en la vida real?
Quizás la pequeña Nikki tiene una tendencia a estar insatisfecha. Su cuidadora resulta estar inusualmente ocupada una mañana sacando la ropa de verano de los niños. Normalmente es una mujer de buen corazón y le tiene cariño a Nikki, pero esta mañana murmura: ‘¿Por qué tienes que ser tan quejumbroso? y ella enfatiza su punto con una bofetada. Ya había algo mal, por eso Nikki estaba quejándose desde el principio, y esa bofetada está ‘matando’ a Nikki, como los niños jugando al juego de las Consecuencias. Pero el efecto en Nikki no se manifiesta hasta dentro de un año o dos. El cuidador olvida por completo la palmada apresurada, y nadie la asocia con la tristeza de la familia. Se podría argumentar que la cuidadora es amable y simplemente no sabe mejor. Es diferente con los padres. Sí, pero no tan diferente como podrías pensar. El Sr. Lindsay, que es un amante de los libros, entra en su despacho y descubre a su pequeño hijo de cuatro años construyendo una torre con algunos de sus libros más valiosos y codiciados. La torre se derrumba, los libros caen, las esquinas se golpean, y los libros ahora están irremediablemente dañados. ¿Qué crees que estás haciendo? Ve a tu habitación, y no te atrevas a entrar en mi guarida nunca más. Oh, querido. ¿Tiene idea de lo profundamente que eso duele? ¿No se da cuenta de que un juego de diez minutos con papá en su dormitorio es la alegría suprema del día de pequeño Daniel? ¿Y no se da cuenta de que todo se siente como una eternidad para un niño pequeño que no tiene la experiencia para saber cómo esperar cuando las cosas parecen más oscuras? Pero, podrías protestar, es por el bien del niño. ¿Pero realmente lo es? Daniel ni siquiera sabe qué hizo mal. Un simple, ‘Nunca toques los libros a menos que tengas permiso para jugar con ellos,’ lo habría educado y le habría evitado cometer el mismo error en el futuro.
¿Cómo es posible que un cuidador tan dedicado y un padre amoroso inflijan tales ‘golpes mortales’ dañinos, tanto emocionales como físicos, a la tierna naturaleza de un niño? Mucho se puede culpar a la ignorancia o la falta de reflexión: no sabían, o no consideraron, cómo esto o aquello afectaría al niño. Pero lo interesante es que los adultos casi siempre cometen el mismo tipo de error.
El uso arbitrario de la autoridad por parte de los padres, cuidadores, trabajadores de guarderías o cualquier persona puesta en autoridad sobre un niño es un verdadero obstáculo y piedra de tropiezo en el camino de muchos niños.
Esto no significa que una madre indulgente y permisiva esté justificada en congratularse a sí misma y decir: ‘Siempre pensé que la señora Naybor era demasiado dura con sus hijos.’ El uso más dañino de la autoridad es cuando una madre se convierte en la autoridad final, con el poder de excusar a su hijo de sus deberes y otorgarle privilegios e indulgencias injustas (y no me refiero a las indulgencias que el papa puede otorgar). Este tipo de padre blando es implacable con su autoridad. No permite que nadie interfiera con su dominio. Y, sí, es un gobierno, aunque sus hijos sean extremadamente indisciplinados. Todos los consejos y sugerencias son desestimados con la misma respuesta: ‘Mis hijos nunca tendrán ninguna razón para afirmar que su madre les negó algo que estaba en su poder dar.’
‘En su poder.’ Aquí está el error de la madre. Ella cree que sus hijos son suyos–que sus cuerpos y almas están bajo su poder, y que puede hacer lo que quiera con ellos ya que le pertenecen.
Vale la pena considerar los orígenes del comportamiento dentro de la naturaleza humana. Ahí es donde encontraremos la fuente de esta razón común para la mala gestión de los niños. Debe haber alguna razón insospechada por la cual personas de naturalezas tanto débiles como fuertes cometan errores en la misma área.
Sabemos que dentro de cada ser humano están implantados los mismos deseos primarios y naturales, y estos son algunos de los principios en los que la persona actúa. Estos deseos no son ni buenos ni malos en sí mismos, son completamente involuntarios, y están dentro de todos, desde el borracho más salvaje hasta el genio más brillante. Cualquiera que apela a cualquiera de estos deseos primarios garantiza que tendrá un efecto en sus oyentes. Por ejemplo, cada persona tiene un deseo innato de compañía. Cada persona quiere saber, sin importar cuán trivial sea lo que le despierta curiosidad. Todos quieren ser respetados y admirados por quienes los rodean, y algunos harán cosas ridículas para obtener ese respeto. Cada uno de nosotros quiere ser el mejor en algo, incluso si es solo un juego de azar. Todos quieren tener algo de poder, incluso si solo lo ejercen sobre el perro de la familia o un hermano menor. Estos deseos son naturales, y si una persona carece de alguno de ellos, se le considera antinatural: a un hombre que odia estar con otras personas se le llama recluso, y a una persona que no tiene curiosidad por nada se le considera tonta. Pero hemos visto con nuestros propios ojos cómo una persona puede arruinar su vida y su destino al entregarse excesivamente a cualquiera de estos deseos naturales. Controlar, regular, equilibrar y mantener estas fuentes de comportamiento es una parte importante de la autogestión que es deber de cada persona.
Pero no son solo los deseos naturales los que motivan nuestras acciones. Los afectos, los apetitos y las emociones también juegan su papel, y nuestra razón y conciencia son las encargadas de regular las acciones que pueden resultar de cualquiera de uno de los cien impulsos. Pero el tema de este capítulo es el castigo que infligimos a los niños, y no llegaremos a ninguna conclusión a menos que consideremos el castigo desde la perspectiva tanto del castigador como del castigado.
Cualquiera de los deseos, o afectos, o apetitos tiende a descontrolarse si su objeto está bien al alcance. Si el deseo de compañía está descontrolado y sin dirección, puede llevar a correr sin parar de una actividad a otra y a estar constantemente rodeado de multitudes. La curiosidad es una cosa maravillosa, pero la curiosidad descontrolada puede resultar en un exceso de amor por el chisme, y por fragmentos insignificantes y desconectados de información servidos en migajas, que está en la misma categoría que el chisme. La ambición, o el deseo de poder, puede usarse bien para manejar a un niño, sirviente, caballo o perro. Una persona sin ambición no puede liderar a los demás. Cualquier cuidadora que maneje bien a los niños está demostrando que tiene ambición, y su ambición encuentra una salida en el manejo de los niños. Pero si el amor al poder no está regulado y controlado, conduce a un comportamiento arbitrario y a acciones salvajes y crueles hacia aquellos que están bajo nuestro cuidado. Podemos dejarnos llevar y embriagar tanto por un feroz deseo de poder que hagamos algo terrible y trágico a un niño tierno, y despertarnos con un remordimiento interminable. No teníamos ninguna intención de hacer daño, solo queríamos enseñar obediencia, pero, horror de los horrores, hemos matado a un niño.
En los últimos años hemos leído en el periódico historias sobre el salvaje abuso de poder en una zona que actualmente está libre de control externo, relatos que, sean verdaderos o no, deberían hacernos reflexionar en nuestro corazón y quedarnos en silencio. Porque hay una cosa de la que podemos estar seguros: esas personas que hicieron esas cosas no son peores que nosotros bajo circunstancias similares. Tuvieron la oportunidad de hacer actos malvados, y los hicieron. No hemos sido dejados a nosotros mismos, sin un poder gobernante sobre nosotros, hasta ese punto. Pero miremos a nuestro alrededor y reconozcamos que el rasgo innato que traicionó a otros para cometer tales crímenes locos también está presente en nosotros, y si ese rasgo nos lleva a vidas altas y nobles o a una crueldad criminal no es algo que debamos dejar al azar. Necesitamos la gracia divina para guiarnos y seguirnos, y necesitamos buscando conscientemente, y usando diligentemente esta gracia para mantener a aquellos de nosotros que estamos en posiciones de autoridad mansos y humildes, recordando que Jesús, a quien se le confía la vara de hierro, es manso y humilde de corazón.
Si permanecemos conscientes de nuestra tendencia en el área de la autoridad, entonces seremos más dignos de confianza para hacer cumplir la ley a los niños pequeños con almas y cuerpos tiernos. Recordaremos que simplemente una palabra puede herir, y una mirada dura puede doler tanto como una bofetada. Sí, a veces es necesario herir para sanar, pero es más probable que nos examinemos detenidamente antes de recurrir a métodos duros. No reaccionaremos rápidamente con reproches, castigos, recompensas y alabanzas, dependiendo de nuestro estado de ánimo en ese momento. Reconoceremos que nuestra autoridad es solo un puesto de adjunto, y debe usarse con cuidado y sabiduría. No solo eso, sino que seremos extremadamente cuidadosos con quién elegimos para cuidar de nuestros hijos. No basta con que sean cristianos. Todos conocemos buenos cristianos que tienen una tendencia arbitraria y se atreven a manejar la vara de hierro que solo es verdaderamente segura en manos de Dios. Además de ser cristiano, una persona debe tener cultura y autoconocimiento, no el tipo de autoconocimiento mórbido que proviene de demasiada introspección, sino la comprensión más amplia y humilde de la naturaleza humana que proviene del estudio de los principios rectores y las fuentes de comportamiento que son inherentes a todos los seres humanos, incluyendo a sí mismos. Esa comprensión hace que una persona esté segura de que ‘soy tan malo como los demás, y podría ser incluso peor si no fuera por la gracia de Dios y una vida cuidadosa.’
Sin duda, es más fácil establecer nuestra autoridad y dejar que nuestros hijos sigan nuestro ejemplo, o que alguien más nos mantenga en orden en lugar de ejercer la vigilancia constante mientras llevamos a cabo nuestra vocación. Pero no tenemos esa opción. Tenemos que gobernar con diligencia. Nuestros hijos necesitan que hagamos eso. Pero necesitamos mantenernos constantemente en control y asegurarnos de que nuestro deseo innato de poder se canalice adecuadamente en la formación del carácter de un niño en lugar de en constantes regaños, críticas, menosprecios, respuestas cortantes y golpes apresurados. Ninguno de nosotros los adultos podría soportar ese tipo de trato, sin embargo, lo practicamos con nuestros hijos rutinariamente ‘por su propio bien.’
La autora estadounidense Helen Hunt Jackson (Bits of Talk about House Matters) escribió: ‘Hasta el día de hoy, mis mejillas aún arden cuando recuerdo ciertos comentarios groseros y arrogantes que me hicieron cuando era pequeña, y que quedaron grabados en mi memoria para siempre.’ Una vez me llamaron ‘una niña estúpida’ frente a extraños porque traje el libro equivocado del estudio de mi padre. No hay nada peor que alguien pueda llamarme hoy que me dé siquiera una décima parte de la desesperante sensación de inutilidad que me dejaron esas palabras. Otra vez, un invitado inesperado llegó para cenar. Me llevaron de la mesa con el comentario de que ‘la niña no importa en absoluto; puede comer más tarde sin ningún problema.’ Habría estado muy dispuesto a ser complaciente para hacer un lugar para el invitado en la mesa si me lo hubieran planteado de otra manera, pero nunca olvidé el dolor de que me lo dijeran así. Sin embargo, ambas instancias de grosería son menores en comparación con las cosas que vemos todos los días. Serían demasiado triviales para siquiera mencionarlas, excepto porque el dolor que me causaron ha durado hasta el día de hoy.
¿Quieres decir que en estos días excesivamente sentimentales, es demasiado severo llamar estúpido a un niño? El niño se hará un idiota cuando salga al mundo real y la gente le llame peores nombres, si ha sido criado solo con palabras suaves que son tan dulces como la miel y tan suaves como la mantequilla. Este tipo de objeción es contraria, no está en armonía con el tipo de concepto de infancia perfecta con el que nos entretenemos hoy en día. Pero necesitamos considerar la objeción. No podemos permitirnos ignorarlo. Las jóvenes madres solían escuchar a sus mayores advertirles: ‘No hagas un tonto al niño.’ Pero hemos cambiado todo eso. Ahora intentamos crear un paraíso por el que el niño pueda caminar. Escuchamos, ‘¡Está tan feliz en la escuela!’ y estamos satisfechos y no hacemos más preguntas. Hemos invertido la forma antigua, antes era, ‘Si es bueno, será feliz.’ Pero ahora decimos, ‘Si él es feliz, será bueno.’ Consideramos la bondad y la felicidad como conceptos intercambiables, y hemos decidido que la felicidad es la causa, y la bondad es el efecto. Y un niño educado de esta manera es tanto bueno como feliz sin hacer mucho esfuerzo moral para ser bueno. Mientras tanto, nuestro papel es rodearlo de circunstancias agradables para hacerlo feliz hasta que haya adquirido el hábito de ser bueno.
Pero hay una debilidad en ese sistema. Una vez hubo una madre que tuvo la idea de que las madres podían bendecir a sus hijos con un buen juego de dientes hasta la adultez: ‘Tiene sentido que, por cada año que puedas evitar el desgaste de los dientes, el niño tendrá buenos dientes un año después cuando sea mayor.’ Su doctor dijo: ‘Eso es una tontería, señora.’ En realidad, estás arruinando los dientes de tu hijo al darle solo comida para bebés. A este ritmo, ¡sus dientes no serán más fuertes que las cáscaras de huevo! No, necesitas darle muchas cortezas duras para morder, huesos para roer, algo en lo que endurecer sus dientes.’ De la misma manera, un niño tiene ‘dientes’ morales que necesitan ser fortalecidos si va a hacerse un lugar en el mundo real. Necesita soportar algo de dureza para fortalecerse en la masculinidad. La culpa así como el elogio, y las lágrimas así como las sonrisas, son el alimento diario que la naturaleza proporciona. El discurso penetrante es una herramienta que podemos usar con moderación para desarrollar el carácter. Necesitamos llamar a las cosas por su nombre, y podemos hacerle saber a un niño que fue estúpido por traer el libro equivocado, ya sea delante de extraños o no. Esto es mucho mejor que tener que tener una profunda y privada conferencia con mamá sobre cada cosa trivial. Este es el tipo de cosa que lleva a una introspección mórbida.
Nuestra posición es precaria, como si estuviéramos entre los monstruos marinos Escila y Caribdis. Por un lado está nuestra incontrolable lujuria por el poder, como un monstruo de seis cabezas con dientes afilados como cuchillas. Del otro lado hay un monstruo que vive en un remolino, listo para absorber todos los rasgos fuertes y masculinos de nuestro pobre Ulises. Si tenemos que elegir entre uno y otro, entonces sería más seguro elegir Escila [poder] que Caribdis [permisividad]. Es mejor perder algo ante los dientes del monstruo que ser totalmente absorbido por un remolino. Pero hay una manera aún mejor.
Considera su situación, y la tuya. Está acostumbrado a todo el dulce y respetuoso trato del Reino de Dios. No importa cuánto lo intentes, ¿cómo puedes crear algo tan digno como eso? Tu hijo es el menor y, por lo tanto, ‘el mayor en el reino,’ Y contempla el rostro del Padre. Al ser renovado allí, brilla con gracia constante. ¡Ten cuidado de no despreciarlo! Trátalo con suavidad, como si fuera un príncipe. No seas descortés Con estados de ánimo groseros y temperamentos cortos. Aún más importante, ten cuidado de no dejar que tus palabras sean desenfrenadas. Contén tus palabras, asegúrate de que tu discurso sea dulce y moderado, tu comportamiento sea cauteloso y tu expresión facial sea agradable. Adaptado de ‘Poemas de Madre e Hijo,’ por Charlotte Mason
VI. La historia de la Señora Sedley
Es extraño cómo una falta moral en su hijo le causa a una madre tanto sufrimiento como una enfermedad física. Me pregunto si así es como se siente Dios cuando nos ve haciendo precisamente lo que odiamos hacer año tras año. Creo que la experiencia de la maternidad hace posible entender muchas cosas sobre la manera en que Dios trata con nosotros que no son evidentes sin esa experiencia. Por ejemplo, puedo creer más completamente en el perdón del pecado cuando pienso en la fea falta de mi pobre pequeña Hannah. Aunque su falta aparece casi todos los días, ¿Qué más puedo hacer sino perdonar?
Pero el perdón que no hace nada para sanar la falta es como los ungüentos inútiles que los pobres tienen que usar en sus heridas porque no pueden permitirse nada mejor. Hay una cosa que sé que debería haber hecho mejor: apenas he mencionado la debilidad de nuestra pequeña a John, aunque me ha molestado durante casi un año. Pero creo que él sospecha que hay algo mal de todos modos. Simplemente nunca podemos hablar libremente sobre nuestra tímida y hermosa Hannah. Y tal vez esa sea una de las razones. Es una cosita tan tímida y nerviosa, y se ve tan encantadora cuando sus largas pestañas caen, su dulce boquita tiembla y sus suaves mejillas se sonrojan, que dudamos en exponerla incluso entre nosotros, los defectos que vemos en nuestra delicada y frágil niña. Tal vez ninguno de los dos confíe del todo en que el otro sea cauteloso con Hannah y la trate con delicadeza.
Pero la forma en que están las cosas no puede seguir así. Es una cosa miserable de decir, pero no puedo creer ni una palabra de lo que dice. Y está empeorando. Solía ser solo de vez en cuando que atrapaban a Hannah mintiendo, pero ahora hay tanta duda sobre todo lo que sale de su boca, que mi vida ha perdido su alegría, y mi esposo está preocupado por lo pálida que me veo.
Por ejemplo, aquí hay algunos incidentes que he notado solo en los últimos días:
Hannah, ¿te acordaste de darle mi mensaje a la cocinera? Sí, mamá.
¿Y qué dijo ella?
Dijo que no podía hacer mermelada hoy porque la fruta aún no ha llegado.
Entré en la cocina un poco más tarde y encontré a la cocinera removiendo algo en una gran olla de bronce, y, odio admitirlo, pero ni siquiera me molesté en preguntarle si estaba haciendo mermelada. Era el tipo de respuesta circunstancial de Hannah que más a menudo resultaba ser falsa. ¿Mintió porque tenía miedo de confesar que se le había olvidado preguntarle a la cocinera? Eso parecía poco probable. Sabiendo lo sensible que es, siempre hemos tenido cuidado de no castigar ninguno de sus pequeños errores cuando los admite. Además, ni siquiera el miedo al castigo podría hacerla crear una respuesta tan lógica de la cocinera. Aquí tienes otro ejemplo:
¿Viste a los hijos de los Fleming?
Sí, mamá, ¡y Benjie fue tan grosero! ¡Empujó a Deirdre fuera de la acera!
La niñera, que estaba sentada junto a la chimenea con el bebé, levantó las cejas en señal de sorpresa, y pude darme cuenta de que todo el episodio era una invención. Aquí hay un ejemplo aún más extraordinario:
Mamá, cuando estábamos en el parque, ¡vimos a la señorita Butler junto a la fuente! Me besó y me preguntó cómo estaba mi madre. Ella ofreció esto de la nada, de la manera más casual y fácil. Bueno, me encontré con la señorita Butler esta mañana y le comenté lo amable que fue de su parte preguntar por mí a través de mi pequeña, y le pregunté, ‘¿No ha crecido Hannah?’
La señorita Butler parecía confundida. Ella quiere a Hannah, probablemente porque es tan encantadora. Como sus padres, difícilmente podemos ser ajenos a su belleza.
¡No he visto a Hannah en más de un mes! ¡Pero me encantaría visitar pronto y satisfacer tu corazón con todos los cumplidos que mi dulce Hannah merece!
Poco sabía ella que era la vergüenza, no el orgullo, lo que me hacía sonrojar. Pero no podía compartir el trágico secreto de Hannah, ni siquiera con una amiga tan cercana.
Pero hablar de ello con John era otro asunto. Él necesitaba saberlo. Durante todos estos meses me había estado preguntando vagamente por qué mi hija tenía esta falta de sinceridad y de dónde venía. Pero no tenía respuestas. Pero un nuevo desarrollo en el tipo de mentiras que Hannah estaba diciendo finalmente me hizo abordar el tema con John. El hecho es que este era el único tema que no discutíamos entre nosotros.
Mamá, Drew fue muy travieso esta mañana durante las clases. Se acercó a la señorita Clare mientras ella escribía y le dio un codazo a propósito. La hizo derramar su té por todo el mantel.
Por casualidad vi a la señorita Clare en el piso de arriba y mencioné que había escuchado lo molesto que había estado Drew esa mañana.
¿Exasperante? No, para nada. De hecho, estaba muy ocupado y obediente.
No dije nada sobre el té derramado, pero fui directamente a la habitación donde los niños hacen sus lecciones. La mesa estaba ordenada, como siempre la deja la señorita Clare. No había ninguna señal de una mancha de té. ¿Cuál podría haber sido su motivación? Este engaño crónico e imaginativo era como una obsesión. Me senté atónita durante una hora o más, sin pensar, pero aturdida por un nuevo concepto: tal vez la niña estaba mentalmente desequilibrada y no era responsable de sus palabras. Pero, ¿cómo podría ser eso? Era más feliz que cualquiera de los niños cuando jugaban, y tan inteligente en sus lecciones. Decidí hablarlo con su padre ese mismo día.
~ .*. ~ .*. ~ .*. ~ .*. ~
Oh, John, estoy tan triste por Hannah. ¿Te das cuenta de que ella fabrica historias constantemente?
Seamos precisos: son mentiras, no fabricaciones. Un pecado feo merece un nombre feo. ¿Qué tipo de mentiras está diciendo? ¿Sabes qué la está tentando a mentir?
Mmm. John no parecía estar en absoluto sorprendido. Tal vez él sabía más sobre esto de lo que yo había supuesto.
Eso es precisamente, John. Sus fab– quiero decir, sus mentiras son tan innecesarias, tan irracionales, que no sé cómo podría confiar en ella alguna vez.
¿Irrazonable? ¿Quieres decir que sus mentiras no tienen coherencia? Eso es bastante común entre los mentirosos. Recuerdas el dicho: ‘Los mentirosos más vale que tengan una excelente memoria.’
No llames mentirosa a nuestra querida hija, John. Creo que merece más compasión que reproches. Lo que quiero decir es que no encuentro ninguna razón o justificación para sus mentiras. Y le conté a mi esposo algunos ejemplos, justo como los que he escrito aquí.
¡Eso es extraño! Hay un indicio de mezquindad en la historia sobre Drew y el té derramado, un indicio de miedo al castigo en la de la mermelada, pero en cuanto al resto, son puras y simples fabricaciones fantásticas. No tienen ni pies ni cabeza, tal como dijiste.
No creo que haya malicia en sus mentiras. Iba a reprenderla por inventar esa historia sobre Drew, pero sabes cuánto adora a su hermano, y contó su historia con la cara más inocente. Estoy convencido de que no tenía ninguna intención de lastimarlo.
¿Estás igualmente convencido de que ella nunca miente para encubrir una mala acción por cobardía?
No, no estoy tan seguro de eso. La he sorprendido más de una vez en una mentira ingeniosa para encubrir algo. Sabes lo ansiosa y sensible que es. Justo el otro día, encontré una taza de té azul del gabinete, sin su asa, y escondida detrás de la moldura. Hannah entró justo en ese momento, así que le pregunté si sabía quién lo había roto.
No estoy segura, mamá, pero creo que fue Mary. Estaba sacudiendo el polvo del gabinete, y estoy casi segura de que escuché un estruendo.
Pero no podía mirarme a los ojos, y había una especie de estremecimiento, como si tuviera miedo.
¿Generalmente notas los síntomas de miedo cuando ella miente?
Por lo general, las fabricaciones de la pobre Hannah se expresan de una manera tranquila y fácil, con toda la audacia de una sinceridad inocente. Incluso cuando la descubren y la confrontan con su historia, parece desconcertada, no culpable.
Ojalá dejaras de andar con rodeos usando frases suaves que hacen que el pecado suene menos serio. Llama a las cosas por su nombre. Un ‘cuento’ es algo divertido para reírse. Una ‘fabricación’ es algo divertido. ¿Pero una mentira? ¿Por qué, la misma alma que puede soportar ese nombre está muy alejado de la rectitud, incluso cuando admite que mintió.
Pero eso es precisamente. No puedo soportar etiquetar la debilidad de nuestra hija con un nombre tan feo y oscuro. Sabes, estoy empezando a sospechar que la pobre Hannah ni siquiera es consciente de que lo está haciendo, no tiene idea de que se ha alejado de la realidad. A veces tengo un terrible presentimiento de que su problema es mental, no moral. A veces pienso que ella no tiene la clara percepción de la verdad y la falsedad con la que la mayoría de nosotros estamos bendecidos.
“¡Guau!” fue lo que dijo John, pero su sorpresa era fingida. Ahora me di cuenta de que él había sabido lo que estaba pasando todo el tiempo y no había dicho nada porque no sabía qué decir. En su corazón, estaba de acuerdo conmigo sobre nuestra encantadora niña. El defecto de Hannah era el resultado de una mente discapacitada y solo se manifestaba en esta área. ¿Cómo podríamos tener el corazón para mirar hacia el futuro? Ahora entendía por qué el pobre John estaba tan ansioso por llamar al delito por su nombre más oscuro. Esperaba evitar tener que sospechar de una enfermedad mental, que es peor que un pecado directo porque tiene menos posibilidades de ser curada. Nos miramos en blanco. Intentó aligerar el ambiente con una actitud casual, pero no funcionó.
Olvidé mencionar que mi hermana Emma se estaba quedando con nosotros en ese momento y estaba escuchando mi conversación con John. Es la ‘mujer inteligente’ de la familia. Estaba investigando todo tipo de cosas, asumimos que quería tener éxito en la cima de su profesión como doctora. Nunca comentó durante nuestra charla, lo cual me irritó, ya que estaba deseando conocer su opinión. Pero ahora, mientras intentábamos no mostrar lo desanimados que estábamos, ella empezó a reír, lo cual me pareció un poco insensible de su parte.
¡Ustedes, padres tontos! ¡Son demasiado bondadosos y en serio, definitivamente ridículos! ¿Por qué demonios se están mirando el uno al otro, imaginando todo tipo de escenarios terribles? ¿Por qué no simplemente aceptar el problema tal como es y dejar que la ciencia actual te ayude a encontrar una solución para el problema de Hannah? Pobrecita. ¡Sería comprensible si suplicara ser salvada de sus padres!
‘¿Entonces no crees que tenga ninguna deficiencia mental?’ gritamos sin aliento, sintiendo ya como si una carga se hubiera levantado de nosotros para que pudiéramos enderezarnos y caminar libremente.
¿Deficiencia mental? ¡Qué absurdo! Pero ahí es donde creo que todos los padres son iguales. Cada padre piensa que su caso es completamente nuevo y que su hijo es el primero de ese tipo que ha nacido en el mundo. Pero cualquiera con algún tipo de formación científica podría ver de inmediato que las mentiras de Hanna, preferiría usar la palabra invenciones en lugar de la fea palabra de John, son un síntoma de otra cosa. Annie, tenías razón al pensar que son síntomas que involucran el cerebro, pero ¿enfermedad mental? ¡Definitivamente no! Padres tontos, ¿no pueden reconocer que están ‘entreteniendo ángeles sin saberlo’ con Hannah? Su ‘problema’ de mentir es precisamente la cualidad que hace a los grandes poetas.
‘Los poetas y los ángeles están bien en la situación adecuada,’ dijo John un poco cortante, ‘pero quiero que mi hijo hable la verdad.’ Como un padre simple e ignorante, cuando mi hija dice algo como si fuera un hecho, me gustaría tener la confianza de que es un hecho.
Sí, y esa es su tarea como padres. Enséñale lo que es verdadero de la misma manera en que le enseñarías francés o matemáticas: un poco hoy, un poco mañana, para que tenga una lección cada día. Su don poético solo será efectivo si aprende la naturaleza de la verdad. Aquí tienes una pregunta: ¿Cuál es tu concepto de verdad? ¿Es algo con lo que nacemos, o algo que aprendemos con la educación?
“No estoy tan seguro de que quiera ser un experimento, exhibido ante el mundo como un ejemplo de padres torpes e idiotas,” dije. ‘Quizás sería mejor que mantuviéramos nuestras nociones crudas y poco iluminadas para nosotros mismos.’ Hablé de manera bastante brusca, lo admito. Me preocupaba más por John que por mí misma el ser objeto de burla en su propia casa, ¡y por mi propia hermana!
Ay, Dios, ahora he molestado a los dos. Soy terrible. Y sin embargo, al observarlos con sus hijos, ni siquiera me siento digna de atar sus sandalias. Debo haber pensado mil veces al día, incluso con todo lo que la ciencia puede enseñarnos, la comprensión y el amor que los padres reciben de Dios valen mucho más que eso.
No, Emma, somos nosotros quienes deberíamos disculparnos por tener celos de la ciencia, que es lo que teníamos, y fuimos demasiado rápidos en ofendernos. No te enojes. Por favor, permítele a Annie y a mí beneficiarnos de tu consejo. Realmente no tenemos ni idea de qué hacer por Hannah.
Bueno, creo que tenías razón cuando te preguntaste si su culpa tenía dos fuentes, el miedo al castigo es la primera. Hace algo mal pero no lo admite. ¿Por qué no?
Sí, eso es lo que no entiendo. ¿Por qué tiene miedo de decir la verdad? Nunca la hemos castigado, ni siquiera le hemos lanzado una mirada fría por nada excepto por esta única falta de mentir. Es tan tímida que hemos tenido miedo de que las medidas severas puedan hacerle aún más difícil confesar la verdad.
Creo que tienes razón en eso. Y ahora hemos identificado una razón para las mentiras: el puro miedo, que es una debilidad moral. Parece no tener fundamento, pero es ahí, no obstante. Y, para ser honesto, no estoy tan seguro de que no tenga fundamento. El buen comportamiento, la dulzura, la obediencia y ese tipo de cosas son importantes para ella. Esta falta de sinceridad parece ser su único vicio. Para una chica tan tímida, ¿no crees que el temor de que sus padres le lancen una mirada fría y desaprobadora podría ser una gran tentación para mentir?
Supongo que sí, pero ¿qué se supone que debemos hacer? ¿Deberíamos simplemente pasar por alto sus defectos y no decirle nada que pueda ayudarla?
Desafortunadamente, tendrás que ser firme en esa área. Es la manera más amable a largo plazo. Muestra a la pequeña Hannah que la amas. Hazle saber que puedes perdonar cualquier falta en ella, pero que la falta que más te duele es cuando no escuchas toda la verdad.
Ya veo. Entonces, si, por ejemplo, ella rompe un jarrón valioso y lo oculta, se supone que debo descubrir su secreto en lugar de lo que he estado haciendo: dejarlo en secreto para evitar acorralarla en una mentira directa. Debería mostrarle el jarrón y admitir que sé que lo escondió.
No, porque su respuesta inmediata será negarlo. No, asegúrate de tener los hechos y de estar seguro de que fue ella, y luego muéstrale las piezas. Hazle saber que el jarrón era valioso, pero eso no es lo que te molesta. Lo que te duele aún más que eso es que no pudo confiar en su madre y admitir lo que había hecho. Incluso ahora puedo imaginar la conmovedora escena que seguirá, uno de esos momentos madre/hijo que son demasiado íntimos y preciosos para que los extraños los vean.
Las lágrimas me vinieron a los ojos, porque también podía imaginar la escena. Ahora entendía que la manera de acercar a mi hijo a mí era siempre ser perdonador, siempre comprenderlo y amarlo, y siempre oponerme a cualquier falsedad o engaño que pudiera interponerse entre nosotros. Estaba perdida en mis hermosos pensamientos, imaginando cómo algún día podría poder mostrarle que el rápido deseo de su madre de perdonarla era solo una tenue imagen de la ‘ternura perdonadora de Dios,’ cuando John interrumpió mis pensamientos.
Entiendo que si ambos nos proponemos perdonar libre y generosamente cada uno de sus pequeños errores con la condición de que los admita, podríamos curarla de las mentiras que dice por miedo a ser castigada. Pero el problema es que ya no creo que reconozca la diferencia entre la verdad y la ficción. Seguirá fabricando cosas puramente inventadas que sucedieron, y las mentiras continuarán. Todavía no se podrá confiar en ella.
”Puramente inventivo’, eso es todo. ¿No lo ves? Hannah está llena de imaginación creativa. Ella imagina todo tipo de escenas que se desarrollan en su mente. Todas las diferentes cosas que podrían haber sucedido le parecen tan reales que está desconcertada y apenas puede distinguir qué evento realmente ocurrió y cuál provino de su imaginación. Es inútil atormentarse por esto como si fuera una falta moral. No es una falta de moral, es una falta de equilibrio mental. Su mente está bien, pero su energía creativa se le escapa. Ella imagina lo que podría haber pasado con más claridad que lo que realmente pasó. Apuesto a que le encantan los cuentos de hadas, ¿verdad?
Bueno, para ser honesto, asumí que solo alentarían sus fabricaciones, así que prácticamente la he limitado a libros puramente factuales.
Sospecho que eso es un error. Una imaginación asertiva como la de Hannah necesita su adecuada alimentación. Déjale sus raciones diarias. Debería escuchar ‘Los niños perdidos en el bosque,’ ‘La pequeña cerillera,’ ‘La doncella de nieve,’ historias y leyendas que están vagamente basadas en hechos históricos, y, lo más importante de todo, historias de la Biblia. Debería tener todo lo que pueda reproducir en su mente una y otra vez, pero no tonterías poco imaginativas sobre niños como ella haciendo las cosas que ella hace. ya sean graciosos o serios. Necesita estar expuesta al mundo más amplio más allá de su vida rutinaria, donde todo es posible y siempre están ocurriendo cosas hermosas. Si le das este tipo de alimento mental que tanto necesita, entonces su mente estará tan llena de imágenes mentales que no se sentirá tentada a inventar versiones emocionantes de lo que sucede en su vida cotidiana.
Mi esposo se rió. ‘Querida Emma, tal vez sería mejor que nos dejaras hacer lo mejor que podamos para solucionar el problema; ¡Tu idea es demasiado loca!’ Tu manera solo la animaría más. ¡He aquí, ahí viene esa soñadora! ¡Imagínate enviar a mi hija al mundo etiquetada como soñadora!
Esa es una cita inexacta para esta situación. No he terminado. Realmente creo que privar a Hannah de su imaginación le hará daño. Pero, al mismo tiempo, tienes razón sobre la necesidad de cultivar diligentemente un conocimiento preciso y un amor por la verdad. ¿Qué es la verdad sino un hecho simple y llano tal como realmente existe? Creo que las fabricaciones de Hannah son el resultado de su incapacidad para percibir la verdad porque su mente está tan ocupada.
‘Bueno, entonces, ¿qué deberíamos hacer?’
Bueno, todos los días, hasta media docena de veces al día, dale ‘lecciones de verdad.’ Mándala a la ventana y dile: ‘Mira afuera, Hannah, y dime qué ves.’ Ella volverá, dirá que vio una vaca cuando en realidad hay un caballo afuera, y tú la enviarás de nuevo a hacerlo correctamente. Lo hace de nuevo y esta vez, trae el informe correcto. Esto le enseña que no es verdad decir lo que no está. Podrías pedirle que le dé un mensaje largo a tu cocinera y darle instrucciones a la cocinera para que escriba exactamente lo que Hannah realmente transmite. Si lo hizo bien, entonces Hannah recibe un beso por decir la verdad. Gradualmente, llegará a honrar la verdad, y aprenderá a distinguir entre los hechos que contienen verdad en cada parte, y las creaciones fantásticas de la imaginación donde todo vale.
Sabes, Emma, creo que tienes razón. La mayoría de las mentiras de Hannah se cuentan con tanta inocencia que no me sorprendería si realmente vienen del mundo de la fantasía. De todos modos, probemos las sugerencias de Emma, ¿De acuerdo, John?
Está bien, los probaremos y seremos diligentes para seguirlas cuidadosamente. Suena razonable, especialmente porque no parece haber un rastro de malicia en las mentiras de Hannah.
Créeme, si lo hubiera, el tratamiento sería más complicado. Primero tendrías que lidiar con la mezquindad, y luego tendrías que enseñarle a amar la verdad con pequeñas lecciones diarias. Ese es el error que cometen tantas personas. Asumen que los niños nacen entendiendo y amando la verdad por naturaleza, pero no es así. Los mejores padres deben estar alerta para impedir cualquier oportunidad de que su hijo haga una declaración falsa.
¡Estamos tan agradecidos! ¿Sabes lo que te debemos? Déjame contarte sobre un ejemplo trágico que vemos todo el tiempo, el que me ha hecho temer aún más el posible futuro de Hannah. No es un gran secreto, pero no creo que debas repetirlo públicamente. ¿Conoces a la señora Casterton, que vive al lado? Odio decirlo, pero ¡no se puede confiar en una palabra de lo que dice! Podría decir que tal o cual tiene un tipo grave de fiebre escarlatina, e incluso mientras habla de ello, sabes que no es cierto. Su esposo, sus hijos, los sirvientes, los vecinos lo saben, y ella ha desarrollado ese tipo de manierismo afectado que las mujeres adquieren cuando pierden el respeto de los demás y su propio respeto. ¡Has salvado a Hannah de crecer y convertirse en una mujer como ella!
¡Pobre mujer! Y pensar que esta vergonzosa condición podría haberse evitado si sus padres hubieran entendido su obligación.
VII. Habilidades
Fred, no olvides ir a casa de la señora Milner para obtener el nombre de la señora que le hace la colada.
‘¡Está bien, mamá!’ Y Fred ya estaba a mitad de camino por el camino de entrada antes de que su madre tuviera tiempo de pedirle que hiciera un segundo mandado. ¿Dije segundo? No, habría sido el séptimo; la de la señora Milner ya era el sexto, y la expresión ansiosa de la señora Bruce mostraba que no tenía mucha fe en él ‘¡Está bien, mamá!’ de su hijo.
No sé qué hacer con Fred, doctor. Nunca estoy seguro de que haga lo que le pido. En realidad, si fuera completamente honesto, tendría que decir que estoy seguro de que no lo hará. Sé que es un asunto trivial, pero lo mismo ocurre veinte veces al día. Parece decidido a olvidar hacer cualquier cosa que se le pida, y eso me preocupa por su futuro.
El Dr. Maclehose tamborileó con los dedos sobre la mesa mientras pensaba, y luego frunció los labios para silbar. El comentario de la señora Bruce le parecía una locura. Él había atendido personalmente a los nueve hijos de los Bruce, y era uno de los amigos más respetados y de confianza de la familia. Y le gustaban los Bruce. ¿Cómo no podría? Los padres eran inteligentes y amables, los niños eran guapos, bien educados y extrovertidos. Eran justo el tipo de familia con la que tener amigos. Al mismo tiempo, el doctor vio una oportunidad en su situación para montar su caballo de batalla favorito. ‘Mi mundo ideal es un lugar donde se permite a los médicos actuar como maestros para los padres. Es difícil imaginar a los hijos de los Bruce arruinando sus vidas de media docena de maneras diferentes porque sus padres no saben lo que hacen. ¡Y gente tan agradable también!
El Dr. Maclehose había estado en contacto íntimo con la familia durante diecisiete años, pero nunca antes había tenido la oportunidad de ofrecer su opinión sobre cómo estaban criando a sus hijos. Por eso estaba tamborileando los dedos sobre la mesa, considerando. ‘Sea gentil y amable, doctor, gentil y amable.’ No lo estropees ahora, o nunca tendrás la oportunidad de decir nada más. Pero si das en el clavo… ¿quién sabe?
¿Le pasa lo mismo con su trabajo escolar?
Sí, siempre está en problemas. Olvidará traer su libro, o traer su nota, o hacer su tarea. De hecho, toda su carrera escolar no ha sido más que una lista de cosas que ha olvidado y las penalizaciones que ha tenido que soportar por ellas.
Suena incluso peor que ese Decano de Canterbury cuya esposa le hizo llevar un registro de sus gastos; las entradas de una semana decían: Guantes–5 dólares, Olvidos–4 dólares y quince centavos. Su escritura no era muy legible, así que su esposa, mirando por encima de su hombro, exclamó: ‘¡Leña!’ ¿Qué demonios es eso, ¿has estado comprando palos? ‘No, querido, dice olvida.’ Y su esposa se rindió.
Un fajo es un manojo de ramas usado como leña.
Esa es una historia divertida, doctor, pero una característica entrañable en un Decano no va a ayudar a mi hijo a sobrevivir en el mundo. El Sr. Bruce y yo estamos ambos preocupados por Fred.
Es uno de los once jugadores de cricket de la escuela, ¿verdad?
¡Oh, sí, y le encanta! ¡Nunca se olvida de sus partidos de cricket! Es, ‘¡Mamá, necesito comer temprano porque tenemos que estar en el campo a las dos!’ o, ‘No te olvides de tener mi uniforme limpio para el viernes, por favor, ¿quieres, mami?’ Sabe cómo persuadir. ‘¡Mi suscripción [cuota] necesita ser pagada el jueves, mamá!’ y me lo recordará todos los días hasta que consiga el dinero.’
¡Eso es una buena noticia! ¡Significa que no hay nada malo en su cerebro!
¡Santo cielo, doctor! ¡Nunca pensé que hubiera algo mal en su cerebro!
No quería alarmarte, pero, bueno, ya sabes, se reduce a dos cosas. Es una enfermedad crónica que necesita tratamiento médico, o simplemente es un caso de educación deficient, un poco de problema resultante de alguna falta que sus padres necesitan arreglar lo antes posible.
La señora Bruce se sintió un poco ofendida por su visión seria del problema. Era una cosa que ella se quejara de su hijo mayor, el orgullo de su corazón, pero era algo completamente diferente escuchar a alguien más tomándolo en serio.
Doctor, ¿No cree que tal vez esté tomando un defecto común de la infancia un poco demasiado en serio? Es molesto que sea tan olvidadizo, pero probablemente se le pasará en uno o dos años. El tiempo lo hará más confiable. Es solo la impulsividad de la juventud. Por lo que vale, no me gusta ver a un niño que actúa y piensa como un hombre adulto. El doctor comenzó a tamborilear con los dedos sobre la mesa de nuevo. Ya había metido la pata y lamentaba su imprudencia.
Bueno, me atrevería a decir que tienes razón al hacer algunas concesiones por su edad, pero nosotros, los viejos médicos, cuyo trabajo es estudiar la estrecha relación entre la mente y la materia, tienden a ver solo una conclusión. Sentimos que cualquier falla de la mente o el cuerpo, si se deja sola, solo empeorará.
¿Otra taza de té, doctor? No estoy seguro de entenderlo–no sé mucho de ciencia. ¿Estás diciendo que Fred solo se volverá más olvidadizo y menos confiable a medida que envejezca?
No sé por qué lo dije tan mal, pero sí, eso es lo que quiero decir. Por supuesto, las circunstancias podrían motivarlo en la otra dirección. Es posible que Fred se convierta en un anciano tan cauteloso y serio que su madre se sienta avergonzada de él.
No te burles de mí, doctor. Haces que todo suene demasiado serio para ser un asunto de risa. El doctor no respondió a eso. Hubo silencio en la habitación durante tres minutos completos, mientras ambos pensaban.
La señora Bruce habló en un tono altanero. ‘Dicen que una falta dejada a su aire solo empeorará.’ ¿Qué se supone que debemos hacer? Su padre y yo queremos hacer lo correcto. Su orgullo maternal se sintió ofendido, pero la Sra. Bruce hablaba en serio. Toda su astucia estaba alerta. ‘¡Ah, veo que he anotado!’ pensó el doctor. Y luego respondió de manera suave y respetuosa para calmar sus plumas alborotadas.
Haces una pregunta que no es tan fácil de responder. Pero permíteme, primero, intentar aclarar el principio. Cuando eso esté hecho, la cuestión de qué hacer se resolverá sola. Fred nunca olvida sus compromisos de cricket ni otros de sus eventos divertidos, ¿verdad? Bueno, ¿por qué no? Porque su interés está emocionado por ello, por lo tanto, toda su atención está enfocada en el hecho a recordar. El hecho es que cualquier cosa que consideres con tu plena atención será casi imposible de olvidar. Entonces, si puedes lograr que Fred concentre toda su atención en el asunto en cuestión, entonces no lo olvidará.
Eso puede ser cierto, pero ¿Cómo se supone que debo hacer un mensaje para la Sra. Milner tan interesante para él como su práctica de cricket?
¡Ah! Ahí está el problema. Si hubieras empezado esto hace un año con Fred, todo se habría resuelto solo. El hábito ya se habría formado.
La rápida inteligencia de la señora Bruce vino al rescate. ‘Ya veo, necesita tener el hábito de prestar atención para que naturalmente preste atención a lo que se le dice, ya sea algo que le interese especialmente o no.’
Sí, lo has acertado exactamente, excepto por la palabra ‘naturalmente.’ En este momento, Fred está haciendo agradablemente lo que le sale naturalmente, en este y en otros aspectos. Pero usar el hábito en un sentido educativo significa corregir la naturaleza. Si tan solo los padres reconocieran eso, el mundo podría convertirse en una gran escuela correctiva. Entonces la próxima generación, o tal vez la siguiente, habitaría en el reino de los cielos todo el tiempo, en lugar de de vez en cuando, aquí y allá, que es lo mejor que parece que podemos lograr.
La señora Bruce fue persistente. No estoy segura de entender lo que quieres decir. Pero, volviendo al hábito de la atención, que es como necesito reformar a Fred, por favor, dime qué debo hacer. Ustedes los hombres son tan aficionados a entrar en principios y teorías, mientras que nosotras, pobres mujeres, no podemos entender más que una sugerencia práctica aquí y allá para poner en uso. Mi pobre hijo se sentiría herido al saber lo poco que su ‘amigo’ doctor piensa de él.
¿Pobres mujeres, se llaman? Tienes suficiente ingenio como para que dos de tus comentarios ya me hayan dejado atónito. Has acusado a mis teorías de no tener uso práctico, y has cuestionado mi afecto por Fred, ¡Que ha sido uno de mis favoritos desde que dejó los pañales! ¿Y ahora se supone que debo ser educado? ¿Qué quieres que diga ahora?
Habla sobre el hábito, doctor, mantente en el tema del hábito. No hables tonterías cuando el tiempo corre; Fred no está haciéndose más joven. Finge que Fred cumplió un año hoy. Por favor, dime qué debería estar haciendo a esta edad tan temprana para ayudarlo a empezar a prestar atención. Y, por cierto, ¿por qué no mencionaste esto hace mucho tiempo, cuando Fred era pequeño?
Nunca me preguntaste. Hubiera sido grosero de mi parte presumir a darte lecciones de crianza. No lo habría hecho. Cada madre primeriza piensa que es infalible y sabe más sobre los niños que todos los médicos del mundo. Pero, hagamos como si me hubieras preguntado. Le habría dicho, dale algo cada día para que se ocupe, y alarga el tiempo con cada juguete un poco más que el día anterior. Supongamos que recoge una margarita, la admira encantado y luego la deja caer al instante siguiente. Es entonces cuando lo recoges y, utilizando las dulces maneras de persuasión que las madres saben emplear, logras que lo examine de una manera infantil durante un minuto, o dos minutos, y luego tres minutos a la vez.
Ya veo. Debería intentar fijar sus pensamientos en una cosa a la vez, y durante el mayor tiempo posible, ya sea en lo que ve o en lo que escucha. ¿Crees que si se continúa con ese tipo de cosas con un niño desde su infancia, se acostumbrará a prestar atención?
Estoy seguro de ello. Lo que la gente llama habilidad, algo diferente al genio, o incluso al talent, no es más que el poder de fijar la atención de manera constante en el asunto en cuestión y el éxito en la vida depende de cultivar esta habilidad más que de cualquier talento innato. Si le describes un caso a un abogado, o a un empresario exitoso, observa cómo absorbe todo lo que dices. Él sigue el tema principal, aclara cualquier asunto secundario y, antes de que hayas terminado de contárselo, ya tendrá todo el asunto ordenado en su mente. Luego viene el talento o el genio, o lo que sea, para manejar los hechos que ha asimilado. Pero prestar atención es un atributo que viene con el entrenamiento, y ningún genio hace un tiro al aire sin él.
Pero, ¿No crees que la atención en sí misma es una habilidad o talento natural, o lo que sea?
No, en absoluto. Es completamente el resultado del entrenamiento. Una persona puede nacer con una habilidad o talento natural para los números, el dibujo o la música, pero la atención es un asunto diferente. La atención es simplemente la capacidad de dedicar todo uno mismo al asunto en cuestión. Es una clave para el éxito que está al alcance de todos, pero la habilidad para usarla solo se adquiere con entrenamiento. Las circunstancias pueden poner a una persona en una posición donde tiene que entrenarse para hacerlo, pero le cuesta mucho más esfuerzo cuando es mayor, y nueve de cada diez veces, no hará el esfuerzo. Pero un niño, por otro lado, puede ser entrenado por sus padres y le resultará fácil. No hay duda de que tendrá éxito.
Pero pensé que el trabajo escolar, el latín y las matemáticas, ese tipo de cosas, proporcionarían ese tipo de entrenamiento.
Deberían, pero hay una ligera posibilidad de que la fuente adecuada sea tocada durante la rutina normal de un niño. Por lo que has dicho sobre el trabajo escolar de Fred, puedo decir que en su caso no se ha tocado. ¡Es un desperdicio increíble cuánto conocimiento un niño dejará pasar en lugar de permitir que entre en su mente! Desafortunadamente, la educación de Fred no se ocupará de esta formación; tendrás que tómalo tú mismo. Sería una tragedia permitir que un niño tan excepcional como Fred desperdiciara su vida.
Bueno, ¿qué puedo hacer?
Tendrás que empezar desde donde estás. Sabemos que Fred tiene la capacidad de prestar atención y, por lo tanto, sabemos que es capaz de recordar. Ya ha demostrado que no tiene problemas para recordar lo que le interesa. La pregunta es, ¿Cómo puedes hacer que un mensaje para la Sra. Milner sea tan interesante para él como el cricket? Bueno, el mensaje en sí no tendrá ningún interés intrínseco para él por sí mismo; el interés tendrá que ser puesto en él desde fuera. Hay muchas maneras de hacerlo. Prueba uno, cuando ya no funcione, prueba otra cosa. El problema es que, con un chico tan grande como Fred, no podrás formar el hábito de prestarle atención tú mismo como podrías con un niño pequeño. Todo lo que puedes hacer es ayudarlo y animarlo. Puedes darle el impulso y la motivación, pero él tendrá que hacer el entrenamiento por sí mismo.
¿Puedes repetirlo y usar solo palabras de una sílaba, doctor? No he logrado reducir tus comentarios a cosas prácticas que pueda hacer al respecto.
¿No? Bueno, Fred tendrá que entrenarse por su cuenta en este punto, y tendrás que proporcionarle motivos. Explícale lo que hemos estado hablando sobre la atención. Infórmale de los hechos y de que no puedes hacerlo por él. Si quiere convertirse en un hombre responsable, tendrá que esforzarse por asistir y recordar. Hágale saber que será una batalla cuesta arriba porque el hábito de prestar atención va en contra de sus impulsos naturales. Eso le atraerá; es parte de la naturaleza de un chico mostrar algo de espíritu de lucha. Cuanto más grande y oscuro hagas parecer al enemigo, más disfrutará participando. Cuando era niño, tuve que luchar esta misma batalla yo mismo, y te diré lo que hice. Enviaba una tarjeta cada semana, con una línea en el medio. Un lado era para ‘Recuerda’ y el otro lado era para ‘Olvida.’ Revisaba lo que había hecho cada noche–solo el esfuerzo de recordar lo que había hecho durante el día era útil–y ponía una marca cada vez que recordaba o olvidaba algo ese día. Hice como si hubiera dos chicos jugando, yo estaba del lado de los Recuerdos, y mi oponente estaba del lado de los Olvidos. ¡Se puso muy emocionante! Para el jueves, si yo tenía 33 puntos en mi lado de Recuerdos, y él tenía 36, eso me motivaba a ser serio y luchar más. No solo tenía miedo de que Forgets pudiera ganar el juego (que iba de domingo a sábado), sino que mi lado de Recuerdos tenía que ganar por diez puntos. Si mi lado obtenía menos de diez más, entonces empatábamos, y eso contaba como una derrota.’
¡Eso suena divertido! Pero, doctor, desearía que hablara con Fred usted mismo. Una palabra suya podría hacer mucho.
Intentaré encontrar una oportunidad para hablar con él, pero un extraño no puede hacer mucho. Todo depende de Fred mismo y de sus padres.
VIII. ¡Que tenga “una feliz navidad”!
¡Vacaciones de Navidad! Los chicos y chicas del internado cuentan los días hasta su regreso a casa. Los jóvenes que han dejado atrás las cosas infantiles no marcan cada día en su calendario, sino que consultan los horarios de los trenes. Los hermanos menores que esperan en casa están acumulando sorpresas. El padre dice alegremente: ‘Pronto tendremos a toda nuestra prole en casa de nuevo.’ ¿Y qué pasa con la madre? Nadie, ni siquiera la más joven de las escolares, es tan feliz como ella. Se imagina saliendo hacia la iglesia en la mañana de Navidad con, con suerte, todo su rebaño disperso a su lado. Ya se imagina cómo cada uno de ellos ha crecido y cambiado, pero cuánto han permanecido iguales. Sabe que Lucy volverá aún más bonita y cariñosa que nunca. William será aún más juguetón, Owen será más amable, y ‘¡qué emocionados estarán todos por ver a la pequeña Emma!’
Al mismo tiempo, hay un rastro de ansiedad en su rostro mientras planea y espera con ansias las vacaciones. Naturalmente, la mayor parte de las tareas del hogar recaen sobre ella. No es fácil organizar un hogar para un aumento repentino de miembros que se quedarán por una visita prolongada. Habrá que contratar sirvientes, y pueden ser difíciles de manejar. El entretenimiento y las cosas por hacer tienen que ser planeadas, y luego está, y aquí, la madre se detiene en seco y evita poner en claro pensamiento el ‘y luego está’ que acompaña las semanas de vacaciones después de que el Día de Navidad ha pasado.
‘Bueno, tengamos una feliz Navidad, de todos modos,’ se dice a sí misma. ‘Simplemente no nos preocuparemos por el resto.’
¿Qué es lo que la preocupa? El rostro de la hermosa Lucy se nubla con expresiones sombrías. El amable Owen se ofende rápidamente, y sus estallidos hacen que todos los demás se sientan incómodos. William, a pesar de sus bromas, tiene episodios de mal humor sombrío. Thomas puede ser discutidor y insiste en que siempre tiene razón. Alison ¿Siempre es completamente honesta y directa? Hay muchas razones para la tensión y ansiedad que se mezcla con la alegría de la madre. No es fácil mantener a ocho o nueve jóvenes en su mejor comportamiento durante semanas sin su horario habitual de actividades para mantenerlos ocupados, especialmente cuando consideras que no solo carecen del autocontrol y la madurez de la adultez, sino que también pueden haber heredado los defectos de sus padres, así como otros fallos poco atractivos que no se pueden rastrear a un origen definido. Es un excelente consejo para las madres tener ‘Días de Silencio’ de descanso para su cuerpo y mente, y para cualquier renovación espiritual que puedan encontrar, para prepararse para el agotador estrés (por muy encantador que sea) de las vacaciones navideñas.
Los encargados del hogar tendrán mucho trabajo durante las vacaciones de los niños. Tendrán que intentar evaluar los nuevos pensamientos que influyen en sus hijos tanto como puedan, y luego modificar las opiniones que sus hijos están formando, aunque sea un poco. Tendrán que mantener una clara distinción entre las obligaciones y el descanso, incluso durante las vacaciones, y deberán retomar el trabajo de formar el carácter de sus hijos, que tuvieron que abandonar mientras los niños estaban en la escuela. Pero el tema de las vacaciones no es tan difícil como parece, como han descubierto muchas madres relajadas.
Hay una manera de hacerlo, una clave secreta que las madres conocen, si no lo hacen, es desafortunado para la felicidad de sus hogares. ¿Es mantener a los niños ocupados? ¿Muchos intereses? Mantener a los niños ocupados siempre es útil, todos sabemos que ‘las manos ociosas son el taller del diablo.’ Pero los ‘muchos intereses’ solo tienen éxito si se utilizan junto con la clave secreta. Sin eso, los entretenimientos más estimulantes tenderán a perturbar la atmósfera del hogar y harán que un niño se ponga de mal humor, otro se vuelva dominante, otro egoísta; en una palabra, sacarán lo peor de cada niño según su debilidad particular.
Cada madre conoce el secreto, pero algunas pueden haber olvidado la magia que puede hacer. Por muy simplista que suene, nada es tan difícil de convencer a los niños como el amor de sus padres por ellos. No hablan de ello, pero si lo hicieran, esto es lo que la mayoría de los niños diría:
Sí, sé que mamá me quiere de una manera, pero no como quiere a X.
¿Qué quieres decir con ‘de alguna manera’?
Sabes a qué me refiero, es nuestra madre, por supuesto, así que naturalmente le preocupa mi bienestar y esas cosas.
Pero, ¿cómo ama ella a X?
Oh, no puedo explicarlo realmente. Simplemente parece que realmente le gusta, le gusta mirarla, le muestra más afecto y, no quiero decir que no sea una buena madre. Ella se esfuerza mucho por ser justa y nos trata a todos exactamente igual, pero, después de todo, ¿Quién puede evitar querer más a X? Soy tan poco agradable, a nadie le importo.
Si pones a la mayoría de los niños (incluido X) de buenos y amorosos padres en el Palacio de la Verdad, niños de todas las edades desde los seis hasta los veinte años, entonces esto es exactamente el tipo de cosas que es probable que escuches. Los niños generalmente piensan que su madre quiere más al hermano, y las niñas piensan que su padre quiere más al otro, pero eso es solo por comparación. Dirán que el otro padre es simplemente el más amable de los dos. Pero no esperes que los niños reconozcan y acepten cuánto amor se les brinda; simplemente nunca lo hacen.
¿Y por qué no? El niño que acabamos de escuchar nos ha dicho: admitió que los padres son bastante justos, no hay ninguna culpa que encontrar en ellos, pero ‘soy tan antipático, a nadie le importo.’ Y ese es el secreto de la “maldad”. No hay nada más patético que el tipo de vida dual del que los niños son vagamente conscientes. Por un lado, sienten posibilidades de una personalidad plena y prometedora, el brote de la bondad que hay dentro de ellos, y su fuerte sentido de la justicia quiere pleno crédito y reconocimiento por ello. Mamá y Papá deberían saber sobre el potencial que tienen para ser maravillosos, impresionantes y nobles. Quieren algo de reconocimiento y aprecio, y si no pueden obtenerlo de mamá y papá en la sala de estar, lo intentarán en la cocina o en el jardín. ¿Es su evaluación de su potencial solo castillos en el aire, como las visiones de Alnaschar sobre todo el dinero que obtendría de sus huevos [en Las mil y una noches]? Si el niño es como Alnaschar, entonces son los padres, no el niño, quienes derriban la cesta de huevos.
Los niños pueden parecer demasiado obsesionados con sus ‘derechos’ y demasiado libres con sus acusaciones de, ‘¡No es justo!’ o, ‘¡Eso no está bien!’ Pero es solo porque justifican sus reclamaciones debido a su maravilloso potencial para la grandeza que sienten dentro de sí mismos. Desafortunadamente, los demás los tratan según su verdadero yo. Ni siquiera ellos mismos piensan mucho en lo que son en este momento. Se ven a sí mismos como personas poco agradables. Si realmente analizas a cualquiera de estos niños despectivos, vanidosos o arrogantes, descubrirás que tienen una cosa en común: cada uno de ellos se ve a sí mismo como poco agradable.
Ahora, si puedes ver lo poco agradable que eres, entonces parece imposible que alguien pueda amarte. Claro, la gente es amable contigo y todo eso, pero eso es solo porque son decentes, o de buen corazón, o están haciendo lo que saben que deberían hacer. No tiene nada que ver contigo personalmente. Lo que realmente necesitas es a alguien que te vea por quien eres y sea amable contigo y te ame por ti mismo, no por nada más. Así razonamos cuando somos jóvenes. Es la misma historia de siempre: el bien que quiero hacer, no lo hago. Pero el mal que no quiero hacer es lo que hago. Excepto que sentimos las cosas más intensamente cuando somos jóvenes, y tendemos a cambiar de bando, aliándonos con nosotros mismos, y luego en contra de nosotros mismos. No es de extrañar que los adultos piensen que los jóvenes son ‘difíciles’. Incluso los propios jóvenes piensan que son difíciles.
‘¡No me lo creo ni por un segundo!’ podrías estar pensando si miras en la superficie y recuerdas la diversión y los juegos y la ligereza, las risas y las tonterías y las miradas brillantes de muchos jóvenes que conoces. Por supuesto que son felices, porque son jóvenes. Pero si los adolescentes pudieran escribir libros sobre esos años ellos mismos, tendríamos muchos libros sobre la tristeza de la juventud. La felicidad y la melancolía no están tan distantes.
¿Cuándo comienza esta angustiosa preocupación de la juventud? El bebé alegre está totalmente exento de ello. También lo son los niños de preescolar despreocupados. Se reunirán a tu alrededor, te robarán el corazón, darán por sentado tu amor y aceptarán todo lo que les ofrezcas sin cuestionarlo. Pero algunos niños ni siquiera comienzan la escuela antes de que esta duda con sus dos caras diferentes se apodere de ellos. Conozco a un niño de cuatro años, sano e inteligente, lleno de alegría, diversión y buen sentido, que a veces tiene momentos tristes porque una persona u otra no lo quiere, y otros momentos felices y agradecidos porque algún pequeño gesto o atención le asegura el amor de la persona. Su madre tiene el delicado tacto que parecen tener todas las madres. Ella entiende que su hijo necesita constantes reafirmaciones para mantener su propia autoestima. Ella lo llama su ‘niño favorito,’ lo trata con cariño, y de esa manera lo hace sentir en igualdad de condiciones con sus dos brillantes hermanas que, sin decirle nada, parecen más dulces y adorables que él. Hace un tiempo noté un hecho muy revelador en un niño que murió a una edad temprana. Sus padres mantenían una atmósfera de amor y alegría con sus hijos, pero, curiosamente, este niño feliz y brillante era completamente incapaz de reconocer que sus padres lo amaban. Parecía completamente natural que quisieran a su hermana, pero ¿cómo podían quererlo a él?
Los niños más pequeños se deleitan en el amor, pero ¿qué pasa con los preescolares mayores? Demasiado pronto se espera que cedan ante los más pequeños y muestren afecto porque ahora son el ‘hermano mayor’ o la ‘hermana mayor’. La independencia desapegada de algunos de estos niños es bastante triste y merece ser reflexionada. El cuarto de juegos es como un microcosmos de la enfermedad del mundo: un anhelo de amor que impulsa a los niños e incluso a los adultos a pensar y hacer cosas malas.
Conocía a una chica cuyos padres se dedicaron por completo a su entrenamiento. La rodearon de cuidado y una cantidad suficiente de afecto. Pero no decían cosas halagadoras sobre ella abiertamente porque tenían una noción anticuada en contra de fomentar el sentido de importancia y la vanidad de un niño. Tuvieron tanto éxito en reprimir la autoestima de la niña que nunca conectó su cuidado con el amor hasta que se convirtió en mujer, pero ya era demasiado tarde. Sus padres habían muerto y ya no estaban allí para que ella pudiera devolverles su amor. ¿Quizás era una niña sin amor por naturaleza? Tal vez sea cierto, en cierto sentido, que todos los niños pequeños son desamorados. Pero, en otro sentido, son como copas rebosantes de amor, solo buscando una salida. Esta niña solía observar a su madre por la habitación y seguirla en la calle, caminando detrás de ella con adoración. Este tipo intenso de adoración hacia los padres es más común de lo que podríamos pensar. A un niño de cinco años se le preguntó qué pensaba que era lo más hermoso del mundo. “Terciopelo,” respondió, con ojos soñadores—aparentemente recordando a su madre en un vestido de terciopelo. Para un niño, sus padres son las personas más grandes, sabias, poderosas y mejores en su limitada experiencia del mundo. Son como la realeza: su rey y su reina. ¿Es de extrañar que los adore, incluso al mismo tiempo que se rebela?
Pero, ¿no es más común hoy en día que los niños sean físicamente afectuosos y familiares con sus padres para que no haya duda de su amor? Quizás, pero solo en hogares donde los padres han perdido esa actitud indefinible, ¿es dignidad? ¿o autoridad? que les otorga el derecho al amor y la adoración de sus hijos. El afecto que se prodiga de manera indiscriminada no satisface su anhelo interno de amor. ¿Qué es exactamente lo que anhelan estos pequeños, que parecen tan felices con una muñeca, una pelota de béisbol o una raqueta de tenis? Quieren ser validados. Sufren de un triste sentido de inutilidad, algunos niños casi desde su infancia. Se sienten tan indignos de amor que ningún gesto, nada menos que decirlo directamente con palabras, contacto visual y toque, los convencerá de que son amados.
Pero si alguien en quien confían y honran, y que realmente los conoce y ve sus defectos, aún así los amará y verá sus fallas como cosas ajenas que deben ser desechadas, y los aceptará incondicionalmente y con confianza plena a pesar de estas fallas, entonces sus jóvenes vidas se expandirán y florecerán como flores abriéndose bajo el sol. Cuando los padres entienden este secreto, no hay chicos malhumorados ni chicas sombrías.
Para un corazón joven, las acciones no hablan más fuerte que las palabras. Él necesita sentir tu amor en tu toque, verlo en tus ojos, escucharlo en tu tono de voz. Si no lo hace, entonces nunca lo convencerás de tu amor, incluso si trabajas día y noche por su bienestar o placer. Tal vez este sea el mensaje especial que la Navidad tiene para los padres. Una de las muchas razones por las que vino Jesús fue para restaurar a las personas haciéndoles darse cuenta de que ellos, incluso los más miserables y avergonzados de ellos, podían vivir rodeados de un amor infinito y personal que quiere su amor en respuesta. ¿Quién, más que los padres, puede ayudar a avanzar en esta maravillosa redención? Un niño que sabe que su madre y su padre lo aman con una paciencia ilimitada en sus fallos, y lo amarán lo suficiente como para sacarlo de esos fallos, será más rápido en reconocer, aceptar y entender el concepto del Amor Divino.
Pero, ¿Por qué deberían ser los padres los que muestren este tipo de amor? Tal vez sea porque son mejores que la mayoría de nosotros. En cualquier caso, esa parece ser su tarea. Y todos sabemos que cumplir con tal vocación es posible, porque todos conocemos a buenos padres y madres que lo demuestran.
“Padres, amen a sus hijos,” probablemente sea un consejo innecesario para cualquiera que lea este capítulo. En cualquier caso, es presuntuoso de mi parte dar ese consejo. Pero diré esto a cualquier padre reservado e inhibido que gobierne su hogar como el ‘justo Abraham’: Continúen gobernando, pero dejen que sus hijos sientan, vean y se aseguren de su amor por ellos.
No estoy sugiriendo muestras de cariño y afecto físico en público, eso puede avergonzar a los jóvenes. Pero, madres, deberían tomar a su hija mayor en sus brazos solo una vez durante las vacaciones y tener una charla personal, solo ustedes dos. Para ella será como un buen plato para un hombre hambriento. Recuerda que los jóvenes y las chicas venderían sus almas por amor; a veces lo hacen, y por eso tantos de ellos arruinan sus vidas y nos hacen suspirar por ellos. Alguien necesita derribar la barrera entre la oferta y la demanda en los hogares donde hay corazones hambrientos de ambos lados.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
PARTE II: LOS PADRES EN CONSEJO
I. ¡Qué rescate!
Ahora, vamos a ponernos serios con el asunto de nuestra reunión. Aquí estamos:
‘Seis preciosos pares de nosotros, todos ansiosos y emocionados por lanzarnos a través de lo bueno y lo malo.’ – de ‘John Gilpin’ de Cowper.
Primera prioridad: ¡Nuestro deseo es la reforma! No una reforma a través del proceso político, pero si el mundo puede creerlo, ¡Realmente queremos ser reformados! Y lo queremos por el bien de la humanidad que vendrá después de nosotros. ¡Solo concebir el concepto debería darnos el derecho a sentarnos y dejar que otros lo hagan realidad!
“No seas absurdo, Ned,” dijo la señora Clough, “como si todo esto fuera una broma.” Nos tomamos esto muy en serio, y no podemos permitirnos perder el tiempo bromeando. ¡Qué presidente eres!
Sí, querida, y eso es lo que es tan gracioso, ¿Cómo puede un hombre presidir sobre unos pocos amigos que le han hecho el honor de cenar en su casa?
La señora Clough tiene razón. Queremos estar ‘en marcha y trabajando’. Así que, amigos, no dejen que ninguna formalidad trivial obstaculice nuestro trabajo.
‘Bueno, entonces, Henderson, ya que pareces más ansioso que ninguno de nosotros, ¿Por qué no comienzas tú?’
Sr. Henderson: ‘No estoy seguro de que lo que tengo que decir deba escucharse primero, pero, solo para ahorrar tiempo y ponernos en marcha, empezaré. Mi principal queja es nuestra abrumadora ignorancia, la mía, al menos. Todos han visto lo magnífico que ha lucido el cielo estas últimas noches frías. Bueno, mi hijo Tom parece tener interés en la astronomía. ¡Papá, mira esa estrella brillante! Es lo suficientemente grande como para proporcionar luz por la noche incluso sin la luna. No siempre está ahí, ¿Sabes cómo se llama y dónde va cuando no puedo verlo? Mi hijo estaba en la actitud receptiva perfecta de querer saber. Cualquier cosa y todo lo que le hubiera dicho se habría quedado con él para toda la vida, en su propia posesión.
Le dije: ‘eso no es una estrella, es un planeta’, con un poco de palabrería sobre cómo los planetas son como nuestro planeta Tierra, y eso fue todo lo que tuve que alimentar su mente hambrienta y curiosa. Cuando me preguntó qué hace que un planeta brille de manera diferente a otro, no tenía nada que decirle. Una persona no puede dar lo que no tiene. Y luego, por su cuenta, seleccionó un grupo de estrellas, y luego, como Hugh Miller, creó un diagrama de ellas pinchando un alfiler en el papel. Me preguntó, ‘¿Estas estrellas tienen nombres?’ ¿Cuál es este, y este otro? ‘Estas tres estrellas están en el cinturón de Orión’, ¡lo cual es todo lo que sé sobre constelaciones, lo creas o no! Me bombardeó con preguntas detalladas. Intenté con fragmentos de conocimiento de libros, pero él no quería eso. Quería al menos un conocimiento ‘cortés’ con los gloriosos objetos que veía en los cielos, y me acorraló hasta que su madre finalmente intervino y dijo: ‘¡Ya basta, Tom, deja de molestar a tu padre!’ Fue un incidente menor, pero ¿Te crees que no pude dormir ni un solo instante esa noche? Bueno, en realidad sí logré dormir, pero luego tuve un sueño que me despertó y no pude volver a dormir. Soñé que Tom lloraba porque tenía hambre, y ni siquiera tenía una corteza de pan para darle. Sabes lo vívidos que pueden ser algunos sueños. Y entonces la moraleja de la historia me llegó de repente: mi hijo había estado llorando porque su mente tenía hambre. Me había pedido pan, y le había dado una piedra. Una cosa así realmente sacude a una persona. Desde ese momento, he tenido un concepto diferente de cuál es el verdadero trabajo de un padre y de mi propia falta de cualificaciones. Esa noche decidí encontrar alguna manera de ayudarnos a nosotros mismos y a miles de otros padres que sufren de la misma ignorancia.
Pero, Henderson, ¿Seguro que no piensas que cada padre debería convertirse en un experto en astronomía, verdad? ¿Cómo puede un hombre con tantas otras obligaciones urgentes asumir un estudio que requeriría toda una vida?
Señor Henderson: ‘No, eso no es lo que quiero decir. Pero creo que la forma en que prácticamente adoramos la ciencia nos intimida incluso para intentar averiguar algo al respecto. En uno de sus libros, Huxley trazó una línea que divide la ciencia de lo que él llamaba ‘información común.’ Creo que se refiere a tener familiaridad con los hechos básicos de lo que nos rodea, ya sea en la naturaleza o simplemente en la sociedad. Es una vergüenza que ni siquiera pueda responder a las preguntas que Tom me estaba haciendo. Todos deberían tener algunos conocimientos básicos sobre las cosas de la naturaleza que un niño probablemente preguntaría. Pero, ¿Cómo conseguimos ese tipo de conocimiento? ¿De los libros? Supongo que puedes conocer la mayoría de las cosas leyendo, pero en lo que respecta a conocer la cosa en sí, ¡Preferiría que alguien que ya la conocía me la presentara!
Sr. Morris: ‘Creo que sé a qué te refieres.’ Necesitamos la ayuda de un naturalista, alguien que esté entusiasmado con la naturaleza y que no solo nos enseñe, sino que también nos inspire con el deseo de saber más.
Pero, Morris, ¿No encuentras que incluso los entusiastas, si son hombres de ciencia, no entienden realmente el terreno neutral de la información común que la persona promedio entendería?
Sr. Morris: ‘Posiblemente. Pero en lo que respecta a conseguir lo que necesitamos, no es tan difícil. Es una simple cuestión de oferta y demanda. Si no te importa que hable de mí mismo, te contaré lo que hicimos el verano pasado. Puede que sepas que tengo un poco de afición por la geología, no soy un experto, solo tengo un poco de afición, pero incluso un novato debe haber notado cómo las características de un paisaje dependen de su formación geológica, y no solo de la apariencia del paisaje, sino también de lo que su gente hace para ganarse la vida. Bueno, se me ocurrió que, en lugar de estudiar los aburridos ‘recursos’ de un lugar de vacaciones, ¿Y si estudiáramos el ‘paisaje’ de una sola formación? Los niños aprenderían eso, de todos modos, solo con mirar, y ese conocimiento proporcionaría una clave para otros conocimientos, además.
A mi esposa y a mí nos encanta el South Downs, tal vez por los recuerdos que tenemos allí. Así que construimos una granja en el Valle de Lavant cerca de Goodwood. La tiza y algún tipo de pizarra estaban inseparablemente asociadas, y los niños se sorprendieron tanto al ver una colina de tiza como si hubieran encontrado que todos los árboles estaban hechos de queso. Esto era una verdadera maravilla, maravilla, ¡y un deseo de saber! Es cierto que un hombre tiene alegría cuando puede dar una respuesta de su propia boca. [Prov 15: 23] ¡Fue deliciosamente placentero derramar respuestas a sus ansiosas preguntas! ¡Y los niños son tan receptivos! Este fue el tipo de conversación que tuvimos después de garabatear en un trozo de pedernal con un fragmento de tiza:
Le pregunté, ‘¿Qué es esa línea blanca en la piedra, Bobby?’ ‘Es tiza, por supuesto, papá,’ dijo, sorprendido por mi ignorancia. Luego conté una historia maravillosa, sobre los miles de hermosas conchas microscópicas en cada garabato de esa tiza, y cómo cada pequeña concha había tenido su propio ser marino vivo dentro de ella hace eones, etc. Los chicos tenían los ojos muy abiertos y la boca abierta, hasta que el escéptico Dick preguntó: ‘Está bien, papá, pero ¿Cómo llegaron aquí?’ Este es un terreno seco; ¿Cómo pudieron arrastrarse o nadar aquí cuando estaban muertos? Pude responder a su pregunta, y tenían aún más de qué maravillarse. ‘¡En realidad, esta colina en la que estamos sentados solía ser parte del fondo del mar!’ Se volvieron más volátiles y asombrados, y estoy seguro de que ninguna característica de la tiza será olvidada por ninguno de esos niños; está escrita en el diario íntimo de sus almas. Conocen el suave vaivén de las colinas, la suave pendiente de los valles, las alegrías de viajar, los extraños viejos tejos y recoger moras en los repentinamente profundos fondos de la tiza. El canto continuo de las alondras, las alondras son el único pájaro cantor allí ; la sombra arrastrada de las nubes sobre las colinas, los cielos de Sussex que son tan azules como los cielos de Nápoles. Estas son posesiones permanentes para que ellos las mantengan toda su vida, y todas están relacionadas con la tiza. Mis hijos han adquirido un sentido de la madre tierra y de cómo todo está conectado, lo cual es un concepto poético.
Y su madre tiene una manera divertida de grabar las imágenes del lugar en sus memorias. Ella elige una vista específica, y luego hace que los niños la miren y la describan con los ojos cerrados. Una vista inolvidable se guardó de esta manera. Primero, hay hierba, y las laderas de las colinas debajo de nosotros con ovejas pastando alrededor. Luego hay un enorme campo de amapolas rojas brillantes. También hay maíz mezclado, pero no podemos verlo. Luego hay campos y campos de maíz amarillo maduro que se extienden a lo lejos. Está el mar, que es muy azul, y tres barquitos pequeños con velas blancas. Una alondra está en lo alto del cielo cantando tan fuerte como una banda musical. ¡Y el sol brilla tan intensamente! Esa niña recordará esa foto hasta el día de su muerte, ¡Y es una foto que vale la pena tener!
La sugerencia del Sr. Morris podría tener infinitas posibilidades de expansión: podrías cubrir las formaciones superficiales de Inglaterra durante las vacaciones de verano a lo largo de los doce años de escuela, y de esa manera, podrías darle a un niño una clave para el paisaje, la vida animal y las plantas de la mayor parte de la superficie de toda la tierra. Es una buena sugerencia.
Sra. Tremlow: ‘¡Qué salvación sería eso!’ Las largas vacaciones de verano, que pueden tender a hacerse largas, serían más productivas y ocupadas que incluso los días de escuela, y en aprender sobre las maravillas de la naturaleza al aire libre. Puedo imaginar cómo funcionaría. Piensa en los valles fluviales de Yorkshire, donde el verde vívido de la piedra caliza en las montañas forma una línea distintiva que une las sombras tenues de la brecina en el áspero molino de las tierras altas, y los vastos rincones rocosos donde las helechos que crecen cerca de la piedra caliza, lengua de ciervo, helecho de roble, helecho de haya, y otros ; crecen en un color verde delicado, tan perfectamente formados como si hubieran crecido bajo cristal. O piensa en los interminables helechos y musgos y los hermosos contornos de pizarra que son típicos en el Lake Country y en Gales. Imagina las cosas que los niños podrían coleccionar basándose en la formación geológica natural de la zona.
Te estás emocionando, Sra. Tremlow. Personalmente, no creo que pudiera estar a la altura de la ocasión. No es divertido escuchar a todos los demás diciendo, ‘¡Qué hermoso!’ ‘¡Precioso!’ y ‘¡Encantador!’ por todas partes, y no tener ni idea de qué están hablando. No me echen por decir esto, pero estoy muy en contra de juguetear con la ciencia. Por ejemplo, en su maravillosa gira de geología, ¿Por qué demonios empezarían con tiza? Podrías haber empezado con algo más convencional, como Cornualles.
Sr. Morris: ‘Ahí es donde tendremos que ser firmes sobre cómo se debe hacer esto. Ustedes, los especialistas, hacen una sola cosa a fondo: insisten en comenzar desde el principio, si hay un principio, y luego avanzar en orden hasta el final, si la vida es lo suficientemente larga. Pero nosotros decimos que el trabajo de un especialista debe basarse en una amplia base de información común, que es diferente en este aspecto: ustedes lo toman tal como sucede. Si un hecho llama tu atención, quieres saber por qué es así y qué es. Pero sus relaciones con otros hechos tendrán que resolverse a medida que pase el tiempo y surjan más hechos. Por ejemplo, un niño de nueve años debería reconocer un hongo de sombrero negro por su color intenso y su parte superior erguida, y no debería importar si alguna vez llega a conocer incluso el nombre de la especie a la que pertenece.
Sra. Tremlow: ‘Y, Sr. Morris, podría enseñar historia de la misma manera, mientras aprenden sobre la ‘formación,’ como usted la llama, de diferentes áreas, hay grandes oportunidades para hacer que la historia cobre vida. Por ejemplo, mientras estudias la formación de Dorsetshire, podrías encontrarte con las ruinas del Castillo de Corfe en la hondonada de la colina, como un lecho entre dos olas. Podrías hacer que la historia del príncipe sangrante arrastrado por los campos a los pies de su caballo parezca real.
‘Sí, y hablando de los downs, señora Tremlow, ¿Conoce los gloriosos downs detrás de Lewes, y el castillo, y la Abadía de Lewes [probablemente ya no esté allí] que estuvieron todos involucrados en esa gran batalla, cuando De Montfort y sus hombres marcharon por la cresta del Monte Harry mientras el grupo real estaba de fiesta en la Abadía, y en el gris del amanecer, cada hombre juró su vida a la causa de la libertad, tumbándose boca abajo en la hierba con los brazos extendidos para formar una cruz?’ Una vez que has estudiado en uno de estos sitios históricos, el lugar y la escena se convierten en parte de ti. No podrías olvidarlo aunque quisieras.
Eso es realmente interesante, y me recuerda a otra cosa. ¿Has notado que en ciertos distritos, no solo los lugares en sí están asociados con eventos históricos importantes, sino que también tienen monumentos de la idea principal de los siglos? Por ejemplo, las abadías en ruinas que todavía dominan cada hermoso valle en Yorkshire, y las iglesias del siglo XII. En ciertos condados ingleses, puedes encontrarte con cuatro o cinco en el transcurso de una sola caminata de un día. Apenas hay un rincón apartado y remoto en algunos condados que no tenga algún ejemplo de una antigua ruina. Además, hay castillos interminables en la frontera de Gales y campamentos romanos en las colinas, cada uno de ellos dando testimonio del pensamiento dominante de su larga era, ya sea que ese pensamiento predominante fuera la guerra, o algo más relajado cuando hubo un largo período sin combates.
Y eso no es todo. Piensa en cómo más de la mitad de la gran literatura de Inglaterra tiene el sabor de alguna área local. Piensa en los mil lugares donde persiste un aroma de poesía, y el carácter del lugar parece entrar en tu mente y quedarse allí, dejando una impresión del autor como una persona real, y un sentimiento por su obra que no puedes obtener de ninguna otra manera. Los Quantocks, Grasmere, los Pantanos de Haworth, el ‘Hanger’ de Selborne, los niveles de Lincolnshire, podría seguir y seguir enumerando lugares donde podrías ver la materia prima de la poesía y compararla con los poemas terminados del autor.
Sra. Henderson: ‘Todo eso es un vistazo inspirador de lo que podría ser posible. Pero, amigos, ¿Acaso piensan que una familia con hijos menores de quince años podría ponerse en contacto con tantos intereses diversos en unas vacaciones de seis semanas? No creo que ninguno de nosotros, excepto quizás usted, señor Meredith, y el señor Clough, tenga suficiente comprensión de las asociaciones históricas y personales.
Tendremos que dejar esa pregunta abierta, Sra. Henderson. Todo lo que estoy diciendo es que los niños tienen una capacidad ilimitada para cualquier conocimiento que les llegue de alguna manera a través de sus cinco sentidos, si ven algo y lo disfrutan, puedes añadirle infinitos datos y toneladas de asociaciones, y los niños tienen una capacidad asombrosa para absorberlo todo. Nunca te darán una mirada aburrida y una expresión vacía. Confía en mí, es parte de su naturaleza anhelar el conocimiento de la misma manera que un hombre hambriento anhela su cena. Pero la cosa tiene que venir primero, y las palabras para interpretarla tienen que venir después.
¿Quieres decir que todo lo que ven debería llevar a una lección práctica?
¡Para nada! ¿Lección práctica? Charlatanería, charlatanería, charlatanería sobre un miserable trozo de información rígido y seco que apenas es reconocible por cualquiera que esté familiarizado con el tema del que se habla. Sospecho que sería mejor para el niño no tener ninguna información en absoluto que recibirla de esa manera antinatural. No, déjalo ver la cosa en su hábitat natural, grande y viva frente a él, haciendo lo que le viene naturalmente. Las muestras fuera de su contexto natural pueden ser útiles para los científicos cuyo trabajo es generalizar, pero son engañosas para los niños que aún no han aprendido los detalles. Estoy seguro de que alguna familia inteligente de vacaciones podría cubrir fácilmente todo lo que hemos estado hablando, pero ¿Quién les va a enseñar? La tercera pregunta que nuestro hijo nos hace sobre un pájaro o una flor probablemente nos dejará a la mayoría perplejos.
Sr. Withers: ‘Has dado en el clavo.’ Me preguntaba si alguna vez volveríamos a nuestro tema original antes de que terminara la noche. Pasar por encima de toda la creación de manera ligera y casual es terriblemente emocionante, pero desde una perspectiva educativa, es risible para un padre que tiene una camada de niños pequeños en casa y no le importa nada de estas cosas.
Sr. Morris: ‘Por supuesto que no les importará, Withers, si nunca han estado expuestos a ello. Pero dales una oportunidad, eso es todo lo que estoy diciendo. Escucha mi idea, estaré feliz si alguna uno propone uno mejor, pero tenemos que llegar a un punto en algún momento y llevar la discusión de vuelta al tema la próxima vez que se desvíe hacia el tema favorito de alguien. Cada uno de nosotros quiere cubrir todo el terreno sugerido en nuestra senda de conejos. Pero el problema sigue siendo: no podemos enseñar lo que no sabemos. Estamos atrapados en un rincón, y solo hay una salida: necesitamos aprender lo que deberíamos enseñar. ¿Cómo vamos a hacer eso? Bueno, ¿Por qué no formarnos en un club, o escuela, o lo que sea? Ahora, simplemente queremos conocer las bases de muchas cosas diferentes, lo básico. Una vez que estemos organizados, decidiremos cuál debe ser nuestro próximo paso. Incluso en nuestro pequeño grupo aquí esta noche, algunos de nosotros sabían un poco sobre geología, algunos sabían algo sobre historia. Lo que no podamos aprender unos de otros, buscaremos fuentes externas para que nos enseñen, ya sea encontrando a aficionados o profesionales que estén dispuestos a ayudarnos. Los aficionados serían mejores, porque estarían aprendiendo además de enseñando. Entonces, cuando estemos organizados, podremos decidir si queremos agotar un solo distrito de la manera que se discutió, o seguir algún otro plan. Pero, si decidimos quedarnos en un distrito, por favor, que sea uno amplio para que nuestra conversación se limite a hablar de pasada, como barcos en el mar. ¡Por favor, no dejemos que se convierta en algo social, con tenis, charlas triviales y té!
Si hacemos esto, ¿Con qué frecuencia crees que deberíamos tener reuniones?
Podemos decidir eso más tarde. Mientras tanto, aquellos a favor de la idea del Sr. Morris de formarnos en un club para considerar los problemas que afectan la educación de nuestros hijos, al menos lo que los padres pueden contribuir, digan aye.
¡La moción ha sido aprobada por unanimidad!
II. ¿ A dónde iremos este año?
‘¿Te gustan las tierras hermosas?’
‘¿Por qué no me deberían gustar las tierras hermosas?’ ¿Por qué no? ¿No es esa la parte más hermosa de la creación de Dios? – del Rey Alfredo.
¿A dónde iremos este año? Parece ser una pregunta común en estos días. Queremos aprovechar al máximo ese glorioso mes de vacaciones en el que solo tenemos que disfrutar. Pero, desafortunadamente,
“El placer está esparcido por todo el mundo en regalos aleatorios, para ser reclamado por quien pueda encontrarlo”
Y no siempre tenemos la suerte de ser quienes lo encuentran. Quizás el placer esté esparcido en regalos errantes al azar, pero esos regalos están ocultos en lugares improbables, y la búsqueda de ellos debe hacerse con cautela. Anhelamos ‘tierras hermosas.’ Las personas que viven en las ciudades especialmente anhelan ver algo verde. El mar es una opción tentadora, pero dondequiera que vayamos, queremos ver hierba y árboles. Buscamos un lugar con aire puro y limpio y un paisaje encantador. Una vez que encontramos un lugar así, nos instalamos y decimos: ‘Contentémonos aquí mismo.’ Durante los primeros días, es una bendición. Exploramos, notamos la vida vegetal, encontramos muchas cosas interesantes. Pero luego se instala el aburrimiento y comenzamos a contar los días en secreto hasta que podamos volver a las tareas y placeres de nuestra vida cotidiana.
Este es el secreto para unas vacaciones exitosas: la mente necesita estar activamente, incesantemente y involuntariamente comprometida con nuevos y variados intereses. Por eso, irse de vacaciones nunca es tan fácil como parece. Un niño pequeño, por supuesto, está perfectamente feliz de jugar día tras día con su cubo y pala en la arena, pero eso es porque su imaginación no cansada no necesita ninguna motivación para ponerse a trabajar. Es capaz de llenar sus horas brillantes con ocupaciones alegres, creando algún tipo de siempre Nuevo
“Pequeño plan o diseño,
Algún tipo de fragmento de su sueño de vida humana
Que él mismo moldea con una habilidad que acaba de aprender”
Pero un niño que ha dejado atrás los cubos y las palas y que ha estado bajo estrés con las tareas escolares necesita lo mismo que los adultos. Necesita intereses absorbentes que le hagan pensar en nuevas ideas. El aire fresco y los paisajes nuevos solo pueden curar y ayudar completamente cuando también se alimenta la mente, proporcionando ideas frescas y nuevas al cerebro cansado. Por eso viajar a un país extranjero es tan maravilloso. Desafortunadamente, es un placer que generalmente está fuera de cuestión para las familias con hijos en crecimiento. Entonces, la pregunta es, ¿Podemos quedarnos en casa y, con un mínimo de costo y un máximo de conveniencia, obtener todos los estímulos que podríamos obtener al viajar a un país extranjero?
Sí, claro que podemos. No escuches las advertencias de quienes nunca lo han probado. Lo he probado, y sé que es fácil, económico y muy divertido. Finge que un condado local es un país extranjero. No me refiero a toda una región, sino a un pequeño condado. A menudo no nos damos cuenta de lo individual que es cada condado en su paisaje, historia, clima, tradiciones, por ejemplo, ¿Podría alguien confundir los cielos azules de Sussex con los cielos azules de Cambridgeshire? Cada uno tiene una ‘delicadeza en el aire,’ pero no la misma delicadeza. Pero, tenemos que ser prácticos, así que elegimos un condado, casi cualquier condado servirá, y el costo de llevar a la familia a un lugar lejano podría influir en la elección. Para prepararnos, repasamos la historia del condado, su geología, paisajes y flora. Pasamos muchas agradables noches familiares revisando el libro de viajes de Murray y un mapa. Pero una vez que estamos en la carretera, lo único que realmente nos interesa es la literatura nativa de la zona, las vidas de las personas que han hecho famosa la región y los libros que escribieron, y las escenas históricas conocidas que ocurrieron aquí. Ahora que se ha elegido la ubicación, decidimos visitar quizás seis pequeños pueblos que nos darán una muestra de los intereses de todo el condado. Las habitaciones de hotel son fáciles de encontrar en una zona que no recibe tantos turistas. No necesitamos mucho equipaje ya que ropa sencilla y cómoda es todo lo que necesitaremos para lo que vamos a hacer. Es fácil ir de un pueblito a otro; generalmente están a solo una o dos horas de distancia entre sí. Y a los niños les encantará explorar sus nuevos barrios en cada pueblo. Cada pequeño pueblo probablemente ofrecerá la oportunidad de una docena de paseos y excursiones diferentes y muy interesantes. El dinero gastado en llegar a estas excursiones se compensa con todo el dinero ahorrado en costosos hoteles turísticos en áreas turísticas populares.
Pero quizás algunos no estén convencidos. Algunos podrían estar pensando que es mejor establecerse tranquilamente en un lugar familiar que andar vagando por el campo rural donde ‘no hay nada que ver o hacer.’ Pero un solo ejemplo es mejor que una lista de razones persuasivas, así que echemos un vistazo a las posibilidades en un condado inglés, y no me refiero a un condado turístico famoso.
Conocer un lugar como Hampshire es una educación liberal en sí misma, y los recuerdos de sus lugares agradables, las cosas fascinantes que las cosas asociadas con ello se agitarán,
“Sensaciones dulces
que se pueden sentir en la sangre y en el corazón”
más adelante durante los períodos sombríos de la vida.
Alguien interesado en la arqueología puede examinar media docena de viejas iglesias que aún conservan fragmentos de la estructura normanda original en una sola caminata, y obtener una nueva perspectiva sobre cómo los normandos dispersaron puntos de iluminación por toda la tierra. Un amante de las aves podría estudiar las maneras gráciles de las golondrinas y los hábitos de muchas especies diferentes de aves en Selborne, el mismo lugar donde Gilbert White hizo sus observaciones. Aquellos que gustan de las plantas verán tesoros raros para sus propios jardines. En el Gran Bosque de Alton y sus alrededores se encuentran diecisiete de las 38 especies de orquídeas de Gran Bretaña. Si tu pasión es la historia, las personas buenas y famosas, como Jane Austen, el Christian Year de John Keble- o si la geología es tu afición- Hampshire ofrece un campo completo para explorar en todos estos temas. ¿Le gustaría que sus hijos reclamaran y disfrutaran de su parte de la herencia de cultura y virtud que les pertenece por derecho de su nacimiento británico? Entonces tráigalos a Hampshire. O llévalos a algún otro hermoso y agradable condado en cualquiera de los diversos países del Reino Unido. Solo un mes dedicado a recopilar la historia de un solo condado es más educativo que cinco trimestres de rigurosas lecciones escolares.
No recomiendo estudiar un país así para bebés [y niños menores de cinco años], porque los niños pequeños no deben ser sometidos a una enseñanza deliberada, pero los niños de seis años en adelante absorberán muchas ideas que nutren la mente sin ningún esfuerzo simplemente disfrutando del tipo de vacaciones errantes de las que hablo.
Un pensamiento más: es bueno, por supuesto, tener gustos multiculturales, y ser aceptante de diferentes formas y no tener prejuicios en nuestros juicios. Pero una persona que ama al mundo entero debe empezar por su propio pueblo que ha visto. La comprensión iluminada y experimentada de otros países solo puede coexistir con un patriotismo profundamente sentido basado en el conocimiento. Un carácter noble tiene un fuerte hilo de patriotismo entrelazado con cada otro atributo fino y delicado. Un niño que no es educado para tener un sentimiento patriótico fino no vivirá al nivel más alto que podría como adulto. Y el patriotismo, la más noble de todas las virtudes, no se inculca considerándonos arrogante y despectivamente como mejores que los demás. Se inculca introduciendo gradualmente a los niños en las vidas de personas maravillosas que han vivido, y en grandes obras que se han realizado, en lugares tranquilos y ocultos repartidos por cada condado de Gran Bretaña a lo largo de cada era de nuestra larga historia.
III. Los A-B-C-D’arianos
Muy bien, caballeros, los hemos escuchado con mucha paciencia. Hemos aprendido mucho y entendemos el gran campo de trabajo que tenemos por delante. Espero que podamos conseguir un poco de ayuda externa. El otro día escuché sobre una señora que sabe mucho de musgos y que frecuentemente lleva a los niños que conoce a expediciones de ‘musguería’. Mi punto es que la educación es como la caridad: comienza en casa, ¡pero ustedes han elegido desviarnos de nuestro camino desde el principio!
Sí, es cierto, nos desviamos un poco. Pero, ¿No crees que es un asunto para profesionales capacitados? Si tu hijo Tom no se hubiera preguntado sobre las estrellas, podríamos haber empezado desde el principio, si es que hay uno. Pero es más probable que todos estuviéramos sentados ahora mismo preguntándonos por dónde empezar. Estamos agradecidos contigo, Henderson, por elegir un lugar para que empecemos. Y estamos aún más agradecidos con la Sra. Henderson por recordarnos que la educación comienza en casa.
“Estoy segura de que las personas con experiencia eventualmente aprenden todo sobre ello,” dijo la Sra. Clough, “pero incluso una madre que solo tiene dos o tres hijos se siente tan perdida como un barco sin timón ni brújula.” Sabemos tan poco sobre los niños, ¡o sobre los seres humanos en general!
Los padres de generaciones anteriores al menos tenían algo en qué basarse. Y una madre joven siempre podía pedir consejo a mujeres mayores sobre todo, desde remedios para cólicos hasta qué escuela elegir. Pero hoy en día, todo es tan científico. Resulta que la mayoría de esos consejos de mujeres mayores son cuentos de viejas, no solo arriesgados, sino ridículos. No podemos confiar en esos viejos consejos, pero aún no hemos comprendido del todo los nuevos métodos. Así que sentimos que estamos suspendidos en el aire.
Sí, ha descrito nuestro dilema con bastante precisión, señora Clough. Lo que dices explica muchas cosas. La generación mayor se queja de que los niños de hoy en día están creciendo irresponsables, egoístas, desobedientes y faltos de respeto. Personalmente, creo que hay muchas cualidades positivas en nuestros hijos. Son mucho más conscientes de ser personas que nosotros a su edad, pero tengo que admitir que tienden a hacer prácticamente lo que les parece correcto. No son obedientes, ni reverentes, ni siquiera respetuosos. Pero, ¿No puedes entender nuestra posición? ¡Les tenemos miedo! Nos sentimos como se sentiría un navegante si de repente se le pidiera que puliera algunas figuras de porcelana en la sala de estar. ¡El mero toque de sus torpes dedos podría arruinar una de las preciosas figuras! Por supuesto, nosotros los padres recibimos amor y comprensión de Dios que nos permite llevar a cabo nuestra delicada tarea, así que tal vez sea nuestra propia culpa que nuestros hijos estén más allá de nuestra comprensión.
¿Qué quiere decir, señora Meredith? Si ustedes, como madres, no saben qué hacer con sus hijos, ¿Entonces quién lo sabe? Un padre iluminado no se atrevería a ir a casa y presentarse como la autoridad en crianza.
¡Sí, tienes razón! Ustedes los hombres a veces cometen errores absurdos cuando se trata de los niños. Pero eso no nos ayuda. Digamos que una joven madre está bendecida con una pequeña y frágil personita a la que cuidar, un bebé lleno de posibilidades. Su primera prioridad no es solo mantenerlo sano, sino también construir sus reservas de salud para que duren toda su vida. Ahí es cuando comienza su confusión. Tendrás que disculparme por proporcionar detalles, los asuntos de un niño son lo suficientemente importantes como para llamar la atención de Reyes, Señores y Senadores, si tan solo se detuvieran a darse cuenta. De todos modos, una madre que conozco quería que su bebé estuviera bien vestido, como corresponde a un primogénito. Envió a Irlanda por un hermoso guardarropa de ropa hecha de encaje y algodón fino. Ustedes, padres, no entenderían. La ropa pequeña apenas había sido usada lo suficiente para pasar por su primer lavado cuando alguien dijo que ‘tal y tal’ es la única ropa adecuada para bebés y adultos. Dudo que la mamá se dé cuenta de por qué, pero había un indicio de ciencia en ese consejo, así que se deshizo de todo el encaje y el algodón y compró toda la ropa de lana. Más tarde, cuando el bebé comenzó a comer alimentos sólidos, escuchó todo tipo de pseudo-ciencia alabando la fructosa, los alimentos ricos en almidón, el agua fluorada y demás. Esto no era tan simple como el tema de la lana. No podía entenderlo, así que finalmente tuvo que preguntarle a su médico cómo alimentar a su hijo. Surgieron temas más complicados: ‘Los niños ven todo,’ ‘los niños saben todo,’ ‘lo que le hagas ahora es lo que será por el resto de su vida,’ ‘el período de la infancia es el momento más importante de su vida.’ Mi pobre amiga se quedó totalmente desconcertada. El resultado es que, en su ansiosa ignorancia por hacer lo correcto, está constantemente cambiando la dieta del niño, la guardería, el horario de sueño y el tiempo al aire libre, según el último hallazgo científico que sus conocidos le comparten. Creo que su hijo estaría mejor si ella simplemente lo hubiera criado de la manera en que su madre la crió a ella.
Entonces, ¿Crees que es mejor continuar con las viejas y tradicionales formas de hacer las cosas?
¡Para nada! Es solo que quiero saber a dónde voy. Creo que vivimos en una época de grandes oportunidades.
Mi problema es este: No se pueden criar niños basándose en opiniones hoy en día. Tiene que haber un principio detrás incluso de los asuntos rutinarios. Necesitamos tomar un curso para aprender las leyes básicas de una vida saludable y la salud mental.
La señora Meredith tiene razón. Tenemos un trabajo serio por delante, y sería tan útil para nosotros como para nuestros hijos. Tenemos que aprender los primeros principios de la fisiología humana.
¿No sería suficiente aprender higiene básica? Me gusta el concepto de fisiología simplificada: solo aprendes qué hacer sin tener que entender completamente por qué se hace de esa manera.
No, necesitamos ceñirnos a la fisiología. No creo que saber qué hacer sea útil a menos que esté basado en una comprensión metódica, no fragmentaria, de por qué lo hacemos. Porque todas las partes de la supervivencia humana/animal son tan interdependientes que no puedes tocar una sin afectar a otra. Lo que necesitamos comprender son las leyes para el bienestar de cada parte del todo, y para la máxima eficiencia de cada función corporal.
¡Santo cielo! ¡Tendríamos que calificar todos para ser médicos!
En realidad, no. No necesitaremos interferir con los médicos. Les dejaremos la enfermedad a ellos. Pero debemos preocuparnos por mantener la salud y aumentar la fuerza física. Así es como lo hacemos. Nos familiarizamos a fondo con la estructura de la piel, sus funciones y la interdependencia entre esas funciones y otros órganos internos. Entonces, al hacer lo mejor para la piel, obtienes una excitación emocional, pura alegría por un tiempo, seguida de un aumento estable en el bienestar, o la felicidad. ¿Recuerdas cómo un popular poeta estadounidense se sentó en una puerta al sol después de su baño, y se cepilló la piel durante horas hasta ponerse tan rojo como una langosta? Quizás podría haber aprovechado mejor su tiempo, pero tenía más alegría que si acabara de enterarse de que había una nueva edición de sus poemas publicados. Bueno, si un tratamiento adecuado de la piel es un medio para la alegría, la salud y la felicidad, ¿Qué madre no lo haría por su hijo? Desafortunadamente, no es tan simple como parece. No es tan fácil como bañarse y cepillarse la piel. También están la dieta, la ropa, el sueño, el dormitorio, la luz del sol, un entorno alegre, el ejercicio, las conversaciones animadas y mil cosas más que tienen que trabajar juntas para lograr esta situación de “felicidad”. Lo que es cierto para la piel es cierto para todo lo demás. No podemos centrar nuestra perspectiva en ningún órgano o función en particular. Todo funciona en conjunto, por lo que necesitamos una comprensión completa de la fisiología en su totalidad. ¿Podemos decidir unánimemente educarnos sobre los principios científicos de la vida?
‘Los principios científicos de la vida claro, pero eso abarca mucho más allá del alcance de la fisiología.’ Considera la mente del niño, su potencial moral y religioso. Me parece que ponemos demasiado énfasis en el cuerpo físico. A nuestros jóvenes se les anima a sacrificarlo todo por el entrenamiento físico, y hay una sensualidad que George Eliot retrató con mucha precisión en ‘Gwendoline’ en la forma en que se trata cada detalle del baño y el acicalamiento con tanta importancia. La interminable manera en que se trata al cuerpo y todo lo relacionado con él hace que una persona se aburra hasta las lágrimas. Y, lo peor de todo, creo que estamos socavando nuestros propios objetivos. Claro, adelante, cuida la piel, desarrolla los músculos, todo eso, pero hay más en qué pensar. No creo que vivir para la carne, incluso de esa manera, sea permisible.
Tienes razón. Pero te equivocas si piensas que la fisiología lleva a un énfasis poco saludable en los músculos y la fuerza física. Quizás haya un joven cuyos músculos son su mayor orgullo. Como la mayoría de nosotros, él consigue lo que se propone: algo de fama local como atleta. Pero, ¿Qué sacrifica por eso? Sus deportes agresivos no aumentan la cantidad de sangre que lo mantiene vivo. De hecho, si sus músculos demandan más de su parte de sangre, entonces la pérdida se sentirá en otra parte, probablemente en su cerebro y en todos sus otros órganos vitales. Más tarde, cuando sus días de deporte han terminado, el atleta musculoso y de pecho ancho se desploma. Es víctima del aburrimiento, y ahora su hígado, pulmones o estómago reclaman el pago atrasado de su parte del suministro de sangre que les fue negado.
Pero, Sr. Meredith, ¿Seguro que no menosprecia la condición física? Pensé que una de las mayores prioridades de un padre era enviar a sus hijos al mundo como ‘buenos animales’ en la mejor forma física posible.
‘Sí, eso es cierto, pero es lo mismo en este caso que en cualquier otro, hay una ‘ciencia de la proporción de las cosas.’ Los jóvenes que buscan hazañas musculares sin moderación no son más que ilusiones y trampas. A largo plazo, no resultan ser los ‘animales finos’ que parecían. Tienen muy poca perseverancia.
Pero los niños son más que animales. Necesitamos saber cómo se pueden desarrollar la mente y el sentimiento moral.
Estudiar la fisiología- o la fisiología mental, si ese término le resulta más adecuado, señora Tremlow—ayudará incluso en esas áreas, porque los hábitos con los que un niño crece parecen dejar algún tipo de registro físico en su cerebro físico. Sus hábitos se convierten en parte de él incluso en un sentido material y físico. Entonces, depende de los padres facilitar el viaje de su hijo en la vida desarrollando hábitos de buena convivencia en las áreas de pensar, sentir, hacer, e incluso en las cosas espirituales. No podemos hacer que un niño sea ‘bueno.’ Pero al desarrollar los hábitos correctos, podemos trazar caminos que conduzcan a una buena vida en la sustancia física de su cerebro. No podemos hacer que escuche la voz de Dios, pero podemos crear caminos en su mente que hagan un lugar claro para que Dios se comunique con él ‘en la frescura de la tarde.’ No podemos hacer que un niño sea inteligente, pero podemos asegurarnos de que su cerebro esté fortalecido con sangre pura y saludable, y que su mente esté alimentada con ideas productivas. Supongo que todo esto sonaría alentador si una persona sintiera que puede hacerlo. Pero siento como si un gran mapa de algún país desconocido se hubiera desplegado frente a mí y los pocos lugares a los que quiero ir no están marcados en él. ¿Cómo, por ejemplo, se supone que debemos hacer que un niño sea obediente, amable y veraz? Sra. Tremlow, su pregunta señala aspectos adicionales que necesitaremos considerar. Unas pocas reglas establecidas no serán de gran ayuda. Necesitaremos saber al menos un poco sobre lo que compone la naturaleza humana. Entonces, además de la fisiología, necesitaremos la psicología, y a eso tendremos que añadir la ciencia moral. La naturaleza humana es tan compleja, pero al mismo tiempo simple. Tiene tantos puntos a considerar, pero todo es parte de lo mismo. No puedes aprender todo sobre la naturaleza humana en una sola conferencia y luego imaginar que el tema ha sido agotado. Sin embargo, ningún otro estudio ofrecerá una recompensa tan maravillosa por nuestro esfuerzo. ¿Qué pasa con la vida espiritual del niño? ¿Alguna de esas ‘ologías’ incluye la vida superior, o nuestra cultura es demasiado científica para esas cosas? Eso tiene sus propias condiciones: el impacto de Dios en los seres humanos, que es lo que genera la vida, y sin eso, no puede haber vida. La vida ya está presente en el niño, sembrada y mantenida viva por el poder Divino, pero también tenemos un papel en desarrollar esa vida. El Espíritu prospera cuando se le da alimento y trabajo todos los días. Es el ‘nuevo Dios y nuevas esperanzas del Cielo’ lo que constituye su dieta espiritual. Es nuestro trabajo poner frente al niño los ‘nuevos pensamientos sobre Dios y las nuevas esperanzas del Cielo’ que son su dieta espiritual. Nos toca a nosotros darle práctica en las labores espirituales de la oración, la alabanza y el esfuerzo. ¿Cómo? Bueno, esa es otra pregunta que nuestra nueva Sociedad tendrá que resolver.
IV. Las reflexiones de un profesor
¡Es tan difícil encender tus pensamientos! Suiza no ayudó con eso, ¡pero valió la pena haber estado viva en cada poro durante un mes! Sin embargo, este tren nocturno debería ayudarme a pensar. Aquí va–tiempo de evaluar la situación. Yo, Michael St. John Harrowby, de treinta y cinco años de edad, he sido nombrado director de Wintonley Grammar School, más por suerte que por mérito. Los primeros pensamientos de una persona son naturalmente para su esposa e hijos, y la pobre Frances tuvo que escatimar demasiado en Appledore. ¡Mi querida esposa! Espero que el estrés haya terminado para ella. Disfrutará dando a luz a los internados junto con nuestros cinco hijos.
Pero aquí voy otra vez, pensando en lo mismo que hemos estado insistiendo desde que recibí este post: los beneficios personales para nosotros y nuestros hijos. No hay nada que no hayamos analizado, ni siquiera la beca Butler para Baby Tim, así que ¿por qué molestarse en repasar todo eso otra vez?
Soy tan malo como Jack Horner, ese niño mimado. ¿Por qué todos comemos nuestras ciruelas en un rincón pensando, ¿”Qué buen chico soy”? ¿Son el esfuerzo y las metas sólo para aquellos que tuvieron mala suerte y perdieron sus ciruelas? Bueno, tengo mis pensamientos, de todos modos, si tan sólo pudiera llegar a ellos. Y me recuerdan que el pastel y el ponche no lo son todo.
No, pastel y ponche no es todo lo que hay, y ahora que tengo una perspectiva prometedora por delante, me pregunto qué voy a hacer con todos los pensamientos que han estado dando vueltas dentro de mí durante los últimos diez años! Hace tres meses, sentí que podía haber revolucionado todo el sistema educativo, como Moisés, que se entusiasmó con el éxodo hasta que comenzó. Cuando finalmente me dieron mi oportunidad, empecé a sentirme intimidada, como si todos los demás tuvieran experiencia de su lado y que la forma en que están las cosas debe ser lo mejor. Pero pensar así es pura pereza y cobardía. ¡Vamos, Michael! Sabes, en el fondo, que esta oportunidad ha llegado a ti porque has pensado en algunas cosas que deberían ser útiles. Eso es lo que el mundo necesita, porque, de alguna manera, la gente se ha vuelto demasiado humilde y enseñable para pensar por sí misma. ¡Estos son tiempos maravillosos y emocionantes! Todos estamos tan abiertos a la convicción, tan celosos por lo que es correcto y verdadero, que es fácil para nosotros ser engañados por falsos profetas que dicen que ellos tienen la única verdad, o que la suya es la única respuesta. Y, sin embargo, ¡cuán listos estamos para seguir la guía de cualquiera que muestre incluso el más mínimo don de perspicacia!
Cuando se trata de educación, estamos flotando tan cerca de la verdad. La proclamación actual es que la educación no es sólo para prepararnos para la vida, sino que la educación es el trabajo y el esfuerzo de toda la vida. Y, con tanta perspicacia, no puede ser posible que la educación que cada uno quiere decir no sea más que llenar unos cuantos libros de texto. La educación es como la religión, es todo o nada, como un fuego que consume los huesos. ¿Cómo es posible que no veamos, a través de nuestra prisa por comer, beber, comprar y acumular, que nuestra prioridad es criar una generación que será mejor que nosotros?
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Un viejo panfleto que recogí en Offenbach declara: “¡Necesitamos nuevas escuelas para nuevos tiempos!” Ese panfleto fue lo que un congreso de los “librepensadores federales alemanes” elaboró hace veinticinco años, que muestra cuánto tiempo hace que Alemania comenzó su reforma educativa. Es bueno para nosotros saber dónde estamos cuando se trata de ciertas cuestiones urgentes, y este folleto lo explica. No hay nada alarmantemente nuevo en el sentimiento, ‘El conocimiento es poder’. Estamos dispuestos a admitir que la gente tiene derecho al poder que el conocimiento puede dar, y que el conocimiento que se necesita es del tipo que califica a una persona para vivir su vida como un miembro funcional de la sociedad. Pero la cuestión candente es si el talento y el genio que hoy se desperdician en las salas calentadas de mil fábricas, o se ahogan en mil apartamentos mohosos, deberían ser valorados por las escuelas del futuro para el beneficio infinito de la sociedad. No estamos seguros de que los apartamentos mohosos críen genios por miles más que las casas suburbanas decoradas con buen gusto, pero ese no es el punto. La cuestión concierne a las masas pobres y a los ‘matones del centro de la ciudad.’ Es vergonzoso que incluso usemos tal frase. Estamos lo suficientemente contentos de tener a los pobres cerca para que podamos aprender una lección de rectitud a través de ellos, pero ¿qué esperanza de salud o belleza tenemos como nación mientras tengamos este tipo de discriminación cancerosa devorándonos por dentro?
Además de estos ‘intocables’ que tendemos a clasificar como residuo, ¿cómo estamos? Quiero decir, mientras haya trabajos y comida, ¿cómo se las arreglan las personas para la educación? ¿Qué tipo de oportunidades hay para el hijo de un trabajador manual que fue bendecido con talento o genio? No está tan mal en las ciudades más grandes.
En general, las oportunidades educativas están limitadas por cuánto tiempo los padres pueden permitirse mantener a su hijo. De hecho, la ley interviene y obliga a los padres estableciendo un estándar mínimo para que un niño no pueda ir a trabajar hasta que haya alcanzado cierta edad y haya aprendido una cantidad determinada. Necesita ser capaz de leer, aunque no con fluidez. Necesita saber escribir, aunque no con facilidad ni siquiera correctamente. Necesita ser capaz de hacer matemáticas básicas: sumar, restar, multiplicar y dividir con bastante competencia. No es mucho, pero abre la puerta lo suficiente para el niño que tiene algo de genio. Si tal niño tiene padres que pueden y están dispuestos a alimentarlo y vestirlo durante su adolescencia, tiene una oportunidad. Puede ganar una beca para ir a una escuela primaria [internado para edades de 7 a 11 años], y eso puede llevarlo a través de la escuela secundaria y preparatoria. Luego podría obtener una beca que le permita obtener su título universitario. Conozco a una docena de hombres universitarios que se abrieron camino desde la clase baja—hijos de trabajadores calificados [fontaneros, albañiles, carpinteros, etc.], o hijos de trabajadores de fábricas y empleados de tiendas—y se distinguieron con honor y elogios, porque las escuelas y universidades buscan cerebros. Saben que la reputación de su escuela depende del tipo de hombres que formen. Este estado de cosas es meramente un último recurso. Escuchamos que otros países están haciendo mejor en el área de educación que esto. Pero al menos aquí se está discutiendo la reforma educativa. Todo nuestro sistema está siendo reformado. Mientras tanto, es bueno saber que al menos es posible una educación para el hijo talentoso de un hombre pobre, si sus padres hacen sacrificios por él, y si tiene la suerte de vivir en una ciudad.
¿Qué tenemos aquí? El pedagogo Friedrich Adolph Wilhelm Diesterweg dijo: ‘Nada es más atractivo para las personas que la verdad.’ Para encontrar la verdad, la gente vagará por tierras lejanas, viajará a través de desiertos y montañas, buscará en las profundidades de la tierra o ascenderá hasta los cielos. Ningún esfuerzo es demasiado grande, ningún obstáculo demasiado desalentador, ninguna tarea demasiado difícil.
Su alma anhela la verdad. Esto sugiere algo, y la conclusión obvia es que las escuelas deben nutrir a los niños con la verdad. Pero eso nos lleva de vuelta a la famosa pregunta de Pilato.
Pero Diesterweg está tratando de decirnos algo. ‘Moisés, Moisés y más Moisés’ es la amarga acusación. Diesterweg se queja de que, en Alemania, una sexta parte o incluso más del tiempo que se pasa en las escuelas primarias se dedica a enseñar religión: lecciones de la Biblia, salmos, catecismos, himnos. ¿Qué tiempo queda, se lamenta, para aprender literatura, metafísica, ética, etc. y todos los tesoros de sabiduría que deberían ser presentados tanto a los estudiantes pobres como a los ricos? Pero la historia de Diesterweg es cosa del pasado. Nosotros en Inglaterra estamos progresando y avanzando muy bien. No tenemos ni de cerca una hora de cada seis dedicada a la instrucción religiosa. Hemos desterrado los salmos, himnos y catecismos. Nuestras lecciones de la Biblia han sido reducidas tanto que apenas queda un hilo. En nuestro afán de simplificar, no nos damos cuenta de que estamos privando a nuestra gente de los clásicos, la metafísica, la ética e incluso la religión que forma parte de su patrimonio cultural. En su lugar, les damos a los estudiantes ‘Lecturas,’ que son meros fragmentos de ciencia, historia, geografía. No es mejor que el aserrín. No es capaz de arraigarse profundamente en el corazón de una persona y dar fruto en la persona que crece hacia arriba.
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Pero aquí hay un tema que nos concierne más directamente. Aprendemos para el beneficio de nuestras vidas, no para el beneficio de nuestras escuelas. Sí, así es, ya lo sabíamos. Aquí lo tenemos: ¿Cómo? –dice el profesor Dodel-port en su último folleto: Elige entre Moisés [religión] o Darwin [ciencia]. Dodel-port puede ser un poco imprudente, pero esa es la situación que tenemos. ¿Qué opinas de Moisés? Esa es la clave. Lo peor de todo es que un hombre adulto puede tener la paciencia para dejar que sus pensamientos se cocinen a fuego lento mientras los medita, pero los jóvenes exigen algo más definitivo. ¡No puedes ocultarles nada! Aunque no digas una palabra, sabrán lo que quieres decir tan claramente como si lo hubieras gritado desde el tejado. Pero, en lo que a mí respecta, no es ‘¿Moisés o Darwin?’ Creo que deben ser ambos–y no para llegar a un compromiso, sino con fe, con la fe de que cada uno de ellos tiene una palabra revelada de Dios para compartir, aunque en diferentes grados. Pero, ¿cómo les explicas eso a los estudiantes? No pueden resistir tomar partido, y dudan de tu sinceridad si no eliges un bando u otro.
Haremos de la lealtad nuestro énfasis. En un hogar, los niños viven en condiciones naturales y cada uno se desarrolla a lo largo de sus propias líneas individuales. Pero en una escuela, necesitas tener un entusiasmo, necesitas tocar una nota que toque y vibre el corazón de cada estudiante para tener el sentimiento común que es necesario para que haya vida. La lealtad lo logrará: la lealtad caballeresca entre ellos, hacia la escuela, hacia sus hogares, hacia aquellos en autoridad y, lo más importante de todo, la lealtad de servir como cristianos. No estoy seguro de cómo hacerlo aún, pero cuando una persona tiene un propósito decidido, encuentra maneras. ¿Y si esa lealtad no permite ningún pensamiento deshonroso? ¿Qué pasaría si una pasión de servicio leal ardiera en el corazón de algunos de los estudiantes y afectara a todos los estudiantes en mayor o menor medida? ¿Se prohibiría la crítica como desleal? ¿Significa eso que los estudiantes saldrán al mundo totalmente ignorantes sobre las preguntas que pinchan tantos corazones, y que se quedarán atónitos cuando se enfrenten por primera vez a evidencias y opiniones que son opuestas a sus antiguos pensamientos? No, pero desearía poder hacer por ellos lo que un gran maestro hizo por mí y por otros. Es difícil ponerlo en palabras, pero de alguna manera, una persona termina del lado opuesto de los temas controvertidos actuales. Son muy interesantes, pero no urgentemente vitales. Comparar cosas menores con cosas más importantes es como el esposo de una mujer famosa en las discusiones sobre las obras o cartas publicadas de su esposa. ¿Son de ella o no? ¿Realmente cuentan hechos sobre su vida, o son solo fabricaciones? ¿Son las opiniones que sus personajes defienden realmente lo que ella cree? Es bastante interesante y divertido escuchar lo que todos dicen al respecto, pero es diferente para él. Él sabe de qué tienen que hacer conjeturas los demás. De todos modos, eso no es un asunto vital–lo que realmente importa es ella y la relación entre los dos. Y eso es aún más cierto en nuestra comprensión del Dios Altísimo y nuestra comprensión de la relación suprema entre Él y nosotros mismos. Si podemos revelar a los jóvenes una visión de la Belleza infinita de Dios, y exponer sus corazones a la atracción de Su Irresistible Bondad, y hacerles saber esto sobre su conocimiento íntimo, que,
“Los pensamientos de Dios son más amplios de lo que la mente humana puede medir, Y el corazón eterno de Dios es maravillosamente bondadoso “
Entonces todo el resto de conocimiento, las relaciones y los hechos de la vida se encargarán de sí mismos. Esta es la única manera de vivir con alegría, propósito y diligencia. Sin esto, no hay más que locura, o un mímico tonto actuando tontamente frente a las verdades eternas. Sin embargo, tenemos estudiantes que son criados con religión y resultan indiferentes, o incluso malos. Eso puede suceder cuando tienen los signos visibles exteriores sin tener la cosa que están significando dentro de ellos. De toda la aserrín inútil que hay, este tipo es el más seco. Ningún alma, una vez expuesta al toque de la bondad de Dios, puede irse y olvidarlo. Un alma obstinada y testaruda podría irse, pero se siente obligada a regresar. Bueno, de todos modos–es una cosa ver lo que hay que hacer. Es otra cosa completamente diferente averiguar cómo hacerlo. En cualquier caso, una vez que una persona entiende estas cosas, necesita proceder con cautela y esperar más iluminación.
Relacionado con esto, tenemos que enfrentar la actitud de la opinión pública cuando se trata de la Biblia. ‘¿Acaso Dios dijo eso realmente?’ es la pregunta del momento, y probablemente lo será mientras el mundo exista. Aquellos de nosotros que enseñamos necesitamos tener convicciones sólidas respecto a las Escrituras, convicciones que no se alteren. Por lo tanto, el terreno en el que nos sostenemos debe ser profundo, amplio y alto. Necesita cubrir y sustentar cada punto de ataque. Necesitamos saber con absoluta certeza que la Biblia es revelación; su afirmación de ser revelación se basa únicamente en la evidencia interna, en la calidad de la verdad que revela. Preguntémonos cuál es el tema de la revelación. ¿Es la historia de una raza de personas conocidas como los judíos? ¿Es la historia del principio y las predicciones del fin de todas las cosas? Hoy en día escuchamos que se arroja luz sobre ambos ‘a través de ventanas adornadas con ricas historias.’ Escuchamos que el jardín del Edén y la manzana no tienen una interpretación más directa y literal que el verso sobre el ‘árbol que da doce tipos de fruto, cuyas hojas son para sanar a las naciones.’ Escuchamos que ‘Él no les hablaba a menos que hablara en parábolas,’ y que eso se aplica a prácticamente toda la historia de lo que llamamos la Biblia. Tal vez la maravillosa e inspirada calidad de las Escrituras resalte más como resultado de los ataques a su verdad histórica que de cualquier otra manera. Ya sea que la gente decida considerar la historia de la Caída como un registro histórico, un poema, un mito, una parábola o una visión, hace poca diferencia: su significado inherente sigue siendo el mismo. En esta narrativa tenemos la historia de la caída y el descenso de cada alma humana, y la esperanza de resurgir.
Y los críticos ilustrados dicen que la historia de los judíos no es más que una colección de mitos de la era heroica de una nación, una era en la que los dioses caminaban con los hombres. No son más que mitos que curiosamente se asemejan a los mitos sagrados de otras naciones a las que no atribuimos inspiración divina. Pero incluso en esto, la historia se justifica porque está tan cerca de la experiencia humana. Incluso ahora, el sol a veces se detiene el tiempo suficiente para que podamos completar algún acto de justicia, o el río Jordán se parte ante nosotros cuando estamos en un aprieto. Ya sea a través de la verdad literal e histórica o de fábulas iluminadoras, estas historias nos ofrecen parábolas de nuestras vidas que necesitan ser entendidas espiritualmente. Y, aún más que eso, nos dan una clave infalible para interpretar los tiempos en los que vivimos. Esto es por la inspiración de Dios.
Las batallas violentas y la masacre de aldeas enteras que se atribuyen a Dios Todopoderoso, provocadas directamente por Su mano o según Su voluntad, se presentan como si fueran irreconciliables con nuestro concepto de la bondad de Dios. Este tipo de cosas todavía ocurren hoy en día, pero no tenemos el valor de atribuirlas a Dios. No muchos de nosotros podríamos decir honestamente: ‘Incluso si Él me mata a mí y a mi pueblo, aún así confiaré en Él.’ No nos atrevemos a decir, ‘Esta es la mano de Dios,’ así que en su lugar, etiquetamos estas cosas con palabras que en gran medida tienen orígenes paganos. La fortuna, las estrellas, el destino nos han jugado una mala pasada. Sufrimos de infortunios, desgracias, casualidades, catástrofes, desastres o fatalidades. ¡Seguramente esta es una manera más tranquilizadora y más científica de describir los eventos que la forma en que los describió el Antiguo Testamento! ¿Es cierto, entonces, que las inundaciones, las hambrunas, las masacres en la guerra, son la voluntad y la obra de un Dios bueno? Eso es lo que dice el Antiguo Testamento, y el Nuevo Testamento añade una dulce palabra sobre un gorrión que cae al suelo, lo cual demuestra, en cualquier caso, que estas cosas son al menos permitidas por Dios. Tal vez la vida y la muerte no sean tan trascendentales como pensamos. Es posible que la muerte no sea en absoluto definitiva en cuanto a la oportunidad o la existencia. ¿Qué pasaría si incluso nos abriera una oportunidad para intentarlo de nuevo? No podemos saberlo; la revelación no dice nada al respecto. En cuanto a la ciencia, cuando tenga algo definitivo que decir sobre los hechos físicos de la vida que podemos ver con nuestros propios ojos, entonces estaremos dispuestos a escuchar lo que tenga que decir sobre estos otros misterios. En cualquier caso, en el corazón de Dios donde cada dolor encuentra compasión, no la hubo para los tres que probaron la muerte. Solo había compasión por aquellos que lloraban y lamentaban por ellos. En cuanto a todas las angustias de la vida, las miserias de una mente ansiosa, los retorcimientos de un cuerpo en dolor, ¿quién puede considerar su dolor intolerable cuando piensa en la Cruz?
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Los profesores tenemos que afrontar la situación. No podemos eludir nada, no podemos dar nada por sentado. Necesitamos fortificar a nuestros estudiantes contra los ataques y prepararlos para hacer una defensa caballeresca. En cuanto a tácticas específicas, detengámonos un minuto y, a modo de argumento, imaginemos que todo lo que se ataca se pierde. ¿Dónde nos deja eso? Los montículos de tierra que hicimos para la fortificación están lamentablemente destruidos, pero la fortaleza en sí sigue intacta. Nuestro pánico se disipa y comenzamos a sentirnos seguros. No importa lo que pase, nos sentimos listos. De hecho, nos sentimos lo suficientemente seguros como para tomar la posición ofensiva. Nuestra posición es a prueba de todos los ataques; ahora es el enemigo quien está expuesto. Creo que esto es muy importante. La guerra defensiva nunca se lleva a cabo con el mismo tipo de entusiasmo y convicción que inspira al lado que realiza los ataques. De hecho, nos negamos a ceder ni un ápice de las Sagradas Escrituras, mientras que solo decimos sobre los pasajes oscuros o difíciles lo mismo que decimos sobre el Apocalipsis:
“Señor, creo lo que leo aquí, pero, ay, no lo entiendo”
¿Pero qué pasa con la enseñanza religiosa y la Biblia? Es tan difícil saber qué enseñar cuando todo es una pregunta abierta y potencial para la duda. Pero ten valor. Nada se ha perdido aún, y el futuro está de nuestro lado. No son las Escrituras las que estamos cediendo. Es solo una de las viejas formas tradicionales de interpretarlo cuando la Ciencia demuestra que es implausible. Miramos a la Ciencia de frente y la interrogamos con firmeza. Sobre todo, no toleramos la suposición de que la Ciencia es una maestra infalible porque siempre está borrando alguna conclusión a la que llegó ayer y reemplazándola con una nueva verdad que descubrió hoy. La capacidad de cambiar tan fácilmente con nuevos hallazgos es la fortaleza de la Ciencia. Estamos al borde de una nueva crítica–una crítica que no es histórica o natural, sino personal. La fisiología se apresura a anunciar que cada persona puede moldear y modificar su propia mente. La educación, no la herencia o el entorno, es el poder final y formativo. El carácter es lo que define a la persona, y la educación forma el carácter, sin importar cuánto deba el material con el que trabaja a la herencia y el entorno.
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Entonces, ¿cómo debería esto afectar la manera en que enseñamos las Escrituras? Haciéndonos enfocar nuestra crítica en las personas relacionadas con las Escrituras en lugar de en los eventos registrados en la Biblia. Primero, los autores, ya sea que sepamos quiénes son o no. Las lecciones que aprendemos sobre la rectitud no son mayores ni menores si fueron escritas por Moisés o por otra persona, o por Isaías o por otro profeta. No es la naturaleza humana, ni natural para los autores, suprimirse a sí mismos como lo hacen los autores bíblicos. No vemos esas pequeñas afectaciones y vanidades que suelen aparecer cuando los hombres eruditos escriben. No vemos la prosa habitual y verborreica, ni el egotismo pomposo, ni la verbosidad florida. Incluso Plutarco, el príncipe de los biógrafos, no puede resistirse a darte su opinión sobre el hombre del que está escribiendo, añadiendo sus propias anécdotas encantadoras. Pero presentar a una persona para que el lector la juzgue sin añadir un atisbo de su propia aprobación o desaprobación es inusual. Ni Plutarco ni ningún otro autor ha sido capaz de eso – ¡especialmente los biógrafos de nuestra época! En todas las historias de Abraham, Isaac, Jacob, de profeta, sacerdote o rey, no hay discurso sobre la moral. En cambio, se deja claro el principio de que el bien y el mal son evidentes por sí mismos. El bien y el mal nunca son alabados ni criticados. Una narrativa sencilla y directa es suficiente si cada lector lleva al juez en su propio corazón. Y luego están las personas de las que se habla en las historias de la Biblia. Las fuentes del comportamiento humano se evidencian claramente en ellos. Se levantan de las páginas, no como una galería de retratos peculiarmente hebreos, sino como un desfile de personas genuinas y vivas, ¡más reales que las personas con las que cenamos todos los días! ¿Cómo puede ser esto, a menos que sea obra de la inspiración de Dios? ¡Y algunos de ellos toman forma tan majestuosamente mientras los leemos! El patriotismo, el entusiasmo, el altruismo y todas las bellas palabras que usamos hoy parecen demasiado débiles para expresar a Moisés, el legislador de Israel, el profeta, el poeta, el líder de hombres, un hombre con las mismas pasiones que nosotros, pero más grande que nosotros. ‘¡Moisés, Moisés, y más Moisés!’ Solo el hombre, Moisés, es suficiente para inspirarnos a criar jóvenes piadosos y varoniles. En solo dos o tres toques maravillosos, su historia nos presenta la educación que lo ayudó a convertirse en quien fue, y todo el tiempo, no hay alabanzas, ni una sola historia escrita solo para hacerlo sonar bien, nada más que una narrativa clara que simplemente cuenta los eventos tal como ocurrieron. Esta es la verdad esencial. Esta es una doble inspiración: primero, produce a Moisés como hombre, y luego lo retrata. ¿Pero qué pasa con la ‘evolución de la historia’? Si un hombre se mide por la cantidad de elogios y alabanzas escritas sobre él, entonces nuestra época produce muchos hombres que no solo son mayores que Moisés, ¡sino incluso mayores que Jesús! Después de todo, ¿qué biografía se ha escrito que tenga menos alabanzas desbordantes que los cuatro relatos evangélicos? Qué dulce es la sensatez del cristianismo , ¡qué sobria fue la cordura de los muchos autores que fueron elegidos para escribir los consejos de Dios para nosotros!
¿Me aferro demasiado a las cosas del pasado en lugar de centrarme en los emocionantes cambios del presente y la promesa del futuro? No. Aprecio plenamente la alegría de vivir en estos tiempos caracterizados por la sinceridad infantil, la apertura a la convicción, la disposición a probarlo todo y elegir lo mejor. Claro, tenemos nuestras fallas–y son serias y deprimentes–pero estamos listos para cosas mejores. De hecho, estamos listos para una gran cruzada si tan solo alguna versión moderna de Martín Lutero o Savonarola se levantara y nos dijera qué hacer. Empujarnos a trabajar diariamente en la educación, a vivir, actuar, pensar y hablar frente a los niños para que sean mejores cada hora gracias a nuestro ejemplo, es mucho más difícil que hacer un solo sacrificio enorme. Pero seremos capaces incluso de este esfuerzo diario en estos días inspiradores, cuando parece que la gente se está disponiendo durante este, el día de Su poder. El panorama es muy alentador. Estamos comenzando a ver que la educación es el servidor elegido de la religión, y estamos comenzando a vislumbrar de manera estimulante la estatura del hombre perfecto que es posible para la humanidad redimida.
Pero el pasado tiene tantos tesoros acumulados de sabiduría y experiencia que ofrecernos
Y podemos desear que nuestros días estén unidos por una santidad natural.
No hay mucho que sea más desastroso (o, lamentablemente, más inminente) que romper de repente con las tradiciones pasadas. Por lo tanto, necesitamos conectar suavemente los lazos que nos unen a la generación pasada que se está extinguiendo demasiado rápido. Sin ser desleales a nuestros propios días más sinceros, tal vez algunos de nosotros sospechamos que las personas cultivadas de la década de 1850 tenían más profundidad y dulzura—¡y un humor más encantador!—que las que vemos en las personas que viven hoy. Es bueno para nosotros recoger tierna y reverentemente cualquier fragmento de su perspicacia y experiencia que se nos presente. Después de todo, queremos ser como un propietario que saca tesoros de su colección que son tanto nuevos como antiguos.
V. Hace cien años (a la mesa de la familia Clough, 10 de septiembre de 1990)
¡Qué gran idea! Esto realmente debería conmemorarse. Al menos, podemos dar una pequeña cena en honor a ello. ¿A quién invitamos?
El Dr. y la Sra. Oldcastle, y el maestro de Harry, el joven Sr. Hilyard y su esposa, representarán las lecciones de la escuela. Estaremos allí para representar a los padres en general. Si añadimos al Dr. y la Sra. Benton como nuestros asesores médicos y al Decano y la Sra. Priestly como nuestros testigos espirituales, ¡entonces tendremos una reunión bastante representativa! ¿Funcionará mi lista?
¡Funcionará de maravilla! No podría ser mejor. Todos conocemos el tema, y todos nos conocemos, así que imagino que se dirán cosas buenas.
El Sr. Clough era un comerciante en la ciudad, al igual que sus padres lo habían sido durante cuatro o cinco generaciones antes que él. Se le consideraba rico, y efectivamente lo era, pero mantenía su riqueza como un fideicomiso público. Solo usaba de su dinero para sus propios fines personales lo necesario para mantener a su familia en una vida cómoda y refinada. No es que esto fuera inusual, ya que él y otros como él detestaban la vida lujosa y cualquier cosa que oliera a la opulencia bárbara de días pasados. El Dr. Oldcastle era el director de una antigua y establecida escuela de fundación. Los otros invitados ya han sido presentados por la Sra. Clough.
Durante la cena, hubo la habitual charla alegre y algunas discusiones ligeras sobre temas más serios, hasta que las damas se fueron al salón a discutir asuntos prácticos entre ellas. Entonces uno de los hombres comenzó,
Caballeros, ¿Se han preguntado por qué mi esposa y yo fuimos tan persistentes en intentar que vinieran aquí esta noche?
La expresión de todos mostraba que estaba recordando un recuerdo interesante, aunque vago. Había una pequeña circunstancia relacionada con esta habitación, y una cierta fecha que me temo que podría haber mencionado más de una o dos veces.
‘Oh, sí,’ dijo el Decano. “Se lo he dicho a mi esposa una docena de veces, hay una cosa de la que Clough se enorgullece: ¡que el Club de Padres y Madres nació en su comedor!”
‘¿Pero por qué esta noche más que cualquier otra noche?’
‘¡Pero si esta noche es el centenario de ese gran evento!’ Todos intercambiaron una sonrisa de buen humor. ‘Sí, caballeros, sé que estoy orgulloso de que haya sucedido en mi propia casa, y les doy permiso para reír.’ Pero, ¿No apreciarían una casa antigua en una calle secundaria si fuera lo único que los conectara con la historia?
Pero, amigo mío, ¿Por qué demonios debería glorificarse a este club con las tartamudeantes iniciales FMC (¡odio tanto las iniciales!)? No me molesta, como director de escuela, es cierto. Torpeza, ¡sí, esa es la palabra que suena! ¡Sabía que FMC me recordaba a algo! “No veo cómo nuestro club nos conecta con la historia,” dijo el Dr. Benton reflexivamente.
De esta manera. Si el club no lo inició, al menos marcó una etapa en el progreso de la gran revolución educativa que hemos visto avanzar durante los últimos cien años. Solo espera otros dos o trescientos años, y esta revolución nuestra será registrada como el gran período de la ‘Gran Carta de los Niños.’
Odio decepcionarte, pero no creo que ninguno de nosotros esté esperando más de un siglo, incluso si es para confirmar la declaración de su mejor amigo. Pero sigue, amigo mío, ¡estoy contigo! Explica la ‘revolución’ para que todos podamos entenderla.
Gracias, Hilyard. Tu aprobación me da confianza. Pero, ¿Con cuál debo continuar, con la palabra revolución o con la revolución misma?
Esos dos sí tienen una distinción con una diferencia, ¿Verdad? Si digo ‘la revolución misma,’ nos arrastrarán a la Edad Media y saldremos a encontrar a nuestras esposas esperándonos en el vestíbulo con sus abrigos y sombreros puestos, listas para irse.
Y eso es tolerable para nosotros, los viejos Benedicto.
¡Ahora, Doctor! Todos sabemos que estás prácticamente atado al delantal de la señora Oldcastle cada minuto que no estás en la escuela. Fanny y yo seguimos tu ejemplo cuando nuestro vínculo matrimonial necesita un impulso.
¡Orden, caballeros! Debemos tener orden, de lo contrario no llegaremos ni a la palabra ni a la cosa. Ahora cada uno de nosotros va a querer decir algo sobre su esposa.
Benton tiene razón. Está bien, profeta, toma tu parábola y adelante. Todos estamos escuchando.
‘¿Quién se atrevería a negar la solicitud de la Iglesia?’ Esto se dijo con una reverencia que casi derriba la pantalla de la vela, pero Hilyard hizo una rápida salvada. ‘Voy a seguir adelante.’ Y se supone que no debo hablar.
¿Por qué llamo a este fenómeno que se ha estado desarrollando durante los últimos cien años una revolución educativa? Bueno, en primer lugar, lo que se llamaba ‘educación’ hace un siglo, y lo que llamamos ‘educación’ ahora, son cosas esencialmente diferentes.
El Dr. Oldcastle dijo, con un resoplido que epitomizaba muchos de los peores modales de los reformadores, ‘¡Vamos! ¿No es eso un poco exagerado? Entonces enseñamos los clásicos y las matemáticas. También lo hacían las escuelas hace cien años, o, para el caso, hace quinientos años. Es cierto, tenemos que cubrir más en el área de lenguas modernas, ciencias naturales y otras materias a las que solo podemos dar una pequeña muestra de exposición. lo que solo confunde a estudiantes y profesores. Prefiero una educación clásica sólida, o, en su defecto, una educación basada en matemáticas. ¡Eso es lo que los forma! Mi voto va con los pre-revolucionarios, si así los quieres llamar.
¡Santo cielo, tenemos que despejar tanto el terreno solo para poder tener una discusión amistosa! Caballeros, ambos dígannos qué quieren decir cuando hablan de educación.
¿Qué quiero decir con educación, Doctor? Nunca habría pensado que todas nuestras mentes inteligentes tendrían que definir eso. Un niño está educado cuando sabe lo que todo caballero debe saber, y cuando está preparado para ocupar su lugar en el mundo.
La definición del Dr. Oldcastle me parece tan adecuada como cualquier otra. Si dejamos de lado los requisitos de cortesía, lo que nos queda es la cuestión de la formación: cuánto se incluye en esta formación y cómo se supone que debemos impartirla.
‘Ahí lo tienes, Clough,’ dijo el Dr. Benton. ‘Mi argumento es que debes el progreso inmenso en carácter que hemos visto en los últimos cien años totalmente a nosotros los médicos. Después de todo, ¿No fuimos nosotros quienes descubrimos que ustedes estaban a tientas en la oscuridad, y que ni siquiera habían tocado la base científica de la educación, y que todo lo que estaban haciendo era tentativo? Hace cien años, los jóvenes pasaban un tercio de su vida en matemáticas para obtener el título de senior wrangler en Cambridge, y tal vez la distinción especial valía todo ese arduo trabajo. Pero el mundo, usando su voz contundente, dijo ‘Las matemáticas construyen una disciplina mental y dan un fortalecimiento de carácter que ningún otro estudio puede dar.’ Ahora, no niego que las matemáticas son una parte integral de la educación, pero mira a los verdaderos matemáticos. ¿Son más capaces o más autocontrolados que otras personas? No; más a menudo, son irritables y tercos, y cuanto más tienen razón, más cabezotas son también. Pero ahora nosotros (¡noten el nosotros; somos más proprios que la realeza!) los vemos tanteando a ciegas, agarrando primero esta herramienta, y luego aquella, ciencia natural, lengua extranjera, o lo que sea, como un medio para trabajar en un material del que no saben nada. ¡Ni siquiera sabes si estás trabajando en la mente, en la moral, o en qué! Y no estás seguro de qué aspectos quieres afectar, ¿tal vez la capacidad intelectual? ¿O la fuerza de carácter? Encontramos a todos ustedes, padres, maestros, pastores, todos aquellos cuyo trabajo es criar a los niños, en un foso de barro. ¿Y qué hemos hecho por ustedes? Hemos encontrado la naturaleza del material en el que estás trabajando y te hemos dicho qué es, así como las leyes que deben seguirse mientras haces tu trabajo. Te lo hemos puesto en las manos como si fuera arcilla puesta en las manos del alfarero. Te hemos mostrado cuál es la única cosa posible que puedes lograr, y es esta: elevar el carácter. La educación que no hace esto, no hace nada. Ahí lo tienes, eso es lo que hemos hecho por ti.
Cada hombre debería ceñirse a su propio oficio, y yo planeo ceñirme al mío como un curtidor que sabe que su material es cuero.
Bueno, está bien, todo esto es muy bonito, pero ¿Qué evidencia puedes dar? ¿Y dónde estaba yo cuando todo esto estaba sucediendo? ¡Bah! Creo que se están engañando a sí mismos, amigos míos. Esta charla vaga y etérea está bien para desarrollar mentes volátiles, pero he sido profesor durante cuarenta años del tiempo en que supuestamente todo esto ha estado ocurriendo, y nunca escuché nada al respecto.
Eso es lo que obtienes por andar tambaleándote con nuestro grupo FMC en lugar de aferrarte a él. Pero, sinceramente, Dr. Oldcastle, ¿Ve usted algún cambio en los modales de los jóvenes de hoy en día que llegan directamente de casa?
¡Oh, sí! ¡Muchísimo! —dijo el Sr. Hilyard.
Si el Sr. Hilyard hubiera sido lo suficientemente educado como para dejarme responder por mí mismo, yo mismo habría dicho que sí. He visto un cambio notable, y lo felicito a la sociedad por ello. Pero, ¿Qué esperabas? Por supuesto, la civilización y la educación obtendrán resultados que son notables incluso en una sola vida.
“Doctor, deberías haberlo hecho una trilogía, civilización, educación y cristianismo,” añadió el Decano en tonos amables y suaves. ‘Personalmente estoy de acuerdo con el Dr. Brenton, ‘cada hombre para su maestro,’ y dudaría en reclamar crédito por cada avance.’
Espero que el Decano pase por alto un poco de hostilidad asumida. Tenga la seguridad de que todos estamos de acuerdo con usted, y esto es por una razón: cualquier otro método hacia la perfección, después de semanas o meses o incluso años de esfuerzo placentero, conduce a una pared en blanco. No puedes ver nada más allá de eso. Lo único que queda por hacer es retroceder, y el regreso siempre es amargo. Pero entonces intentas
a través de Cristo, y descubran que están en el camino del progreso que seguirá adelante, alentados por una esperanza viva constante. Pero nuestra discusión se está volviendo seria. Nosotros, los miembros de FMC, merecemos parte del crédito que el Dr. Oldcastle se atribuye a sí mismo. Dado el testimonio de un tercero , la fiesta puede ser muy útil, tal vez no le importe contarnos qué diferencias ha notado en los jóvenes de hoy en día, en comparación con los jóvenes de hace cuarenta años.
Déjame pensar en eso un minuto. No es fácil responder a tu pregunta en unas pocas frases cortas. Veamos… bueno, por una parte, son más propensos a aprender. Realmente creo que ha habido un avance inusual en la inteligencia en los últimos cincuenta años. Las lecciones que solían tomar horas de trabajo tedioso cuando estaba en la escuela pueden ser completadas en media hora por los estudiantes de hoy, ¡y todavía están alerta para más! Creo que tienen un verdadero hambre de conocimiento, y esa es una ‘debilidad’ que solo uno o dos estudiantes de cada cien tenían cuando yo era niño.
¿Escucharás mi explicación sobre esto, aunque solo sea un padre? Con todo el respeto al Dr. Brenton, quien tiene justificación para reclamar tanto por su oficio, creo que nosotros los padres también merecemos algo de crédito. Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes obligarlo a beber. No creo que el progreso se deba a un aumento de la inteligencia; creo que está en la capacidad de prestar atención. Este Club de Padres y Madres reconoce que prestar atención es una habilidad práctica que las personas tienen. Marca toda la diferencia entre una persona capaz y exitosa, y un pobre rezagado que intenta mantenerse al día. La atención es la capacidad y el hábito de concentrar todo dentro de uno mismo en la tarea que se tiene entre manos. A los padres, especialmente a las madres, se les enseña a cultivar y fomentar la atención en sus hijos desde que son bebés. Cualquier cosa que una persona observe con plena atención, aunque sea solo por un minuto, será conocido y recordado para siempre. Piensa en algunas de las escenas y conversaciones que están tan vívidamente grabadas en tu mente que no puedes olvidarlas. ¿Por qué es eso? Porque en el momento de ese incidente, tu atención fue fuertemente estimulada. La formación temprana cosecha beneficios directos tan pronto como el niño comienza la escuela. Los psicólogos–perdón, Doctor, ese no es su campo de especialización, dicen que esta enorme curiosidad y hambre voraz de conocimiento es tan natural para los niños como el hambre de pan y leche. Ambos pueden trabajar juntos: la atención y la curiosidad. Si el niño tiene un ansioso deseo de saber, combinado con la capacidad de enfocar toda su mente en los nuevos pensamientos que se le presentan, entonces es tan fácil como el A B C, es inevitable que aprenda tan rápido que parecerá magia. El campo de su mente ha sido arado por sus padres, y ahora los maestros solo tienen que sembrar su semilla.
Hmmmm. Eso suena lógico; tendré que pensarlo. En cualquier caso, los resultados ciertamente parecen beneficiosos. Cuatro horas de clases al día en lugar de las habituales seis o siete, y además se hace más trabajo, es bueno tanto para los profesores como para los estudiantes. Y la mayoría de estos estudiantes tienen sus propios recursos internos, por lo que no necesitan ser entretenidos durante su tiempo libre. Te sorprendería saber cuánto saben estos chicos. Cada uno tiene algún pasatiempo especial. Un niño pequeño, por ejemplo, ama las mariposas. Y eso me recuerda, no se lo digas a nadie, o podría verme obligado a renunciar; pero, hasta el día de hoy, no sé la diferencia entre una polilla y una mariposa. Es el tipo de cosa que todo el mundo debería saber, así que diseñé una manera de clasificarlas en mi propia mente. ¡Y es correcto porque es mío! Esto es lo que pasó recientemente: Le pregunté a un niño que evidentemente había atrapado algo en una red: ‘¿Qué tienes ahí?’ ‘Una polilla, señor,’ y me dio el nombre científico sin dudar. ‘¡Una polilla, hijo!’ Esa hermosa criatura no puede ser una polilla, ¡las polillas viven en casas! ¡Tendrías que haber visto a ese niño pequeño intentar no sonreír! Deberías haber visto a ese niño pequeño intentar no sonreír. No podía preguntar, así que todavía no lo sé, pero me esfuerzo por no mirar a ese niño a los ojos. Un amigo mío que era “Fellow” en su universidad, era aún peor. ‘Oye, Oldcastle, los poetas no paran de hablar sobre la canción de la alondra.’ Dime, ¿reconocerías el canto de una alondra si lo escucharas? Pero los estudiantes que ingresan a la universidad hoy en día, reconocen y conocen casi cualquier objeto natural. Sus colecciones tienen valor científico, al menos, eso es lo que piensa Hilyard, así que vamos a intentar abrir un museo de historia natural local.
¡Dios mío, Dr. Oldcastle! Eres como el hombre en esa obra que habló en hermosa prosa toda su vida, ¡y finalmente se dio cuenta! Eres nuestro amigo más cercano, aunque nunca lo admitirías. Esto es exactamente de lo que estoy hablando: los esfuerzos de las madres para poner en práctica nuestro esquema de pensamiento. Enfatizamos fuertemente que las madres fomenten la curiosidad inteligente de sus hijos sobre todo lo que vive y crece en su entorno. Por ejemplo, imagino que la mayoría de las madres en nuestro grupo se sentirían avergonzadas si su hijo tuviera seis años y no pudiera reconocer un árbol local común al ver una ramita que solo tenía sus yemas. Es conocimiento de la naturaleza, y los niños lo asimilan como los patos al agua. Los primeros seis o siete años de sus vidas se pasan afuera (cuando el clima lo permite) aprendiendo este tipo de cosas, en lugar de desperdiciar su tiempo con libros ilustrados y el abecedario. Pero cuéntanos más sobre tus observaciones de primera mano. Esto es tan interesante. Un forastero que puede hablar desde la experiencia real vale más que veinte de nuestros propios miembros que aún están aprendiendo.
Estoy muy agradecido, Clough, por las cosas halagadoras que eres tan amable de decir. Por supuesto, mi testimonio imparcial sería igualmente valioso si refutara lo que estás enseñando. Bueno, Hilyard, ¡hoy no eres nadie! ¡Soy el hombre de la hora! No realmente–él es el que realmente hace las cosas progresar, y yo soy el que lo sigue. Aun así, incluso un acompañante tiene sus usos.
‘¡Sí–cuando bajas una colina!’ Pero tu propia boca te condena, ‘maestro más erudito.’ ¿No es el progreso de lo que has estado hablando toda la noche? Pero solo dime una cosa más. ¿Crees que estos estudiantes son pedantes como el almirante Crichton? ¿O son chicos aburridos y apagados que solo hacen lo que se les dice y no tienen gusto por la aventura temeraria?
¡Gusto por la aventura! Veo a chicos pequeños, de nueve años, que pueden nadar, remar, montar, hacer todo lo que un hombre o un niño necesita hacer. ¿Cómo puedes mantener a un niño así alejado de las aventuras? Pero tengo que admitir que hacen lo que se les dice, y lo hacen con cincuenta veces el espíritu entusiasta de los chicos que se escapan. Ten en cuenta que estoy hablando de chicos que han sido educados deliberadamente en casa, no simplemente dejados crecer libres y sin preocupaciones. Pero no se hagan la idea de que incluso los mejores de ellos son perfectos. Tenemos que estar encima de ellos todo el tiempo, para que las ganancias que hemos logrado no desaparezcan de debajo de nosotros.
Mira, mira a Brenton. ¡Parece que va a explotar si no le dan la oportunidad de decir algo!
Caballeros, deben realmente deben escuchar lo que tengo que decir sobre este asunto. Necesitan dejarme explicarle al Dr. Oldcastle el ‘porqué’ de las cosas que ha observado.
¡Muy bien, entonces! ¡Vamos, Doctor, no te guardes nada!
Bueno, para empezar desde el principio (no, no me refiero a Adán y Eva, ni siquiera a la Edad Media), hace unos veinticinco años, antes del ‘evento’ de Clough, los hombres de ciencia comenzaron a buscar alguna pista para entender el extraño enigma de la naturaleza humana. Ya se había determinado mediante el razonamiento inductivo que la acción y el habla dependen del pensamiento, y la acción, si se repite con suficiente frecuencia, forma el carácter. Ahora, esos entrometidos científicos no se contentaron con aceptar, ‘¡Es así, porque es así!’ No, tenían que andar hurgando con su eterno ‘¿Por qué?’. Y este ‘por qué’ en particular resultó ser un hueso duro de roer. De hecho, solo en los últimos años han podido demostrar sus conjeturas sobre la verdad. Pero ya desde que lo dije (25 años antes de la cena de Clough), ya habían adquirido tanto conocimiento. La analogía y la probabilidad los respaldaban, y era imposible probar o incluso presentar un argumento convincente en su contra. Estos científicos reconocieron que estaban socavando los métodos, objetivos y el mismo concepto de la educación popular. Pero sus descubrimientos fueron como el grano de trigo que tenía que caer al suelo y morir. Pasaron años antes de que los educadores despertaran y reconocieran lo que habían hecho. Finalmente se dieron cuenta de que era posible formular una ciencia de la educación. Ahora podían proponer leyes que pudieran obtener resultados definitivos con una certeza aproximada, o tal vez incluso precisa. Los días de criar a los niños de manera casual y desorganizada estaban contados. Se había encontrado una base, y era una base física. Descubrieron el principio que está en la base de todas las posibilidades de la educación, el mismo principio que estamos descubriendo. Aprendieron que el cuerpo humano. no solo los músculos, sino también el cerebro, crece según la forma en que se utiliza desde el principio. En cien años, no hemos descubierto nada más sobre este principio, pero hemos encontrado muchas maneras diferentes de aplicarlo. Suena tan simple, sin embargo, es casi imposible ir más allá de lo que cubre este principio. Quiero decir, no hay razón para pensar que hemos exagerado las posibilidades de la educación. Quien tenga influencia sobre un niño primero puede hacer cualquier cosa con él. Inevitablemente, la propaganda se convierte en la primera prioridad en la mente de aquellos que ven esto como una forma de salvar a la raza humana. Y se hicieron varios esfuerzos para presentar a los padres de todas las clases sociales la idea de que la formación de hábitos es uno de los objetivos más importantes de la educación. El ‘evento’ del Sr. Clough fue uno de esos esfuerzos, y el Club de Padres se propagó como la pólvora. Todos estaban listos para ello porque la gente estaba empezando a ver la miserable incertidumbre del método casual e improvisado de criar niños. La gente se preguntaba: ‘¿Cómo es posible criar a dos hijos de la misma manera, y que uno termine siendo un villano, y el otro termine siendo un hijo del que su familia pueda estar orgullosa?’ La educación, hasta donde entendemos lo, trata con individuos. La educación no trata con los niños de manera colectiva, sino con el niño individual. Dentro de un período definido de quizás uno a seis meses, su mal hábito es desplazado, se desarrolla un buen hábito, y luego es un trabajo fácil para los padres mantener los nuevos hábitos del niño.
Ahora, un momento, Doctor, ¡espere! Siento que estoy a punto de perder mi crédito fácilmente ganado. Tú, un erudito clásico, seguramente sabes que esta teoría del hábito era familiar para griegos y romanos. Y había un poeta británico del siglo XVIII—Dryden, creo—que expresó maravillosamente el eterno sentimiento inglés sobre este tema. Escribió,
Los niños se doblan como sauces tiernos,
Y crecen de la manera en que fueron moldeados primero.
Lo que aprendemos en nuestra juventud, solo eso
tiende a convertirse en segunda naturaleza a medida que envejecemos.
Encantador. Pero, Dr. Oldcastle, recuerde que cuando empecé, admití que la gente siempre ha tenido la noción de que los niños necesitaban desarrollar buenos hábitos y eliminar los malos. Pero ahora, es más que una noción. ¡Hay evidencia científica que lo respalda! Así que ahora, en lugar de luchar durante todo el período de la infancia haciendo intentos esporádicos para que un niño mantenga sus zapatos atados, los padres están resolviendo el asunto de una vez por todas, y asegurándose de que el hábito esté arraigado en el carácter del niño. ¿Ves que esto es muy diferente de la manera desganada en que los padres dejaban a los niños intentar hábitos de manera intermitente durante años, y el niño nunca lo lograba?
Sí, admito que hay una diferencia. Y lo que observo en los niños pequeños que recién llegan a la escuela lo confirma. ¿Entonces, está diciendo que sus madres han decidido dedicar de uno a seis meses para formar un hábito—primero la obediencia, luego la veracidad, luego la atención, etc.—y por eso los niños vienen a la escuela con un verdadero carácter en lugar de una mera disposición?
Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo, y es en esa área donde hemos estado progresando durante el último siglo. La educación también ha estado avanzando en otra dirección, pero esa dirección solo tiene analogía para guiarnos, nada seguro. No podemos predecir aún si resultaremos ser seres simples o seres complejos. No estamos seguros de si una vida o varias vidas están ligadas en cada uno de nosotros. Por ejemplo, es completamente posible que de la misma manera en que nuestra vida física se sostiene porque millones de organismos microscópicos constantemente viven, se alimentan, crecen, se reproducen y mueren en nuestra sustancia, nuestra vida espiritual/mental podría ser sostenida por millones de vidas que la filosofía nunca ha soñado. Por ejemplo: una idea—¿qué es? No lo sabemos aún. Pero sí sabemos que cada idea que tenemos existe dentro de nosotros de la misma manera que un ser vivo. Se alimenta, crece, se reproduce y luego, de repente, desaparece. Allí son cuerpos físicos, y hay cuerpos espirituales. Tal vez este concepto aún esté demasiado poco desarrollado para ser utilizado de manera práctica. Pero en cuanto a los otros aspectos de nosotros que llamamos por nombres que tienen algo de personalidad asociados con ellos, la conciencia, la voluntad, nuestro ser spiritual; es seguro concluir que prosperan cuando tienen su adecuada alimentación y actividad, y perecen por falta de comida y de algo que hacer. También hemos incluido esto en nuestro esquema educativo, y hemos tenido grandes resultados.
El Decano intervino:
Yo, por mi parte, estoy muy agradecido con el Dr. Brenton por su charla tan esclarecedora. No, no te veas tan ofendido, Doctor. Su charla tuvo peso y valor, y fue benditamente breve. Como representante de la iglesia, me gustaría decir cuánto le debemos a esta revolución educativa. Hace cien años, la gente acusaba a nuestra Iglesia de mostrar signos de decadencia. Pero hoy, incluso sus extremidades más remotas están vivas. ¿Y por qué? Meramente porque ha estado al día con los tiempos a medida que ha progresado el pensamiento educativo. La Iglesia, junto con el resto de ustedes, entiende que el mundo solo tiene una cosa que hacer: criar a la generación más joven para que sea mejor que la generación anterior, y la única herencia valiosa que nuestra generación tiene para transmitir es un carácter nacional elevado. Por eso la Iglesia ha trabajado incansablemente en las dos áreas que el Dr. Brenton enfatizó esta noche: que el hábito es tan efectivo como diez naturalezas, y que la vida espiritual prosperará o se deteriorará dependiendo de si se alimenta y ejercita lo suficiente, o se desnutre y se deja estar ociosa. Por eso, a cada trabajador de la iglesia se le enseña, por encima de todo, a ministrar a la juventud de todas las clases sociales en su parroquia. Un alma en crecimiento no puede prosperar con hojas de maíz. Por eso la verdad necesita que se le quiten las cáscaras del pasado. Necesita ser vestida en los pensamientos vivos de hoy. Un alma joven necesita aprender cuál es su trabajo: el ejercicio espiritual de la oración y la alabanza, y el ejercicio físico de servir a los demás. Dado que una persona no puede enseñar lo que no conoce, cualquiera que ministre a los jóvenes necesita estar calificado y constantemente activo en estas cosas. Después de ver estas y otras verdades similares, nuestros trabajadores de la iglesia están formando a su alrededor un grupo de jóvenes espíritus entusiastas que consideran la auto-devoción una ley y el trabajo espiritualmente relacionado una necesidad. Y creo que debemos gran parte de este progreso al trabajo de los educadores, y estamos encantados de apoyarlos de todo corazón.
Nos alegra escuchar eso. Desde el principio, hemos sido muy conscientes del apoyo y la ayuda del clero, que se une a nosotros tan a menudo. ¡Pero no tenía idea de que les estábamos haciendo un servicio todo este tiempo! Me gustaría ofrecer un comentario profesionalmente, como lo hizo el Sr. Dean. Nosotros, los médicos, hemos cosechado donde hemos sembrado, y hemos cosechado abundantes beneficios. En los viejos tiempos, las familias tenían su propio médico, quien era llamado de vez en cuando para combatir alguna enfermedad que había echado raíces. Pero ahora, la gente está comenzando a darse cuenta de que la falta de energía, estar fuera de forma, incluso las enfermedades que son hereditarias o causadas por gérmenes, a menudo son el resultado de una educación deficiente, o una crianza defectuosa, si se quiere decirlo de esa manera. ¿Y cuál es la consecuencia de esa nueva información? Los médicos son retenidos en la enfermedad y en la salud. El médico de familia desempeña el papel de asesor médico durante años, a menudo de por vida. Se nutre de bienestar y salud, no de enfermedad. Se detiene para hacer una visita inesperada a su cliente y encuentra a una niña encorvada leyendo un libro, y a otra niña de pie sobre un pie. Nota el rubor febril y los ojos brillantes de una niña, la tendencia de otra niña a estar somnolienta, los brazos flácidos y la rápida inteligencia de un niño pequeño criado en la ciudad, la apatía y la torpeza del hijo del granjero–ve tanto a clientes ricos como pobres. No espera a que aparezca la enfermedad. Él evita la tendencia hacia la enfermedad. Aunque no ha descubierto la fuente de la juventud, ni ninguna manera de evitar la muerte, casi puede hacer esta promesa a sus clientes: que mientras vivan, sus ojos no se nublarán y su fuerza y energía perdurarán. Y todo esto es porque el doctor sabe que el cuerpo también necesita ser educado. Su horario, huesos, músculos y órganos vitales se desarrollan y crecen según los hábitos entrenados en ellos.
El Sr. Hilyard había estado ocupado con su lápiz. Aparentemente, estaba preparando para mostrar las diferentes maneras en que las escuelas también habían estado progresando durante este período de revoluciones. Pero de repente–‘¡Oh, Dios mío! ¡Son las once en punto y hemos olvidado a nuestras esposas! Y eso puso fin a la discusión.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
PARTE III. SOBRE LOS JÓVENES Y LAS JÓVENES
I. En cuanto a los niños y las niñas en edad escolar
La relación entre la vida en la escuela y la vida en casa: disciplina escolar y formación en casa
La escuela es una nueva experiencia.
Cuando un niño va por primera vez a la escuela, comienza una nueva vida. De hecho, ningún otro cambio que le ocurra después será tan drástico en su vida. Y esta es la razón: tenemos dos tipos de vidas sociales: la vida privada y la vida pública. Tenemos una vida como miembro de una familia, y una vida como miembro de la sociedad. Hasta la edad escolar, el niño ha existido como miembro de una familia. Sus responsabilidades han sido bastante simples, y su afecto se ha distribuido entre todos según su papel en la familia. Ama y obedece a sus padres, en su mayoría. Les tiene cariño a sus hermanos y hermanas. No tiene otra opción. La ley de la familia y el amor de su familia lo seguirán incluso cuando comience a relacionarse con el mundo fuera de su hogar. Antes de la escuela, ‘mamá dice’ es la regla para él, y ‘papá me dijo’ es su máxima autoridad. Pero todo eso cambia cuando empieza la escuela. Aunque sigue siendo cariñoso y respetuoso con los de casa, otras cosas entran en su vida y comienza a ver el mundo desde una perspectiva diferente. Cuando los padres envían a sus hijos a la escuela, pueden pensar que los maestros y las lecciones son los únicos aspectos a considerar. Después de todo, los niños van a la escuela para aprender, es decir, aprendizaje de libros, y los maestros y directores de escuela ocupan el lugar de la autoridad parental sobre los niños durante la escuela.
Cuán cierto es esto depende de otro factor, aunque a veces este factor se pasa por alto. Ese factor es la presión de grupo, como en, ‘Pero todos los demás niños . . .’ Al seleccionar una escuela, un padre sabio no se contenta con solo considerar el plan de estudios y el carácter de los maestros. También querrá percibir la actitud y el ambiente del alumnado. Si los estudiantes parecen tener una actitud general de orden, esfuerzo y virtud, entonces la escuela es una buena opción. Una vez que su hijo esté inscrito allí, puede estar bastante seguro de que será llevado hacia hacer lo correcto. Sin duda hay algunos alborotadores en cada gran escuela, y el mal comportamiento es contagioso, pero lo importante es averiguar hasta qué punto el ejemplo del cabecilla es seguido por los demás estudiantes.
A menudo se asume que la actitud general depende del maestro, pero eso no es del todo cierto. El maestro hará todo lo posible para que los estudiantes tengan las actitudes que deben, pero podría ser que, como Arnold y Thring, pasen años antes de que tenga éxito, incluso si es un maestro muy calificado. Todos sabemos que la opinión pública en el mundo no es fiable. En el pequeño mundo de la escuela, es aún más poco fiable. Allí, la opinión pública cambia tan a menudo como el viento cambiante debido a la naturaleza de los niños: son menos razonables y más emocionales que los adultos. Sin embargo, por muy poco fiable que sea, este sentimiento público dentro de la escuela gobierna
toda la escuela. Incluso las opiniones de los maestros son irrelevantes a menos que puedan influir en los estudiantes para que adopten su punto de vista. Este hecho muestra cómo funciona realmente el gobierno de una escuela. Una familia es una monarquía limitada donde los padres son los gobernantes. Pero una escuela es una república con un presidente elegido. Por supuesto, el maestro puede mantener su posición a pesar de los estudiantes, pero su autoridad e influencia, que son lo que realmente importa, solo están seguras si los estudiantes eligen seguirlo. En otras palabras, tienen que elegirlo para administrar sus asuntos.
Por eso la escuela es un mundo tan nuevo y estimulante para un niño. Por primera vez en su vida, tiene que encontrar su propio lugar entre sus iguales. En casa, podría haber tenido solo un igual, y ese igual era su amigo y aliado: el hermano más cercano a él en edad. Pero en la escuela, tiene toda una clase de iguales, algunos más fuertes que él y otros más débiles, trabajando a su lado, codo a codo y compitiendo codo a codo, haciendo las mismas lecciones y juegos. Puede ser emocionante y divertido para él. Como nuevo estudiante, ‘captará’ el ambiente de la escuela. Si los otros estudiantes hacen su trabajo, él hará el suyo. Si ellos se entretienen, él también se entretendrá, a menos que haya sido educado de manera excepcional. Afortunadamente, no es una exageración decir que, en su mayoría, los estudiantes de hoy hacen su trabajo. Las actitudes escolares están mayormente del lado del orden y el esfuerzo. Hay varias razones para esto. No es que los niños sean mejores o más diligentes que antes, sino que ahora tienen incentivos más fuertes. Los motivos para trabajar son más fuertes que los motivos para ser perezoso.
EXAMENES
Los Exámenes Locales de las Universidades y otros exámenes públicos han traído un gran cambio en el ambiente de las escuelas de clase media, tanto públicas como privadas. Hoy en día, es posible que casi cualquier estudiante obtenga una distinción que cuente, y eso ha sido suficiente motivación para que todos los estudiantes se esfuercen. Todos trabajan duro. El deseo de ser notados y admirados, así como el incentivo adicional de las calificaciones, becas y recompensas, es suficiente para mantener a los estudiantes en línea. Los profesores tienen muy pocos problemas para hacer que los estudiantes estudien, con las pocas excepciones rebeldes que no se conforman con el resto.
Todo esto suena tan maravilloso que nos preguntamos, ¿hay algún lado negativo en esto? Una cosa que tenemos que admitir, ya sea que seamos prácticos o idealistas, el hábito de trabajar duro, el poder del esfuerzo, el trabajo puntual y un propósito decidido en seguir adelante para completar una tarea son cosas que añaden carácter a una persona. Si todo lo demás es igual, una persona que ha completado el trabajo necesario para aprobar un cierto examen es un 20 por ciento más valiosa que un estudiante que no ha podido organizarse. Pero el “todo lo demás” es algo que debemos considerar. No estamos contando recompensas que solo están disponibles para unos pocos selectos, como becas exclusivas, pero ¿tiene una persona que se prepara para un examen donde todos los estudiantes que cumplen con un cierto estándar tienen la oportunidad de tener éxito alguna desventaja sobre un estudiante que no lo hace?
Y esto nos lleva a la cuestión de la ‘sobrecarga de presión.’ Esa posibilidad es demasiado seria para descartarla sin investigar. Los padres naturalmente temen más la sobrepresión para sus hijas que para sus hijos. Pero la disciplina del ejercicio mental es tan saludable para el cerebro que las niñas, incluso más que los niños, solo pueden beneficiarse de un trabajo definido hacia un objetivo. No puedo enfatizar lo suficiente lo importante que es que las niñas en crecimiento no estén mentalmente ociosas. Es igual de malo para ellas perder el tiempo con sus lecciones que estar todo el día holgazaneando frente al televisor. La forma más efectiva de evitar la tendencia a la histeria y otros problemas a los que son susceptibles las niñas en crecimiento es el hábito de un ejercicio mental constante. Pero debe haber condiciones: cantidades adecuadas, con suficiente tiempo para el ejercicio físico y la recreación.
La pregunta es: bajo esas condiciones [permitiendo mucho tiempo para el ejercicio físico y la recreación], ¿es posible prepararse para un examen como el Examen Local de las Universidades para un estudiante de primer o segundo año? Si una niña de inteligencia promedio ha sido bastante bien educada hasta los trece años, entonces es muy posible. No es el trabajo lento y constante durante el año escolar lo que causa el agotamiento mental, sino las pocas semanas de estudiar a toda prisa al final del semestre, cuando el estudiante lucha por repasar todo el trabajo escolar de un año en unas pocas semanas, poniendo una presión indebida sobre las capacidades de atención y las largas horas de estudio en lugar de jugar. Eso realmente es una sobrecarga, y no es saludable. También es totalmente innecesario porque es una completa pérdida de tiempo. Lo único que se gana con esta rutina sin sentido es un nombre o una fecha aquí y allá, y algunos datos aleatorios. Rara vez son los profesores quienes aconsejan este tipo de memorización; los estudiantes crean la necesidad por sí mismos y trabajan en ello a ciegas. Por eso es fácil para los padres poner fin a ese tipo de estudio, especialmente si sus hijos no están en un internado. Depende de ellos insistir en que, si sus hijos van a tomar cualquier examen público, debe ser solo con la condición de que se dedique muy poco tiempo a estudiar para el examen de antemano. El tiempo dedicado a cada materia—idioma, o ciencia, por ejemplo—puede aumentarse o disminuirse, dependiendo de la capacidad del estudiante. Con estas dos precauciones, preparar un examen público no debería hacer nada más que proporcionar al estudiante un año de trabajo específico y valioso.
Lo siguiente a considerar es la calidad del trabajo. El trabajo establecido a partir de un programa bien planificado con un objetivo claro es una ventaja. Puede ayudar al estudiante a desarrollar un propósito definido y un esfuerzo y atención concentrados. Estas cualidades contribuyen a que una persona tenga éxito. Pero, ¿qué pasa con el enfoque de enseñanza y el método de estudio que un sistema escolar fomenta cuando está organizado en torno a la preparación para los exámenes públicos? ¿Y hay algo mejor con lo que podamos compararlo? ¿Es demasiado suponer que estos exámenes influyen demasiado en el trabajo escolar general de las escuelas de clase media? Hace unos años, The Times afirmaba con bastante precisión que las universidades habían revolucionado por completo el sistema educativo de las escuelas secundarias con sus “Exámenes Locales”. Las regulaciones de los comités de examen no solo afectan a los pocos candidatos que tienen una oportunidad de tener éxito. Toda la primera división de la escuela está organizada en torno al plan de estudios diseñado para el examen, y todas las demás divisiones hasta las más bajas están trabajando hacia ese plan de estudios. En otras palabras, cada estudiante de toda la escuela recibe lecciones que se supone lo prepararán para el momento en que rinda el examen. Tan pronto como el trabajo de la escuela comienza a tener una influencia en el niño, él empieza a trabajar hacia esta prueba definitiva.
The Times no tuvo más que elogios por cómo estos exámenes han inspirado la educación secundaria y el gran valor práctico del trabajo de los estudiantes. Es raro encontrar una escuela de buena reputación que no haga un trabajo exhaustivo, y su trabajo se confirma por el número de candidatos de sus escuelas que se califican para uno u otro examen. A veces escuchamos sobre una escuela cuyos estudiantes obtienen resultados porque sus estudiantes utilizan un sistema de memorización para los exámenes y en realidad no están aprendiendo nada en absoluto. Pero, en general, las escuelas de clase media han alcanzado un nivel bastante estándar. Pocas son mejores o peores que las demás, todas son más o menos iguales. No solía ser así. Una escuela solía ser un lugar para obtener una educación excelente y de alta calidad, o bien una pobre excusa para una escuela, dependiendo del carácter de la persona a cargo de la escuela. Pero ahora el plan de estudios está todo planificado de antemano. Cualquier persona puede delegar el currículo a asistentes si no puede enseñarlo él mismo, para que su escuela sea tan buena como cualquier otra escuela. En otras palabras, la reputación de una escuela ya no depende totalmente de la fuerza de carácter del director y su capacidad de organización.
La tendencia de igualación de nuestras escuelas tiene algunas desventajas. La individualidad de los estudiantes y las escuelas no se fomenta bajo este tipo de sistema. Un sistema que basa el trabajo escolar en exámenes públicos [‘enseñar para el examen’] necesariamente significará el fin de la individualidad, la formación del carácter y la cultura. Después de todo, cuando se administra el mismo examen a todo el país, ¿se puede evaluar a los estudiantes sobre lo que piensan? No, se les evaluará sobre los hechos objetivos que conocen y pueden plasmar en papel. Esa es la única manera de calificar los exámenes de manera uniforme, y los examinadores deben ser imparciales de manera uniforme, ya que los resultados de los exámenes afectan el futuro de tantos estudiantes. Por lo tanto, hechos claros, información que puede ser evaluada, constituye la dieta mental de las lecciones escolares. En esta situación, un maestro que tiende a ser prolijo se contendrá y se ceñirá a los hechos, ya que solo se evaluarán los hechos, y él siente que es su responsabilidad asegurarse de que sus estudiantes reciban, recuerden, clasifiquen y regurgiten los hechos de los que depende su éxito. Es cierto que es útil tener estos hechos, pero no es lo mismo que la cultura. No necesariamente produce un hábito cultivado o saludable de leer y reflexionar.
“Una prímula junto al borde del río
Era solo otra rosa para él
Solo eso, y nada más”
Así será para un estudiante que solo va a la escuela para aprobar sus exámenes y no encuentra la manera de ver más allá de la rutina de las lecciones.
La rutina del trabajo escolar también se vuelve tan mecánica y sin fin, y hay tanto que cubrir y atravesar, que no hay tiempo ni oportunidad para que el maestro construya una relación con sus estudiantes e influya en la formación del carácter. No hay espacio para una formación moral sutil, que debería ser el toque refinado que un hombre dotado y experimentado debería poder impartir. La rutina del trabajo en sí misma puede proporcionar el tipo de formación moral que desarrolla la diligencia, la exactitud, la persistencia y un trabajo constante y enfocado, pero hay más en la formación moral que eso. Hay algo más. No es fácil de definir, pero la única manera de obtenerlo es a través de un diálogo comprensivo con personas que están moral y mentalmente por delante de nosotros. Es esta cualidad vaga la que se exprime bajo la presión de la rutina escolar.
Entonces, ¿qué deberíamos hacer? ¿Rendirnos con los exámenes y dejar que los profesores y estudiantes se las arreglen como antes? No, se perdería demasiado. ¿Deberíamos dejar que nuestros hijos sigan asistiendo a la escuela, pero hacer que se queden en casa el día del examen? No, porque la formación que las escuelas están ofreciendo depende de esos exámenes. Si te pierdes eso, terminas sin nada en absoluto. Lo que hay que hacer es reconocer la situación que existe. Acepta y agradece los beneficios que nuestras escuelas sí proporcionan, y prepárate para llenar los vacíos que las escuelas dejan al proporcionar cultura y formación moral en casa. (Hay una manera aún mejor. Lord Salborne lo instituyó en su examen de cadetes navales. Durante muchos años, la Unión de Padres ha utilizado un método de educación que puede ser evaluado de tal manera que se valore la inteligencia en lugar de la memoria mecánica, lo que minimiza la necesidad de memorizar de manera intensiva. Pero eso ya se ha discutido en otro volumen de la serie CM.)
DEPORTES EN EQUIPO
Es aún más importante instar a los padres a asumir sus responsabilidades porque la vida escolar tiene una reclamación tan fuerte sobre los niños modernos que los padres tienden a abdicar de sus deberes tan seguramente como los padres en Esparta cuyos hijos eran tomados en posesión por el estado. Los niños que asisten a un internado son tratados como visitantes cuando regresan a casa: al principio se les mima, y luego, cuando las vacaciones escolares están casi por terminar, se convierten un poco en una molestia. Los padres rara vez se esfuerzan por educarlos y disciplinarlos como lo hacen con los hermanos menores que aún viven en casa. Los niños que solo van a la escuela durante el día deberían tener la ventaja de seguir siendo entrenados e influenciados por sus padres, pero no siempre es así. Los niños están tan ocupados con el trabajo escolar, y su tiempo libre lo pasan con amigos de la escuela y actividades escolares, que los padres gradualmente pierden su influencia sobre ellos. Los niños tienen su propio código de leyes por el que viven: ‘¡Oh, nadie lo hace así!’ o, ‘¡Nadie piensa eso ya!’ o ‘Todos los demás niños’ –piensan esto, o dicen aquello, o hacen tal o cual cosa. Esto se considera la autoridad final que resuelve la mayoría de los temas que se discuten. Y, desafortunadamente, la mayoría de los padres son lo suficientemente humildes e inseguros como para tener confianza en que sus hijos están recibiendo algo mejor en la escuela de lo que ellos mismos pueden proporcionar. Creen que la formación adecuada y apropiada se está aprendiendo en la escuela, por lo que se esfuerzan por no interferir.
Esta absorción con la vida escolar es aún más completa porque los estudiantes aún no son conscientes de ninguna necesidad que la escuela no satisfaga. Mientras haya el tipo adecuado de trabajo y juego, la vida parece maravillosa. Y el trabajo y el juego están más equilibrados en la escuela que en cualquier otro lugar del mundo, al menos en las escuelas de niños, donde los deportes organizados son comunes. No es tan fácil proporcionar deportes cuando se trata de escuelas para niñas. Los padres valoran la disciplina del deporte casi tanto como valoran la disciplina académica. No es solo la maravillosa formación física lo que aprecian, sino también el coraje, la resistencia, la previsión, la fuerza, la habilidad, la obediencia a las reglas, la sumisión a la autoridad, la disposición para ceder el lugar al mejor, la autosuficiencia, la lealtad a los compañeros de equipo incluso en los malos momentos, que se desarrollan a través de los deportes de equipo escolares con sus reglas, capitanes, competiciones y rivalidades. ¿Qué mejor manera hay para que un chico aprenda que el coraje, la determinación y el carácter traen el éxito?
Es casi triste pensar que los deportes de las chicas, incluso cuando juegan los mismos juegos que los chicos, rara vez se toman tan en serio, por lo que no resultan en la misma disciplina. Pero, por ahora
En cualquier caso, la vida no requiere un trato tan duro para las chicas como lo hace para los chicos, así que no hay necesidad de que las chicas tengan un entrenamiento tan severo. La influencia que los deportes de equipo tienen en el carácter de los chicos no se puede medir. Los jóvenes maestros que son reflexivos y atléticos reconocen que, para influir en sus chicos, deben ser capaces de defenderse en los deportes para demostrar que entienden lo que es importante para sus estudiantes. Lo mismo ocurre con la amistad y la camaradería. Es en el deporte donde los chicos encuentran modelos a seguir de excelencia masculina para establecer un ejemplo que puedan seguir.
GOBIERNO ESCOLAR
Los deportes de equipo prestan un servicio valioso. Es en gran medida responsable de lo mejor del carácter de los ingleses. Y, sin embargo, la formación que proporcionan los deportes de equipo es tan incompleta como la disciplina académica. La disciplina del trabajo escolar y los deportes se lleva a cabo principalmente mientras los estudiantes estimulan y equilibran sus deseos naturales entre sí. Sus deseos naturales son por poder, amistad, respeto, conocimiento, movimiento físico, ser los mejores, trabajo, estar ocupados, incluso la codicia de desear más cosas. Es una lista bastante impresionante. Al jugar con estos deseos y ajustarlos, es posible controlar al niño para que parezca bien educado, pero su carácter puede no tener sentido del deber, sus lealtades son débiles, las tendencias se dejan correr desenfrenadamente, y carece de la cultura que se supone deben formar tendencias heredadas y disposición en un carácter real. Usar el deseo de una persona como una forma de controlarla es lo más fácil del mundo. Los trabajadores de guarderías lo saben muy bien. El deseo del niño por elogios, o tiempo de juego, o un chupete significa que la trabajadora siempre tiene algo en su bolsa de trucos para recompensar el buen comportamiento. Siempre que hay un intento de estimular a un grupo de personas, es siempre a través de sus deseos. La gente siempre quiere trabajos o entretenimiento o poder o dinero o tierras, y quien juegue con estos deseos es quien ganará su favor. Este tipo de control es tan fácil de usar, es el más común en las escuelas así como en otros lugares. Premios, elogios, clasificaciones, éxitos y distinciones en deportes y exámenes son suficientes para mantener a una escuela funcionando con tanto entusiasmo que nadie nota la falta de otras fuentes de motivación.
Ninguno de estos deseos es malo en sí mismo, dentro de límites. De hecho, fueron implantados en nosotros para impulsarnos a progresar. Una persona que no tiene deseo de riqueza y ninguna ambición no ayudará a sí misma ni al mundo a avanzar de la misma manera que lo hará una persona que tenga esos deseos. En la escuela, los deseos están mayormente bien regulados; uno se pone en juego contra otro. El resultado es que un niño que se desarrolla bajo la disciplina escolar adquiere cualidades tan duraderas y virtudes tan sólidas que se convierte en un hombre de carácter. Pero la debilidad de este sistema es que todos los estudiantes son tratados por igual, sin tener en cuenta las tendencias individuales que podrían requerir restricción, orientación o aliento. Una chica vanidosa se volverá más vanidosa. Una chica insegura será despreciada. No hay tiempo para acercarse y ayudar a los estudiantes que están luchando o tutorizar a aquellos que se quedan atrás. Los estudiantes que no pueden mantener el ritmo tienen que abandonar la carrera. Es desconcertante cómo un estudiante puede tener un carácter inculto, o principios sin educación, o sin desarrollar afecto por su propio país, familia o especie después de muchos años de hacerlo bien en la escuela. La razón es que la forma actual de control a través de los deseos no toma en cuenta estas cosas. Y eso no es todo. Demasiadas veces, los chicos que han tenido éxito en la escuela se convierten en adultos que carecen de cualquier curiosidad inteligente, no les gusta leer y son tan perezosos que evitan cualquier cosa que les haga pensar. Me gustaría decir una palabra sobre un mal alarmante que deprime a los directores y decanos pensativos en muchas de nuestras grandes escuelas, y hace que los padres teman el peligro que sus hijos tendrán que enfrentar: la impureza sexual. No discutiré lo que los padres podrían hacer para preparar a sus hijos para los riesgos que enfrentarán; todos ya saben lo que se puede hacer, y probablemente ya se ha dicho demasiado.
Tendemos a olvidar que todo tipo de pecado comienza en los pensamientos antes de manifestarse en acciones. De hecho, una vez que un pecado se concibe en la mente, potencialmente ya está cometido. Por esa razón, enseñar que ocupa la mente con asuntos impuros es arriesgado. En nuestro entusiasmo ciego, es posible que incluso el conocimiento inocente de los pájaros y las flores nos parezca impuro a nuestros jóvenes estudiantes. Si enseñamos con la idea de inculcar pureza, podemos sin querer plantar pensamientos impuros en las mentes de los estudiantes porque los niños siempre son conscientes del significado oculto. Un maestro que se apega a los hechos científicos y no tiene más que ciencia en su mente lo hace bien, pero un maestro devoto cuyo objetivo es impartir la lección moral a menudo sugiere inconscientemente la misma impureza que está tratando de prevenir. Sus estudiantes saben que él sabe, y eso es suficiente para que su imaginación se despierte. La apuesta más segura puede ser sorprendente. Sabemos que una mente ociosa y desocupada es un lugar propicio para albergar ‘siete espíritus malignos.’ La vacuidad intelectual, sin nada en qué pensar, puede proporcionar la oportunidad perfecta para el tipo de impureza que queremos evitar. Es extraño que los estudiantes rara vez piensen en sus lecciones escolares más allá de hacer el esfuerzo mental necesario para aprobar y terminarlas, sin embargo, por naturaleza, están consumidos por la curiosidad intelectual. Si les damos a los estudiantes estudios fascinantes que les den algo en qué pensar y les proporcionen temas de conversación (¿No nos gusta a todos hablar sobre los libros que estamos leyendo, por ejemplo?) entonces no tendrán un vacío mental que llenar con imaginaciones impuras.
Hay escuelas en prácticamente todos los vecindarios. Algunas escuelas proporcionan el más alto tipo de disciplina mental con un desarrollo deliberado del carácter del individuo y con una visión y enseñanza espiritual que ayudarán al estudiante a tener una vida mejor. Pero esos tipos de escuelas son raros, y los padres no deben asumir que la escuela de su hijo es una de esas raras. Es mejor aceptar la escuela tal como es. Agradece lo que la escuela enseña, reconoce y acepta sus debilidades, y haz un esfuerzo por llenar el vacío proporcionando formación en casa para lo que la escuela no logra ofrecer.
ESCUELA DE NIÑAS
En su mayoría, las niñas están en peor situación que los niños en cuanto a lo que obtienen de la vida escolar. Los juegos de los niños tienen un elemento de generosidad, de “dar y recibir” libre y amistoso que falta en los juegos de las niñas. Se forman amistades femeninas hermosas y duraderas en la mayoría de las escuelas, pero las chicas no siempre se hacen bien entre sí. Igualmente a menudo manipulan para sacar lo peor de cada una en lugar de lo mejor, quizás porque son más delicadas y nerviosas por naturaleza que los chicos, lo que puede hacerlas más sensibles e irritables.
No tienen el vínculo común que la mayoría de los chicos encuentra a través del deporte. Su relación se basa en la conversación, que muy a menudo se convierte en chisme, y puede evolucionar en un chisme emocional y poco saludable. Una chica de carácter fino, puro y noble puede ser como la sal que sazona toda una escuela, y, afortunadamente, hay muchas chicas así. Pero los padres deben tener en cuenta la otra posibilidad: su hija podría ser arrojada a un grupo de chicas que no son exactamente viciosas, pero que no tienen cualidades redentoras de carácter y podrían influir en ella y llevarla a su propio nivel.
Al ser creadas más sensibles, las niñas son más propensas a envidias mezquinas, celos y ‘cliques’ que les impiden sacar lo mejor de la compañía de las demás. Son más dependientes del carácter de quien esté a cargo de ellas y de sus oportunidades para estar en contacto directo con quien sea. Si es una mujer con una mente clara y alerta, altos principios y un carácter noble, es sorprendente cómo todas las encantadoras cualidades femeninas de las otras chicas se sienten atraídas hacia ella, como un imán. Las chicas a su alrededor se moldearán a su imagen, pero cada una según su propia naturaleza individual. La ‘simpatía de los números’ las impulsará a todas hacia la virtud, cada una, deseosa de ser rápido en la carrera.
Como dijo el profesor Dr. Lant Carpenter, si la mujer a cargo tiene el poder de ‘comandar reverencia y moldear la voluntad’ de sus estudiantes, si tiene ‘una gran y variada capacidad intelectual, y un profundo sentido de lo que es correcto que impregna toda su vida y conversación, y una percepción adquirida a través de una comprensión profunda y afectuosa de la naturaleza femenina,’ entonces podrá ‘lograr victorias todos los días que la mayoría de los maestros no pensarían posibles.’ Sobre todo,
esto será el caso si ella es capaz de dar a sus estudiantes la clave para la vida espiritual. Este tipo de mujer es capaz de conseguir todo lo que hay de hermoso en la naturaleza femenina de su lado: su entusiasmo, humildad, obediencia y devoción. El amor hace maravillas, y los padres verán a su hija crecer ante sus propios ojos hasta convertirse en la mujer perfecta que siempre han deseado que sea.
Pero maestros como este son raros. Y, de hecho, es algo bueno, porque si el papel parental pudiera ser asumido por personas ajenas, ¿qué les quedaría por hacer a los padres? La mayoría de los padres se asegurarán de colocar a sus hijas bajo el cuidado de mujeres respetables y, habiendo hecho eso, evaluarán la formación que la escuela proporciona por lo que vale y harán un esfuerzo por complementar eso con formación en casa. El valor de la disciplina escolar para las niñas puede ser apreciado por los padres que han visto a sus hijas crecer con hábitos de vaguedad, imprecisión, falta de esfuerzo, inconsistencia, falta de conciencia sobre su trabajo y holgazanería después de haber sido criadas en casa bajo el cuidado de una institutriz. Por supuesto, hay excepciones y institutrices excepcionales. Una niña que es educada por una mujer que ama el conocimiento por sí mismo probablemente lo hará incluso mejor que una niña que va a la escuela en cuanto a su gama de intereses no personales, alegría de vivir e iniciativa. Las niñas a menudo lo hacen bien cuando sus padres están involucrados en parte de su educación. En buenas circunstancias, una niña educada en casa puede sobresalir en comprensión intelectual y refinamiento moral. Pero cuando se trata de hábitos de trabajo, capacidad en el trabajo y esfuerzo concienzudo, las fieles alumnas que han experimentado la disciplina de la vida escolar generalmente se desempeñan mejor que las niñas que han sido criadas bajo una institutriz mediocre y sin formación.
ENTRENAMIENTO EN CASA: 1. CONDICIÓN FÍSICA
No es necesario comparar los beneficios de las escuelas grandes con las pequeñas, o las escuelas diurnas con las residenciales. No importa a cuál vaya un niño, es seguro asumir que la disciplina de la escuela es tan valiosa que un niño que crece sin ella está en desventaja toda su vida. Pero, al mismo tiempo, la formación que se recibe en la escuela es tan defectuosa que, si eso es todo lo que se recibe, una persona crecerá imperfecta e inadecuada. Lo importante a considerar es esto: la responsabilidad de un padre de educar a su hijo no termina cuando el niño comienza la escuela. Todavía les corresponde complementar lo que sea débil o falte en la formación de la escuela.
En este caso, como siempre, hay cuatro áreas que la educación influye: el cuerpo físico, la mente intelectual, la moral y la naturaleza religiosa del estudiante. Cuando se trata de la parte física de la educación, un padre cuyo hijo va a un internado lo tiene fácil. La actividad física es un elemento rutinario en las escuelas, que están bien reguladas y producen jóvenes fuertes, capaces y alerta.
Los chicos en los internados están tan bien en el área de actividad física/deportes que son la envidia del resto del mundo. Pero las chicas no tienen tanta suerte. Tienen que depender de la gimnasia, la danza y la calistenia, y algunos de los tipos más extremos de gimnasia son arriesgados para las chicas mayores. Hay muy pocas oportunidades para que se entreguen por completo al deporte como parte de la vida cotidiana, como lo es para los chicos. Incluso si hay canchas de tenis, solo unas pocas niñas pueden jugar a la vez. Si hay parques infantiles, los los juegos son una cosa u otra, y no se anima a las chicas a ser lo suficientemente activas como para ejercitar sus pulmones como lo hacen los chicos. Las escuelas diurnas no suelen programar un programa completo de acondicionamiento físico para las niñas. Por lo tanto, corresponde a los padres llenar este vacío. Saltar la cuerda, el bádminton, el béisbol, el sóftbol, el tenis, el tiro con arco y el hockey deben ser fomentados con fuerza. Se deben promover largas caminatas por el campo con un objetivo en mente, como conseguir ejemplares de plantas, al menos dos veces por semana. Los padres deben asegurarse de que su hija pase dos o tres horas al aire libre todos los días; si el clima lo hace imposible, entonces la noche debe terminar con un baile en la sala de estar o algún juego divertido y activo.
Pero, ¿cómo se puede encajar eso en un horario tan ocupado? Las madres tendrán que pensar en eso muy cuidadosamente, ya que son ellas las que tendrán que gestionar el tiempo de manera lo suficientemente inteligente para encajar todo y aún así proporcionar una sensación de ocio relajante que debería ser un derecho de cada niño. El hecho es que los días de las niñas están demasiado llenos y ocupados. Se necesita una planificación cuidadosa para programar suficiente tiempo libre para que puedan crecer y madurar. Digamos que una chica se levanta a las 7 am y se acuesta a las 9 pm. Eso son 14 horas de tiempo despierta. Quizás se dedicarían cinco horas a las lecciones escolares (el tiempo que se pasa yendo y viniendo de la escuela cuenta como tiempo al aire libre). Una hora a 1 1/2 horas se dedicarían a la tarea y el estudio, al menos una hora para la práctica del piano, dos horas para las comidas y una hora para cosas rutinarias como vestirse. Eso deja tres horas y media. Si dos horas y media de eso se dedican a la diversión y la actividad física, todavía queda una hora de tiempo libre.
Los niños más pequeños no tienen tantas tareas y no necesitan tanto tiempo para practicar música o hacer tareas, así que tendrán más tiempo para jugar. Pero si una niña en edad escolar va a tener dos o tres horas de tiempo de juego ininterrumpido, requerirá una buena gestión y firmeza por parte de su madre. En primer lugar, la madre tendrá que asegurarse de que el trabajo escolar esté hecho, y bien hecho, dentro de un tiempo especificado. Esto debe ser innegociable. La niña se quejará de que es imposible, pero si su madre insiste absolutamente en ello, desarrollará el hábito de la atención concentrada, que es la clave del éxito en cualquier empeño, y proporcionará tiempo libre para divertirse que los niños podrían no tener si se les deja perder el tiempo. Las tareas rara vez tardan más de una hora y media. Si toma más tiempo que eso, generalmente se debe al hábito de la distracción mental, que realmente desperdicia el tejido cerebral. No pienses que intentar mantener al niño una hora y media socavará los esfuerzos del maestro. Por el contrario, el mayor obstáculo para el maestro es la tendencia de los niños a distraerse; preferirían perder una hora en un trabajo que debería tomar cinco minutos de trabajo constante. Hay una posibilidad prometedora de que, en algún momento en el futuro, el currículo se escriba de tal manera que la tarea será cosa del pasado, y eso eliminará algo de estrés de la vida en casa. Los maestros eventualmente descubrirán que si permiten que sus estudiantes trabajen con libros vivos apropiados durante las tres o cuatro horas de tiempo escolar, se cubrirá más material en menos tiempo, y la necesidad de asignar tareas o clases nocturnas desaparecerá.
Si la madre es firme en hacer cumplir la puntualidad en cosas como quitarse y ponerse la ropa de exterior, estar en la mesa para las comidas a tiempo y no permitir que una actividad se solape con el tiempo de la siguiente actividad, podrá proporcionar muchos ratos de ocio agradable para ella y los niños. Esto tiene una doble bendición, porque también hace que los niños se sientan seguros dentro de la autoridad de una firme regla en el hogar.
ENTRENAMIENTO EN CASA: 2. INTELECTUAL
En su mayor parte, la formación intelectual de los estudiantes debe dejarse en manos de las autoridades escolares. No tiene sentido discutir sobre las materias escolares o los métodos de enseñanza porque el maestro es quien toma esas decisiones, y, como ya hemos señalado, sus decisiones están en gran medida influenciadas por quienes administran los exámenes. Incluso cuando la enseñanza de una escuela no está a la altura, no hay mucho que se pueda hacer. No hay suficiente tiempo ni oportunidad para una formación académica suplementaria. Incluso si el padre intentara eso, o criticara la escuela, tendría un impacto negativo en el estudiante. Aprendería a devaluar su escuela, pero no tendría nada mejor para reemplazarla. Pero, aunque los padres no pueden y no deben hacer nada para oponerse a los maestros, aún pueden hacer mucho siguiendo las reglas del maestro.
Es importante que los padres se mantengan al tanto de las tareas escolares de sus hijos tanto como puedan. Deben saber qué están estudiando y cómo les va, hojear sus libros de texto, revisar su trabajo escrito y estar listos para ofrecer una opinión, una sugerencia o una palabra de aliento. Pueden mostrar un interés genuino en los estudios de sus hijos y, cuando el tema que están aprendiendo sea algo más interesante que la declinación de sustantivos latinos, pueden arrojar algo de luz adicional sobre el tema hablando de ello en la mesa de la cena. Hay dos razones para esto. Apoya los esfuerzos del maestro y mantiene a los padres involucrados. Los padres a veces no se dan cuenta de cuánto bien puede hacer un comentario de interés de su parte para convertir una lección aburrida en una idea viva que permanecerá en la mente del niño para siempre. Con todos los libros que tenemos disponibles hoy en día, no hay excusa para que un padre esté fuera del circuito de las lecciones escolares. El maestro se beneficiará de este tipo de participación parental. Su trabajo será más fácil porque sus estudiantes estarán más interesados y listos con una respuesta. Aún más importante, el padre mantendrá un lugar de autoridad como cabeza de la familia y conservará el respeto del niño. Una vez que un niño comience a menospreciar el nivel intelectual de sus padres, no podrá honrarlos genuinamente ni someterse a ellos. Cualquier esfuerzo que hagas para mantenerte al día con las lecciones de tus hijos será recompensado por el brillo de orgullo en sus ojos cada vez que vean evidencia de la capacidad intelectual de sus padres.
ENTRENAMIENTO EN CASA: 3. MORAL
(a) Honrar a los padres. Ahora llegamos al tipo de educación moral que los niños solo pueden recibir en casa. Si no lo aprenden allí, no lo aprenderán en absoluto. Su deber más importante, y uno que debe mantenerse continuamente en sus mentes, es su deber hacia sus padres. Todas sus otras obligaciones hacia la familia, el país y los vecinos, derivan de este deber. Aún más que esto, solo pueden concebir sus obligaciones hacia Dios en proporción a lo que reconocen de su obligación hacia sus padres humanos.
Desafortunadamente, los padres no siempre piensan con sabiduría sobre este tema. La sensación general es que la forma en que un niño trata a su padre es un asunto solo entre ellos dos. Si un padre elige dejar que la confianza, la obediencia y el respeto de su hijo se vayan, es asunto suyo. Tiene derecho a hacer lo que quiera con su hijo de la misma manera que un dueño de esclavos tiene derecho a emancipar a sus esclavos. Al mismo tiempo, dos otras nociones son comunes. Primero, lo más amable y mejor que un padre puede hacer por sus hijos es proporcionar lo que los estadounidenses llaman ‘un buen momento’ para ellos. En segundo lugar, los niños de hoy en día son mucho más sofisticados y avanzados, por lo que es absurdo que los padres esperen que sus hijos se sometan a padres que no son ni la mitad de astutos como ellos. El resultado de estas tres falacias es que los padres tienden a renunciar al control de sus hijos cuando son demasiado jóvenes. Tan pronto como la escuela se hace cargo de ellos, los padres se relajan y permiten una disciplina laxa, dudas, modales relajados y el hábito de hacer lo que les parece correcto a sus propios ojos.
Es una tragedia para la sociedad y una pérdida personal para los estudiantes cuando se les deja manejarse solos sin orientación. Pierden la cuidadosa formación moral que sus padres deberían estarles dando durante los años que están en la escuela y dos o tres años más allá de eso. La dificultad radica en mantener la dignidad parental adecuada y evitar un aire casual y frívolo por parte de los padres, mientras se mantiene la intimidad afectuosa, la confianza y la diversión amistosa. Este es el secreto para gestionar la autoridad en el hogar: el niño necesita estar en el rol/posición de receptor, y el padre ocupa el rol de proporcionar no solo cuidado físico y confort, sino también una educación cuidadosa y regular para preparar a los estudiantes para vivir por su cuenta. El problema es que es difícil mantener una fachada de superioridad con los niños a medida que crecen y comienzan a formar sus propias opiniones a partir de personas fuera del hogar. Los padres pueden empezar a sentirse menos inteligentes y menos admirados que otras personas con las que sus hijos entran en contacto.
Y, siendo demasiado honestos para reclamar una dignidad que sienten no merecer, los padres a menudo descienden de su rol autoritario y asumen una posición de igualdad con sus hijos, con la esperanza de que el afecto y la buena voluntad sean suficientes para obtener el respeto de sus hijos.
Es muy probable que estos padres que se sienten menos dignos sean en realidad más dignos de lo que se dan cuenta, pero ese no es el problema. Se les ha otorgado una dignidad oficial basada en su rol, no en su carácter personal. Su papel requiere que sean superiores a sus hijos hasta que sus hijos sean lo suficientemente mayores como para ser padres ellos mismos. A los padres se les otorga esta dignidad para que estén en condiciones de enseñar a sus hijos el arte de vivir. Un papel de autoridad conlleva una cierta dignidad que no está relacionada con el carácter de la persona que ocupa ese papel. Por eso, un juez o un obispo que no mantiene su papel con la dignidad adecuada pierde la autoridad que necesita para hacer su trabajo. Es lo mismo con un padre. Si no muestra una actitud respetuosa con sus hijos, entonces se ha deshonrado ante ellos. Es lo mismo para él que para el juez o el obispo: pierde la autoridad y el respeto que necesita para enseñarles el arte y la ciencia de vivir. Sin embargo, ese es su propósito y la razón por la que Dios lo colocó en ese papel.
Cuando los padres acepten que su relación con sus hijos no es solo la naturaleza de las cosas, sino un verdadero papel que se les ha asignado para cumplir, les resultará más fácil asumir la dignidad que tiene una persona que representa a alguien mayor que sí mismo. Cuando un padre reconoce que tiene una autoridad divina detrás de él, y que no es más que un representante del mismo Dios, designado para criar a los hijos bajo el gobierno de Dios, entonces no dudará de sí mismo ni actuará con tanta inseguridad. Tratará su papel dentro de la familia como un sagrado deber que no tiene derecho a abdicar o abandonar.
Si los padres aceptan y mantienen su posición legítima como cabezas de la familia, entonces todas las responsabilidades y afectos que son apropiados para una familia fluyen de ese principio de la misma manera que la luz proviene del sol. Los padres podrán mostrar una ternura y amabilidad continuas hacia sus hijos sin parcialidad ni indulgencia permisiva. Dado que esperan una obediencia dispuesta y fiel, ellos Lo entienden. Sus hijos confían completamente en ellos y, por lo tanto, depositan su confianza en ellos y buscan su consejo. Y, por supuesto, tratan a sus padres con el debido honor y respeto. Hay un tipo de dignidad falsa que puede darle un mal nombre al rol parental. Un padre egoísta y arbitrario puede exigir mucho de sus hijos pero darles muy poco, tratándolos como inferiores sin valor. Entonces sus hijos se rebelan y hacen deliberadamente lo opuesto a lo que el padre quiere. Pero estas situaciones no son el tipo adecuado de rol parental del que estoy hablando. La mayoría de los niños no resistirán la autoridad de un padre que de manera constante y amorosa desempeña el papel de agente bajo una Autoridad superior. Tal padre es aún más respetado porque el niño reconoce que su posición y autoridad provienen de su papel como delegado bajo un Soberano Divino.
Incluso en las mejores condiciones, todavía hay momentos en los que la relación entre padres e hijos se tensa. Uno de los momentos más desafiantes es cuando el niño reconoce conscientemente por primera vez que es miembro de la república escolar. Este momento requerirá que el padre sea especialmente tacto. Ahora más que nunca, el niño necesita ser consciente de la autoridad en casa para que sepa cuál es su lugar y cuánto puede aportar a la escuela. ‘Oh, madre, ¿por qué no me hiciste hacerlo?’ dijo un pobre y perezoso chico escocés que había caído en desgracia porque descuidó su trabajo escolar y se quedó atrás. Cada estudiante que no siente la presión de la mano firme de la autoridad parental en casa tiene derecho a pedir eso. Tienen todo el derecho de culpar a sus padres por cada fracaso en integridad o capacidad en su vida adulta. Pero se necesita más que simplemente afirmar la autoridad, como hizo el viento en la fábula sobre el hombre con la capa, quien solo se la ajustó más cuando el viento intentó quitársela con su feroz soplo. Fue la suavidad del sol la que finalmente logró quitarle la capa cuando el hombre se calentó con los rayos del sol. La autoridad parental es más efectiva cuando su fuerza es suave, pero sin rastro de debilidad o pereza. No hay fuerza en la debilidad o la pereza. Pero la gentileza intencionada y decidida que solo se manifiesta porque es lo correcto es la suprema fortaleza de un padre. ‘El siervo de Dios nunca debe esforzarse’ no fue escrito solo para obispos y pastores. Es el secreto de la fuerza para cada ‘supervisor’ que gestiona un hogar.
(b) Gratitud hacia los padres. Los padres descubrirán que hay algunas tareas desafiantes que necesitan hacer por el bien de sus hijos, tareas que serían difíciles entre cualquier par de personas. Incluso en la relación familiar e íntima entre padres e hijos, estas tareas requerirán tacto y discreción. Una de esas tareas es fomentar la gratitud. No necesito convencer a nadie de que la ingratitud es incorrecta; incluso los escritores más antiguos siempre la han considerado una deshonra atroz. Sin embargo, es naturaleza humana aceptar los beneficios como algo que se espera de aquellos que los proporcionan. Tendemos a sobrevalorar lo que creemos merecer, y es poco probable que consideremos ponernos en el lugar de otra persona para ver las cosas desde su perspectiva, por lo que no logramos ver lo que otra persona podría estar sacrificando para ser amable con nosotros. La gratitud no es un rasgo con el que nacemos. Ninguna persona le debe más a nadie que a sus dedicados padres. Si una persona va a desarrollar gratitud, es solo porque sus padres cultivan una deliciosa conciencia de su amor y su bondad inquebrantable hacia él.
Es triste pero cierto, los niños son tan ajenos que no piensan más en la amabilidad de sus padres hacia ellos como un beneficio personal que en la luz del sol o las flores o cualquiera de los otros regalos de la vida. Quizás una madre se quede despierta hasta la medianoche remendando los jeans de sus hijos, pero no lo menciona. Al día siguiente, sus hijos se ponen los jeans y apenas notan si tienen agujeros o no. Pero ‘es horrible estar siempre recordándole a los niños esas cosas, diciéndoles, ¿Ves cuánto trabajo hice por ti?’ Espero que recuerdes esto y hagas tanto por mí. Sí, eso es horrible, y también es arriesgado. Ese tipo de cosas solo irritan al niño y cancelan cualquier sentido de deuda que pudiera haber sentido. Pero un comentario suave sobre ‘esos enormes agujeros que me mantuvieron despierto hasta la medianoche arreglándolos,’ o ‘No te preocupes, querida, me encanta hacer cosas por ti,’ cala hondo. Un niño apenas vale su peso si no toma en serio tales comentarios y promete comprar ropa, joyas y cosas finas para su madre ‘cuando crezca’. Si alguna vez es necesario hacer sacrificios y prescindir de algo por el bien de los niños, háganlo saber, pero no se lo reprochen. No actúes como si fuera una carga, sino como si fuera un placer hacerlo por ellos. En otras palabras, está bien hacer que los niños sepan sobre los servicios realizados para ellos y los sacrificios hechos por ellos como una muestra de amor, en el mismo manera en que un niño le da una flor a su madre, pero nunca como una exigencia o expectativa de servicio.
(c) Amabilidad y Cortesía. Es lo mismo con todas las demás cualidades del amor: la amabilidad, la cortesía, la amistad. Los padres deben desarrollar estas cosas en sus hijos sin exigirlas. Estas cosas deben surgir del amor que tienen. Crea oportunidades para que el niño sirva, trabaje y dé. Deja que el niño sienta que su propia bondad tiene el poder de afectar a sus padres. Conozco a una niña que nunca se dio cuenta de que ¡Tenía algún poder dentro de sí misma para complacer a su madre hasta que llegó a la adolescencia! No dejes que los niños descuiden las pequeñas cortesías y detalles de la vida diaria: poner una silla de vuelta en su lugar, apartarse o dejar que alguien pase primero cuando sea apropiado, estar atentos a las necesidades en la mesa, ser educados al escuchar y responder preguntas o seguir instrucciones. Haz que los niños sientan que descuidar estas cosas es hiriente para quienes los aman, pero tomarse la molestia de hacerlas es tan reconfortante y alegre como la luz del sol. Entonces, si a veces no hacen estas cosas, será porque simplemente se olvidaron, no porque no quieran o porque consideren esos pequeños detalles una ‘trivial pérdida de tiempo en formalidades.’
De la misma manera, debe haber un flujo continuo de amabilidad, cortesía, miradas cálidas y palabras amables entre el padre y el hijo. Deja que el niño entienda que un alegre y radiante “¡Buenos días, mamá!” es como un rayo de sol para ella, pero un saludo frío dado sin siquiera mirarla es como poner una nube entre su madre y el sol. Los padres a menudo dejan pasar estas cosas porque no están dispuestos a confrontar al niño y exigir el respeto que se les debe. Pero no deberían verlo de esa manera. Es más que un asunto personal. Wordsworth escribió un pequeño poema iluminador que ilustra de lo que estoy hablando:
“Ha llegado un cambio que me ha empobrecido
Solo recientemente tu amor
Era como una fuente fluyendo justo frente a mi puerta,
Y su única preocupación era fluir.
Y fluyó, sin siquiera notar cuánto podía ahorrar, o cuánto ya tenía.
¡Qué días tan felices tenía entonces!
¡Era tan bendecido y tan feliz!
Pero ahora, en lugar de esa maravillosa fuente llena de amor burbujeante y chispeante,
¿Qué tengo? Todo lo que queda Es un pozo frío y escondido.
Puede que aún esté lleno de amor, puede que sea profundo,
estoy seguro de que lo es, y nunca está seco
Pero, ¿qué importa eso? Si las aguas duermen Y están silenciosas y quietas,
Ese cambio que ocurrió justo en la puerta de mi corazón amoroso me ha empobrecido.”
Dentro de cada niño hay una fuente de amor.
‘Cuya única preocupación es fluir.’
Es tarea de los padres asegurarse de que la fuente permanezca sin sellar y sin obstrucciones para que siempre pueda fluir con amabilidad, amistad, cortesía, gratitud, obediencia y servicio. Si la fuente sigue fluyendo, no solo hará felices los corazones de los padres, aunque ellos sean los primeros en recibir el flujo de la fuente. Pero incluso las personas a su alrededor se verán afectadas: la familia, los amigos, los parientes, los compañeros de escuela, los vecinos, las personas necesitadas y el mundo. Pero si se permite que la fuente se ahogue antes de que su flujo llegue incluso a los padres, entonces la fuente probablemente se haya perdido y sea un mero pozo de amor enterrado. Entonces, ¿cómo pueden los padres mantener el manantial fluyendo? El poema de Wordsworth da algunas sugerencias. Los niños deben entender la alegría que cada acto de su amor trae, y deben ser testigos de la nube que cae sobre el corazón del padre cuando retienen su amor. La natural contención y el orgullo de los padres pueden hacer que tiendan a dar por sentado la abundancia del afecto de su hijo y no mostrar cuando su negligencia al realizar alguna cortesía común les duele. Pero, por el bien de los niños, los padres no deben tener miedo de hacerles saber cómo se sienten. Se les debe permitir a los niños ver cómo se sienten sus padres hacia ellos. Los padres necesitan hacer esto porque ninguna educación académica o religiosa puede enseñar tanto como la educación que enseña el poder del amor.
Otra cosa a recordar es que el amor no crece por lo que recibe, sino por lo que da. Por eso, los estudiantes nunca deben perder el hábito de hacer servicios por amor. Es peligroso confundir el amor verdadero con el afecto. El afecto es principalmente una emoción animal. Se manifiesta en muestras aduladoras y sentimentales, como ‘Querida Madre’ o ‘Querido Padre.’ El amor verdadero puede manifestarse con palabras cariñosas y abrazos, pero esa no es su base. El amor verdadero se manifiesta en actos de servicio. Los niños pequeños son naturalmente cariñosos, siempre listos para dar y recibir abrazos, y muestran afecto a su manera individual. Pero los niños mayores son más cohibidos y reservados. En esta etapa incómoda de sus vidas, requieren mucho tacto y ternura por parte de sus padres. Los canales de servicio, amabilidad y obediencia deben mantenerse abiertos, ya que son caminos para el amor que los niños son menos propensos a mostrar con afecto físico.
LA EDAD INCÓMODA
Este período de torpeza es una etapa crítica en la vida del niño. Por primera vez, están tan enfocados en el concepto de sus propios derechos que pasan por alto sus propias obligaciones. Están demasiado preocupados por su parte justa como para preocuparse por lo que le deben a los demás. ‘No está bien,’ ‘No es justo,’ ‘Es una lástima,’ murmuran para sí mismos incluso cuando no se atreven a decir esas palabras en voz alta. Sin embargo, su punto de vista es irritantemente irracional y tan unilateral que a los adultos les cuesta ver la lógica. Pero, aunque su comportamiento es frustrante, no indica una debilidad moral. Simplemente lo están viendo más desde la perspectiva de la justicia que de la razón. Sus afirmaciones suelen ser concedido si su lado fuera el único a considerar. Lo que necesitan es ser tan conscientes de los derechos de los demás como lo son de los propios. Cuando su razón haya sido cultivada, podrán sopesar sus derechos frente a los derechos de la otra persona. Su búsqueda agresiva de su parte justa no es travesura. Necesitan ser abordados desde el nivel en el que están. El padre debe tener cuidado de no ofender el exagerado sentido de justicia del niño en todo lo que le concierne. Deben recibir todos los derechos que realmente les corresponden. Cuando están claramente equivocados, los padres deben esforzarse por convencerlos sin ser duros al respecto.
Mientras tanto, los padres también deben lidiar con la actitud que tienta al niño a declarar: ‘¡No lo haré!’ si se atreviera a decirlo en voz alta. Debe ser abordado a través de sus afectos. Los mismos sentimientos de justicia ofendida que parecen tan ofensivos cuando está centrado en sí mismo y se queja, ‘¡no es justo!’, son los mismos sentimientos que son hermosos y buenos cuando se canalizan en la dirección correcta, hacia la justicia y la bondad hacia los demás. Este cambio de enfoque no solo es posible: es fácil y agradable para los padres lograrlo. La pasión por la justicia ya está presente, y el amor también, aunque se ha convertido en una forma exagerada de amor propio porque su enfoque está en uno mismo y en sus propios derechos, excluyendo a los demás. Es un hecho de la vida que el afecto de una persona fluirá en la dirección de aquello en lo que su atención esté enfocada.
Una forma de lograr este tipo de cambio es hacer que los niños comprendan que la felicidad del hogar es un deber sagrado en el que cada miembro tiene cierto control. Un niño que llega a la cena con el rostro sombrío destruye temporalmente la felicidad de toda la familia de la misma manera que mantener la mano cerca de los ojos bloqueará toda la luz del sol. ¿Cuál es el secreto para tener felicidad?
¿todos los días? ¿Son golosinas especiales? ¿Éxito? ¿Entretenimiento emocionante? No, son las miradas y los tonos de voz amistosos constantes de las personas que nos rodean. Es su interés, apoyo y ayuda en lo que estamos haciendo. Es su servicio y su compasión cuando estamos en necesidad o en problemas. Un hogar no puede ser feliz si incluso un solo miembro se permite tener estados de ánimo irritables y comportamientos groseros. Poco a poco, los niños se darán cuenta de lo frágil que es la atmósfera moral del hogar. Se darán cuenta de que, como un jarrón raro y caro, incluso la felicidad de un solo día puede ser destruida por una acción imprudente o una palabra torpe. Y, como resultado, su atención se desviará de sí mismos y de sus derechos y se centrará en un hermano o hermana, padre o madre, amigo o vecino. Incluso una pequeña cosa como una mirada amistosa puede contribuir a la felicidad de cualquiera de ellos.
Naturalmente sentimos más afecto por las personas a las que podemos darles felicidad. Pero un niño que siente que no hace ninguna diferencia en su familia le dará su corazón a su perro. Después de todo, piensa, al menos la felicidad de Prince depende de él. Por eso Lord Lytton dijo: ‘Creo que es un error dejar que los niños tengan un perro.’ Los hace menos inclinados a estar disponibles para las personas.’ Deja que tu hijo tenga una mascota, pero asegúrate de que sepa cuántas personas puede hacer felices momentáneamente con una palabra amable. La benevolencia significa encontrar placer en dar felicidad, y es un río que se vuelve más profundo y ancho a medida que fluye. Cuando un niño se da cuenta de que realmente puede hacer una diferencia en su hogar, comenzará a buscar oportunidades. No se perderá ninguna pista sobre lo que le gustaría a su padre o hermana. No le resultará difícil ser comprensivo o considerado si elige hacerlo por su cuenta en lugar de ser presionado para hacerlo. Una persona amable produce más amabilidad. A medida que él muestra amabilidad, las personas le responderán favorablemente, devolviendo su amabilidad. Pronto la bondad fluirá abundantemente de él y hacia él. Comenzará a centrarse en los demás y en sus preocupaciones y derechos en lugar de en los suyos.
Su pasión por la justicia se redirigirá hacia exigir un juego limpio para los demás. No permitirá que nadie hable desfavorablemente de los demás en su ausencia. No asumirá malas intenciones, ni acusará rápidamente a alguien más de un comportamiento indigno. Será justo al evaluar la conducta, el carácter y la reputación de los demás. Podrá ponerse en el lugar de los demás sin que nadie se lo sugiera. Juzgará a los demás de la misma manera en que le gustaría ser juzgado a él mismo.
Enséñame a sentir la tristeza de otra persona Y a pasar por alto los defectos que veo en los demás. La misericordia que extiendo a los demás, Por favor, extiéndela a mí.
Esa será su actitud y oración no dicha. Su buena voluntad y amabilidad no solo alcanzarán las necesidades de los demás, sino que también resultarán en paciencia cuando otros estén irritables, y nobleza al perdonar a los demás cuando lo ofendan. Sus hábitos de actos amables y amistosos se desarrollarán lentamente en principios, y luego en un verdadero carácter, de modo que ganará una reputación como una persona virtuosa. No hay mucho que los padres puedan hacer para producir este maravilloso resultado más allá de mantener los canales abiertos y dirigir los ríos de pensamientos de su hijo. Pueden hacer que su hijo tome conciencia de las necesidades y derechos de los demás, y de vez en cuando, sugerir las diferentes maneras en que la felicidad de los demás depende de él. No creo que necesite mencionar que usar frases como, ‘Cuida de ti mismo,’ o, ‘Nadie más va a proteger tus propios intereses excepto tú,’ o, ‘Tú me haces un favor, yo te hago un favor,’ o, ‘Ojo por ojo, diente por diente, le devolveré ese agravio,’ obstruirá la fuente de actitudes que priorizan a los demás. ¿Significa eso que toda la educación moral se reduce a desarrollar los afectos del niño? ¡Sí! Solo confirma la misma lección de siempre.
De la misma manera que cada color del arcoíris es realmente solo luz, cada gracia y virtud es realmente solo amor.
ENTRENAMIENTO EN CASA: 4. RELIGIOSO
Al hablar de la educación religiosa de los niños, mi objetivo es recordar a los padres lo hermosa y poderosa que es la vida santa de un joven. Nuestras expectativas son demasiado bajas tanto para nuestros hijos como para nosotros mismos. La meta que buscamos es más baja de lo que muchos niños bendecidos alcanzan, a su manera infantil, una vida que es ‘santa, inocente, sin mancha y separada de los pecadores.’
“La persona que apunta a una estrella
Dispara mucho más alto
Que la persona que solo apunta a un árbol.”
Las pocas sugerencias que haré, al igual que las otras sugerencias educativas que he hecho, son cosas que las madres concienzudas ya están haciendo.
En primer lugar, ‘cada palabra de Dios’ es la dieta de la vida espiritual, y esas palabras nos hablan más claramente durante los momentos que apartamos para recogernos, leer y orar. En los niños, estos momentos tienden a ser esquivos y apresurados. Es una buena idea planificar el tiempo libre que necesitan directamente en su horario, tal vez veinte minutos tranquilos cada noche. Y ese tiempo debe programarse cuando no sea demasiado tarde porque el tiempo de sueño al final del día no es un buen momento para el asunto más serio del día. He visto que funciona bien cuando los niños tienen el hábito de desaparecer un rato en la primera parte de la noche antes de la diversión o el trabajo nocturno, cuando sus mentes aún están alerta.
Recuerda, la vida cristiana se supone que es una vida progresiva. Un niño no debería sentir que su vida espiritual es como una puerta con bisagras, oscilando de un lado a otro sobre la misma cosa. Nuevos y específicos objetivos, pensamientos y cosas por las que orar deben presentarse semanalmente, para que
‘Algo arriesgado, algo logrado’ podría darle valor. O, si los fracasos lo están desanimando, podría inspirarlo con la esperanza de éxito. Incluso las personas que no son miembros de la [Anglicana] Iglesia de Inglaterra encontrarán algo de ayuda en las Colectas, Epístolas y Evangelios dominicales de esa iglesia. Les dan a los jóvenes temas específicos para reflexionar cada semana. Es poco realista pensar que alguien podría alguna vez cumplir con todo lo que hay en esas lecturas semanales en su vida, pero es agradable para los estudiantes que aún están al principio de su camino cristiano tener la tranquila sensación de ser guiados paso a paso hacia el progreso espiritual. No quiero decir que esto deba reemplazar la lectura más amplia de la Biblia. Pero podría usarse para dar un enfoque específico para la reflexión y la oración cada semana, junto con otras oraciones y necesidades de oración que surjan a lo largo de su semana. Llevar estas lecturas y sus pasajes de las Escrituras relacionados a casa proporcionará oportunidades para algunas discusiones sinceras que no se olvidarán pronto. Esto en sí mismo es útil, porque puede ser difícil abordar los temas más importantes con las personas con las que vivimos, especialmente cuando son jóvenes.
Solo una cosa más. Cuando se trata de cómo pasar los domingos en familia, no dejes que los niños se sientan confinados por tradiciones antiguas y rígidas. Hágales saber el principio básico de que lo que está bien el sábado no se convierte en malo el domingo, pero no siempre es lo mejor. Es especial que el domingo tenga sus propias actividades de descanso, y deberíamos ser tan reacios a renunciar a ellas por la rutina de las tareas diarias o los entretenimientos comunes como lo sería un estudiante a renunciar a sus dos semanas de vacaciones por más lecciones escolares. Incluso los intereses egoístas como la salud, la comodidad y la conveniencia no valen la pena sacrificar el descanso físico, mental y espiritual.
lo que trae el cambio de pensamiento y actividad del domingo.
Una vez que se entienda el principio de guardar el domingo, hazlo algo agradable. Que el domingo sea un día agradable, con todos en su mejor ánimo y usando sus modales más gentiles. Deja de lado todas las preocupaciones y ansiedades por el bien de los niños. La ‘alegría vana y engañosa’ puede no ser aceptable, pero aún así debe haber corazones ligeros y conversaciones de buen humor.
El domingo debería tener sus propias actividades y entretenimientos especiales. Leer en voz alta el mismo libro durante una hora todos los domingos, utilizando un texto poderoso e interesante, puede hacer que la tarde sea refrescante. Cualquier libro que se seleccione debe proporcionar a los miembros de la familia un agradable estímulo intelectual para reflexionar.
Un poco de poesía debería encajar, ya que hay tiempo para digerirla el domingo. Poetas religiosos como George Herbert, Vaughan y Keble son buenos, pero no descuides a ningún poeta que nutra el corazón con pensamientos sabios y que no perturbe la atmósfera pacífica del día con demasiado alboroto de vida y pasión. Todo el propósito de las lecturas y actividades del domingo es mantener el corazón en paz y la mente alerta, receptiva y abierta a cualquier impresión sagrada que pueda venir del cielo, ya sea mientras se camina afuera por los campos, o sentado adentro junto al fuego. Los domingos no son para que nos esforcemos y trabajemos para acercarnos a Dios en la iglesia o en casa. Está bien que descansemos física y espiritualmente, siempre y cuando no nos dejemos distraer demasiado para estar abiertos a las influencias divinas que llegan de maneras inesperadas. Esta es la actitud que debemos tener en cuenta al seleccionar libros de cuentos para leer el domingo. Cualquier estudio de carácter puro y reflexivo o biografía sincera ayudará a elevar nuestros pensamientos hacia Dios, incluso si Su nombre no se menciona en ninguna parte del libro. Pero los cuentos llenos de chismes y el torbellino de la sociedad, o los romances apasionados, son inapropiados para la lectura del domingo.
No es una buena idea darles a los niños cosas tontas, ‘demasiado buenas para ser verdad’.
historias. Llegarán a detestar estos libros, y luego culparán la debilidad de este tipo de libros al cristianismo. La música es una excelente manera de hacer que los domingos sean agradables, pero, de la misma manera, se debe evitar la música asociada con la pasión y la tensión. No debería ser difícil encontrar algo adecuado, ya que las mejores obras de los mejores compositores fueron escritas para la iglesia.
‘Una alma de mente abierta produce cosas de mente abierta’ es una guía segura a seguir una vez que se reconoce el principio del significado y propósito del descanso dominical. Estoy dedicando más tiempo a este tema porque la cuestión de cómo pasar los domingos surgirá en las discusiones entre padres e hijos en crecimiento.
CULTURA EN CASA: LIBROS
Los padres tienen que abandonar cualquier intento de formación académica una vez que sus hijos comienzan la escuela, pero aún pueden proporcionar cultura intelectual. Si los estudiantes no lo obtienen en casa, no lo obtendrán en absoluto. Cuando digo cultura intelectual, no me refiero a adquirir conocimientos o incluso a aprender a aprender. Estoy hablando de cultivar la capacidad de apreciar y disfrutar lo que es verdadero, noble, recto y bello, tanto en el pensamiento como en la forma en que se expresa. Por ejemplo, una persona podría leer,
“Se tendía bajo un roble cuya vieja raíz
Sobresalía en el arroyo que corría por estos bosques.
Aquí un pobre ciervo cazado y solitario
Que había sido herido por la flecha de un cazador
Vino a morir.” – adaptado de Shakespeare, Como gustes.
y esa persona podría perderse todo excepto los cuatro detalles principales: el hombre tendido, el roble, el arroyo y el ciervo herido. Pero otra persona puede leer esas mismas palabras y obtener, no solo esos detalles principales, sino algo más. Él obtiene una deliciosa imagen mental y una sensación de exquisito placer en las palabras utilizadas para transmitir esta imagen. Suponiendo que todo lo demás es igual, la segunda persona obtiene cien veces más disfrute que la primera. Es como si tuviera un sexto sentido, una vía adicional de placer que se suma a cada hora de su vida. Si el propósito de la vida es hacerse rico en lugar de disfrutar de la satisfacción de vivir, entonces la gente puede vivir perfectamente bien sin cultura intelectual. Pero si se supone que debemos aprovechar al máximo la vida a medida que pasan los años, entonces tenemos la responsabilidad de permitir que nuestros hijos disfruten de esta satisfacción.
Requiere enseñanza. Algunos niños heredan un amor innato por la literatura y se acercan a los libros tan naturalmente como los patos al agua. Pero deleitarse con un buen pensamiento excelentemente expresado no es algo con lo que nacemos. Y no es el tipo de cosa que las escuelas suelen enseñar. El objetivo de la mayoría de las escuelas es formar jóvenes adultos que conozcan la información específica necesaria para las diversas cosas con las que se encontrarán en sus vidas, y que sean lo suficientemente inteligentes como para ser elegibles para una promoción. Ese es el objetivo al que aspiran la mayoría de las escuelas, y ese es el objetivo que suelen lograr. Pero los académicos afirman que una educación clásica puede hacer más. Puede formar jóvenes con intelectos cultivados y entrenados que no se pierden ningún pensamiento refinado, pero que están lo suficientemente equilibrados como para estar listos para la acción. Desafortunadamente, la prisa y el estrés de nuestras vidas, y la demanda de información más útil están aplastando la cultura clásica. Los padres tendrán que decidir no solo complementar cualquier formación moral que las escuelas dejen de lado, sino proporcionar cultura intelectual, ya que, sin ella, el conocimiento puede poder, pero no placer ni los medios para disfrutar de la vida.
Sir John Lubbock tenía algunas cosas sabias y divertidas que decir sobre la lectura ligera y casual: es una forma leve de distracción intelectual que hace más daño del que nos damos cuenta. Hay muchas personas que nunca se molestarían en leer un cierto tipo de novela, incluso si es brillante, pero les encanta leer tonterías interminables. Ningún libro es demasiado superficial o insustancial para leerlo por su diversión. El tipo superficial de libros que venden las librerías de los aeropuertos es característico. No todos leen tales tonterías, pero la abundancia de este tipo de literatura muestra cuán pocos de nosotros realmente leemos. Este defecto comienza en la primera infancia. Tan pronto como el niño comienza a leer, todo tipo de personas ‘útiles’ muestran interés en él ofreciéndole un libro ilustrado colorido y divertido. Un libro colorido y divertido no es necesariamente una literatura infantil de alta calidad. Normalmente solo significa que el texto está dividido en párrafos cortos con mucho diálogo. Luego vienen los divertidos libros de capítulos para niños de edad elemental, y, cuando estos se superan, los libros más ligeros de la ‘Select Library’ de Charles Edward Mudie. El suministro de libros divertidos nunca termina, incluso en la adultez. Y, así, no tenemos tiempo para intentar libros que desafíen nuestro intelecto, y nunca desarrollamos la capacidad de asimilar y digerir el conocimiento. Nos volvemos tan blandos y perezosos como una colegiala que no come más que tarta de queso. Sir Walter Scott parece tan aburrido y seco como el polvo, e incluso Charles Kingsley requiere más esfuerzo del que estamos dispuestos a gastar. Aunque tenemos las habilidades para descifrar el texto, seguimos siendo malos lectores durante toda nuestra vida. Dudo que esto sea cierto para cualquiera que esté leyendo mis palabras ahora mismo, y soy como un pastor predicando contra la embriaguez y el robo a la congregación mientras los borrachos y ladrones que necesitan escuchar el mensaje están en las calles. Pero el problema de los malos hábitos de lectura es contagioso, y ni siquiera los hijos de padres que leen están a salvo.
Supervisa la biblioteca de tu hijo pequeño. No permitas ningún libro que no tenga verdadera calidad literaria. Está bien que los niños tengan solo unos pocos libros excelentes que lean una y otra vez, unos pocos libros realmente buenos, pero ninguno que no requiera esfuerzo mental. No se les privará. La actividad y el esfuerzo, ya sea físico o mental, son una alegría estimulante para un niño. Las personas de generaciones anteriores que pasaron de Robinson Crusoe a Sir Walter Scott no encontraron la dieta mental demasiado rica para ellos. Dudo que alguna vez una niña de once años con un suministro ilimitado de libros haya experimentado el deleite entusiasta que yo sentí mientras me acurrucaba junto al fuego, abrazando mis rodillas y escuchando, como nunca volví a escuchar, cuando se leía en voz alta Anne de Geierstein o La doncella de la niebla de Sir Walter Scott. Por alguna razón, nunca he vuelto a leer la historia, pero hasta el día de hoy, ninguna impresión sensorial ha sido tan vívida como esos rostros enmascarados, el suelo hundido, el extraño juicio o el frío y brillante pueblo alpino descrito en ese libro. Y ninguna impresión moral nunca ha sido más fuerte que la impresión que dejó el respetuoso trato de Philip hacia su padre. Tal vez la impresión que dejó más tarde El heredero de Redclyffe [de Charlotte Yonge] se acerque. Pero hoy es diferente. Los libros infantiles solían ser pocos y aburridos, pero hoy en día hay muchos libros infantiles entretenidos y divertidos.
Ya que estamos en este tema, me gustaría decir algo sobre la narración de cuentos. Aquí hay algunos puntos a estudiar que hacen que una historia valga la pena contar a los jóvenes oyentes acurrucados y esperando escuchar un cuento: detalles encantadores y artísticos, un noble impulso moral expresado con un toque definido pero sutil, afecto humano sincero, un vínculo dulce e imaginativo entre los niños y el mundo de la naturaleza, humor, tragedia, sátira de buen humor [no malintencionada], y, por último, pero no menos importante, una historia que no se vuelve en contra de los niños o despertar la autoconciencia. El surgimiento de la autoconciencia en un niño podría ser su individual ‘caída de la humanidad’ y la realización del pecado. Pero los niños no podrán entender tal literatura, ¿verdad? No, pero establece como regla que ninguna historia, o parte de una historia, será explicada. Una vez que hayas sembrado la semilla, déjala sola para que germine a su propio tiempo y a su manera.
Cada padre debería tener su propia colección de historias que contar. Una docena es suficiente, pero tienen que ser historias hermosas contadas de manera hermosa. Los niños no tolerarán variaciones. Expresarán una irritación justificada: ‘¡Dejaste fuera el sonido del vestido de la señora, mamá!’ Los niños no escucharán ni siquiera una sugerencia de que la historia en la que viven podría ser nada más que ‘la tela sin fundamento de una visión.’ Durante los primeros cinco o seis años de la vida de un niño, guarda todos los libros y las lecturas en voz alta. El interminable flujo de libros de cuentos y escenas que cambian como un desfile frente a la mente del niño, es como una indulgencia mental y moral. No le proporciona nada en lo que crecer, y no le deja tiempo para reflexionar sobre lo que absorbe. También va en contra de su naturaleza. ‘¡Cuéntanos sobre el niño que puso su dedo en la presa y salvó Haarlem!’ ¡Los niños que conocen esa historia, que es la más heroica de todas las leyendas, piden escucharla una y otra vez! Y esa es otra ventaja de contar historias sobre leer libros. Con los libros, fácil viene, fácil se va. Pero si tienes que estudiar un cuento porque pretendes que sea una parte sustancial de la dieta literaria temprana de tu hijo, entonces serás tan selectivo al elegir cuentos como un comerciante que busca las perlas más finas. Además, cuando se lee una historia, el padre no es más que un intermediario. Pero cuando se cuenta la historia, se convierte en un alimento que se proporciona de primera mano por el padre, como la leche materna. Los padres sabios que han visto los ojos abiertos de sus hijos mientras escuchaban y reflexionaban sobre una historia contada muchas veces podrían decirnos cuán cierto es esto. Pero recuerda que contar historias es como amamantar leche. Eventualmente, el niño lo supera y necesita leer, aprender y digerir por sí mismo. Mientras hablamos de niños muy pequeños que aún no han comenzado con las tareas escolares, me gustaría abordar un tema bastante importante.
Somos patéticos cuando se trata de frases célebres. No hay más de una docena que estén de moda actualmente, y de estas, la mayoría de las personas solo usan una o dos en su conversación diaria y rutinaria. Una persona podría decir que una taza de té, o un vestido, o una foto o un libro, o una persona, es ‘agradable,’ o ‘perfecta,’ o ‘encantadora,’ o ‘fantástica,’ dependiendo de quién esté hablando, más que de sobre qué esté hablando. A veces los adverbios modifican la declaración: algo puede ser ‘agradable’ o ‘realmente agradable’ o ‘maravillosamente agradable,’ pero eso solo hace que la agradabilidad sea más fuerte; no añade ninguna variedad. Una persona podría decir que todo lo que le gusta es ‘tan agradable,’ mientras que otra simplemente los llama ‘agradables.’ Generalmente, las cosas y las personas tienen cada una alguna cualidad distintiva. Reconocer lo que es y poder expresarlo con la palabra más adecuada es prueba de una especie de genialidad, o bien del más alto tipo de formación cultural. ‘La cuestión abismal sobre la condición del este de Londres’: incluso si nadie hubiera sabido que la persona que dijo eso era un hombre de opiniones justas, amplio conocimiento y familiarizado íntimamente con los problemas actuales, esas pocas palabras de una breve conversación lo habrían dejado claro. El uso perfectamente apropiado de la palabra “abismal” lo delató. Los niños pequeños a menudo nos sorprenden con sus frases adecuadas y elegantes. Si fomentamos esta habilidad natural que tienen los niños al exponerlos a buenas palabras y al desincentivar el uso constante de palabras como “bonito” o “genial”, no solo prepararemos a nuestros hijos para brillar en la sociedad, sino que también estaremos ayudando a preservar los tesoros del hermoso idioma inglés que nos han sido transmitidos por nuestros antepasados. Podría ser útil buscar algunas palabras y frases sajones sólidas de escritores de los años 1500 y 1600 para usar todos los días. Muchos se pueden encontrar solo en las obras de Milton. En su himno que empieza:
“’Con un corazón alegre,”
Hay media docena de grandes adjetivos que se usan de una manera original, y media docena que no se usan en ningún otro lugar excepto en ese himno, al menos en la forma en que se usan allí. Nos parecería artificial hablar casualmente del ‘sol de cabellos dorados’, pero usar una palabra como ‘alegre’ en nuestro habla cotidiana vale la pena. O, ¿qué tal la frase ‘que hace feliz’ del maravilloso poema de Milton, Sobre el Tiempo–¿podría haber una palabra más perfecta para nuestras mejores ocasiones?
ESCRITURA DE CARTAS
¿Es cierto que el encantador hábito de escribir cartas es un arte perdido con la llegada de las postales y el correo electrónico? Sir Richard de Coverley probablemente diría: ‘Hay mucho que decir en ambos lados.’ En cualquier caso, si no escribimos cartas, no podemos culpar a las postales y al correo electrónico [¡pero podríamos estar justificados en culpar al teléfono!]. Pero la escritura de cartas no ha desaparecido por completo. ¿No tenemos todos algún amigo cuyas cartas son encantadoras por su fluido y ameno estilo, con suficientes toques de afecto e intimidad para hacer la carta personal? ¿No sabemos todos lo que es abrir un sobre con la certeza de que encontraremos pura delicia en cada línea? ¿Es porque amamos tanto al remitente? No necesariamente. El correo de la mañana podría traerte una carta de un escritor desconocido que te cautivará y llenarte de una sensación de bienestar que dura todo el día. Y no es solo por el contenido del texto, sino porque el tacto gracioso de la carta te hace sentir bien con el mundo. Una persona puede rechazar una solicitud, y otra puede aceptarla, pero la forma en que se expresa la negativa puede agradarte más que el favor de la otra persona.
Eso es porque la consideración es el ingrediente secreto que le da a una carta amable su delicioso sabor. Si nuestras cartas no son tan encantadoras como las escritas por nuestros abuelos, ¿podría ser porque no pensamos lo suficientemente bien de los demás como para que un desbordamiento espontáneo de nuestros pensamientos en papel valga la pena? Los niños cuyos padres viven en India suelen escribir y recibir cartas interesantes porque los padres y los hijos están felices de aprovechar al máximo la única oportunidad que tienen para conocerse. Posiblemente no se debería dejar pasar ninguna oportunidad para escribir una carta detallada y animada. Dejemos que los niños crezcan con la idea de que vale la pena esforzarse por escribir buenas cartas. La colección completa de cartas a casa de un escolar en un trimestre consistía en dos postales que decían: ‘Está bien.’ y ‘¿Qué vuelo?’. Ese no es un buen modelo de escritura de cartas, aunque es un gran ejemplo para demostrar que la brevedad es el alma del ingenio.
LEER EN VOZ ALTA
No hay muchas oportunidades para proporcionar cultura intelectual a un niño que está preocupado por la escuela y sus acontecimientos. Eso es aún más razón para aprovechar al máximo el poco tiempo que hay. Después de todo, cuando el niño se gradúe, su carácter y hábitos estarán prácticamente establecidos. No le será fácil empezar a pensar y hacer las cosas de manera diferente. Depende del padre mantener los caminos abiertos hacia los lugares agradables que se le proporcionan a su mente fatigada. Pocas cosas son mejores para esto que una familia con el hábito de leer en voz alta juntos. Incluso un libro seco puede ser agradable cuando todos comparten la escucha, y un libro poderoso y fascinante se convierte en pura alegría cuando las miradas de los miembros de la familia se encuentran en los momentos más dramáticos. Leer Los Newcomes de Thackeray en solitario es como sentarse a un festín de fresas con crema completamente solo. Cada página tiene algo que pide ser compartido.
No hay muchos lazos familiares más fuertes que el hábito de pasar ocasionalmente una hora leyendo en voz alta, al menos por las noches durante el invierno. Las noches de lectura en voz alta son agradables mientras están ocurriendo, y crean recuerdos cálidos para mirar atrás con cariño. Proporcionan oportunidades para conversaciones divertidas y estimulantes, y fortalecen el vínculo que comparte la familia porque todos están compartiendo la misma experiencia intelectual. Es difícil entender por qué alguna familia descuidaría una forma tan sencilla de divertirse y compartir cultura moral e intelectual. Pero la práctica de leer en voz alta no es algo que se pueda empezar y detener cuando se le antoje. Una vez que se abandona el hábito, es difícil volver a empezarlo porque cada uno habrá encontrado su propia búsqueda intelectual por su cuenta, aunque no valga la pena, y eso lo hará reacio a escuchar el libro familiar. No dejes que eso suceda. Dedica una hora cada noche de invierno a leer en voz alta–o, una o dos noches a la semana, de cualquier manera, y entonces todos lo esperarán con la misma anticipación con que un niño hambriento espera su cena.
Para que la lectura sea agradable para quienes escuchan, la persona que lee necesita ser clara, estar relajada y meterse en el libro. Y aquí hay otra cosa que los padres deben hacer por sus hijos porque nadie más les enseñará el hábito de leer en voz alta para que otros lo disfruten desde que puedan leer con fluidez. Además, indistinto y descuidada pronunciación, probablemente los dos errores más molestos en un lector son no saber qué viene a continuación, lo que hace que tropiece con la siguiente oración, y respirar demasiado en la oración, lo que hace que el efecto suene como un pez fuera del agua.
Esa última falta es fácil de corregir. Nunca respires por la boca mientras lees en voz alta, siempre respira por la nariz. Si la boca está cerrada mientras se inhala por las fosas nasales, entonces se puede tomar suficiente aire para llenar los pulmones y proporcionar aire al lector. Si se inhala demasiado aire tanto por la nariz como por la boca, entonces se vuelve incómodo ya que el lector tiene que aliviarse jadeando.
Un lector que tropieza arruina el libro simplemente por falta de concentración. Debería entrenarse para mirar hacia adelante y siempre estar una línea por delante de donde está leyendo para poder prepararse para lo que viene a continuación. Los fallos en la enunciación deben abordarse uno a la vez. Por ejemplo, una semana el lector podría trabajar en hacer el sonido ‘d’ al final de palabras como ‘y.’ Las otras letras se encargarán de sí mismas, y, cuanto menos se escuchen, mejor. De hecho, si el lector se esfuerza por pronunciar las consonantes finales en las palabras, especialmente d, t y ng, entonces la lectura sonará distinta y pulida.
Otra ventaja de las lecturas en voz alta en familia es que les da a los padres la oportunidad de detectar y corregir los dialectos locales. Aunque a la gente a menudo le interesa preservar los acentos y dialectos locales por el bien de la historia, ¡generalmente no quieren que se conserven en sus hijos! En cuanto a todo lo demás, la práctica hace al maestro. Deja que cada miembro de la familia que pueda leer con fluidez tome una noche o una semana para hacer la lectura en voz alta, y asegúrate de que cada uno entienda que el disfrute de la familia depende de que él lea bien.
SELECCIONANDO LIBROS PARA LAS NOCHES FAMILIARES
Crear una lista de libros que funcionen para las discusiones familiares sería una tarea inútil, y no es necesaria. Pero lo que puedo hacer es discutir algunos principios para ayudar en la selección de esos textos. En primer lugar, obtener información no es el propósito de las lecturas en voz alta en familia. El propósito es familiarizar a los jóvenes con lo que es un verdadero libro y darles gusto por la buena literatura–en otras palabras, obras que tienen tanto valor literario que merecen ser leídas y atesoradas solo por su mérito literario, sin importar de qué trate el libro.
Esta regla elimina los libros que se encuentran en el noventa por ciento de nuestros hogares, donde los libros probablemente sean historias divertidas o moralistas, o novelas de poca monta, o escritos mediocres en todos los temas, desde la literatura general hasta la historia, o compilaciones de datos y resúmenes biográficos condensados, que contienen información útil. Ninguno de estos califica para las lecturas en voz alta familiares por la noche. De hecho, cuanto menos se lean, mejor. Un conjunto de buenas enciclopedias es un valioso tesoro de información y debe ser consultado para aclarar cualquier dificultad que surja en la lectura general. La información consultada en una referencia en el momento en que se necesita será recordada, pero no sirve de nada leer solo para recopilar información.
A continuación, el libro debe ser lo más interesante, entretenido o emocionante posible, pero no debe ser demasiado profundo. Los estudiantes que han estado trabajando todo el día necesitan un poco de relajación. Es trágico que algunos estudiantes nunca escuchen las Novelas de Waverley leídas en voz alta en su infancia. Nada en el transcurso de sus vidas adultas podrá jamás compensar la alegría de crecer conociendo Peveril of the Peak, Meg Merrilees, Jonathan Oldbuck, ese Maestro de Ravenswood, Caleb Balderstone, y todos los demás personajes de Scott. Cada página es como una lección sobre vivir rectamente y tener sentimientos caballerescos. Pero las novelas no son la única posibilidad. Los libros de viajes bien escritos siempre son divertidos. Y lo mejor de todo son las buenas biografías de personas interesantes. No estoy hablando de uno de esos volúmenes únicos de personas ’eminentes’ [probablemente una serie de biografías populares]. Me refiero a un gran libro de dos volúmenes que te dé tiempo para realmente familiarizarte con la persona.
Las obras históricas importantes deben guardarse para las vacaciones escolares, pero los ensayos históricos y literarios de eruditos educados pueden ser muy divertidos. No hay prisa. Las lecturas nocturnas no deberían tener ninguna presión asociada. Lo importante no es leer muchos libros; es más importante limitar las selecciones solo a los grandes libros, y leerlos de manera tan fácil y casual que quienes los escuchan los tomen en serio y los hagan su propia propiedad intelectual para toda la vida.
Presentar a un niño a un gran autor debería merecer un poco de ceremonia. No sé si John Ruskin, por ejemplo, todavía causa tanto entusiasmo como lo hacía entre los estudiantes inteligentes cuando yo era joven, pero la primera vez que se lee La corona de la aceituna silvestre de John Ruskin [cuatro conferencias sobre el trabajo, el tráfico, la guerra y el futuro de Inglaterra] probablemente todavía marca un período importante en la vida de un joven.
Un punto más: es una tarea inútil e innecesaria intentar mantenerse al día con la literatura actual. Más tarde, podría ser necesario hacer algún intento de mantenerse al día con los nuevos libros a medida que se publiquen, pero durante la juventud de un niño, se le debería permitir pasar su tiempo libre con autores clásicos y estándar cuya durabilidad ha resistido al menos veinte años de críticas y elogios.
LA POESÍA COMO CAMINO HACIA LA CULTURA
La poesía es el medio más superior de la cultura intelectual. Goethe dijo que deberíamos ver un buen cuadro, escuchar buena música y leer buena poesía todos los días. Un poco de poesía debería formar parte de las lecturas familiares de la tarde. Las ‘colecciones’ de poesía deben evitarse; en su lugar, un poeta debería tener al menos un año para sí mismo para darle tiempo a hacer lo que pueda para cultivar el ojo que ve, el oído que escucha y el corazón generoso.
Sir Walter Scott, en poesía al igual que en literatura, debería ser una elección temprana, en parte debido al entusiasmo juvenil de su poesía. Además, sus poemas cuentan una historia animada, y eso tiene más atractivo para los jóvenes. Cowper [pronunciado Cooper] no cuenta tantas historias, pero muchos estudiantes pueden disfrutarlo a la misma edad en que comienzan a apreciar a Scott. La cuidadosa y veraz pintura de palabras que Cowper utiliza en The Task no está oculta bajo fantasías poéticas, por lo que parece atraer a las mentes jóvenes y prácticas. También es satisfactorio conocer poesía que tiene frecuentes oportunidades de ser verificada:
“Ahora, desde el gallinero,o desde la estaca cercana,
Venían en tropel, al llamado familiar de la granjera,
Las tribus plumíferas domésticas “
Cualquiera que haya vivido en el campo alguna vez ha sido testigo de eso. Oliver Goldsmith y algunos otros podrían ser posibilidades, así como Cowper, si se presenta la oportunidad. Milton es sublime, pero no tan útil para desarrollar la cultura en los ‘no educados o ignorantes’ como lo son algunos poetas menos conocidos. Milton se vuelve inalcanzable, adentrándose en regiones eruditas y fantásticas que los jóvenes no pueden seguir. Sin embargo, Milton debería aun ser leido, el mero intento de seguir sus ‘temas elevados’ es una educación cultural en sí misma. Christopher North [ensayista y crítico escocés, nombre real John Wilson; la cita ‘La música es el lenguaje universal de la humanidad’ es suya] tiene razón cuando dice que la buena música y la buena poesía no necesitan ser completamente entendidas para ser disfrutadas:
“Juntos, los dos, antes de que las colinas verdes fueran visibles
Bajo la luz de la mañana del alba, salimos a los campos y ambos escuchamos
A la hora del día en que la mosca de los botones toca su cuerno,
cubriendo nuestros rebaños con el fresco rocío de la tarde,
a menudo hasta que la estrella que salió por la tarde había inclinado su rueda hacia el descenso del cielo “
Lycidas de Milton.
Cualquier joven que lleve consigo esos tipos de líneas melódicas y poéticas será menos propenso a dejarse llevar por poemas llamativos y superficiales. Algunas de las citas de Lycidas por sí solas son una educación para desarrollar un sentido de la poesía.
Muchas personas sienten que Wordsworth es el mejor poeta para leer y crecer con él. Él, quizás más que cualquier otro poeta inglés del siglo XIX, ha demostrado que tiene un poder, y ese poder es un poder para el bien. Es capaz de hacer que las cosas que son verdaderas, puras y simples parezcan enseñables, y de hacer que las cosas emocionales y espirituales sean accesibles.
Las aventuras de Una y su caballero reacio pero finalmente victorioso proporcionan un gran alimento mental para la imaginación, una enseñanza noble de tipo espiritual y una gran cultura para desarrollar el sentido poético. Es una pérdida trágica crecer sin haber leído y soñado alguna vez con la Reina de las Hadas de Spencer.
No hay espacio ni siquiera para echar un vistazo breve a los pocos poetas que deberían tener una parte en cultivar la mente. Después de que los campos de la mente hayan sido arados y desmenuzados, la semilla ‘tomará’ por un proceso de selección natural. Un poeta podría atraer a algunos devotos aquí, otro poeta podría atraer a algunos allí. El papel del padre es llevar la mente de sus hijos bajo la influencia del pensamiento poético más alto y puro que exista. Hasta donde como Coleridge, Keats, Shelley y otros ‘señores del lenguaje,’ está bien introducirlos más tarde y ver si el estudiante se siente atraído por ellos [después de años desarrollando un gusto por la poesía].
¿Qué pasa con Shakespeare? De ninguna manera debe ser incluido y alternado como si fuera solo otro poeta. Podría considerarse el pan diario del intelecto. Shakespeare no se puede estudiar en un año. Necesita ser leído continuamente durante toda la vida desde los diez años y para siempre. ‘Pero,’ podrías protestar, ‘¡un niño de diez años no puede entender a Shakespeare!’ No, pero entonces, tampoco puede un hombre de cincuenta. Ese gran poeta es como un banquete abundante, y todos los que se sientan a él reciben según lo que necesitan, y dejan lo que no les gusta. Una niña de nueve años me dijo el otro día que solo había leído una de las obras de Shakespeare de principio a fin, y esa fue Sueño de una noche de verano. Dudo que lo haya entendido todo, pero debe haber encontrado suficiente para entretenerse e interesarse. Quizás, como actividad familiar, podría haber una lectura mensual de una obra de Shakespeare, con cada uno interpretando a un personaje diferente, durante dos o tres noches, hasta que la obra esté terminada. Las veladas de Shakespeare comenzarían a anticiparse como fiestas familiares, y a medida que las obras se lean una y otra vez, año tras año, rendirían más con cada lectura. Y al final, dejarían tras de sí ricos depósitos de sabiduría en las mentes de los niños.
No necesito añadir nada sobre los grandes poetas posteriores [poetas modernos, en la época de CM?]–Robert Browning, Tennyson, y cualquier otro que se destaque entre la multitud. Cada uno de ellos atraerá a su propio grupo de jóvenes admiradores entre aquellos jóvenes que han cultivado su sentido poético. Es responsabilidad de los padres desarrollar esta capacidad para apreciar la poesía, pero no les corresponde decidir qué poetas deben preferir sus hijos.
Esas son mis sugerencias para la lectura familiar nocturna, que serán suficientes para desarrollar el tipo de cultura intelectual que tengo en mente. Con el libro adecuado, y toda la familia compartiéndolo juntos, y una discusión casual sobre él, el resto se encargará solo.
Las lecturas nocturnas deberían ser divertidas en lugar de un desafío que exija un esfuerzo mental riguroso. Las vacaciones escolares, por otro lado, son demasiado largas para desperdiciarlas en divagaciones mentales. Cada Navidad y vacaciones de verano deben caracterizarse por una lectura familiar de alguna gran obra de renombre literario, ya sea historia o simplemente obras bellas y ligeras. Leer y discutir un libro como este todos los días durante las vacaciones le dará más significado y cohesión al trabajo escolar del niño. Mantendrá la mente alerta con alguna actividad intelectual y añadirá un poco de emoción a la diversión y relajación general de las vacaciones.
Aún así, tengo que admitir que, en lo que respecta a la lectura, este tipo de alimentación con cucharita no es realmente lo mejor. Sería aún mejor que los jóvenes buscaran sus propios intereses en la lectura, con sus padres simplemente vigilando sus elecciones. Pero la realidad es que los estudiantes están tan ocupados con la vida que ya no suelen leer. Es posible que un curso de carne cortada y servida en cucharadas les ayude a guiarlos a través de una etapa de la vida en la que su propia digestión mental es débil, y los dirija hacia la búsqueda de su propio alimento intelectual.
CONVERSACIÓN DURANTE LA COMIDA
El tipo de libros que la familia lee en voz alta influirá en el tipo de discusiones que tienen alrededor de la mesa. Pero, considerando lo poco que los padres ven a sus hijos una vez que empiezan la escuela, me parece una buena idea mencionar que la hora de la comida ofrece una oportunidad ideal para que los padres influyan en las opiniones de sus hijos. Todos están de acuerdo en que una conversación animada en la mesa es necesaria para la buena salud. Nadie piensa que esté bien que un miembro de la familia se siente a la mesa de tan mal humor que esté absorto en sus propios pensamientos sombríos y no tenga una palabra que decir a los demás en la mesa. Pero la conversación durante las comidas no es solo algo divertido y refrescante. Las decisiones de vida de muchos jóvenes han sido influenciadas por algún comentario casual en casa durante la cena. Solo observa la manera entusiasta en que los jóvenes se aferran a cada comentario que los adultos hacen sobre política, libros, otras personas, y verás que en realidad están tratando de construir un mapa para dirigir sus vidas. Quieren saber qué hacer, sí, pero también quieren saber qué pensar sobre todo.
Los padres a veces olvidan que les corresponde proporcionar razones para opiniones sólidas y justas sobre muchos temas que nos preocupan como seres humanos y como miembros de la sociedad. Pero estos mismos padres que olvidan su deber se sorprenden y consternan cuando sus adolescentes expresan opiniones radicales que recogieron de algún miembro ‘iluminado’ de su grupo de pares. Pero sus hijos tendrán opiniones de una forma u otra. El derecho a formarse su propia opinión y elegir sus propios puntos de vista es uno de los puntos en los que los jóvenes insisten.
Algunos padres son injustos en este aspecto. No solo es el derecho de los seres cuya inteligencia está en crecimiento considerar los hechos que encuentran y llegar a conclusiones sobre ellos, es su deber. La suposición de que los padres tienen el derecho de pensar por sus hijos y de transmitir sus propias opiniones reflejadas sobre literatura, arte, comportamiento adecuado y ética es extremadamente irritante para los jóvenes. Los adolescentes obstinados lo resienten abiertamente, mientras que los jóvenes más tranquilos y obedientes evitan discutirlo y toman sus propias decisiones al respecto sin decir nada explícitamente. Algunas personas dicen que los jóvenes no son lo suficientemente sabios como para poder formar opiniones sensatas porque no tienen el conocimiento ni la experiencia que deberían guiarlos. Eso es cierto, y ellos son conscientes de eso. Por eso, se aferran a cada palabra de los adultos que respetan, buscando cualquier cosa que les ayude a ajustar sus opiniones sobre la vida y el mundo. Aquí es donde los padres tienen una gran oportunidad. Los jóvenes no aceptarán opiniones prefabricadas que les digan qué pensar, así que guárdate las tuyas para ti. En su lugar, presenta los hechos de la mejor y más completa manera posible, y deja que los jóvenes saquen sus propias conclusiones. Cuanto más retengas tus propias opiniones, más ansiosos estarán por sacarlas de ti. En lo que a ellos respecta, las personas se dividen en dos grupos: buenos y malos. Las acciones de las personas son o frías o buenas. Los eventos son bendiciones o desgracias. No han madurado lo suficiente como para desarrollar una mente filosófica. Terminan siendo jueces severos y no tienen un concepto de una perspectiva intermedia.
Este período de la vida de un joven, el momento en que siente la necesidad de tener una opinión sobre todos los temas bajo el sol, es un período crítico. Es un punto de inflexión en la vida de muchos jóvenes, para bien o para mal. En este momento de sus vidas, encontrarán a alguien que será su confidente, y esta persona será quien moldeará sus opiniones. Muchas madres pueden señalar un momento en que su hijo cayó bajo la influencia de una persona específica y se metió en cosas inútiles o malignas. Cultivar el juicio en la mente inmadura de un adolescente es una de las tareas más delicadas que tienen los padres. El padre no puede ser arbitrario, como ya hemos discutido. No puede descuidar esta tarea. No puede ser sermoneador, porque a los adolescentes no les gusta que les den sermones. El padre necesita ser de mente abierta, gentil, justo, inclinado a escuchar con paciencia y más propenso a alabar que a culpar. Al mismo tiempo, el padre debe mantenerse inflexible en cuestiones de principio, ser rápido para detectar errores, estar dispuesto a perdonar sin excusar y estar listo para aceptar los puntos buenos de una persona que muestra un defecto de carácter.
Eso último es muy importante. Los jóvenes tienen estrictamente definidos límites y, cuando están con alguien que pensaban que estaba tan mal y descubren que no es tan malvado como les hicieron creer, deciden que es una persona decente después de todo, y que todas las cosas terribles que escucharon antes deben haber sido mentiras difamatorias. Esto es lo que sucede en la mitad de las amistades dañinas que los adolescentes forman. Pero si, en cambio, hubieran escuchado algo como: ‘Tal y cual es una chica audaz; es honesta y fácil de llevar, pero las cosas imprudentes e ilegales que hace la convierten en una compañera inadecuada,’ entonces se sentirían de manera diferente. En este caso, la chica ha recibido una evaluación justa, por lo que no hay tentación de buscar su amistad.
Si es el papel de los padres proporcionar fundamentos razonables para opiniones racionales sobre personas, tendencias, libros y eventos, ¿cuándo llega el momento de discutir estas cosas? Cualquier momento en que se encuentren hablando, o estén en presencia de sus hijos, y especialmente en la mesa de la cena. Ocasiones aleatorias surgirán, pero la hora de la comida es una oportunidad en la que se puede contar. Una vez pasé una velada con un hombre sabio y educado. Teníamos muchas cosas interesantes de las que hablar hasta que, desafortunadamente, dijo: ‘Anoté tal y cual como un tema del que podríamos hablar.’ Eso lo arruinó. Sin embargo, el concepto no es malo. Los padres deben estar disponibles para hablar con sus hijos, y deben tener en mente algunos temas de interés general para discutir, pero nunca deben ser obvios al mantener una lista. Si los padres se sientan a cenar con cosas en mente y están demasiado preocupados para entablar una conversación, entonces sus adolescentes permanecerán en silencio o introducirán cualquier tema que quieran, y eso generalmente será ya sea la “charla de la escuela” sobre la escuela y los compañeros, o el chisme de la actualidad.
¿Quién bailó con quién, y quién es probable que se case?
Es mucho mejor aprovechar esta oportunidad para informar a los adolescentes sobre los eventos actuales: quién ha hecho un discurso importante, quién ha publicado un libro y cuáles son sus puntos buenos y malos, rumores políticos, quién ha hecho noticia con una nueva obra de arte y cuáles son las características de su estilo. Un periódico diario y una buena revista de noticias semanal o mensual proporcionarán suficiente material para que haya algo de qué hablar todos los días. El padre que inicia la discusión no tendrá que preocuparse por tener que sostener un monólogo; de hecho, hay más peligro de que él hable todo porque le encanta exponer sus propias opiniones. Nada es más encantador que el intercambio de ideas en una discusión animada, donde los niños se pasan la pelota con entusiasmo. Quieren saber los detalles de todo. Si el padre recuerda algo que ilustra el punto, entonces el niño inevitablemente acorralará el tema que se está investigando, queriendo saber, ‘¿Eso es correcto o incorrecto?’ ¿Bueno o malo? Mientras tanto, los padres muestran un tacto extremo al guiar a los niños para que formen opiniones justas y equitativas sin decirles lo que tienen que pensar. Los estudiantes estarán involucrados con el pasado en su trabajo escolar y en la lectura en voz alta familiar, por lo que cualquier intento de exponerlos a algo moderno y actual les resultará refrescante, como un soplo de aire fresco. Le dará un poco de vida a lo que estén estudiando en la escuela.
CULTURA ESTÉTICA
Al intentar discutir cómo desarrollar la cultura estética [el sentido de la belleza], creo que dar una lista de lo que se supone que es de buen gusto es como escribir reglas sobre asuntos de conciencia. Es como dictarles a otras personas lo que deben resolver y decidir por sí mismas. Quizás no sea aceptable tener un gran patrón floral en nuestras alfombras, pero sí aceptable tener un patrón así en nuestras cortinas. Si ese es el caso, entonces, en lugar de que alguien lo prohíba, es mejor que una persona pueda llegar a esa conclusion por sí misma como resultado de su propio crecimiento y exposición a la cultura. Si nosotros decoramos nuestras habitaciones con juncos y plumas de pavo real, o arte de formas geométricas en lugar de las formas naturales tradicionales, o una combinación de colores salvia y terracota porque es la moda actual, entonces, no importa lo bonita que pueda verse la habitación, no hay mucho gusto involucrado. El gusto es la esencia misma y la expresión más delicada de la individualidad en una persona que ha crecido rodeada de objetos hermosos y adecuados y ha tenido experiencia con el hábito de la discriminación. Esto nos ayuda a entender lo que podemos y no podemos hacer mientras intentamos cultivar el sentido de la belleza en los jóvenes. En la medida de lo posible, deja que su entorno sea decorado utilizando un principio de selección natural–no una selección al azar, y no con una obediencia servil a la moda. Ten en cuenta los tres o cuatro principios generales que funcionan bien con todos los diferentes aspectos de construir, decorar, amueblar y embellecer. Es bueno que los niños escuchen discutir este tipo de cosas y que las vean aplicadas en la vida real. Cualquier objeto debe ser adecuado para su propósito y debe armonizar con las personas y cosas que lo rodean. Después de considerar estas prioridades, el objeto debe ser lo más hermoso posible en forma, textura y color. Y, por último, recuerda que es mejor tener pocas cosas que demasiadas. Un niño que esté acostumbrado a ver un jarrón desechado, o una tela seleccionada siguiendo estas cuatro pautas, desarrollará la capacidad de discriminar sin siquiera ser consciente de ello. Sentirá la discordancia de las combinaciones de colores que no armonizan, elegirá una jarra con líneas naturales y fluidas en lugar de una llena de ángulos geométricos, y conocerá su propia mente lo suficiente como para saber lo que le gusta. Puede que no sea financieramente o logísticamente factible rodear a un niño con obras de arte de alta calidad, pero eso no es necesario. Lo que es necesario es que el niño no viva entre cosas feas y desarmoniosas. Un vacío en blanco siempre es mejor que lo incorrecto. William Morris escribió: ‘Nada puede ser una obra de arte si no es útil.’ Por útil, me refiero a que debería servir al cuerpo que está bien bajo el mando de la mente, o debería divertir, calmar o elevar una mente sana. Si esta regla se siguiera, entonces toneladas y toneladas de basura atroz que pretende ser algún tipo de arte serían expulsadas de los hogares de nuestras ciudades.
Es una pena que, con la música y el arte, tendamos a usar recopilaciones y colecciones de ‘Lo Mejor de’ como lo hacemos con la poesía. Evita las colecciones. Cada pintor o compositor que se ha ganado un nombre tiene algunas ideas maestras en su mente que desarrolla en su arte, no solo en una sola obra, sino un poco aquí, un poco allá, en una serie de estudios de esas ideas. Si queremos tratar la obra de un artista simplemente como un adorno decorativo, entonces un poco de un artista y un poco de otro está bien. Pero si reconocemos que un artista es un maestro que puede tener un efecto refinador y elevador en nuestra naturaleza más cruda, entonces nos daremos cuenta de la importancia de estudiar sus ‘lecciones’ en secuencia tanto como podamos. Una casa que tenga una o dos grabados de Turner en una habitación, una reproducción de Millet en otra habitación y Corot en otra sería una verdadera escuela de arte para un niño. Tendrá la oportunidad de estudiar cada línea de al menos tres maestros del arte diferentes. Podrá comparar sus estilos, aprender de memoria sus características individuales, percibir lo que intentaban decir a través de sus cuadros y cómo utilizan su arte para expresarlo. Esta es una base sólida para la educación artística. Para la mayoría de nosotros, la educación artística debería consistir en despertar la capacidad de apreciar, en lugar de la habilidad para crear. Además, los niños deberían estar familiarizados con uno o dos buenos paisajes en acuarela para darles una idea de qué buscar al observar un paisaje.
Pero no siempre es posible elegir cuadros según este tipo de plan. Si no es así, no es una buena idea conseguir mucha otra arte para compensar. De hecho, es una ventaja familiarizarse tan íntimamente con incluso una sola buena reproducción, de modo que la imagen que queda en la mente sea casi tan clara y nítida como la
la imagen misma. Lo único que pueden hacer los padres es asegurarse de que el niño vea la imagen. La influencia refinadora y la cultura artística ocurren de manera independiente, sin conexión con los esfuerzos realizados desde fuera del niño. Lo más importante es no corromper el gusto del niño. Es mejor tener una sola obra de arte en la casa que ayude a formar las ideas del niño, que tener la pared cubierta de cuadros mediocres. Los jóvenes suelen tener que esperar a tener la oportunidad de visitar una galería de arte para descubrir cómo un pincel puede capturar el verdadero espíritu y significado de la naturaleza, pero eso no es una desventaja tan mala como podría parecer a primera vista. Estudiar paisajes reales en la propia naturaleza es lo que debería prepararlos para apreciar los paisajes en el arte. Nadie puede apreciar verdaderamente la frescura húmeda y sólida del suelo recién arado en las pinturas de Rosa Bonheur a menos que haya notado por sí mismo cómo lucen los terrones de tierra después de haber sido removidos por el arado. Por otro lado, ¿Qué tal esto, de Fra Lippo Lippi?
“¿No has notado que estamos hechos para amar las cosas que hemos pasado cien veces y nunca hemos prestado atención, solo después de verlas pintadas por primera vez?
Por eso son mejores pintados, al menos mejores para nosotros,
Lo cual es lo mismo. Por eso se nos dio el arte,
Es la manera de Dios de usarnos para ayudarnos mutuamente, tomando prestado de las mentes de los demás. ¿Alguna vez has notado La cara colgante de tu bribón?
Si tuvieras tiza para dibujarlo, ¡créeme, nunca lo olvidarías!
¡Cuánto más lo es cuando dibujo cosas más altas y nobles!
¡Estaría actuando como un predicador interpretando a Dios para todos ustedes!
Ya sea pinturas de paisajes o escenarios reales en la naturaleza, lo único que los padres pueden hacer es ayudar a sus hijos a ver realmente usando una pista sugestiva para que realmente miren. Ver es lo que los ojos necesitan si van a aprender. Pero también necesitan instrucción deliberada. No creo que sea necesario mencionar que los Pintores Modernos de John Ruskin es el mejor libro para enseñar apreciación del arte a aquellos que no están familiarizados con él.
Si la cultura puede fluir a través de los ojos con el arte, ¡imagina cuánto más es posible con los oídos! El oído es como un bendecido sexto sentido, pero no parece otorgarse a todos por igual. Se dedica mucho tiempo, dinero y esfuerzo a dar a los niños la habilidad de tocar un instrumento de manera indiferente. Tocar un instrumento sin pasión no es necesariamente algo malo, pero a veces la gente olvida que escuchar con un oído apreciativo y discriminativo es tan educativo y gratificante como tocar un instrumento, y el deleite apreciativo es una habilidad que probablemente se puede desarrollar en cualquier persona si se dedicara el mismo esfuerzo a la apreciación que a la interpretación. Los estudiantes deberían escuchar buena música tan a menudo como sea posible, y con orientación educativa. Es una pena que tendamos a disfrutar de nuestra música de la misma manera que nos gusta el arte y la poesía: mezclada, de modo que no hay muchas oportunidades para escuchar todas las obras de un solo compositor. Esto es lo que deberíamos hacer por nuestros hijos. Ocasionalmente, deberían estudiar las obras de un solo gran compositor hasta que hayan captado algo de lo que él tenía para enseñar y estén familiarizados con su estilo.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
II. En cuanto a las jóvenes que aún viven en casa
LA JUVENTUD FEMENINA – FORMANDO CARÁCTER Y OPINIONES
En cuanto a la vida en general, solo hay un decreto: La juventud es un error. (de una cita de Disraeli)
El pensamiento de quedarse en casa ‘para siempre’ después de la escuela suena maravilloso para una joven que se ha graduado, y sus padres están igualmente complacidos con la idea de tener a su brillante y joven hija cerca para añadir un poco de frescura a su rutina. Si la chica es obediente y amable, y está lista para asumir el papel de estudiante/amiga de sus padres, y si sus padres son lo suficientemente sabios para ver las cosas desde su perspectiva y darse cuenta de cuánto de su instrucción y consejo aún necesita, su relación puede ser muy dulce. Pero si los padres están satisfechos con dejar que su hija se acomode en su nueva posición con la idea de que ahora es su momento para disfrutar de todos los beneficios y comodidades del hogar sin responsabilidad, entonces su relación puede ser una vergüenza tanto para la chica como para sus padres. A pesar de su dulce e inocente juventud, los padres están decepcionados de que su hija esté tan poco desarrollada en madurez. No es muy interesante estar con ella, pobre chica. Su conversación está llena de frases como, ‘Oh,’ ‘bueno,’ ‘ya sabes.’ Tiene muchos gustos y disgustos ilógicos, y, para bien o para mal, forman la mayor parte de sus opiniones. Parece haber aprendido un poco de todos esos años en la escuela, pero ese poco no le ayuda a tomar decisiones acertadas.
Sus pasiones carecen de la misma reflexión ética que sus opiniones. Todo su sentimiento emocional podría ser derrochado en algún extraño, generalmente una amiga o una dama mayor a la que admira. Mientras tanto, las personas a quienes más les debe lealtad son descuidadas. Lo mismo ocurre con su sentido de la moral. Tiene un sentido exagerado del deber hacia cosas como la lealtad a una amiga, o la observancia excesiva de algún punto doctrinal legalista, mientras que al mismo tiempo puede ser tan ciega a sus obligaciones con sus mayores que es casi cómico, o ajena a la obediencia, el eludir y hasta las mentiras descaradas. Ella imagina las grandes cosas que podría hacer por alguna causa idealista, pero es descuidada con los detalles de la amabilidad, las cosas que dice y las tareas rutinarias. Le gusta hablar de sí misma: lo que siente, piensa, pretende. Su conversación muestra patéticamente cuán ciega está a la naturaleza humana en ella misma, que sus pensamientos giran en torno a ello. Y esta es una chica decente y agradable, una chica que tiene todas las posibilidades de convertirse en una buena persona incluso si se la deja a su aire. Pero un poco de ayuda y consejo amistoso podría salvarla de muchos tropiezos y arrepentimientos.
Hay otro tipo de chica que no tiene intereses más allá de la ropa linda. Estas chicas no se entusiasman con ninguna pasión, no tienen nociones sentimentales sobre el deber o el afecto. Ven el mundo como un lugar para tener y obtener, pero nunca, a menos que se les obligue, como un lugar para hacer, soportar o compartir. Estas cosas son los fundamentos de una vida noble, pero ni siquiera entran en la mente de este tipo de chicas. Este tipo de chica a menudo más fácil de llevar que las demás porque sabe lo que quiere y es clara al comunicarlo, pero no hay crecimiento de carácter en este tipo de naturaleza. Y luego hay chicas raras que son tan dulces que, como los lirios del campo, no parecen necesitar ningún adorno ni cultura humana. Pero, ¿qué se puede hacer por la graduada promedio cuya educación supuestamente está ‘terminada’, pero que aún es ruda e ignorante?
Ver a su hija tan insuficiente conmueve a una madre tanto como el llamado de un bebé indefenso. La escuela no ha completado la educación de la niña, solo le ha proporcionado un comienzo. Ahora la niña está en casa para aprender a aprovechar al máximo sus capacidades y a tener éxito en la vida. Cómo hacer la mejor vida es el problema que enfrenta. Una niña [educada en casa] que ha sido criada y educada en casa con su madre está en la misma posición. Ella también tiene que aprender a vivir. Puede hacerse rica o pobre, casada o soltera; el éxito de una mujer en la vida no depende de estas circunstancias. Muchas mujeres ricas cuyos hijos se aprovechan de ellas y cuyos maridos las ignoran conocen la tristeza de una vida de fracasos, mientras que muchas mujeres frugales son tratadas como reinas en su hogar, o son acogidas con gran respeto en el hogar de otros. Una mujer que tiene el control sobre sí misma, piensa por sí misma, reserva sus juicios, piensa antes de hablar o actuar, es una mujer que tendrá éxito en la vida. Su éxito se mide por lo generoso que es su corazón, lo amplio que es su mente y lo grande que es su alma.
LA CULTURA DEL CARÁCTER
(a) Desarrollar el carácter mediante la instrucción
El éxito en la vida de una mujer depende de cuán fuerte sea el carácter que lleva dentro. Como cualquier otra habilidad, el carácter se obtiene a través de la instrucción y la práctica. Las niñas necesitan a alguien que les muestre lo que son, lo que no son, cómo convertirse en lo que no son, y darles suficiente espacio para actuar y pensar por sí mismas. Lo que son es un tema fascinante para las jóvenes, y las discusiones abiertas sobre esto les ayudarán a evitar sentimientos tontos y mórbidos. Las jóvenes están llenas de una vaga autoconciencia. Observan los pensamientos y emociones dentro de sí mismas desde la distancia con cierta curiosidad. Para sus mentes inexpertas, lo que ocurre en su interior es un espectáculo inusual, y les hace sospechar en secreto que son más especiales que los demás, o, al menos, diferentes a todos los demás. De esta sospecha proviene gran parte de la autoconciencia, la timidez y la torpeza que son comunes a esta edad. Una chica se siente como un patito feo, no apreciada y subestimada por todos los patitos que la rodean. Sí, lo admitirá, ahora es bastante torpe, pero solo esperen a que se convierta en un cisne de pleno derecho–¡entonces todos lo verán!
Esta etapa ‘incómoda’ de autoconciencia y promoción personal ingenua es común en todas las chicas que son lo suficientemente perceptivas como para reconocer que hay más en ellas de lo que parece a simple vista. Pero aún no se les ha ocurrido notar lo que puede o no estar oculto dentro de otras personas. Es un síntoma de deficiencia moral y requiere tanto tratamiento y cuidado constante (de tipo moral) como un caso de raquitismo. Si se la deja sola, una chica así podría volverse crítica, mórbida y excesivamente emocional. Los años que deberían haberse dedicado a sentar las bases de un carácter sólido se desperdician. Muchas mujeres de mal genio, celosas y exigentes deben sus vidas arruinadas al hecho de que nadie les enseñó a tener una evaluación precisa de sí mismas o de los demás. Solo unas pocas chicas están realmente perdidas; muchas son salvadas con gracia. Pero esto no hace que sea menos importante o urgente para la madre ver a su hijo atravesar con seguridad las turbulentas aguas de la adolescencia.
El mejor antídoto para las chicas es un curso de estudio de ciencia moral y mental. No tiene que ser un curso profundo, solo lo suficiente para que vean dónde están realmente en relación con los demás. El noble sueño de una chica de hacer algo importante o noble algún día (aunque esté lista para aceptar la admiración por ello ahora mismo) es compartido de una forma u otra por cada persona en el mundo. Después de todo, el deseo de poder o bondad es común a todos nosotros. El impulso generoso dentro de ella que la obliga a defender a una amiga que no está allí para defenderse y a decir cosas apasionadas en su defensa, no es razón para estar orgullosa y sentir un sentido de virtud superior. Su reacción no es más que un impulso de las emociones de buena voluntad y justicia que nacen en cada corazón humano.
Cuando una chica haya aprendido cuánto de su naturaleza es común a todos los demás en el mundo, será más propensa a ver su yo secreto con menos asombro y admiración, y a ver a los demás con más respeto. Después de todo, su falta no ha sido un orgullo tonto, simplemente ha estado llena de un asombro sincero y desconcertante por las cualidades buenas y nobles que ha descubierto en su propia naturaleza. Su única falta ha sido el error comprensible de pensar que estas son únicas en ella y la hacen excepcional. ¿Cómo es posible que los demás a su alrededor pudieran tienen las mismas cualidades y, sin embargo, ¿hay tan poco que se logra con ello? Debería ser afirmada que, sí, las posibilidades con las que sueña, e incluso más, están dentro de ella. Pero esas posibilidades también están en los demás. No es lo que hay dentro de ella lo que se juzgará, sino lo que ella haga de sí misma.
El hecho es que una vida de actividad emocionante y mucha responsabilidad es la mejor manera de desarrollar el carácter, ya sea bueno o malo. Pero casi ninguna mujer vive ese tipo de vida, y ni siquiera esas pocas lo hacen hasta que alcanzan la madurez. Proporciona una manera para que las chicas aprendan lo que de otro modo solo podrían aprender a través de la experiencia directa: enséñales las reglas y métodos para conocer su propia naturaleza humana, ya que no puedes proporcionar las circunstancias para que lo aprendan de primera mano a través de experiencias de vida. No voy a repasar esas reglas y métodos aquí ya que ya escribí sobre eso en detalle [Nosotros mismos, volumen 4 de la serie CM]. De esta manera, la niña aprenderá sobre la naturaleza de los apetitos, afectos, emociones y deseos que motivan a las personas a hacer lo que hacen. Aprenderá sobre el asombroso poder del hábito. No nacemos con ella, tenemos que adquirirla nosotros mismos, sin embargo, tiene más poder que cualquiera o incluso todas las tendencias innatas en las que actuamos. Ella aprenderá sobre el carácter exigente de la voluntad humana. La voluntad de una persona la gobierna, pero tiene que ser controlada y entrenada por la persona. Aprenderá cuáles son las funciones de la conciencia y qué condiciones son necesarias para desarrollar la vida espiritual. Para cuando la niña tenga un poco de conocimiento práctico sobre estos grandes conceptos, aunque solo sea un fragmento de lo que hay que saber sobre ellos, podrá considerar su propia naturaleza y temperamento, y obtener algo valioso de ese tipo de reflexión. En lugar de fomentar el hábito de la introspección melancólica, este tipo de reflexión sobre sí misma es la mejor manera de prevenir o incluso corregir ese mal hábito. Ya no se comparará consigo misma, ni se juzgará según sus propios estándares. En cambio, sabrá cuáles son los beneficios y riesgos de la naturaleza humana, y podrá pensar objetivamente sobre sí misma, tratarse con sabiduría, y estará en una mejor posición para valorar el consejo de sus padres.
(b) Práctica: Desarrollar el carácter mediante la acción
El consejo que los padres de una niña le dan es de gran ayuda en los pequeños asuntos prácticos de la vida. No deberían decirle qué hacer tanto como cuáles son los principios en los que debería basar sus acciones. Por ejemplo, una chica podría ir a la tienda de ropa. Mira esto, luego aquello, elige un vestido, y luego cambia de opinión y elige otro, luego decide que no quiere ninguno de ellos. Finalmente, en su desesperación, se vuelve hacia su madre y le dice: ‘Elige algo por mí.’ Eso es inaceptable, muestra una especie de fracaso en la vida. Su madre decide corregir esta falta. Antes de que siquiera vayan de compras, ella aplica su razón y le dice a su hija qué principios son importantes al decidir sobre un vestido. Un vestido tiene que ser bonito, favorecer a la chica, ser apropiado para la ocasión para la que se necesita y tiene que combinar con lo que la chica necesite llevar con él. Ahora, cuando llegan a la tienda, la chica sabe exactamente lo que está buscando. Puede rechazar lo que no le sirve y considerar solo lo que funcionará. Es más fácil hacer un juicio porque la decisión se basa en algunos principios que ya fueron determinados con cierta lógica. Además, la voluntad de la chica interviene y acepta que la decisión es final. No permitirá ni siquiera un atisbo de arrepentimiento más tarde por el lindo conjunto que vio, pero no compró. Cuando se trata de desarrollar la capacidad de tomar decisiones, incluso un salto a ciegas, como el que hizo la criada Bunch de Sydney Smith cuando eligió rápidamente entre venado y pato salvaje sin haber probado ninguno, es mejor que el interminable titubeo, la indecisión, pedir opiniones y procrastinar que algunas mujeres pasan toda su vida haciéndolo, para la molestia de sus amigos.
O, una chica podría ser propensa a la procrastinación. Escribir una carta o hacer alguna tarea del hogar parece llevar toda la tarde. Se pasa una hora haciendo lo que debería tomar solo quince minutos. La falta de atención es probablemente la culpa que la madre necesitará corregir. Muchas madres activas y enérgicas crían a hijas que se entretienen porque la madre es tan buena en la gestión y tan rápida para planificar las tareas y diversiones de todos a su alrededor, que la única manera en que su hija puede encontrar un momento para sí misma es entreteniéndose. Desafortunadamente, esto lleva a pequeñas decepciones y a leer cuentos en secreto, todas las tácticas pasivas que las personas más débiles utilizan para lidiar con las más fuertes.
Tratar con su hija en crecimiento es una tarea muy delicada para la madre. La única manera en que puede ser de ayuda en este momento es como aliada y confidente. Una madre sabia se mantendrá en segundo plano y se negará a asumir la responsabilidad de su hija de dirigir sus propios asuntos. Buscará oportunidades para dar una palabra de aliento o una mirada de aprobación cada vez que vea una señal de mejora. Será comprensiva con los fallos de su hija, recordando que, por muy molestos que sean los fracasos, cuando se trata de honor e integridad, incluso los fracasos suelen provenir de la misma debilidad moral que ella está tratando de fortalecer.
Cuando descubre este tipo de falta en su hija, una madre sabia no abrumará a su hija con vergüenza. Su propia angustia materna será evidente, pero la niña debe entender que la tristeza de su madre es porque comparte el dolor de su hija y está molesta por ella. ¿Cuál es la fuente de la culpa de la niña? No tiene un sentido adecuado de la sacralidad de la verdad, y tiene un miedo indebido a las consecuencias–en este caso, las consecuencias son principalmente la pérdida del aprecio de su madre. La chica se ve traicionada a hacer una mentira deliberada. Ella afirma que no ha escrito la carta que se suponía que debía escribir o dijo lo que se suponía que debía decir, cuando sabes muy bien que lo ha hecho. Tal chica debe ser tratada con delicadeza. Después de todo, ya no es una niña a la que se le pueda castigar o deshonrar cuando sus padres lo consideren conveniente. Ahora solo tiene que enfrentarse a su propia conciencia. Pero no la dejes con la sensación de que no hay esperanza y que no se puede hacer nada más por ella en esta etapa del juego. Su conciencia e intelecto aún no están completamente maduros, y su voluntad sigue siendo débil. Dale una enseñanza simple y sincera sobre la naturaleza de la verdad. Explica qué es la verdad: la simple declaración de los hechos tal como realmente son. Todo lo que sale de nuestras bocas trata de hechos. Por lo tanto, la obligación de la verdad recae en todas nuestras palabras. Nunca deberíamos abrir la boca sin decir la verdad. Incluso una broma trivial que engaña a otra persona es una mentira. La verdad perfecta en pensamiento, palabra y obra es una obligación impuesta por el mismo Dios. La obligación de ser veraz es vinculante, no solo con nuestros amigos, sino con todos con los que hablamos.
Una madre cristiana querrá añadir una enseñanza aún más profunda sobre Dios, que es la Verdad, y de quien proviene toda verdad. Le aconsejará a su hija que sea sincera sobre su propio estado de ser. La niña a veces podría decir que está ‘bien, gracias,’ cuando en realidad tiene dolor de cabeza, o que ‘terminará en un minuto,’ cuando la tarea tomará media hora. Estas desviaciones de la realidad simplemente se escapan sin pensar. Por eso es tan importante pensar primero, antes de hablar. Pero, ¿realmente importan esos detalles triviales? Y si lo hacen, ¿Quién es tan fiel a ellos que pueda ‘tirar la primera piedra’? La mayoría de nosotros probablemente podríamos mejorar en este asunto, pero cada precaución que una chica pueda poner en sus palabras es útil si no tiene un sentido profundo de la verdad. Puede ayudarla a entrenarse para tener el tipo de hábitos veraces que le ayuden a desarrollar un carácter veraz. Entonces, entrena a la niña confiando en ella. Siempre créela. Si le das sus oportunidades para hacer que ella misma hable la verdad, entonces su propio coraje enfrentará el desafío y estará a la altura de las circunstancias.
Una lista muy básica de los deberes que se relacionan con la verdad, y las faltas que son en realidad diversas formas de mentir, puede ser útil e instructiva. El corazón de la niña se elevará y se resolverá a hacer mejor cuando aprenda que la precisión es la veracidad en una conversación común que se esfuerza por expresar incluso el hecho más trivial tal como es, la simplicidad es relatar una historia sin buscar admiración o compasión para uno mismo, la sinceridad es decir la verdad completa de manera pura, sin importar cuánto se podría ganar al retener alguna parte de ella, la franqueza es el hábito de ser abierto y libre sobre nuestros propios asuntos, lo cual es lo que debemos a quienes vivimos, y la lealtad es ser fiel tanto en cosas importantes como triviales, y es una parte necesaria para tener un carácter veraz.
LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD
‘Sin movimientos ligeros y libres al hacer las tareas del hogar, Y pasos de pura, inocente libertad,’
Escribió Wordsworth sobre la niña que se estaba convirtiendo en la ‘mujer perfecta.’ A veces, las madres que están más decididas a hacer que sus hijas sean hábiles y capaces de ‘hacer las tareas del hogar’ olvidan los ‘pasos de pura y inocente libertad.’ Para que una niña se convierta en una mujer libre con confianza en sus opiniones, necesita estar acostumbrada a tener cierta libertad. No me refiero a licencia, sino a libertad, y ella necesita ser responsable sobre cómo usa su libertad. Debería poder organizar su día como le plazca, pero necesita rendir cuentas a su madre por terminar las tareas del día. Debería poder decidir qué libros leer, pero su madre debería saber cuáles son sus elecciones. Ella debería tener la libertad de elegir sus propios
amigas, pero su madre debería definir los principios que utiliza para tomar sus decisiones y proporcionar suficientes responsabilidades en casa para evitar que sus amigas le quiten demasiado tiempo. Debería tener algo de dinero propio, comenzando con una pequeña asignación que deba usar para ciertos gastos necesarios, así como para gastos personales y ahorros para regalos y caridad. Tan pronto como se le pueda confiar más, debería recibir una asignación suficiente para pagar su propia ropa. De esa manera podrá aprender a ser sensata al tener que prescindir de lo necesario cuando despilfarra su dinero en compras frívolas e innecesarias. Otra razón por la que debería tener su propio dinero es para que pueda aprender mientras aún es joven la alegría y el costo personal de dar. Quizás crezca con el hábito de apartar una porción específica de sus escasos ingresos para ayudar a los necesitados.
Cuidar de su propia salud es otra responsabilidad que debe ser asumida por la joven. Nunca es demasiado joven para aprender que la buena salud no solo es una bendición, también es una responsabilidad. Todos podemos hacer algo proactivo para mantener una salud más o menos adecuada, y es inexcusable cuando no hacemos las cosas que sabemos que nos harán más saludables. Cualquier libro corto sobre salud le dará los principios básicos de limpieza y salud: duchas diarias con un frote vigoroso de la piel, suficiente ejercicio regular al aire libre, uso activo de los brazos y las piernas, hábitos moderados de alimentación y sueño, mantener el dormitorio bien ventilado, airear la ropa interior cada noche, programar tiempos regulares para el trabajo mental que sea desafiante pero no excesivo, decidir reprimir los malos temperamentos y los pensamientos crueles; se necesita todo esto para tener una mente sana y un cuerpo saludable.
Mantenernos sanos y saludables es algo de lo que cada uno de nosotros es responsable. Una chica que come demasiado, o que come los alimentos equivocados y se enferma, o una chica que se sienta durante horas sumergida en una novela de modo que sus ojos, mente y cuerpo sufran, son ambas culpables del mismo pecado que conduce al suicidio, aunque en una forma más leve. Todos nosotros, especialmente cuando somos jóvenes, somos propensos a descuidar nuestra responsabilidad en el área de nuestra propia salud. Tendemos a pensar que nuestra salud es nuestra para hacer lo que queramos con ella. Sin embargo, ningún error es tan seguramente y tan prontamente castigado por las consecuencias naturales como el descuidar las reglas más básicas de la salud.
‘No abandones a tu amigo, ni al amigo de tu padre.’ [Prov. 27:10] El deber de mantener relaciones educadas y amables con amigos y familiares, ya sea mediante cartas, visitas o atención, es bueno para los jóvenes. Les ayuda a desarrollar la amabilidad general en su espíritu cuando la fuerza de sus emociones personales para motivar el seguimiento a veces puede fallarles.
CONDUCTA
La conducta de una niña que ha sido bien educada se cuidará prácticamente sola. Por conducta me refiero a cómo se comporta la niña en diversas circunstancias. Pero en este ámbito, al igual que en otros asuntos aún más importantes,
“Más daño resulta de la falta de pensamiento
Que nunca vino de la falta de corazón”
Una madre sabia encontrará oportunidades para hablar con su hija sobre la importancia de la previsión, la moderación, el autocontrol y la obligación de ser considerada con los demás. Los principios del deber que guían la conducta de una niña en casa son tan simples y básicos que no es necesario que yo diga mucho sobre las costumbres de la vida que deben seguirse en casa con la familia tanto como en la compañía de cualquier otra persona. Si algo es inapropiado durante una visita formal, entonces es igual de inapropiado en casa.
Ya sea que esté esperando en la parada del autobús, disfrutando de un concierto de la sinfónica, en el centro comercial o en cualquier lugar público que frecuenta, una joven tiene un papel distinto y debe familiarizarse con la manera correcta de desempeñarlo. No sería bueno que anduviera por el mundo con la boca abierta en asombro, los ojos muy abiertos, mirando a todas partes y diciendo lo primero que se le ocurra, como una niña abrumada en un carnaval. Pero, ¿no es mejor que las chicas actúen naturalmente en público, como lo hacen en casa? Desafortunadamente, ninguno de nosotros puede permitirse comportarse completamente de manera natural, excepto en áreas donde el comportamiento adecuado se ha convertido en un hábito tan arraigado que es automático. Con el privilegio viene la responsabilidad: la dignidad en la niñez significa una mirada contenida, una expresión tranquila y reservada, tonos suaves al hablar, discreción al expresar sorpresa, asombro, placer o interés. No es necesario que una niña haga algo inusual para atraer una segunda mirada porque, además de los niños pequeños, no hay nada tan interesante en público como una joven en el umbral de la feminidad. Su mera presencia atraerá la atención, pero no sería apropiado hacer algo ostentoso para llamar la atención.
El transeúnte promedio en público tiene derecho a una expresión amable en el rostro de una chica que puede ser reservada pero nunca desagradable, y a cortesía o incluso docilidad en su tono y manera durante cualquier encuentro casual. Esto es aún más importante si se trata de un hombre vestido con ropa de trabajo que de un hombre profesional. Vale la pena mientras recordar la actitud de Napoleón al apartarse para permitir pasar a un porteador de carbón: ‘Señora, respete al que lleva la carga.’ Si una chica solo finge mostrar respeto por la clase trabajadora cuando está vestida con su ropa deportiva, será una pretensión artificial obvia. Tal respeto debe ser natural como resultado de haber sido criada con el concepto de sus obligaciones hacia sí misma y su comunidad. Y esta marca distintiva de una verdadera dama generalmente solo puede provenir de una madre.
La forma adecuada de actuar en sociedad es una pregunta fascinante para una joven que está a punto de “debutar” en sociedad. Hay tanto que considerar sobre este tema que se han escrito libros enteros al respecto, pero el principio básico es simple. En una sociedad adecuada, al igual que en cualquier otro lugar público, una niña cuya madre le haya enseñado a respetarse a sí misma y a los demás, no cometerá errores embarazosos. Al entrar en cualquier sala, traerá la convicción de que debe respeto y consideración a cualquier persona que pueda encontrar. Podrá moverse con facilidad, hablar con confianza tranquila y comportarse con los mejores modales. No estará obsesionada con el respeto que se le debe, pero se dará cuenta de que cada persona en la sala tiene el mismo derecho a su cortesía y al respeto mutuo. Quienquiera que esté conversando con ella en ese momento tiene derecho a su atención inmediata. Será reservada y se respetará a sí misma cuando hable con aquellos que están por encima de ella socialmente, y sumisa cuando hable con personas por debajo de ella en la sociedad. El respeto que se debe a sí misma y el respeto que debe a los demás la motivarán a comportarse con sencillez, cortesía y calma que ella utiliza cuando habla con otras mujeres. De hecho, estos dos principios la llevarán con dignidad y gracia en cualquier ocasión social, sin importar con quién esté.
¿Y qué debería hacer una madre para mejorar la autoestima de su hija? ¿Debería decirle directamente que es inteligente, bonita, encantadora y que nadie puede evitar quererla? Si lo hace, su hija podría convertirse en una joven decidida. No, la madre no debería alabar a su hija por nada más que por logros rutinarios. Debería tratar a cada persona con la que se encuentre con respeto porque es una mujer, o porque es una dama, o porque es una invitada, o una compañera de invitación, o una desconocida, o una amiga—posiciones como estas deberían ser toda la razón que necesita para mostrar atención cortés a cualquiera que conozca en público. Una persona que esté tranquilamente segura de afirmaciones como estas rara vez recibirá un rechazo como respuesta. Cualquier cosa que una chica reciba o dé más allá de eso en base a su mérito personal se encargará de sí misma. Lo importante que debe establecerse en la mente de una chica es un sentido adecuado de lo que tiene derecho a recibir y lo que debe a los demás.
PLACER Y DEBER
Ahora necesitamos considerar un asunto confuso que debe resolverse cuando una joven termina su educación escolar. Hay dos rivales que quieren reclamar su tiempo y atención: el placer y el deber. La pregunta es, ¿qué se debe permitir para cada uno, y cuánto pueden chocar? Una chica que constantemente es invitada a picnics, tenis, bailes, conciertos, cenas o fiestas podría tener padres de corazón blando que tienden a dejarla descuidar sus deberes y permitirle pasar todo su tiempo en placeres frívolos. Dicen cosas como: ‘Después de todo,
solo tiene una juventud. ‘Es su momento para disfrutar.’ ‘Recordamos lo que es ser joven; déjala pasar un buen rato y disfrutar mientras tenga la oportunidad.’ ‘Si la restringimos de disfrutar ahora, solo anhelará los buenos momentos aún más.’ Déjale que se divierta y siembre sus avenas salvajes ahora. Entonces estará más lista para establecerse en una vida tranquila más adelante.
Pero antes de que le permitan a su hija asumir el papel de “Juventud en la proa y placer en el timón “ Habrían de considerar el asunto con cuidado. Por un lado, el resultado podría poner en peligro todos los beneficios de la educación de la niña. Hubiera sido igual de grave haberla dejado hacer nada más que jugar desde su infancia que dejarla jugar constantemente ahora. Después de todo, lo que ella ganó con su educación no es solo la geografía, la ciencia y el francés que aprendió. De hecho, olvidará esas cosas a menos que los caminos hacia ese conocimiento se mantengan activos con un tráfico mental frecuente. Pero lo aún más importante que obtuvo de su educación es su capacidad para prestar atención concentrada, aplicar un esfuerzo constante y dar su mejor esfuerzo intelectual y moral. Los hábitos que se permiten no usarse podrían no haberse formado nunca. Las habilidades que no se ejercitan se debilitan y terminan perdiéndose. Todo lo que se ganó en años de formación escolar se puede perder en un solo año. Y es por eso que las chicas que supuestamente han recibido una buena educación nunca leen nada más sustancioso que novelas superficiales o de poca monta, no son compañeras inteligentes y muestran muy poco esfuerzo moral.
En cuanto a establecerse en una vida tranquila más adelante, ese no es el punto. Una vez que haya perdido todos los buenos hábitos que aprendió en la escuela, tendrá que empezar desde el principio para volver a donde estaba, solo que ahora será mayor y eso será más difícil para ella adquirir hábitos y desarrollar habilidades que cuando era pequeña. Como he dicho antes, el gusto por las fiestas, el entretenimiento y la diversión organizada necesita cada vez más para satisfacer el deseo. Desplaza el hábito de poder disfrutar de los muchos placeres simples de la vida hogareña, como las lecturas en voz alta por la noche, los juegos de mesa junto al fuego con los niños, la música casera y las charlas con los vecinos amigables. Como escribió Wordsworth,
“El placer está esparcido por toda la tierra en regalos perdidos que pueden ser reclamados por cualquiera que los encuentre”
y una de las desventajas de las fiestas y emociones constantes es que puede cegar a una persona sobre lo que es el verdadero placer y lo que se necesita para experimentarlo. El placer puro y verdadero ocurre cuando menos lo esperas. Es un regalo errante que se encuentra, no se busca. Es simplemente algo que encuentras por casualidad mientras sigues tu camino.
Entonces, ¿qué pasa con los padres que tienen la tendencia opuesta y exigen que sus hijas se queden en casa y ayuden a sus madres? Después de todo, razonan, nunca desperdiciaron su tiempo en placeres ociosos, y tampoco lo harán sus hijas. Tenían responsabilidades que atender en casa, y sus hijas también las tendrán, porque ‘deambular por la ciudad no trae nada bueno.’
Pero hay otra perspectiva que estos padres deberían considerar. Es bueno tener en cuenta que no puedes esperar que una niña piense como una persona mayor. Las cosas jóvenes necesitan retozar, ya sean gatitos, corderos o chicas jóvenes. Las actividades que parecen intentos deliberados de buscar placer para las personas mayores son, para los jóvenes, regalos perdidos que pueden ser reclamados por cualquier persona que los encuentre.
Las fiestas divertidas son tan atractivas para las chicas jóvenes porque les brindan oportunidades para conocer a otras como ellas, otros jóvenes con los que se alegran de estar simplemente porque ‘es su naturaleza hacerlo.’ Prospero [La tempestad de Shakespeare] no fue suficiente para su hija Miranda. Los pájaros de una misma pluma vuelan juntos. Los jóvenes anhelan la compañía de otros jóvenes.
El truco está en encontrar el equilibrio y saber dónde trazar la línea. Ninguno de los extremos es saludable. Las niñas necesitan responsabilidades definidas que rara vez se les permite invadir con actividades de ocio. Quizás podría haber un límite de una salida nocturna por semana, o dos, y ciertas noches podrían reservarse para el tiempo en familia, las mañanas para actividades y tareas rutinarias, y una regla que prohíba cualquier tipo de salida nocturna que deje a la chica inútil al día siguiente. Pero sugerir reglas sobre esto es realmente presuntuoso. Las madres saben lo que es mejor para sus propias hijas, y seguramente lo recordarán.
‘Todo trabajo y nada de diversión hacen de Jack un chico aburrido; Pero toda diversión y nada de trabajo hacen de Jack un simple juguete.’
OPINIONES
Ahora consideremos un tema que se pasa por alto con demasiada frecuencia al criar a las niñas. Parece normal que una niña tenga opiniones sobre cosas como la dieta, el estilo, la moda y la decoración del hogar, pero ¿a quién le importa lo que piense sobre figuras públicas, temas políticos, libros y eventos? Sin embargo, sus opiniones sobre estas cosas sí importan al mundo. Incluso si no es la madre de futuros padres y madres, su influencia se sentirá de alguna manera.
Las jóvenes deben recibir una formación general y una preparación especial para ayudarles a formar opiniones justas y equitativas. Para empezar, se debe animar a una niña a usar su sentido común para evaluar los problemas que surjan. El padre podría preguntar: ‘¿Qué piensas sobre tal y cual?’ y luego burlarse de ella de manera amistosa si su pensamiento es tonto. Pero la preparación especial requiere un poco más de reflexión y planificación. ¿Cuáles son los temas y asuntos sobre los que las personas pensantes deberían tener una opinión? Estas son las cosas sobre las que las jóvenes deben saber lo suficiente para formar una opinión sensata.
En primer lugar, el éxito de una chica depende mucho de las relaciones con las otras personas con las que se asocia. Necesita cierta comprensión del carácter y los motivos humanos. Por lo tanto, tanto por el desarrollo de su propio carácter como por los principios orientadores para elegir amigos, toda niña debería tomar un curso básico de filosofía moral. Todos saben lo fácil que es para las chicas dejarse llevar por la forma en que se dicen las cosas hasta que se encuentran atadas a una amiga indeseable o a un amante sin valor. Si no tiene defensa contra la mala lógica, ¿cómo puede protegerse de frases como–‘¡Eso es lo que todos piensan hoy en día!’ o ‘Es un concepto tan anticuado de modestia’, o ‘La primera responsabilidad de una persona es cuidar de sí misma; si todos hicieran eso, nadie sería una carga para los demás.’
Las jóvenes también deberían saber algo sobre los principios de la economía política. Muchas mujeres son rápidas en comentar casualmente que ‘sería bueno para los negocios si un terremoto destruyera todas las casas en Londres,’ o ‘si todos los propietarios en Inglaterra no cobraran alquiler a sus inquilinos, el precio del pan bajaría,’ o ‘Inglaterra sería un país más rico si hubiera minas de oro bajo el suelo en lugar de carbón y hierro.’ De hecho, las mujeres tienden a caer en cualquiera de las pequeñas trampas que la Sra. Fawcett prepara para los desprevenidos en su libro Economía Política para Principiantes, que es tan interesante como educativo. Cualquier chica que lo estudie con algo de reflexión y esfuerzo podrá formar opiniones sensatas sobre algunos de los temas actuales que se utilizan hoy en día, no solo como cuestiones de opinión, sino como razones para justificar la superioridad de una clase social sobre otra. Sería bueno para Inglaterra si las mujeres educadas tuvieran ideas justas y equitativas sobre este tipo de cuestiones, no solo para que puedan tener algo interesante y valioso que decir a sus esposos y hermanos, sino para que puedan presentar una perspectiva diferente a los hombres en sus vidas e influenciarlos para que vean un lado distinto del asunto. A menudo, la propia situación de un hombre puede inclinarlo a mirar las cosas solo desde su propio punto de vista personal.
Podría haber una apertura ministerial para mujeres educadas. Necesita haber un mediador entre los trabajadores y los dueños/gerentes de negocios. Una mujer educada y sensata podría persuadir al dueño para que tenga paciencia con sus trabajadores y, al mismo tiempo, ayudar a los trabajadores a entender las dificultades y responsabilidades de dirigir un negocio. Una mujer con tacto, simpatía e intuición rápida sería perfecta para la tarea de mediar si se esforzara por reunir la información que necesitaba para calificarla. Ni siquiera tendría que salir de su esfera personal de la vida familiar y entrometerse en los asuntos públicos, pero podría ser capaz de discutir los problemas con comprensión y compasión con la esposa del dueño del negocio, si no con el propio dueño, durante sus visitas sociales regulares. Incluso un solo comentario que muestre un verdadero entendimiento del problema, hablado con alguien que conoce, podría ser la chispa que cambie la opinión pública entre toda una comunidad de trabajadores.
Las mujeres han estado exigiendo sus derechos últimamente [el derecho al voto de las mujeres se aprobó en Inglaterra en 1918-1928; este libro fue escrito en 1906], y los hombres han sido en su mayoría generosos y gentiles al satisfacer sus demandas. Las mujeres tienen tantos derechos hoy en día que ya no pueden justificar la reclamación de inmunidades del tipo que pueden las esposas de un harén aislado. No estamos libres de decir: ‘Oh, estas cosas están más allá de mí; dejo que los hombres se preocupen por esos tipos de problemas.’ Es posible que la Providencia de Dios haya llevado a las mujeres al primer plano en esta época para que sean
listos para actuar como mediadores en estos días en los que hay un peligroso riesgo de alienación y enemistad entre las clases sociales. Algunas personas pensantes están convencidas de que estamos en las primeras etapas de una revolución. Si esta revolución puede ocurrir pacíficamente sin el derramamiento de sangre y los horrores de otras revoluciones recientes puede depender, más de lo que se dan cuenta, de las mujeres de Inglaterra. En cualquier caso, es hora de que las mujeres dejen de lado la actitud trivial de ‘no preocuparse por estas cosas.’
No es solo en el ámbito social donde se está gestando una revolución. Hay un temor a una gran oscuridad en el extranjero. El cristianismo está siendo desafiado, y, aún peor, la creencia y adoración más básica en el Dios Todopoderoso está bajo ataque. El juicio venidero, la resurrección física de nuestros cuerpos humanos, la vida eterna–estas doctrinas fundamentales de la fe cristiana están siendo desestimadas, no solo por personas irreverentes que llevan vidas inmorales, sino por personas que son consideradas buenas y sabias.
¿Cómo se supone que las jóvenes deben prepararse para enfrentar este tipo de crisis moral? En primer lugar, no es una buena idea protegerlas de las preguntas ansiosas que se están discutiendo. Su entusiasmo y amor se encenderán aún más cuando se den cuenta de que, una vez más, el cristianismo y el paganismo parecen dirigirse hacia otro agonizante conflicto justo en nuestras puertas. Pero que su celo sea guiado por el conocimiento. Pongan bases sólidas para su fe. No es tan importante que sepan la diferencia entre la Iglesia y la Disidencia, o entre la Iglesia Alta, Baja y Amplia. Es mucho más importante que conozcan plenamente en quién han creído y sobre qué fundamentos descansa su fe. Dales un trabajo intelectual sincero para que piensen. Déjales sentir lo necesario que es fortalecer cada facultad de su mente para entender el
la amplitud y profundidad de las verdades en las que se les llama a creer. No dejes que crezcan pensando que la literatura cristiana no consiste más que en sentimientos y apelaciones emocionales, y que la inteligencia y la mente pertenecen al ámbito secular del otro lado. Proporcionales libros de verdadero calibre para darles algo con lo que luchar intelectualmente. Eso es muy importante, porque el riesgo es que los jóvenes cuyas vidas espirituales aún no se han despertado puedan llegar a sentir que son superiores a la fe cristiana que parece tan simple y arrogante.
Una cosa más: no dejes que las jóvenes mantengan la noción de que ‘nadie es responsable de lo que cree, solo es responsable de lo que hace.’ Prueba esta idea durante un minuto aplicándola a las relaciones sociales. Intenta decir que un hombre no está obligado a creer en la fidelidad de su esposa, en la obediencia de su hijo, o en la ética rutinaria de las personas con las que trata todos los días. Si el principio se aplicara a la vida real, todo el marco de la sociedad se desmoronaría. El hecho es que todo nuestro sistema, tanto comercial como social, se basa en un sistema de crédito que se mantiene a flote gracias a la fe ilimitada que un hombre deposita en otro hombre. El mero hecho de que un moroso nos indigne solo demuestra cuán leales son la mayoría de los hombres a la confianza que se les deposita. Si un agricultor rural esconde su dinero debajo del colchón porque tiene miedo de confiar en el sistema bancario, se ríen de él y lo llaman avaro. Un hombre que se niega a tener cualquier tipo de relación con sus vecinos porque tiene miedo de confiar en alguien es llamado cínico y se le considera apto solo para vivir como un recluso. No importa cuánto haya sido abusada la confianza de un hombre, si no coloca la debida fe en su prójimo, es tratado como un paria. ¿Qué se puede decir, entonces, de una persona que levanta la cabeza hacia Dios, su Creador, Padre, Conservador, Redentor, Amigo más cercano y Juez siempre presente, y dice: ‘No creo en Ti porque no puedo verte ni entenderte’?
No voy a esforzarme en enfatizar con cuánta fuerza se debe evitar esta actitud. Por el bien de sus hijos que aún no han nacido, asegúrense de que las niñas sean criadas para odiar y temer este feo pecado de incredulidad. Cuando se trata de cuestiones que no son vitales, deben ser amables y tolerantes. Deben tener una comprensión firme de por qué creen que su propia visión es verdadera, pero deben dejar que los demás decidan por sí mismos cómo acercarse y servir a Dios. Pero cuando se trata del ser, la naturaleza y la obra de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nuestra relación de amar y servirle, no hay lugar para la tolerancia de opiniones adversas, incluso de aquellas cuyas opiniones respetamos. ‘Las doctrinas de una persona deben ser correctas si su vida va a ser correcta,’ es precisamente el tipo de falacia que los jóvenes deben aprender a examinar.
En cuanto a la evidencia de la existencia de Dios, esto no necesita prueba. Cada corazón que late en el universo es testigo de la existencia de Dios, si lo admitimos, porque no puede existir sin Dios. ¿Por qué la gente no está tan ansiosa por desafiar la existencia del sol? Sin embargo, libros apologéticos como la Teología Natural de Paley y la Analogía de Butler pueden ser útiles, incluso si es solo para mostrar cuántos argumentos que suenan lógicos han sido respondidos hace mucho tiempo.
OCUPACIONES Y ACTIVIDADES
No he dejado mucho espacio ni siquiera para echar un vistazo por un momento a las actividades y ocupaciones que son apropiadas para las jóvenes que aún viven en casa. Está volviéndose más normal en el continente principal de Europa, y, hasta cierto punto, aquí en Inglaterra, que las escuelas enseñen a las niñas los conceptos básicos para mantener un hogar, aunque eso podría ser una invasión de la jurisdicción de la madre. Cada mujer debería entender y saber cómo hacer cada tarea relacionada con cocinar, limpiar, remendar o hacer en el hogar. Un tiempo regular de instrucción aprendiendo a hacer estas cosas bajo la atenta mirada de su madre sería una buena manera de pasar una o dos horas cada mañana. Un proyecto valioso y extremadamente útil es un libro de tareas del hogar donde la joven escribe exactamente cómo hacer cosas específicas, como cómo quitar el acabado de un piso o cómo hacer una tortilla. Ella debe escribir los pasos exactos que ella misma siguió para hacerlo, o como los observó mientras veía a otra persona hacerlo, anotando cualquier circunstancia especial específica de su propia casa. Este tipo de referencia será invaluable más tarde porque contiene experiencias personales, y le ayudará a hablar con autoridad a su cocinera o sirvienta que podría decir: ‘Nunca escuché a nadie hacerlo así antes, señora.’ Planificar las comidas, poner la mesa adecuadamente, cada detalle sobre la gestión de un hogar durante una semana o un mes, todo esto debería enseñarse y anotarse en su libro.
Si todavía hay niños más pequeños en casa, la niña tiene una ventaja definitiva. Los detalles de la gestión de los niños–limpieza, ventilación, luminosidad, salud y felicidad–son una ciencia. Si no hay niños en casa, vale la pena organizar para que aprenda estas cosas pasando tiempo con una amiga que se encargue bien de los asuntos de sus hijos pequeños. En cuanto a la costura, toda mujer debería saber cómo coser ropa para sí misma y sus hijos, incluyendo todo, desde vestidos bonitos. Vale la pena dedicar tiempo a aprender a cortar un patrón de manera científica, y ella necesita aprenderlo haciéndolo. Sin embargo, no debería pasar más de una hora al día cosiendo. La mayoría de las tareas del hogar requieren algo de actividad física saludable , pero pasar mucho tiempo frente a la máquina de coser no es bueno para una niña joven.
Además, no puede permitirse gastar demasiado tiempo valioso cosiendo. Su educación académica apenas ha comenzado en la escuela, y necesita avanzar. Necesita desarrollar sus propios hábitos independientes de esfuerzo intelectual. Debería tener una o dos horas cada mañana solo para leer de manera concentrada. La literatura inglesa todavía le es en su mayoría desconocida, así que necesitará un poco de eso. Tiene mucha historia que leer–antigua, medieval y moderna–y eso se relacionará mejor cuando lo compare con su propia historia actual. Probablemente aprendió a leer algo de francés y alemán en la escuela, y ahora es un buen momento para introducirla a algo de literatura francesa y alemana. Probablemente solo encontrará tiempo para las mejores novelas, las que se han convertido en clásicos, excepto en aquellas ocasiones en que tenga un resfriado o dolor de oído o disponga de media hora libre después de la cena. Es muy útil tener un ‘cuaderno de notas’ o un diario de lectura a mano mientras lee para poder anotar cualquier pensamiento notable sobre el autor, o su propia impresión del libro, o una parte de él. Pero no debe usarse para resumir hechos. Si este tipo de diario se lleva diligentemente durante toda su vida, será extremadamente interesante más tarde como un registro de su historia intelectual. Además, nunca olvidamos un libro del que hemos anotado cosas y nos hemos tomado el tiempo para escribir una breve reseña.
Se deben dedicar dos o tres horas a algún tipo de ejercicio vigoroso al aire libre, o a una larga caminata por el campo, o a un juego como el tenis o el softbol. Una caminata es interesante si tiene algún propósito, y ahí es donde la botánica puede ser beneficiosa. En casi cualquier época del año, hay algo que ver en algún lugar apartado para añadir a una colección de muestras de algún orden de plantas. Si una chica no está especialmente interesada en botánica o pintura, ella podría buscar algún detalle de la naturaleza, o un trozo de paisaje escénico para describir por escrito. Este tipo de esfuerzo literario es tanto útil como placentero, y un registro de estos escritos será un tesoro valioso años después.
Puedes ver que una joven que todavía vive en casa tiene tanto que hacer, además de sus obligaciones sociales, así que no hay tiempo para perder el tiempo. De hecho, debería hacer un horario para ella misma para planificar su día cuidadosamente y así poder incluir todo lo que quiere hacer.
Las actividades que he indicado están principalmente pensadas para el autocultivo, pero serán más útiles y más atractivas si se le proponen como obras de amor y servicio. Las tareas del hogar y la costura son obviamente útiles en el hogar, pero todo lo que ella haga—caminar, leer y especialmente la música—puede contarse como contribuciones al bienestar de la familia o de los vecinos, tanto ricos como pobres. Una chica que sepa algo sobre flores silvestres, por ejemplo, será una compañera de paseo popular con todo tipo de personas en diversas circunstancias. Enseñar en la escuela dominical, visitar a los pobres en sus casas, algún tipo de esfuerzo regular, desafiante e incluso difícil para los no educados o necesitados debería ser parte de la vida de cada niña. Nunca debería dejarse de lado a la ligera para hacer tiempo para otra cosa. Solo aprendemos a hacer haciendo, y solo podemos aprender a servir sirviendo. Se cree cada vez más que una vida cristiana ideal es una vida de servicio.
Más tarde detallaré la importancia de la formación específica para calificar a una chica para un propósito particular tipo de carrera de servicio, como la enseñanza, la enfermería o el trabajo general en la iglesia. Pero si no tiene ese tipo de formación, entonces su madre podría hacer de ‘Yo sirvo’ el lema de la vida de su hija para darle a su vida alguna distinción más allá de la popularidad social. Debería guiar a su hija hacia un tipo específico de ayuda en el que pueda entregarse con su energía juvenil.
“Abou Ben Adhem (que su tribu aumente) despertó una noche de un profundo trance de paz, y vio dentro de la luz de la luna de su habitación, haciéndola rica y como un lirio en flor, un ángel escribiendo en un libro de oro. La paz extrema había hecho a Ben Adhem valiente, y a la presencia en la habitación le dijo,
‘¿Qué escribes?’ La visión levantó la cabeza, Y con una voz, hecha toda de dulce armonía,
Respondió, ‘¡Los nombres de todos los que aman al Señor!’ ‘¿Y es la mía una?’
Ben Adhem preguntó. ‘No, no,’ respondió el ángel. Abou habló más bajo, pero aún alegre,
‘Te lo ruego, entonces, escríbeme como uno que ama a sus semejantes.’ El ángel escribió y desapareció. La noche siguiente vino de nuevo, con una gran luz que despertaba, y mostró los nombres a quienes el amor de Dios había bendecido, y he aquí, ¡el de Ben Adhem estaba al frente! -James Leigh Hunt
‘¡Escriba mi nombre como alguien que ama a su prójimo!’ es de hecho el grito de todos aquellos que tienen una mente sincera. Calificar a una niña para un tipo específico de servicio, como ayudar en un refugio para personas sin hogar, ser voluntaria en el hospital, ayudar a los ciegos o discapacitados, dedicar su vida de alguna manera a algo más allá de ella misma que no la beneficie personalmente, es probablemente lo más amable y sabio que una madre puede hacer por su hija.
PROPÓSITO EN LA VIDA – POR QUÉ ES VALIOSA LA FORMACIÓN ESPECIALIZADA
Esta consideración plantea un problema que desconcierta a los padres como jefes de familia. ¿Qué deben hacer por sus hijas? No es tan difícil con los hijos; generalmente van a la universidad o reciben algún tipo de formación especial para prepararse para su profesión. Se les empieza de inmediato para que estén preparados para la primera oportunidad que los lleve a una carrera exitosa.
¿Pero qué pasa con una hija que se gradúa a los dieciocho años? Podría tener una hermana mayor que parece quedarse en casa permanentemente, que ya es la mano derecha de su madre y que está tan identificada con la familia que su lugar parece estar ya reservado. La segunda hija no encuentra nada útil que necesite hacerse, así que al principio disfruta de su nuevo sentido de ocio e irresponsabilidad. Toda niña debería probar este tipo de tiempo libre por la misma razón por la que un tendero le da a su nuevo empleado todos los pasteles y quesos gratis que pueda comer: para que ya no los anhele. La chica juega al tenis, va a fiestas, se le permite socializar tanto como sus padres puedan organizar cómodamente. En su tiempo libre, pinta un poco, toca el piano de vez en cuando, lee un poco de francés y muchos novelas. Su madre le pide que haga algunas tareas del hogar de vez en cuando, y ella las hace con bastante diligencia, pero eso no sucede con suficiente frecuencia como para requerir toda su energía o resolución. Tal vez le den el trabajo de hacer la costura de la familia. Pero ese tipo de trabajo llega en ráfagas, y todos colaboran para ayudar con ello. De todos modos, el trabajo de ser siempre costurera sería insoportable para una chica con carácter y educación. La hija no lleva una vida de ociosidad. Las cosas que tiene que hacer están distribuidas bastante uniformemente a lo largo del día, aunque una mujer ocupada podría hacerlas todas fácilmente en una o dos horas libres. La chica disfruta bastante del
tiempo libre y diversión, y los padres ven su situación con satisfacción, contentos de que tenga el lujo de disfrutar de su juventud.
Durante unos meses, o incluso un año o dos, esto es divertido. Pero en un año o dos, la vida se convierte en una carga. Bailar con las mismas personas, jugar los mismos juegos, decir y escuchar las mismas charlas mes tras mes se vuelve insoportable. Pero entonces, alguien objeta, ella tiene su trabajo en casa, y se le podrían encontrar fácilmente tareas adicionales para hacer. Pero no es tan fácil como eso. La madre no quiere renunciar a sus propios trabajos. Ya ha descubierto que, de las dos alegrías de la vida, el trabajo y el deber de nuestra vocación son mucho mejores que el juego. Además, una chica necesita más que las tareas rutinarias del hogar. Necesita una carrera. Necesita un trabajo que dependa de ella para hacerlo, que no se pueda hacer sin ella, y que le traiga honor hacerlo–tal vez incluso un sueldo. ¿Es suficiente para ella ‘mejorar su mente’? La educación moderna no tiende a hacer que las niñas amen el conocimiento por sí mismo. Incluso lo que las chicas hacen por su cuenta para mejorar sus mentes tiende a ser demasiado esporádico y sin rumbo para ser de gran beneficio o placer, a menos que entre en juego el viejo estímulo: la necesidad de obtener altas calificaciones en algún examen público.
Entonces, ¿qué se supone que debe hacer la pobre chica con su anhelo de un trabajo de vida, que es un deseo natural para cualquier adulto, hombre o mujer? Se han dicho algunas cosas injustas sobre las chicas de esta [era victoriana], pero ella merece más comprensión de la que recibe. La gente olvida que sus defectos son el resultado de no tener ningún canal para la energía que la naturaleza le dio. Antes solo había una carrera disponible para una chica de clase baja o media. Tenía que esperar hasta que su príncipe pasara y le lanzara su pañuelo.
Una chica que tiene más energía y ambición que la modestia o la crianza reconocen su oportunidad. No se quedará esperando a que su príncipe le lance su pañuelo a la dama equivocada y la deje fuera en el frío, sin nada que hacer, sin nada por lo que esperar el resto de su vida. No permitirá que eso suceda; se asegurará de que él sepa a quién lanzar su pañuelo. Y así comienza su ‘carrera’–una ‘caza de hombres,’ la llaman, y ella se convierte en un espectáculo lamentable.
Una chica bien educada difícilmente se atreverá a admitir incluso ante sí misma que sueña con tener la mejor de todas las carreras para una mujer: la carrera de ser esposa y madre. Es demasiado humilde y modesta como para hacer de ello el único objetivo por el que vive con esperanza. De hecho, no depende totalmente de ella, su destino en esto depende tanto de las inclinaciones de otra persona, que es inútil permitirse poner sus esperanzas en ello seriamente, aunque sus tendencias románticas de niña podrían hacer que su mente divague inocentemente hacia historias de amor como Romeo y Julieta. Además de estos dulces sueños que pueden parecer medio ilícitos y un poco atrevidos para una chica de mente pura, el futuro es un vacío en blanco. Necesita algo sustancial, algo más allá de “La comida diaria de la naturaleza humana” de las tareas diarias del hogar, los entretenimientos rutinarios y los afectos familiares. Es natural para la especie humana, al igual que para cualquier otra especie, dejar el nido. Cuando llega la edad adecuada y el pichón crecido no deja su nido, se convierte en un ave desalentada.
Una chica necesita una carrera real, una dirección clara en el camino de la vida para que sus propios pies la sigan, tanto como cualquier joven. Pero el pensamiento actual es que las chicas serán mantenidas, mientras que los chicos deben ser capaces de mantenerse a sí mismos y a familia con su propio trabajo honesto. Pero ese no es el punto. La gente está comenzando a darse cuenta de que la felicidad humana depende tanto de un trabajo valioso y significativo como de los salarios. Es un trabajo real lo que una chica anhela—un trabajo propio. Mantenerla en casa esperando una carrera como esposa y madre que podría o no llegar, y que no se supone que deba buscar agresivamente, no es justo para ella. Una chica de mente débil se deprimirá y se sentirá triste. Una chica de fuerte carácter tomará las riendas de la situación y trazará un camino errático para sí misma. Una buena chica aprovechará al máximo cualquier trabajo que tenga que hacer, pero a menudo albergará profundos anhelos por un trabajo más definido y reconocido.
Y lo peor de todo es que estas hijas que viven en casa no están siendo capacitadas para que puedan ocupar un lugar en este mundo laboral/carreerista en algún momento en el futuro. Ya se está pagando menos a la mano de obra no cualificada. No se necesita a nadie para hacer un trabajo para el que no esté especialmente capacitado. Esto me parece ser la solución a la pregunta: ‘¿Qué debemos hacer con nuestra familia de hijas adultas?’ No es suficiente que aprendan a cocinar un poco, coser un poco y hacer la colada. Cada una de las chicas debería recibir una formación específica y completa en algún arte o profesión que le permita ganarse la vida haciendo algo útil para el mundo, y algo interesante y placentero para ella misma, como lo es todo trabajo cualificado de la mente o las manos. Creo que los padres les deben esto a sus hijas tanto como a sus hijos. Hay una formación valiosa disponible en muchos campos de trabajo adecuados para mujeres, y a un costo similar al que se necesita para mantener a una chica en casa. Si la chica realmente pone en práctica su formación consiguiendo un trabajo en ese campo dependerá de las circunstancias–¡y de que el príncipe le lance el pañuelo! Pero no importa; su formación no se desperdiciará si se casa. Además de lo especial
aptitud que ha adquirido, será más segura de sí misma, más fuerte de carácter y mejor capaz de realizar cualquier tipo de trabajo. No creo que necesite enumerar las áreas para las que una niña puede recibir formación: arte, música, enseñanza, enfermería, e incluso carreras más importantes para las niñas que son más ambiciosas y mejor educadas. Pero me gustaría hacer un llamado a la enseñanza en una escuela primaria. Es un trabajo humilde pero inmensamente útil. [Sospecho que se refiere específicamente a ser profesora de CM, no solo a ser una profesora certificada en el sistema escolar público.]
También me gustaría hacer un llamado para que se forme a las mujeres en trabajos que a menudo son realizados por mujeres pobres y con poca educación. Estoy hablando del trabajo verdaderamente honorable, a menudo agradable, de ser una institutriz para una familia [una vez más, sospecho que Charlotte Mason está sugiriendo que las niñas se capaciten en su Casa de Educación para convertirse en institutrices de CM.] A medida que los padres se vuelven cada vez más conscientes de la importancia de una formación equilibrada y completa para sus hijos, la posición de institutriz se volverá cada vez más lucrativa y agradable para una niña que haya sido entrenada para desarrollar y guiar el carácter en la dirección correcta, y para enseñar utilizando métodos sólidos y razonados. De hecho, la concienciación de los padres ya está ocurriendo hasta tal punto que el trabajo de institutriz especialmente capacitada es actualmente el más buscado y mejor remunerado para las mujeres.
Pero no quiero que mis lectores piensen que soy como el zorro que perdió su cola en una trampa y luego trató de persuadir a los otros zorros para que se cortaran la cola diciéndoles que la vida es mejor sin la molestia de una cola. [No estoy tratando de persuadir a las mujeres para que se formen para carreras porque yo misma soy una mujer trabajadora.] Puedo respaldar mi posición con evidencia. He escuchado a muchas mujeres que han recibido formación profesional, en parte para adquirir la disciplina que dicha formación proporciona, y en parte para satisfacer un anhelo de estar activamente involucradas en el trabajo del mundo. A menos que una mujer que maneja su hogar y cría a sus hijos sea imprudente y se entregue a la autocompasión, sus circunstancias sacarán a relucir lo que hay de fuerte y hermoso en su naturaleza femenina. Pero cuando una chica todavía está viviendo en casa, sus padres tienen que ser creativos para mantenerla disciplinada. No pueden estar luchando con una hija adulta para evitar que caiga en los hábitos de vagancia, procrastinación y autocompasión que las chicas tienden a adoptar si no tienen responsabilidades urgentes. Es demasiado mayor para ser tratada como una niña con estricta disciplina; es una adulta y necesitan tratarla en términos amistosos e iguales.
Las jóvenes quieren autonomía y la disciplina del trabajo del que solo ellas son responsables. Las tareas en casa que no hacen mucha diferencia si se hacen o no, o que alguien más hará si las descuidan, no son lo mismo. Un año o dos en casa entre la graduación y esta formación especializada de la que hablo está bien, ya que le da a los padres tiempo para disfrutar realmente de sus hijas, les da a las hijas la oportunidad de disfrutar la vida en casa y proporciona una oportunidad para corregir cualquier mala actitud o hábito que la chica haya adquirido en la escuela. Pero si una chica sabe que irá a una formación especial para un trabajo propio, estará motivada por la idea de un plan definido para su futuro, y utilizará cualquier responsabilidad que tenga ahora para prepararse para ese futuro. Esto le da un incentivo para esforzarse. Lo importante es que mantenga el hábito del esfuerzo intelectual, ético, espiritual y físico. Y cualquier formación o trabajo especial que reciba no tiene que impedirle casarse. Las chicas de hoy en día no se casan tan jóvenes como solían hacerlo, así que una chica tiene tiempo para formarse y comenzar una carrera antes de la fecha de la boda. Además, una chica que tiene una vida con intereses apasionados y confianza será más atractiva que una chica que se ha vuelto monótona por siempre estar esperando en casa.
Lo siento si parece que estoy aprovechando mi posición para enfatizar lo que parece ser una perspectiva unilateral de un tema importante. Hay muchos que sienten como yo. Muchos hombres ilustrados se aseguran de que sus hijas reciban una formación profesional tan completa como la de sus hijos, no porque no puedan permitirse mantener a sus hijas, sino porque sienten la obligación de iniciar a sus niñas, así como a sus niños, en una carrera útil. Además, esto parece la mejor respuesta a la pregunta, ¿qué debemos hacer por nuestras hijas? Los hogares con hijas adultas dependientes viviendo en casa no son productivos. No es una situación natural, y no ayuda a una chica a desarrollar su máximo potencial. A menos que el hogar esté inusualmente bien gestionado con sabiduría, una ‘vida de lujo’ en casa sin un trabajo real necesariamente llevará a algún deterioro en el carácter de la niña.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
PARTE IV. «ESTÁ ESCRITO». ALGUNOS ESTUDIOS SOBRE CÓMO EVOLUCIONA EL CARÁCTER
“También reconozco cuán poderosa es la cultura y la crianza tempranas” Sartor Resartus
“Verdaderamente, es el deber de todos los hombres, especialmente de los filósofos, escribir y registrar con precisión las circunstancias específicas de su educación: lo que la fomentó, lo que la obstaculizó y lo que la modificó de alguna manera”, Sartor Resartus.
I. Dos chicos campesinos
Jörn Uhl [1901] de Gustav Frenssen y Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister [1795; la segunda novela de Goethe] son ambos libros que los padres deberían leer. Mencionar un libro moderno en la misma oración que un clásico mundial puede parecer audaz o incluso temerario, pero leer ambos presenta ambos extremos. Wilhelm Meister se convierte en quien es pasivamente. Las circunstancias actúan sobre él, y él se rinde a su influencia y les permite crear su carácter. Jörn Uhl también está influenciado por las circunstancias, pero solo en la medida en que estas dan impulsos a su personalidad. Meister es muy emocional, y su sentimiento excesivo ahoga su personalidad. Pero el chico campesino, Jörn Uhl, se cría en una escuela más dura y se convierte en una persona. En realidad, no se convierte en una persona, ya era una persona desde el principio. En estos dos ejemplos de influencias infantiles, obtenemos una pista sobre la línea que divide al mundo en dos tipos de personas: aquellas que están a merced de las circunstancias por una razón u otra, y aquellas que son capaces de tomar las riendas de sus vidas a pesar de las circunstancias.
Jörn Uhl era el hijo de Klaus Uhl, un campesino-propietario cuyo granja en Schleswig-Holstein, Alemania, había estado en su familia durante 300 años. Klaus Uhl es digno de ser llamado padre. Es conocido por su risa alegre y amigable, su habilidad para contar historias memorables, su capacidad para discutir política, bebe y juega a las cartas. Es popular entre los tipos sociales del campo rural, especialmente porque es una especie de líder entre ellos y siempre tiene un chiste listo para hacerlos reír.
Su esposa, su completa opuesta, muere al dar a luz a su quinto hijo, una hija llamada Elsbe, principalmente porque su esposo no pudo ser convencido de llamar al médico. Entonces ella muere y él tiene que llorar por ella–pero grita, ‘¡Madre, Madre!’ porque ha dejado de pensar en ella como una esposa. Ella provenía de una familia de campesinos llamada Thiessen que vivían en la llanura, y las cualidades que trajo de su propia gente influyeron en la familia de su esposo. Los tres hijos mayores eran como su padre, pero Jörn y la pequeña Elsbe eran más parecidos a la familia de su madre. Jörn tenía cuatro años cuando su madre murió. La madre había sido bendecida con la leal amistad de una fiel amiga llamada Wieten, una sirvienta a quien confiaba el cuidado de sus hijos.
Ahí es donde comienza la historia. Las escenas y circunstancias de la vida campesina están talladas en la historia como si hubieran sido escritas con una herramienta de grabado. Sin decirlo abiertamente, el lector siente que el rubio y apuesto pequeño Jörn ha sido colocado en circunstancias muy duras. Así es su vida. ¿Cuál será el resultado?
Por eso creo que este libro es una comparación adecuada con Wilhelm Meister. En ambos libros, hay un chico que tiene que enfrentar el problema de la vida. ¿Se levantará y desafiará sus circunstancias, o permitirá que lo derroten? Esa es la preocupante pregunta que toda madre enfrenta cuando besa a sus hijos para desearles buenas noches, y cada padre se pregunta cuando sus hijos se reúnen a su alrededor, curiosos por ver lo que tiene. Los niños parecen mucho más distintos y variados que los adultos, quienes tienden a ser una mezcla monótona de conformidad.
Las primeras impresiones de la vida de pequeño Jörn son divertidas de leer. Todo le parece tan grande: la casa, el granero, los campos de su padre parecen no tener fin. Las grandes personas afuera trabajando tan seriamente son un enigma para él. No hay nadie como Jörn, excepto su hermano Spitz. Juegan y hacen algunos experimentos juntos. Una vez se caen a una zanja mientras persiguen a una rata. Los llevan a casa, los bañan, les dan una paliza y los envían a la cama. Lloran juntos y se consuelan mutuamente. Otra vez intentan hacerse amigos de otro joven–un potro casi recién nacido. Reconocen que los caballos adultos pertenecen al mundo de los mayores, pero un potro pequeño es algo completamente diferente, así que se acercan a él para conocerlo. Spitz, naturalmente, hace las presentaciones iniciales, pero la pequeña yegua les da una patada, y ellos huyen. Otra vez miran hacia abajo en un sótano oscuro que parece no tener fondo, y les lanzan remolachas y nabos. ¡Caen y caen justo sobre la cabeza de un trabajador! Todo este tiempo, Jörn ha sido como Robinson Crusoe y el mundo ha sido como su isla. No había nadie que pudiera explicarle las cosas. Wieten, el amigo de la familia que cuidaba a los niños, estaba demasiado ocupado, y a nadie más le importaba.
Jörn, pobre alma solitaria, tuvo que construir su propia casa, hacer sus propias herramientas y encontrar su propia comida. ‘Todo por el bien,’ dice el autor, y tal vez tenga razón. Los niños pequeños necesitan reflexionar. Nosotros, los adultos, seguimos distrayéndolos y molestándolos con nuestras molestas explicaciones y continuas interrupciones para hacer que nos escuchen cuando sus mentes están ocupadas trabajando. No parece que entendamos que incluso los niños pequeños necesitan tener una vida propia. Es una cosa darle a un niño pequeño dos o tres menos con la intención de animarlo a pasar un poco más de tiempo mirando algo que ya le ha interesado. Pero es otra cosa hacer que recuerde el nombre de una estatua de Aquiles, o las imágenes de todos los reyes de Inglaterra. Los niños son capaces de hacer estas cosas, por supuesto. No son idiotas, simplemente están ocupados, y las cosas en las que encuentran pensar y hacer son buenas para su desarrollo. Forzar constantemente su atención para que se dirija en todas las direcciones diferentes podría hacer que un niño sea incapaz de responder a las demandas válidas que se le imponen más adelante en su vida.
Pero Jörn no corría ningún riesgo de nada de esto. Él y Spitz se quedaron solos, aunque corrían adentro muchas veces al día para ver a esa otra cosita suave–Elsbe, el bebé. Y entonces un día, se sorprendieron al ver al bebé de pie en la puerta. Eso parecía extraño, pero la acogieron en su confianza y convirtieron sus proyectos de investigación en un trío. Después de un tiempo, Spitz ya no era el líder, sino que se convirtió más en un compañero de juegos, y los tres estaban en igualdad de condiciones, aprendiendo unos de otros. Las hermanitas pueden enseñar a los chicos sobre la amabilidad y el valor, y las hermanas pueden aprender sobre la confianza, el amor y el orgullo en su hermano que lo convierte en un héroe.
Una noche, los niños están sentados alrededor de la mesa de trabajo de Wieten con su amigo Fiete Krey. Sus padres trabajan por la zona. Tiene mucho que decir. Los Kreys son casi un clan en la aldea. Son comerciantes astutos de artículos pequeños, pero tienen la reputación de ser deshonestos. Fiete ha heredado los rasgos de su familia. Habla de ollas de oro escondidas y de extrañas criaturas subterráneas que custodian los tesoros. Luego, Wieten menciona a un comerciante rico que arrojó todo su dinero a un pozo donde un pequeño hombre gris con un sombrero de tres picos se sentaba custodiándolo. También les habla de un estudiante llamado Theodor Storm, que quería recopilar los cuentos populares en un libro. Todas estas cosas forman parte de la educación de Jörn.
Este es un tema que inquieta a los padres: Se angustian cuando consideran todos los eventos casuales y las personas que sus hijos encuentran por casualidad y que podrían tener un impacto duradero en el carácter de sus hijos. Pero la mejor actitud probablemente sea una cantidad razonable de prudencia ordinaria, pero sin sobreproteger. No hay forma de saber qué afectará a un niño o cómo responderá. A veces el mal que se le presenta puede inclinarlo hacia el bien, y a veces insistir demasiado en que sea bueno puede predisponerlo al mal. Quizás los eventos tal como ocurren y las personas en la vida tal como vienen deberían simplemente permitir que tengan su influencia en un niño. Después de todo, un niño no es un producto y creación de nuestro plan educativo–es una persona cuyo crecimiento espiritual ocurre de la misma manera que el viento sopla donde quiere.
Mientras tanto, el padre de Jörn notó que Jörn se estaba convirtiendo en un chico prometedor, pero lo único que hizo al respecto fue presumir en la taberna. Quería que Jörn fuera un erudito distinguido–Klaus mismo recordaba fragmentos de latín que había aprendido en la escuela, o tal vez un agente de tierras. Debería convertirse en algo que hiciera sentir orgulloso a su padre.
Un día, Jörn fue a la escuela, una agradable escuela bajo los tilos, donde las abejas podían entrar por las ventanas abiertas. El maestro, el viejo Lehrer Peters, era un hombre amable. Cuando consideraba a los pelirrojos Kreys y a los rubios Uhls, sentía que ya llevaban dentro de sí todo lo necesario para convertirse en los adultos que serían antes de llegar a su escuela. Un día los estudiantes estaban formando oraciones. ‘Hemos oído hablar del Rey David en la Biblia,’ dijo el Sr. Peters, ‘¿Quién es nuestro rey?’ Y un niño pequeño respondió: ‘El nombre de nuestro rey es Klaus Uhl.’ Y entonces ocurrió algo sorprendente. Jörn, el nuevo niño, se levantó, enfadado y sonrojado de ira. ‘Mi padre no es rey.’ La pequeña Elsbe lloró y dijo: ‘¡Sí, mi padre también es un rey!’ Cuando todos los demás niños se habían ido, el señor Peters le preguntó a Jörn: ‘¿Por qué dijiste que tu padre no es rey?’ ‘Porque a veces no puede levantarse.’ ‘¿Qué?’ ¡No puede levantarse! ¡No, porque a menudo está demasiado borracho!
El niño había deducido eso por sí mismo–que un rey al menos debería ser capaz de controlar su propia vida, porque el autogobierno es una especie de realeza. Ya, el mal había pasado por la parte procesadora de la mente de este niño y había traído consigo algún conocimiento del bien. ¿Pero a qué precio? Nos gusta decir que la experiencia es la mejor maestra. También decimos que la experiencia hace sabios a los tontos, pero eso no es cierto. Los tontos son personas que no aprenden nada de la experiencia; la experiencia solo los reafirma en sus hábitos. Cuando cometen un error y sufren por ello, siguen cometiendo el mismo error y sufriendo por ello. Cuando ven a alguien más haciendo algo mal, lo copian, ignorando todas las advertencias sobre las penalizaciones. Los hermanos mayores de Jörn eran tontos de este tipo. No aprendieron de la experiencia.
Jörn era lo suficientemente inteligente como para poder sacar esa triste conclusión de sus propias experiencias en la vida: que su padre no era un rey. La experiencia realmente enseña a las personas con corazones sabios, ya sean niños o adultos, pero el precio de tal conocimiento es tan alto que puede dejar al alumno en la ruina por el resto de su vida. La reverencia paternal y la dependencia de su padre desaparecieron para Jörn. El amor de su madre y todo lo que se puede aprender de eso también faltaba en su vida. Jörn, como un pequeño Robinson Crusoe, estaba aislado de todo lo naturalmente bueno que incluye una cálida relación con un padre. Los niños pueden darse cuenta demasiado pronto de que su padre no es un rey y que su madre no es una reina. Nosotros los adultos no podemos bajar la guardia. Los niños siempre están observando, viendo todo todo el tiempo. Pero se necesita una pequeña crisis en la vida del niño para que ese conocimiento tome forma y se defina incluso en sus pensamientos. Pobre pequeño Jörn, probablemente había visto a su padre borracho mil veces sin formar conscientemente sus propios pensamientos al respecto, pero cuando consideraba a los reyes, sus ideas vagas se aclaraban en un conocimiento claro, y ese conocimiento era abrumador y vergonzoso.
Era porque sabían que los niños podrían formar juicios que los padres de generaciones anteriores permanecían distantes e inaccesibles. Pero eso no impedía que los niños vieran más allá de las apariencias y llegaran a sus propias conclusiones simples de digno o indigno. Para bien o para mal, los niños saben lo que son sus padres, aunque puede que pasen años antes de que este conocimiento realmente les ilumine.
Es esclarecedor comparar los comienzos de Jörn Uhl con los de otro niño campesino de una clase social inferior. ¿Cuáles fueron los comienzos de Diogenes Teufelsdröckh en el pueblo de Entepfuhl? O, ¿cómo era el mundo a través de los ojos de Thomas Carlyle [quien escribió su autobiográfico Sartor Resartus, sobre el filósofo ficticio Diógenes Teufelsdröckh] en el pueblo escocés de Ecclefechan? En primer lugar, su padre, Andreas Futteral, era ‘un hombre de orden, valentía y sinceridad en todo lo que hacía. Entendía la Geografía de Busching, había sido soldado en la victoria de Rossbach y fue dado por muerto en la Camisarde de Hochkirch. ‘ Verás, Andreas había sido sargento de granaderos e incluso maestro en su regimiento, sirviendo bajo Federico el Grande. Era un hombre diligente y mantenía un pequeño huerto, viviendo de sus frutos ‘con cierta dignidad.’ Por las tardes, fumaba y leía (recuerda, había sido maestro), y hablaba con los vecinos sobre las guerras y contaba cómo Federico una vez le había dicho: ‘¡Paz, perro!’ como un rey debería.
Para empezar, Diógenes, o Gneschen, como lo llamaban, tenía una mejor oportunidad de aprender reverencia al vivir con un padre recto y de aprender obediencia de un exsoldado que Jörn al vivir con su padre de buen carácter pero de voluntad débil. Además, Diógenes/Gneschen tenía una madre. Era una buena ama de casa, y una madre amable y cariñosa. Ella proporcionaba ‘una suave cobertura de amor y vaga esperanza donde Gneschen vivía y dormía, rodeada de dulces sueños danzantes.’ A este hombre y mujer que vivían en su brillante y espaciosa cabaña rodeada de frutales y flores que asomaban por las ventanas, llegó un Digno Extraño una serena y dorada tarde. Saludó solemnemente a la pareja y colocó frente a ellos ‘lo que parecía una cesta forrada de seda verde [que contenía un bebé].’ Todo lo que dijo fue: ‘Buenos cristianos, aquí tienen un préstamo precioso.’ Cuídalo con esmero, úsalo con sabiduría. Un día, se requerirá de vuelta con un alto retorno o una gran penalización.
Esto nos da una buena idea de lo que es la paternidad. Es como un préstamo, una confianza. Tiene grandes posibilidades y conlleva grandes responsabilidades. El misterioso Extraño podría ser el imponente Ángel de la Vida. Las instrucciones impresas para el cuidado del niño que dejó atrás podrían referirse al amor, la integridad, la dignidad o la simplicidad de la pareja que lo criaría, porque este tipo de posesiones se invierten bien en la crianza y el cuidado de un niño. En cualquier caso, no eran padres casuales como el padre de Jörn.
Mientras tanto, el bebé en desarrollo Diogenes/Gneschen, totalmente ignorante de por qué, cómo o dónde estaba, abrió los ojos a una luz amable, estiró sus pequeños dedos de las manos y los pies, escuchó, saboreó, sintió–en otras palabras, con sus cinco sentidos y su sexto sentido de hambre y una miríada de sentidos espirituales internos medio despiertos, hacía un esfuerzo cada día para obtener algún conocimiento de este extraño mundo en el que se encontraba, lo que fuera necesario. Su progreso fue tremendo. En apenas quince meses, pudo realizar el milagro de ¡Hablar!
He oído que decían que era un bebé tranquilo y que guardaba sus pensamientos para sí mismo. Rara vez lloraba. Ya parecía percibir que el tiempo era precioso, y tenía cosas más importantes que hacer que llorar o quejarse. Y así, el joven Diógenes/Gneschen creció en la cabaña de su familia con un padre que le proporcionó ‘un profeta, un sacerdote, un rey y una obediencia que lo liberó.’
En cuanto a su educación, escuchaba a los ancianos hablar bajo la sombra del tilo en el centro del pueblo. Jugaba, y esos juegos le servían como lecciones. El autor dice: ‘en todos los juegos que los niños juegan, incluso en su imprudente romper o arruinar cosas, se puede ver un instinto creativo. El pequeño humano siente que ha nacido humano y que fue hecho para trabajar. El mejor regalo que puedes darle es una Herramienta de verdad, ya sea un cuchillo o una pistola de balines, para construir o destruir. De cualquier manera, es trabajo, crea cambio. En juegos amistosos de habilidad o fuerza, el Niño aprende a cooperar tanto para la guerra como para la paz, ya sea liderando o siendo liderado. Mientras tanto, la niña, también consciente de su vocación, prefiere las muñecas.
Aquí hay algo en qué pensar, una palabra para los sabios que debería motivarnos a deshacernos de los juguetes mecánicos de las habitaciones de nuestros hijos, y de todos los juguetes que solo sirven para mirar. En este sentido, Jörn y Gneschen eran parecidos. Ambos crecieron en espacios abiertos donde podían pasar mucho tiempo afuera, entre el cielo y la tierra. Leímos sobre cómo el pequeño Gneschen tomaba su cuenco de pan y leche y lo comía sentado en la cima del muro, donde podía ver el sol ponerse detrás de las montañas del oeste. Hizo amistad con las vacas, las gallinas y otros animales. Mientras su actividad al aire libre lo hacía ágil y agudizaba su ingenio, ‘su imaginación se despertaba y desarrollaba un sentido de apreciación por la historia’ porque su padre Andreas le contaba sobre las batallas en las que había estado y las aventuras que había tenido. Gneschen estaba fascinado por esos relatos; los consideraba maravillosos. Me colgaba de sus relatos con avidez mientras los vecinos escuchaban alrededor del fuego. De las historias de peligros y viajes casi tan lejanos como el mismo Hades, se expandía un vago mundo de aventuras dentro de mi mente. No puedo empezar a estimar cuánto conocimiento adquirí de esos ancianos bajo el tilo mientras los escuchaba. La inmensidad del mundo era un concepto nuevo para mí, y estos ancianos habladores y dignos habían estado involucrados en ese inmenso mundo durante casi ochenta años. Me asombró darme cuenta de que Entepfuhl estaba rodeado por un país entero, que estaba en medio de un vasto mundo, y que existían cosas como la historia y las biografías—y que un día, yo mismo podría estar contribuyendo con mis propias hazañas o relatos.
Parece que la naturaleza, de una forma u otra, abre para los niños un sentido del tiempo pasado (historia) y de los lugares remotos (geografía), y hace sospechar que estos conceptos son alimento mental necesario para el desarrollo del niño. Con ese hecho en mente, ¿de qué sirve una educación escolar que o bien elimina por completo esta comida para la mente, o la sirve en bocados secos y aburridos que la imaginación no puede trabajar?
Jörn también obtuvo algo de historia y geografía, pero por otros medios. En la fachada de su casa, había inscripciones que contaban la historia de todos los Uhls de los últimos trescientos años. También había un viejo cofre de roble, y Jörn gradualmente se dio cuenta de su importancia. Su sentido de la geografía estaba asociado con la amplia llanura donde vivía su tío Thiess Thiessen. Era un ermitaño peculiar que a menudo dormía entre sus montones de turba, y también tenía una salida intelectual. Su posesión más preciada era un viejo atlas, y sus paredes encaladas estaban cubiertas con sus garabatos ásperos sobre los viajes que había hecho desde China hasta Perú, o Hamburgo, o la desembocadura de Schleswig-Holstein–todo tipo de lugares alrededor del mundo. ¡Así es como un niño debería descubrir la geografía! De todos los errores que cometemos, el peor podría ser la manera en que engañamos a los niños y les robamos las ideas vivas a las que tienen derecho. Aquí hay una maravillosa descripción de cómo un concepto geográfico básico fue entendido por Diógenes/Gneschen y cómo lentamente se le fue revelando. (Normalmente, bastaría con dar el capítulo y el verso para que la gente supiera de qué sección estoy hablando, pero Sartor Resartus es un libro más antiguo, y parece que la gente solo lee libros nuevos ahora.) Así que incluiré la cita.) El carro de correo funcionaba de manera similar, avanzando lentamente bajo su carga de pasajeros y equipaje, serpenteando por nuestro pequeño pueblo. Iba hacia el norte en plena noche, pero yo podía verlo ir hacia el sur por las tardes. No fue hasta que cumplí ocho años que se me ocurrió que el carro de correo debía ser como la luna, saliendo y poniéndose por alguna Ley de la Naturaleza, al igual que la luna real. Debía haber venido de carreteras hechas por hombres, de ciudades lejanas, y hacia otras ciudades lejanas, haciéndolas parecer cada vez más cercanas de la misma manera que un tejedor usa su lanzadera para acercar los hilos. Fue entonces cuando pensé conscientemente en este concepto significativo: cualquier carretera, incluso esta simple carretera de Entepfuhl, ¡te llevará al fin del mundo! Eso es exactamente lo que un campesino irlandés dijo el otro día cuando alguien le preguntó a dónde conducía un camino en particular.
También vio a las golondrinas que aparecían cada año desde África y hacían sus nidos en el ‘vestíbulo de la cabaña.’ De ellos, aprendió cómo se comportan los pájaros. Rodeado por el misterio de la existencia de esta manera, bajo el cielo celestial, disfrutando de las bondades de las cuatro estaciones con sus diversos regalos (incluso el sombrío invierno tenía concursos de patinaje, concursos de tiro, nevadas y villancicos), Gneschen absorbía y aprendía. Estas cosas eran como su ABC, y le ayudaron más tarde a decodificar y leer parcialmente el gran libro que conocemos como el mundo. ¿Qué diferencia hace si el alfabeto que aprendes está en letras grandes y coloridas, o en letras pequeñas y simples, siempre y cuando tengas ojos para verlo? Para Gneschen, que estaba ansioso por aprender, la mera experiencia de mirar las letras era todo el color que necesitaba. Su existencia era un elemento brillante y suave de alegría, y de esa existencia surgían maravillas tras maravillas para enseñarle con su fascinación, al igual que la Isla de Próspero.
Jörn también creció en un mundo con amplios espacios y también experimentó las cuatro estaciones. Pero ni Gneschen ni Jörn tuvieron una infancia completamente feliz. Para ser honesto, la infancia solo parece completamente feliz para los adultos. Los dolores de la infancia se sienten con la misma intensidad que sus alegrías y, aún más, se recuerdan para siempre. La experiencia aún no les ha mostrado que la esperanza triunfa, por lo que cada pena y decepción se siente definitiva. Alrededor de todos los niños, al igual que alrededor de Gneschen, crece un ‘oscuro anillo de carga, aún tan delgado como un fino hilo, y generalmente ensombrecido por la diversión infantil,’ pero siempre reapareciendo, y siempre engrosándose. Era un Anillo de Necesidad con el que todos nacemos. Pero qué feliz es una persona cuando el Anillo de Necesidad se ilumina al transformarse en un Anillo de Deber [que puede elegir hacer].
En este sentido, Diógenes/Gneschen tenía una ventaja sobre Jörn. El cuidado afectuoso y la enseñanza sabia ayudaron a que las necesidades/obligaciones de su vida se fusionaran en el ‘Puedo, debo, haré’ del Deber. No es que Jörn nunca aprendiera sobre el deber. Sí aprendió, en la misma dura escuela donde aprendió sobre la realeza, pero el deber para él seguía siendo una obligación necesaria sin el sentido de la alegría de elegirlo por su propia voluntad.
Entonces, un día, Wieten [la amiga de la familia que estaba cuidando a los niños] preparó un almuerzo tipo picnic para los niños en una carreta para que pudieran ir por la llanura y visitar a su tío, Thiess Thiessen. De camino a casa, hablan. El tío Thiess dice: ‘Lo mejor del mundo es vivir en la jara y comer pan negro y salchichas de cerdo,’ y la pequeña Elsbe dice: ‘No, lo mejor del mundo es el amor.’ ‘No,’ dice Jörn, ‘lo mejor es el trabajo.’ ¿Cómo lo aprendió? Lo aprendió poco a poco, día tras día, mientras sus pequeños ojos observaban los resultados de la pereza y el descuido alrededor de la granja. El ganado descuidado de su padre, los cultivos descuidados y los graneros descuidados le enseñaron a este niño sabio una lección, y este es el principio que aprendió de ello: que el trabajo es lo mejor del mundo. Nunca lo olvidó. Casi nunca se relajaba, ni siquiera por un día, del trabajo persistente y paciente que había aprendido de la pereza de los demás.
Pero eso no es lo único que aprendió. ‘Elsbe y yo nunca probaremos el alcohol.’ ‘¿Ni siquiera cuando hay una fiesta?’ preguntó Elsbe. ‘No, yo no–nunca lo haré en toda mi vida,’ dijo él. El pequeño Jörn fue dejado crecer sin mucha orientación ni obstáculos, pero Diógenes/Gneschen dice: ‘Me prohibieron muchas cosas.’ Tuve que renunciar a cualquier deseo audaz. Por todas partes que miraba, un vínculo rígido e inflexible de Obediencia me retenía. Acostumbrado a la Obediencia como estaba, era mucho más seguro ser excesivamente celoso en obedecer que arriesgarse a desobedecer por no hacer lo suficiente. La obediencia es nuestro deber y destino universal, y aquellos que se nieguen a doblarse y ceder a ella serán quebrantados. Es imposible educar a un niño demasiado pronto o demasiado a fondo para que entienda que, en este mundo, quiero no es nada comparado con debo, y no mucho comparado con haré. De esta manera, se sentó la base de la Discreción secular para mí–no solo la Discreción, sino la Moralidad misma. ¡Espero nunca tener que criticar mi crianza!
Su protesta está justificada. Ser pasivos y obedientes no es lo único que necesitamos desarrollar en los niños. Es su propia elección de lo que hacer que los desarrolle, y necesitan más experiencias de las que una casa estrictamente cuidada puede proporcionar. Un desván, un jardín, un patio o un campo donde puedan hacer lo que quieran es necesario para que los niños crezcan y se desarrollen libremente. Necesitamos deshacernos de nuestra noción de que los niños no pueden pensar, no pueden entender principios, no pueden manejarse con sabiduría. Entonces, los niños en las familias crecerían sin más sentido de fuerza o interferencia que el que sentimos respecto a las leyes de nuestro gobierno. Como ciudadanos respetuosos de la ley obedecemos de manera natural sin siquiera ser conscientes de ello la mayor parte del tiempo, pero cuando se requiere nuestra obediencia a un nivel más consciente, estamos bastante dispuestos a cumplir.
Hay algo más por lo que Diógenes/Gneschen está agradecido; los bendice con palabras tan conmovedoras que me gustaría citarlas aquí:
Mi amable madre me hizo un servicio completamente valioso cuando me enseñó su propia versión simple de la fe cristiana, no tanto con palabras como con actitudes y acciones reverentes diarias. Andreas también iba a la iglesia, pero para él era más por apariencia y recompensa en la otra vida, y estoy seguro de que recibió esa recompensa. Pero mi madre tenía un corazón verdaderamente blando y un espíritu sensible pero cultivado. Su religión era una parte vital de quien ella era. El bien creció dentro de ella hasta que se volvió indestructible y se multiplicó, incluso entre el mal enredado a su alrededor. Ella era la persona más elevada que jamás conocí, sin embargo, la vi arrodillada con un asombro indescriptible ante Alguien aún más alto en el Cielo. Este tipo de impresiones, especialmente a una edad muy temprana, llegan al núcleo más profundo del ser de una persona, de modo que el Santo de los Santos se construye misteriosamente en las cámaras ocultas del corazón hasta hacerse visible, y la Reverencia más divina que el hombre puede conocer brota del crudo envoltorio de miedo del corazón. ¿Qué es mejor ser, el hijo de un campesino que sabe, aunque sea de la manera más rudimentaria, que hay un Dios en el cielo y en el hombre, o el hijo de un duque que solo sabe cuántas habitaciones hay en la mansión de su familia?
Pero esta íntima sensación de la presencia de Dios no iba a ser para el pequeño Jörn.
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Parte II
‘Jörn debe continuar su educación,’ dijo su padre. ‘No hay duda de eso.’ Aprenderá a ser un administrador de finca. ¡Brindemos por Jörn Uhl, el administrador de la finca! Y bebieron. Y así, el pueblo llegó a la conclusión de que Jörn estaba destinado a grandes cosas. Fue a la escuela para prepararse para un gimnasio clásico con el profesor Peters. Debió ser bueno verlo sentado en el sofá con el viejo profesor–el niño pequeño con su cabello rubio erizado y sus ojos hundidos devorando con avidez el libro en su mano. Era un libro en inglés, porque el profesor Peters era un hombre con sus propias ideas. Él mismo sabía un poco de inglés, y sentía que el inglés era la clave de toda sabiduría y del significado de todo el mundo. Un poco de latín también se colaba, pero solo aquí y allá.
Aquí hay un episodio típico de los días escolares de Jörn. La encantadora Lisbeth Junker, sobrina del director, animó a Jörn a salir a pescar con ella porque su padre estaba fuera [y no podía llevarla]. Mientras estaban lanzando sus cañas de pescar, Jörn escuchó a su tío, el director, hablando con el juez local y dedujo de su conversación que su propio padre estaba en problemas. Jörn aprendió otra lección de vida de esto, sobre escuchar a escondidas, y el director le dio una lección muy admirablemente. Jörn fue sincero y admitió abiertamente que había escuchado su conversación. El director le contó a Jörn una historia sobre la exitosa carrera de uno de los antepasados de Jörn, concluyendo con una cita del ‘gran pensador, Goethe,’ que dice que aunque puedas heredar dones y talentos de tus antepasados, tienes que trabajar para desarrollar y realizar esos dones y talentos. Este concepto dejó una profunda impresión. A partir de ese momento, el niño sintió que si no había nadie más que se hiciera responsable en casa, entonces era su deber asumir la responsabilidad. Mantenía una estrecha vigilancia sobre los jornaleros, y dos tratantes de caballos que venían a hacer negocios con sus hermanos se sentían incómodos bajo su mirada.
Pero, ¿cómo puede una persona prepararse para una exigente educación secundaria con tantas responsabilidades que atender?
Llegó el momento en que Jörn tuvo que ir al pueblo vecino y arriesgarse. Thiess Thiessen lo llevó a él y a sus libros allí en su carro. El joven Jörn entró por las grandes puertas, mientras Thiess saludaba a un viejo zapatero que le dijo que, de cada cinco estudiantes que entraban, solo uno salía exitoso. Pero Thiess no se desanimó. ‘Jörn es inusualmente inteligente. Pasa todo el día con su libro, ajeno a cualquier otra cosa. ¡Tiene que tener éxito! Pero, desafortunadamente, el amor de Lehrer Peter por el inglés no preparó a Jörn para cumplir con el requisito de latín, y Jörn y Thiess regresaron a casa, completamente decepcionados. Y ese fue el fin de la educación formal de Jörn.
Su educación religiosa fue igualmente fallida. Prepararse para su Confirmación debería haber sido una experiencia agradable para él, pero a Jörn solo le enseñaron la justificación por la fe y los deberes y prohibiciones, como no matarás. Sus clases de confirmación eran impartidas por un hombre amable y diligente, pero eran una fuente de frustración para Jörn porque no podía entender el material. Para que conste, la confirmación de un niño es un evento importante en la vida de un niño alemán. Tan pronto como cumple catorce años, deja la escuela (si es un niño de clase baja) y, antes de comenzar cualquier trabajo, estudia con
su pastor durante seis semanas, trabaja tres horas al día en la iglesia, y además escribe y aprende en casa. Antes de que un niño sea confirmado, ni siquiera puede hacer un mandado para un vecino por unas monedas. Práctico e ingenioso, Jörn conocía todas las preocupaciones de su familia y del pueblo, pero no sabía nada sobre el pecado y la misericordia que su pastor intentaba enseñarle en sus clases de confirmación. En su mente, la lista de pecados comenzaba demasiado abajo, con el robo y el asesinato, y la misericordia de Dios llegaba demasiado pronto y fácil para satisfacer su joven sentido de la justicia. Una persona podía salir impune tan pronto como confesara sus pecados a Dios. A Jörn le parecía que Dios era un juez poco práctico que mantenía sus registros meticulosamente dentro de su oficina, pero que se dejaba engañar por la gente fuera de su oficina.
Jörn decidió por su cuenta ocupar su lugar como trabajador agrícola. Haría lo que pudiera para poner en orden la granja descuidada. Su andar se volvió pesado como resultado de seguir el arado en los surcos profundos. No tenía mucho que decir porque pasaba más tiempo con el ganado que con las personas. Parecía que la luz intelectual en su mente se había apagado, y estaba bien encaminado a convertirse en algo parecido a los otros peones de la granja. Eso es todo lo que la educación hizo por Jörn Uhl.
El joven Teufelsdröckh también fue a la escuela y aprendió a manejar las primeras ‘herramientas de su oficio’–sus libros de texto. Ni siquiera puede recordar un tiempo antes de saber leer. Ese es el caso de muchos jóvenes académicos. Habla de la educación que recibió en la escuela como ‘insignificante.’ Aprendió lo que todos los demás aprendían, pero no le veía ningún valor. Su maestro no hizo mucho por él e incluso se dio cuenta, pero pensó que Teufelsdröckh era un genio que necesitaba ir al bachillerato clásico y luego a la universidad. Mientras tanto, Teufelsdröckh, al igual que Cervantes, leía con avidez cualquier trozo de página o texto impreso que encontraba, incluso literatura de bajo presupuesto encuadernada previamente que pagó con su propio dinero y cosió él mismo.
Esta lectura aleatoria le hizo bien. Se encontró con fragmentos de historia real y fragmentos de fábulas dignas, que leyó, y su mente obtuvo de ellos el alimento que necesitaba. Este es un punto a considerar. Rara vez escuchamos sobre un hombre famoso que obtuvo el sustento mental que le permitió desarrollarse a partir de sus estudios escolares. Más a menudo, escuchamos sobre personas cuyos caminos en la vida fueron determinados por la lectura aleatoria que hicieron fuera de la escuela. Y, sin embargo, seguimos adelante ciegamente y obstinadamente con nuestro preciado currículo escolar como si este hecho fuera insignificante. Decimos que los estudiantes tendrán muchas oportunidades para obtener la dieta mental que necesitan después de que termine su carrera escolar. Pero la vida es demasiado corta para desperdiciar los doce años más frescos e inteligentes de la vida de una persona. Y, además de eso, un niño que no ha desarrollado el hábito de obtener alimento mental de sus libros durante su educación escolar nunca verá el valor de leer buenos libros después de graduarse. La escuela no le ha enseñado el arte intelectual de la lectura, por lo que ni siquiera se da cuenta de que lo ha perdido. Y el resultado es que sigue adelante en la vida como una persona imperfecta e incompleta, con sus mejores y más agradables habilidades ya sea dormidas para siempre o permanentemente dañadas. ¿Qué razón hay en la tierra para no darles a los niños los tipos de libros con los que pueden vivir y prosperar, libros que están llenos de pensamiento y sentimiento y deleite por el conocimiento, durante sus años escolares, en lugar de darles miserables libros de texto que les mueren el alma??
Diógenes/Gneschen desarrolló cierta capacidad de pensar a pesar de su educación escolar. Cuando tenía trece años, ‘estaba sentado junto al río Kuhbach un día tranquilo al mediodía, observándolo fluir y burbujear, y me di cuenta de que este mismo pequeño arroyo había fluido y burbujeado a través de todo tipo de clima y cambiantes fortunas desde antes de las primeras fechas de la historia registrada.’ Este tipo de pensamiento ocurre a todos los niños de inteligencia promedio, aunque cada niño piensa que es el primero en haberlo pensado.
Las cosas no le fueron mucho mejor a Diógenes/Gneschen en el gimnasio clásico. Tenía nostalgia de casa, los otros chicos eran rudos y groseros, no le gustaba pelear y odiaba ser golpeado, pero pensaba que era una vergüenza defenderse, así que lloraba mucho, y eso no ayudaba a que sus compañeros de clase lo quisieran más. En cuanto a sus clases, dice que el griego y el latín se enseñaban mecánicamente, y ‘lo que ellos llamaban historia, cosmografía, filosofía y demás, se enseñaban peor que si no se hubieran enseñado en absoluto.’ Aun así, aprendió algo al observar a los artesanos con los que se cruzaba y de algunos fragmentos de lectura que encontró en su dormitorio.
Se quejaba de que sus maestros eran unos tiquismiquis inflexibles, obsesionados con sus reglas y léxicos, pero sin entender la naturaleza de los niños. ‘Nos llenaron de terminología muerta (no puedo llamarla lengua muerta porque esos pedantes no conocían ningún idioma real). Nos llenaron de terminología muerta (no puedo llamarlo lengua muerta porque esos pedantes no conocían ningún idioma real). y afirmaron que era para fomentar el crecimiento de nuestras mentes.’ Pregunta cómo cualquier trabajo mecánico de sustantivo/verbo puede fomentar el crecimiento de la mente, ya que la mente no crece como una planta al recibir ‘estiércol etimológico’ como fertilizante–la mente es un espíritu que crece por contacto con el espíritu; es ‘pensamiento que se enciende al tocar la llama del fuego de otro pensamiento vivo.’
Sus años en esa escuela le trajeron un concepto que era fértil tanto para el bien como para el mal: ‘No era como los demás.’ Esta es una de las citas llenas de profunda perspicacia intelectual; Sartor Resartus está lleno de ellas. Llega un momento en la vida de cada joven en el que la persona se da cuenta de que es un individuo. Descubre que no es como los demás; debe ser ‘especial.’ Es esta noción la que trabaja en su mente.
de una juventud que hace que una chica peleona o un chico obstinado sean tan incontrolables. La actual ‘educación’ formal deja a los jóvenes totalmente despreparedos para este importante momento en sus vidas. Un joven arrogante tiende a asumir que todo lo que le concierne es individual y, por lo tanto, debe ser superior en todo. ¡No es de extrañar que sea ingobernable y no escuche a nadie! Pero si se le diera un marco básico de la naturaleza humana y se le enseñara lo que tenía en común con los demás, entonces podría hacer uso de la individualidad que tenía para el bien de los demás.
A su debido tiempo, Teufelsdröckh fue a la universidad. Era bastante hábil en la ‘terminología muerta’ y, por lo tanto, asumió que iba a la fuente viva del conocimiento para obtener más ideas y habilidades. Pero, desafortunadamente, era tan cierto para él como para otros en la rueda de la vida escolar: ‘todavía estaba subiendo el mismo peral a los veinte años que había subido a los doce.’ La opresiva pobreza también le estaba pasando factura porque su padre había muerto.
Descubrió que la universidad a la que asistía era la peor para sus necesidades particulares. No había mucho bueno en ello, pero uno de sus peores defectos era que ‘estábamos orgullosos de ser una Universidad Racional, completamente hostil al Misticismo.’ Y así, nuestras mentes jóvenes y vacías se llenaron de todo tipo de charlas sobre el Progreso de la Especie, las Edades Oscuras, los Prejuicios y otras cosas similares. Todos rápidamente nos llevaron a ser argumentativos. Para los mejores estudiantes, esto resultó en un escepticismo inútil. Los estudiantes menos inteligentes se inflaron con vanidad y se volvieron espiritualmente muertos.
Esto señala un error en nuestros métodos educativos. Desde que un niño aprende a diagramar sus primeras oraciones hasta que es capaz de leer a Tucídides, todo aprendizaje es completamente crítico y analítico. Incluso si lee La tempestad, no permite que la cautivadora obra en su totalidad se hunda en él y se convierta en parte de él porque está tan obsesionado con averiguar qué quiso decir Shakespeare con ‘esos vex’d Bermooths.’ Su enfoque está en la crítica literaria, que no solo es inútil para él, sino también perjudicial, en cierto sentido, porque lo distrae. Es como si alguien escuchara el Lycidas de Milton leído maravillosamente, pero interrumpiera constantemente con preguntas y explicaciones. Olvidamos que el análisis crítico y el estudio obstaculizan la comprensión, y deberían posponerse hasta el momento en que la mente esté tan llena de ideas que comience a comparar y criticar por sí misma. Teufelsdröckh dice: ‘Los niños anhelaban su alimento mental y le pidieron a su cuidadora espiritual comida, pero ella solo les ofreció el viento del este para masticar, jerga inútil sobre metafísica, etimología y manipulaciones mecánicas que pretende ser ciencia.’ Pero eso no fue lo peor que le pasó. Además de su falta de dinero, simpatía o esperanza, este tipo de educación le provocaba ataques de duda. Habla de llorar por luz en medio de la noche, y de estar angustiado en su mente y corazón. Le tomó años calmar esas ansiedades bajo ‘la pesadilla de la Incredulidad.’
Esta enfermedad de la Incredulidad es común entre aquellos con mentes serias que han sido enseñados a examinar todo críticamente antes de conocer y comprender verdaderamente las cosas a través del lento pero seguro proceso de asimilación de ideas. Necesitamos aceptar el hecho de que somos incapaces de analizar lo que no conocemos verdaderamente, y ese tipo de conocimiento solo proviene de un proceso lento e involuntario de asimilación. Ese proceso es imposible para una mente que ha desarrollado una actitud crítica. Nosotros, los maestros, necesitamos dedicar tiempo y esfuerzo para preparar el banquete mental adecuado para nuestros estudiantes en lugar de intentar hacerlos criticar y analizar cada bocado de conocimiento que se les presente. ¿Qué pasaría si tratáramos nuestra comida de esa manera? ¿Quién podría sobrevivir si cada bocado de comida tuviera que ser sostenido en un tenedor para un análisis crítico antes de comerlo?
Mientras tanto, Teufelsdröckh obtuvo lo que necesitaba–no de sus lecciones escolares, sino del caos de la biblioteca de la Universidad. ‘Fue aquí donde se sentó la base de mi vida literaria. Aprendí por mi cuenta a leer con fluidez en casi todos los idiomas cultos, sobre casi todos los temas y la mayoría de los campos de la ciencia. Y, dado que es naturaleza humana interesarse por los demás, ya era una de mis actividades favoritas intentar leer entre líneas y especular sobre el autor.
Teufelsdröckh tenía las cualidades de un filósofo, pero Jörn tenía las cualidades de un científico. Desafortunadamente, todas las oportunidades intelectuales estaban cerradas para él, excepto una. El cofre que había descubierto era como una página de la historia misma, y dentro de él encontró un viejo libro de Astronomía de Littrow. Siempre le había gustado el conocimiento sólido. En su vida posterior, dijo que Wieten y Fiete Krey le habían leído tantas leyendas románticas que perdió el apetito por la poesía o la ficción. Así que Littrow se convirtió en su único refugio intelectual. Después de un tiempo, pudo conseguir un telescopio, el único lujo de su vida. Construyó un techo giratorio en un viejo cenador y realizó observaciones del cielo, que registró en sus propios mapas. En los cielos, encontró consuelo y alivio de las muchas ansiedades y dificultades de la vida. Así, a pesar de los obstáculos, tanto Jörn como Teufelsdröckh se educaron. Teufelsdröckh había descubierto el infinito consuelo de los libros, y Jörn había encontrado una única actividad intelectual en la que toda su mente podía ocuparse. Pero es una pena cuando la educación deja a un joven sin la capacidad o el hábito de leer, y sin algún interés intelectual absorbente. Algunas personas, como estos dos, logran obtenerlos a pesar de su educación. Pero sería mucho mejor si pudiéramos planear un tipo de educación que no solo calificara a una persona para ganarse la vida, sino que también le permitiera descubrir, utilizar y disfrutar de una vida plena. ‘La vida es más que alimento físico.’
A continuación, leemos sobre las diversas maneras en que Teufelsdröckh intentó encontrar éxito en el mundo, y sobre cómo Jörn Uhl tuvo que persistir obstinadamente en el mismo punto. Cada uno de ellos imaginaba que ‘había sido llamado a luchar, no con la necedad y el pecado en mí mismo y en los demás, sino con el Trabajo,’ y cómo la necedad y el pecado los vencieron a ambos.
Jörn Uhl olvidó en una sola ocasión su promesa de nunca beber alcohol. Se emborrachó y se sintió avergonzado, y, en su vergüenza, cayó en una tentación aún peor: el pecado de la lujuria. Pero la mujer era mayor y más madura que él. Ella había aprendido sobre esa tentación por sí misma, y le enseñó la virtud de la Pureza. Aprendió esa lección tan bien que ni siquiera tocaría la mano de la mujer con la que estaba comprometido hasta que se organizara la boda.
No podemos seguir las decepciones amorosas y las penas románticas de Teufelsdröckh, pero conocemos la esencia de lo que le sucedió. Para ambos jóvenes, la vida fue como una amarga batalla cuerpo a cuerpo. Ambos se prepararon y lucharon, y ambos llevaron las lecciones aprendidas hasta el final, ya fueran esas lecciones endurecedoras, suavizantes, dulcificadoras o amargadoras. Ambos aprendieron principalmente en la dura escuela de la experiencia. En el caso de Jörn, la naturaleza misma fue una maestra dura, aunque él apasionadamente la amaba. Cada uno de los dos jóvenes logró su viaje con la ayuda de cosas y utilizando los métodos que la gente usa para conseguir lo que necesita. Es triste notar que ninguno de ellos recibió mucha ayuda de la enseñanza directa [su educación formal en la escuela].
Lo que necesitamos considerar es cuánto puede influir la enseñanza y la formación directa en el desarrollo del carácter, y estudiar registros honestos como Sartor Resartus y Jörn Uhl probablemente será tan útil como cualquier otra cosa. Es un buen ejercicio considerar qué podría haber ayudado en diferentes momentos de las historias para guiar, ayudar o inspirar a los dos jóvenes peregrinos solitarios y valientes. Clasifico estos libros como crónicas, aunque ambos sean novelas—hechos vistos a través de un velo de romance—porque reconocemos que ambos son esencialmente verdaderos [verdaderos en esencia], y útiles para instruirnos en la rectitud.
Hemos oído tanto sobre los sufrimientos y la amargura de Thomas Carlyle, que podríamos olvidar cuánto le debemos a este filósofo que, más que ningún otro filósofo, ha infundido esperanza y propósito en las difíciles condiciones de la vida moderna. Aún más relevante para nuestro propósito actual, podríamos aprender la lección que su libro Sartor Resartus enseñó, que la tristeza y el resentimiento que condenamos eran los inevitables resultados del tipo de crianza de la que leemos en las experiencias de Teufelsdröckh, pero las fuertes virtudes que tanto admiramos también surgieron de la misma crianza. Lo mismo ocurre con Jörn Uhl. Al final, las cosas finalmente le fueron bien, pero le tomó toda la habilidad de su sabia y amada esposa para ayudarlo a superar períodos de depresión que eran similares a los de Carlyle.
Básicamente, así es como termina el récord de Jörn Uhl: ‘Jörn Uhl, tu vida no ha sido insignificante. Tuviste una infancia tranquila y una juventud solitaria. Luchaste valientemente y a solas con las preguntas de la vida, y aunque solo pudiste adivinar las respuestas a algunas de esos acertijos, tu esfuerzo no fue en vano. Luchaste por la tierra que rodea este pozo. Te has endurecido con el fuego y la escarcha, y has progresado en el estudio del tema que más importa: saber distinguir el verdadero valor de las cosas. Has aprendido a apreciar el amor apasionado de una mujer, y ese amor te dio la segunda mejor experiencia que la vida puede ofrecer. Has enterrado a Lena Tarn, así como a tu padre y hermanos, y, en esos momentos de dolor humano, vislumbraste en los ojos del conocimiento y te volviste humilde. Has luchado contra las malas circunstancias y no te has rendido. Seguiste adelante, aunque pasó mucho tiempo antes de que llegara la ayuda. Trabajaste con los dientes apretados y un noble coraje para adquirir conocimiento en una edad en la que la mayoría de los hombres espera relajarse y tomarse las cosas con calma. Y ahora, aunque construir y medir y cosas así han sido tu trabajo durante muchos años, no has abandonado tu vida a ellos. Has recordado la tierra fuera de los límites de tu cadena de medición, e incluso has recordado los libros que escribió tu amigo Heim Heidreter.
¿Qué más hay para que una persona escriba, Jörn, si una vida con tanto significado no merece ser escrita?
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
II. Un genio en la ‘escuela’
‘Mentes como la de Goethe pertenecen a todos los países.’ -adaptado de Carlyle
I
Cada libro íntimo y perspicaz contiene algún aspecto autobiográfico. Incluso si no nos cuenta algo que realmente le sucedió al autor en una circunstancia real, revela su idea de lo que habría sucedido bajo condiciones específicas. Si esto es cierto, entonces ¿cómo puede un hombre producir, no cincuenta hombres, como Browning afirma haber hecho, sino cientos de personas reales comportándose de la manera en que lo hacen debido al carácter del autor? Hacer de esta posibilidad una realidad es tan asombroso y desconcertante como contemplar la Vía Láctea. ¿Significa esto que todo es posible para todos? Bueno, de todos modos, Wolfgang Goethe admite que se imagina a sí mismo en casi todo lo que escribe. Un defecto, la inestabilidad moral, está escrito para que aprendamos de él en su libro ‘Wilhelm Meister.’
Puede que no sea muy útil comparar a este héroe con otro héroe de un diario íntimo, nuestro viejo amigo favorito Arthur Pendennis. No necesitamos preocuparnos por preguntar cuánto de ‘Pendennis’ es conscientemente autobiográfico porque Thackeray nunca se molesta en decirlnoslo.
Pero Goethe, por otro lado, hace el mayor esfuerzo por rastrear las influencias que resultaron en quien se convirtió, no solo en su autobiografía, Dichtung und Wahrheit, sino también en Werther, Wilhelm Meister y Fausto. Se esfuerza en decirnos una y otra vez que todo lo que escribió es un registro de sí mismo. Escribe sobre las influencias astrológicas bajo las cuales nació, los eventos que rodearon su nacimiento, se toma un cuidado extremo al analizar su propia naturaleza, trazando un rasgo a su padre, otro a su madre, y otros a sus bisabuelos. nos cuenta que heredó su figura alta y fuerte y su seriedad en la vida de su padre, quien era un hombre que se adhería a las ‘leyes’ y también tenía un gusto por el arte. Se casó con una mujer de la mitad de su edad que estaba más cerca en edad y gustos de su hijo que de él. Como ella escribió, ‘Mi Wolfgang y yo somos jóvenes.’
Catherine Goethe era una persona distinta que escribía a muchas mujeres educadas que pertenecían al Kulturkampf como ella. Parece que fue una mujer encantadora, alegre, emocional y creativa. Ella escribió: ‘La alegría es la más alta de todas las virtudes.’ Cuando estamos contentos y alegres, queremos que todos los demás también lo estén. Queremos que todos los demás estén satisfechos y felices, y hacemos todo lo posible para que eso suceda. Y ella escribió: ‘Por la gracia de Dios, nadie se ha ido de mí insatisfecho.’ Amo a las personas, y tanto los niños como los adultos pueden sentirlo. Ella dice que nunca intentó cambiar o reformar a nadie. Ella veía lo bueno en las personas y dejaba lo malo en manos de Dios, quien las creó, y ‘así es como puedo estar contenta y feliz.’ Todo esto suena muy bien, pero en realidad significaba que ella era ecléctica y solo elegía experimentar lo que quería en la vida. Por ejemplo, nunca toleraría nada que pudiera molestarla,
y su hijo compartía esta actitud. Nos dicen que, cuando contrataba a un nuevo sirviente, les decía: ‘Nunca deben contarme nada aterrador, inquietante o desagradable, ya sea que ocurra en mi casa, en el vecindario o en el pueblo.’ Me niego a saber nada al respecto. Si es algo que me concierne, me enteraré pronto. Si no me concierne, entonces no es asunto mío. Incluso si se desata un incendio en la calle donde vivo, no quiero enterarme de ello antes de lo necesario. No es que fuera una persona insensible, pero elegía no sentir ciertas cosas. Cuando su hijo estuvo gravemente enfermo en 1805, no permitió que nadie le dijera lo que estaba pasando. Cuando finalmente se recuperó, ella dijo: ‘Lo sabía todo el tiempo… ahora puedo hablar de él sin sentir una punzada en el corazón cada vez que escucho su nombre.’ Esa es su excusa: no quería sentir una punzada en su corazón. Se negó a ‘dree her weird’ [aceptar su destino], se negó a experimentar su parte de sentimientos desagradables.
Las limitaciones que preocupan a los admiradores de Goethe fueron resultado de su influencia y ejemplo. Es un hombre tan grande, y ‘aprieta el corazón’ descubrir que su grandeza no incluye amor y cuidado por su país y su gente. ¡Ojalá se hubiera dejado llevar por el cuidado, cuando su país estaba experimentando una crisis urgente tras otra! Si tan solo hubiera ayudado cuando la gente se dirigía a él, en su sabiduría, en busca de ayuda. Pero su madre le quitó ese cuidado. Y ella es una lección para las futuras madres. El concepto de la superación personal y la cultura individual es fascinante, y parece tan engañosamente pseudo-virtuoso, que muchas mujeres de noble corazón pueden ser engañadas. Creen que mejorar sus mentes y conservar sus emociones es lo mejor que pueden hacer por sí mismos y por la sociedad porque, como razonan, si cada persona se ocupa de sí misma y se encarga de limpiar la calle frente a su propia casa, entonces toda la calle estará limpia. Crían a sus hijos con la misma actitud. Sus hijos trabajan y buscan su propio mejoramiento personal, pero están distantes de la vida de otras personas. Necesitamos tener perfectamente claro este asunto y reconocer de una vez por todas que la mejora personal no es un objetivo legítimo. Está bien buscar el conocimiento por el mero hecho de conocer, y mejorar nuestra mente y cuerpo para estar mejor preparados para servir a los demás. Cuando reconocemos esto, nuestro propio ser adquiere un aspecto objetivo en lugar de uno egocéntrico. Miraremos imágenes y leeremos libros porque las imágenes y los libros merecen ser experimentados, no solo para nuestra propia gratificación. Nuestros hijos continuarán con esta perspectiva más amplia de la vida. Sentirán, pensarán y trabajarán sin reservas cuando la ocasión lo requiera, y no se limitarán a un rincón de mejora personal.
Leímos sobre el horror de la fealdad de pequeño Wolfgang cuando tenía tan solo tres años, llorando: ‘¡Lleven al niño oscuro lejos!’ ¡No puedo soportarlo! y esto da una clave para entender mucho de lo que sucedió más tarde en su vida. Nunca aprendió a soportar las cosas de niño porque su madre, quien debería haberlo enseñado, entendía y compartía su sensibilidad. Por lo tanto, la resistencia, que permite a las personas aceptar con valentía y alegría lo inevitable, nunca formó parte de su carácter. Una persona que no puede soportar las cosas se verá obligada a evitarlas, y encontramos a Wilhelm Meister eludiendo obligaciones con una determinación que habría sido mejor empleada en alguna causa más digna. Nosotros dudamos en ser críticos con un alma tan poética, de hecho, con uno de los pocos grandes poetas del mundo. Una vez escuché a un hombre distinguido que había tenido el honor de conocer a Goethe dar una conferencia sobre él. Lo alabó fervientemente, ¿y por qué no? Pero no podía traerse a sí mismo a culpar a Goethe por ningún fracaso.
Al final de la conferencia, le dijo a un amigo: ‘¿No he hecho un buen trabajo de blanquearlo?’ Goethe era demasiado grande para haber necesitado blanquearlo. Se ha ofrecido como una luz guía para la humanidad. No solo nos dice dónde encontrar seguridad, sino que nos advierte sobre dónde están las rocas peligrosas. No queremos deshonrar a un genio tan grande especulando sobre por qué, en algunos aspectos, fue menos que otros hombres, y cómo podría haber sido una persona aún mejor en general. [O . . . tal vez las influencias limitantes en su infancia fueron permitidas por Dios ¿Para sacar a relucir sus otras fortalezas con propósitos específicos de maneras que no podemos conocer? LNL]
El enorme dormitorio de su abuela en el piso de arriba era un lugar favorito para jugar para Wolfgang y su querida hermanita, Cornelia. Una Nochebuena, esta abuela introdujo un juego que dio dirección al resto de su vida. Era el ahora famoso teatro de marionetas. Él da todos los detalles del evento en Wilhelm Meister. La madre de Wilhelm dice: ‘¡Cuántas veces me han reprendido por ese miserable teatro de marionetas que, desafortunadamente, te proporcioné en Navidad hace doce años!’ Eso fue lo que te metió estas obras en la cabeza.’ ¡Oh, Madre, no culpes a los pobres títeres! ¡No te sientas mal por tu amor y tu cuidado maternal! Fue la única hora que disfruté en esa casa vacía y nueva. Nunca olvidaré esa hora. Todavía lo puedo ver, recuerdo lo sorprendido que estaba cuando, después de abrir todos nuestros regalos de Navidad habituales, nos hiciste sentar frente a la puerta que lleva a la otra habitación. La puerta se abrió, pero no para que pudiéramos pasar y entrar; en su lugar, la entrada estaba bloqueada por un espectáculo inesperado. Un porche se alzaba dentro de esa puerta, oculto tras una misteriosa cortina. Todos estábamos de pie a cierta distancia. Nuestra emocionada anticipación por ver qué podría estar brillando o moviéndose detrás de ese velo medio transparente aumentaba cada vez más, y tuviste que decirnos que nos sentáramos y esperáramos pacientemente. Finalmente, todos estábamos sentados y en silencio. Hubo un silbido de señalización, la cortina se levantó, y vimos el interior del Templo en Jerusalén, pintado en colores rojo profundo. El sumo sacerdote Samuel apareció con Jonathan, y sus extrañas voces alternadas me sonaron como las cosas más impactantes que jamás había escuchado. Pronto salió Saúl, completamente confundido por el impertinente gigante guerrero que lo había desafiado a él y a su pueblo. Me alegré tanto cuando el apuesto hijo de Isaí salió saltando con su cayado, su bolsa de pastor y su honda y dijo: ‘Mi fuerte rey y noble señor, no dejes que nadie se desanime por esto.’ Si Su Majestad me lo permite, ¡saldré a luchar contra este gigante fanfarrón! El primer acto terminó, dejando al público aún más curioso por ver qué iba a suceder a continuación. Oramos para que la música del intermedio terminara pronto. Finalmente, el telón se levantó de nuevo. David dedicó el cuerpo del gigante a las aves del aire y a las bestias del campo. El gigante filisteo se burló y acosó a David, pisoteó con fuerza, y finalmente cayó como un trozo de barro–un espléndido final para la batalla. Entonces las jóvenes cantaron: ‘Saúl ha matado a sus miles, pero David ha matado a sus diez miles.’ La cabeza del gigante fue llevada al pequeño campeón, y se le dio la hermosa hija del rey como esposa. (Esto es de la traducción de Carlyle del libro de Goethe.) Esto nos da la primera indicación de la carrera de Goethe, el momento en que una vocación llegó al poeta cuando era niño. Le llega de esta manera a muchos otros niños—casualmente y sin previo aviso. A partir de aquí, pasó su tiempo dramatizando situaciones que vivía o escuchaba, y concibiendo otras situaciones dignas de ser dramatizadas. Esto nos ayuda a entender cómo, durante el resto de su vida, dirigir el teatro principesco de Weimar era algo que disfrutaba y en lo que se desempeñaba bien. Hay muchos detalles en Wilhelm Meister que muestran cómo el joven Wolfgang se obsesionó cada vez más con una sola idea. Leemos cómo curioseaba de la manera en que los niños a menudo lo hacen, y encontró las marionetas que le habían dado tanto placer guardadas en el trastero. Le suplicó a su madre que se los dejara, y creó diferentes disfraces para ellos para que pudieran interpretar diferentes papeles. Luego escribió obras para ellos, y recitó todos sus papeles con una expresión tan sincera y una dicción tan adecuada que su padre, que era más severo y había estado inseguro sobre el nuevo interés de su hijo, decidió que era una buena actividad educativa.
La mayoría de los padres no imaginan que sus hijos son poetas en ciernes y se sienten un poco desconcertados por su interés en cualquier tipo de actuación, desde marionetas cómicas hasta dramas reales, y se preguntan cuánto deberían fomentar una actividad que podría interferir con intereses más serios. Pero todos los niños nacen poetas, y naturalmente dramatizan toda la vida que ven a su alrededor como si fuera una obra interminable. ¿Por qué no utilizar este don natural para enriquecer su educación? De hecho, iré un paso más allá y declararé que cualquier niño que no dramatice sus lecciones, que no juegue a ser el Rey Ricardo y Saladino, o que no viaje con el Capitán Cook y excave en Egipto con Flinders Petrie, no está realmente aprendiendo. Cualquier información que simplemente se memoriza y no se representa no se asimila y no se convierte en parte de quien es.
Por eso es tan importante que los niños tengan la narración como una salida. Proporciona una manera para que ellos cuenten las cosas que saben con todo detalle y, si así lo desean, para ‘interpretar’ a los diferentes personajes y representar las escenas que capten su interés a partir de su lectura. Al mismo tiempo, siempre existe el riesgo de que su juego de actuación imaginativa se vuelva más real para ellos que el evento tal como realmente ocurrió, o de que una interpretación visual de algo [como una película sobre un evento] ocupe toda su mente. Esto podría ser una buena razón para no consentir que los niños vean nada representado, o con las propiedades de una obra de teatro–ni siquiera un espectáculo de marionetas [o un programa de televisión o una película]. Los niños encontrarán todo lo que necesitan con cosas tan simples como una silla para un trono, un sofá como un barco, un palo para ser una espada, un arma o un cetro, según lo que se necesite. De hecho, la preocupación de los niños por cosas llamativas y triviales se puede evitar si los dejan solos. Sus propias imaginaciones les proporcionarán muchos accesorios y escenas divertidas con la mera sugerencia de la realidad. Bottom el tejedor [de Sueño de una noche de verano] y su troupe proporcionan un modelo para las obras de teatro infantiles:
‘Esta linterna puede representar la luna,’
y hay un indicio de la sinceridad de Shakespeare en esta broma, porque presenta la misma idea a mayor escala en el prólogo de Enrique V. [pidiendo al público que use su imaginación y finja que el escenario representa los campos de batalla de Francia].
II
El padre del joven Goethe amaba la enseñanza y educaba a sus hijos él mismo. Todavía se conservan algunos ejercicios en papel que el joven Wolfgang realizó en la biblioteca de Frankfurt en alemán, latín, griego y francés, escritos entre los 8 y 10 años. Estos documentos muestran que sus lecciones eran improvisadas e interesantes. El padre dictaba algo que le había interesado, alguna noticia de actualidad, o una historia sobre ‘Viejo Fritz,’ o el niño elegía algo por sí mismo. No parece que alguna vez fuera a la escuela, excepto en una ocasión.
cuando la casa de la familia estaba siendo reconstruida y los niños fueron enviados a la escuela para no estar en el camino. Su experiencia en la escuela parece haber ofendido a los dos niños, que eran muy particulares. No estaban acostumbrados a la vida caótica de una escuela. Es posible que esta primera experiencia con niños de su misma edad haya sido el comienzo de la indiferencia de Goethe hacia el bien público que lo acompañó toda su vida. Pero puede ser demasiado fácil criticar este defecto en el carácter del gran poeta. Después de todo, es posible que su mente fuera filosófica hasta el punto de analizar qué tipos de ayuda era capaz de dar a la humanidad, y se dio cuenta de que nada de lo que pudiera hacer de manera diferente sería más útil que lo que ya estaba haciendo.
Podría haber sido durante el breve tiempo que estuvo en la escuela que aprendió a odiar la gramática, y, curiosamente, por las mismas razones que al educador Herbert Spencer no le gustaba–no podía tolerar las reglas arbitrarias. Ambos grandes pensadores podrían haber estado mejor si hubieran pasado por algunas lecciones de gramática. En cualquier caso, ambos tomaron su educación en sus propias manos, y ambos son reconocidos como genios en sus respectivos campos.
Analizar el lenguaje frustraba a Goethe, pero analizar la naturaleza humana lo fascinaba desde joven. Escribe sobre un incidente interesante en el que parece ser un niño normal, con una actitud natural de interés curioso antes de hacer cualquier juicio final. Él y algunos de sus pequeños amigos participaron en un concurso de poesía. Y luego ocurrió algo que me molestó durante mucho tiempo. Y luego ocurrió algo que me molestó durante mucho tiempo. Naturalmente sentía, con justificación o no, que mis propios poemas eran los mejores. Pero noté que mis amigos, cuyos poemas no eran muy buenos, eran como yo y pensaban que sus poemas eran los mejores. Lo que parecía aún lo más extraño fue que un chico, que era lo suficientemente decente pero bastante inútil en cuanto al trabajo, hizo que su tutor escribiera sus poemas. No solo consideraba que eran mejores que nuestros poemas, sino que estaba completamente convencido de que los había escrito él mismo, ¡y me lo dijo con total sinceridad!
A los 9 o 10 años, ya había observado una de las complejidades más desconcertantes de la naturaleza humana: que nuestros intentos de parecer diferentes a lo que realmente somos son una falta intelectual, no moral, y que un hipócrita es a menudo una persona que ha utilizado sus hábitos intelectuales defectuosos para engañarse a sí mismo. Este recuerdo de Goethe nos recuerda que un niño puede ver las cosas con claridad porque no ha sido cegado por los hábitos convencionales, y esos niños siempre nos están observando, tomando nota con curiosidad y asombro de todas nuestras opiniones y acciones hipócritas, aunque no se den cuenta de que lo están haciendo.
Es reconfortante ver que el joven Wolfgang amaba los mismos libros que todos los niños aman. Él dice que Telémaco tuvo ‘una dulce y positiva influencia sobre él,’ y, a sus ojos, El viaje alrededor del mundo de Anson combinaba ‘una verdad digna con una ficción aventurera.’ También amaba a Robinson Crusoe, los cuentos populares y los cuentos de hadas.
Parece apropiado que la casa de Goethe estuviera en una ciudad antigua rica en historia y tradiciones, y él amaba todo eso. Significaba mucho para él estar en el mismo salón donde los emperadores habían sido coronados, ¡y en el mismo lugar donde se encontraba uno de los castillos de Carlomagno! Mientras miraba hacia la bóveda del Rathus, le encantaba pensar en todos los líderes de la ciudad que habían tomado decisiones allí hace mucho tiempo. Y allí estaban las encantadoras casas de la Romer-Platz, y, por último pero no menos, el majestuoso edificio antiguo con sus aleros salientes en el que vivieron los propios Goethe. Se detiene en estos detalles en su autobiográfico Dichtung und Wahrheit, escribiendo sobre sus impresiones de la primera infancia. También estaba Fráncfort, con su historia y su bulliciosa vida moderna, que era ‘una cuidadora adecuada para mí, como niño poético.’
Las primeras impresiones que un niño tiene de su hogar natal son tan preciosas y especiales que será bueno para nosotros ver cómo fue para Goethe buscar las ideas que su Vaterstadt [Vaterstadt significa ciudad natal] podía ofrecerle.
Fue alrededor de esta época cuando me di cuenta de mi Vaterstadt, mientras vagaba de un lado a otro, más libre y más descontrolado, a veces solo, a veces con mis amigos. ¿Cómo puedo explicar la impresión que me causaron estos entornos solemnes y venerados? Empezaré con la impresión que tuve de mi lugar de nacimiento cuando finalmente me di cuenta de sus muchos aspectos. Me encantaba especialmente pasear por el puente de Maguncia. Su longitud, fuerza y belleza la convirtieron en una estructura notable, pero también era un importante monumento que el mundo debe a los ciudadanos que la construyeron hace mucho tiempo.
El hermoso río atrajo mi mirada de arriba a abajo mientras viajaba río arriba y río abajo, y tuve una maravillosa emoción cuando el gallo dorado en la cruz del puente brilló al sol. Luego, normalmente pasábamos por Sachsenhausen y pagábamos un kreuzer para que el ferry nos llevara al otro lado. Cuando llegábamos al otro lado, paseábamos hasta el mercado de vino y observábamos las grúas descargando mercancías. Pero lo que más nos gustaba ver era la llegada de los barcos del mercado y las personas extrañas que bajaban de ellos. Luego entraríamos en la ciudad. Nunca entrábamos en la ciudad sin rendir homenaje al ‘Saalhof’, que estaba en el mismo lugar donde se supone que estaba el castillo de Carlos y sus sucesores. Nos perdimos en la antigua sección comercial y nos alegrábamos de estar entre la multitud de personas reunidas alrededor de la iglesia de San Bartolomé en los días de mercado.
También recuerdo el horror que sentí al huir pasando por los abarrotados, estrechos y horribles puestos de carne. El Romerberg era un lugar divertido para pasear. Pero lo que más me llamó la atención fueron los pequeños pueblos dentro de la ciudad, como fortalezas dentro de una fortaleza. Los claustros amurallados que habían sido construidos hace mucho tiempo y las ruinas como castillos se habían transformado en hogares y almacenes.
En ese momento, Frankfurt no tenía ninguna arquitectura moderna importante, pero por todas partes había restos de ‘tiempos antiguos, infelices y lejanos, y batallas libradas hace mucho tiempo.’ Fortificaciones, torres, murallas fortificadas y fosos rodeaban la nueva ciudad de Frankfurt, y todos hablaban de la necesidad de proporcionar un lugar para que el público pudiera ir en busca de seguridad en tiempos difíciles. Me interesé por las cosas antiguas y viejas. Este interés fue alimentado y fomentado con viejas crónicas y grabados, como los de Grave que representan el asedio de Frankfurt. Comencé a observar toda la complejidad de las circunstancias rutinarias de la vida sin importar cuán interesantes o hermosas fueran. Uno de nuestros paseos favoritos era alrededor de las murallas de la ciudad. Intentamos hacerlo varias veces al año. Los jardines, patios y anexos se extienden hasta el Livinger, y podíamos ver a miles de personas en sus vidas naturales, domésticas, estrechas y aisladas. Desde los fabulosos jardines de los ricos, hasta los huertos del burgués que cultivaba la comida diaria de su familia, desde las fábricas, los terrenos donde se blanqueaba la tela, y lugares de trabajo similares, hasta el cementerio que era como su propio pequeño mundo dentro de los límites del pueblo, vagamos por una escena variada, maravillosa y en constante cambio, y nuestra curiosidad infantil nunca se cansó de ello.
Dentro del Römer, nos encantaba todo lo relacionado con la elección y coronación de emperadores. Sabíamos cómo eludir a los guardianes para conseguir permiso para subir por la colorida escalera imperial, que estaba cerrada por una puerta de hierro. La Sala de la Elección, con cortinas moradas y flecos dorados, nos inspiraba asombro. Las cortinas de las puertas tenían imágenes de niños pequeños o genios vestidos con colores reales y portando la insignia real. Las mirábamos con gran atención y deseábamos ver una verdadera coronación con nuestros propios ojos.
Les costó sacarnos del salón imperial una vez que logramos colarnos. Agradecimos a cualquiera que nos contara las hazañas de los emperadores cuyas pinturas adornaban las paredes a nuestro alrededor. Escuchamos muchas historias sobre Carlomagno, pero nos interesamos realmente en la historia cuando oímos hablar de Rodolfo de Habsburgo, cuyo coraje puso fin a tantas disputas. Carlos IV también atrajo nuestro interés. Escuchamos que Maximiliano era alabado como el amigo de los hombres y los ciudadanos. Se profetizó que él sería el último de su familia en ser emperador, y, desafortunadamente, así fue. Después de su muerte, las únicas opciones para un sucesor eran Carlos V, el Rey de España, y Francisco I, el Rey de Francia.
Parece que toda esta familiaridad con su ciudad natal llegó antes de que cumpliera ocho años, o tal vez un poco más tarde, durante el tiempo en que su casa estaba siendo reconstruida y él y su hermana pasaban más tiempo con amigos–durante este tiempo, parece que los dejaron más solos de lo habitual.
Su conocimiento de la Vaterstadt [ciudad natal] parece haber sido absorbido de manera casual, de niños como él que lo habían escuchado de personas como curadores y trabajadores. Cada vez que hay un entusiasmo por cualquier tipo de conocimiento, proviene de fuentes aleatorias y fortuitas. Es una pena que los niños ingleses no busquen este tipo de conocimiento. Cada condado inglés y casi cada pueblo tiene una historia maravillosa y rica y personas fascinantes asociadas a ella. Debe haber alguna razón por la que carecemos del patriotismo que la mayoría de los otros países europeos logran inculcar en sus hijos. Una vez escuché a un hombre alemán en el valle de Hartz decirle a su pequeño hijo de cinco años que este era el escenario de la famosa marcha de Johann Tilly contra Magdeburgo, y, naturalmente, el niño podía imaginarse el valle lleno de soldados armados y caballos pateando con plumas ondeando. Nunca olvidaría esa asociación. Un niño muy pequeño en las calles de Brujas, Bélgica, podría decirte dónde se encuentra una pintura específica de Hans Memling. En La Haya, en los Países Bajos, podrías encontrar a un padre de clase trabajadora llevando a sus hijos a las galerías de arte. No puedes saber qué les está explicando, pero ciertamente parecen interesados. Pero este tipo de interés parece no existir para probablemente el ochenta por ciento de nuestros niños nacidos en Inglaterra. Parece haber dos o tres razones para esto. En primer lugar, nos han educado para aprobar solo lo que es ‘útil’ en la educación y tiene un valor utilitario y práctico. Decidimos que leer, escribir y equilibrar un cheque son actividades valiosas porque nos ayudan a ganarnos la vida. Tocar el piano, cantar y el francés conversacional pueden ayudarnos en situaciones sociales. La literatura griega clásica y las habilidades matemáticas pueden conseguir una beca. Pero, ¿de qué sirve saber lo que ocurrió en el pasado, o incluso saber lo que pasó a la vuelta de la esquina? ¿Cuál es el valor práctico de tener una imaginación llena de hermosas imágenes de diversas cosas y escenas que enriquecen la vida y proporcionan una existencia más noble?
Es la misma historia de siempre. Por eso digo que una educación estrictamente utilitaria es extremadamente inmoral. Engaña a un niño al privarlo de las relaciones y asociaciones que deberían proporcionarle un ambiente intelectual.
Otra noción que impide cualquier apreciación real del pasado es la idea de que ‘¡Somos las únicas personas que importan!’ Estamos tan arrogantemente seguros de que sabemos todo lo que hay que saber, y de que hacemos todo lo que vale la pena hacer. Así que consideramos las tradiciones y los recuerdos del pasado con una sonrisa de superioridad. Pensamos que, aunque los historiadores no se inventaran lo que escriben, esas hazañas no son nada del otro mundo: ‘Conozco a un tipo que podría hacer lo mismo, y más’. No hay nada más desagradable que la actitud de superioridad y las burlas baratas que tanto los ‘cultos’ bien vestidos como los de clase baja expresan cada vez que están ante un monumento histórico que visitan en sus vacaciones. Lamentablemente, hemos perdido el hábito de la reverencia.
Hay una tercera razón que es menos repugnante. Está profundamente arraigado en nosotros que presumir está mal. Determinamos no hacer un escándalo por nuestras posesiones privadas y esa actitud se transmite inconscientemente a cualquier cosa que nosotros, como pueblo, podamos magnificar de nuestro pasado. Pero debemos recordar que este tipo de conocimiento íntimo de nuestro pasado y asociaciones históricas es el derecho de cada niño, sin importar en qué clase de sociedad se encuentre. Una vez que reconozcamos esta falla en la educación que proporcionamos a nuestros hijos, seguramente encontraremos maneras de remediarla.
III
Goethe describe otro fragmento de su educación temprana. Todo el asunto necesita ser citado para mostrar cuán fuerte fue la impresión que dejó en su mente:
En mi casa, mis ojos se sentían más atraídos por una fila de cuadros de escenas romanas con los que mi padre había decorado el antecámara. Cada día, veía la Piazza del Popolo, el Coliseo, la Plaza de San Pedro, el interior y el exterior de San Pedro, el Castillo de San Ángelo y muchas otras cosas. Estas imágenes me dejaron una profunda impresión. Mi padre, que generalmente no decía mucho, solía estar encantado de darme descripciones de lo que mostraban estas imágenes. Era muy sincero sobre su amor por el idioma italiano y todo lo relacionado con Italia. Nos mostró una pequeña colección de mármol y otros objetos naturales que había conseguido allí, y pasó mucho tiempo escribiendo un diario de sus viajes.
Esto nos da una idea de lo que podemos hacer por un niño con las imágenes que lo rodean. Esta fila de imágenes y las descripciones de su padre prácticamente le proporcionaron a Goethe un segundo hogar. El idioma de Italia, el sol de Italia, la historia de Italia, se convirtieron en un hogar familiar para sus pensamientos. Sabemos cuánto afectó su larga estancia en Italia más tarde en su vida a su estilo como poeta, para bien o para mal. [Goethe escribió un libro sobre sus propios viajes en Italia en sus últimos 30 años, llamado Viaje a Italia: 1786-1788.]
Nuestra primera idea es que todo lo que podemos hacer por los niños es inculcarles un sentimiento adecuado hacia el arte. Por ejemplo, podemos rodearlos con los espacios abiertos y las figuras simples y perdurables que encontramos en las pinturas de Millet. No podemos hacerlo mejor que eso–pero no es todo lo que podemos hacer. Podemos hacer más. Algunas de nuestras imágenes deberían ser como ventanas que muestren a nuestros hijos un paisaje más allá, como los que los maestros umbros [como Tiberio d’Asís] amaban representar. Eso es exactamente lo que los niños necesitan: una perspectiva. Cada recuerdo de viaje, como una postal o una fotografía, casi seguramente hará que un niño piense en los lugares lejanos que sus padres han visto y conocido, y con la misma certeza resultará en que el niño busque esos mismos lugares cuando crezca, no simplemente porque sus padres hayan estado allí, sino porque su propia imaginación ha estado allí, y porque ese lugar ha proporcionado un hogar para sus pensamientos.
IV
Los eventos públicos hacen que todas las personas reflexionen, y tuvieron su parte de influencia en la educación de Goethe. Uno de los eventos más notables en la infancia de Goethe fue el inusual desastre que perturbó profundamente su paz mental por primera vez en su vida. Fue un terremoto que sacudió Lisboa el 1 de noviembre de 1755. La noticia cayó sobre el mundo pacífico como un terrible shock. La tierra tembló, se abrió y una gran, Hermosa la ciudad, con todas sus casas, torres, murallas, iglesias, palacios y 60,000 de sus habitantes, fue tragada por el abismo, dejando nada más que humo y llamas alrededor de las ruinas.
Goethe [quien cumplió 6 años en agosto de 1755] escuchó a todos hablar de esto, y le preocupaba mucho. Dios supuestamente era el Creador y Conservador del cielo y la tierra—eso es lo que dice tan sabiamente y misericordiosamente el primer artículo del Credo. Sin embargo, esta no era la manera en que un padre debería actuar, trayendo destrucción tanto a los buenos como a los malos. Su joven espíritu intentó liberarse de todas las impresiones, pero en vano, especialmente porque los sabios y eruditos no podían ponerse de acuerdo sobre qué hacer con este tipo de fenómeno.
Luego cuenta sobre otro evento el verano siguiente que lo hizo conocer más al Dios airado del Antiguo Testamento. Una violenta tormenta de granizo rompió las ventanas de la nueva casa, inundó las habitaciones y obligó a las sirvientas a gritar y rogar a Dios de rodillas que tuviera misericordia de ellas. Su fe fue doblemente sacudida. Dudaba de la paternidad de Dios y de la confianza en los hombres [que no podían explicar los caminos de Dios]. Esa actitud dio frutos en su vida posterior.
Los desastres naturales inesperados que no podemos prevenir naturalmente despertarán pensamientos profundos en las mentes de los niños reflexivos. Piensan más en estas cosas que los adultos, no menos, porque son tan nuevas y desconocidas para ellos. La fe de un niño puede ser devastada por la noticia de una gran catástrofe y la forma casual en que la gente la discute, y él nunca dirá una palabra al respecto. Pero tales desastres deberían ser oportunidades, no obstáculos. Cada día de nuestras vidas nos enfrentamos a eventos providenciales e inexplicables. No podemos reconciliar una idea con la otra. Estas contradicciones son lo que el ‘misterio de la piedad’ es para nosotros. No sería una mala idea confrontar a un niño con la existencia de ese misterio la primera vez que su mente se vea perturbada por algún desastre, ya sea público o personal. No sabemos todo; no estamos destinados a saberlo. Dios nos ha hecho seres limitados. Si entendiéramos todo, entonces no habría lugar para la fe en nuestras vidas. Solo creeríamos en lo que pudiéramos ver y entender. Pero considera esto: la repentina pérdida de todas esas vidas preciosas podría significar que la vida y la muerte no son tan devastadoras y definitivas para Dios como nos parecen a nosotros. Una cosa de la que estamos seguros es que las personas que mueren siguen existiendo. No sabemos cómo, tenemos que confiar en Dios para eso. Después de todo, Él es nuestro Padre, y el de ellos también. Este tipo de oportunidades para ejercitar nuestra fe deberían fortalecer nuestra confianza en Dios, no debilitarla.
Más tarde leímos un relato interesante sobre cómo el joven Goethe estaba insatisfecho con la formación religiosa que había recibido, así que decidió crear su propia religión. Como muchos otros niños, se hizo un altar con el atril lacado de su padre y ofreció objetos naturales con un fuego constante para simbolizar la manera en que el corazón del hombre se eleva en deseo por su Creador. Hizo la llama quemando conos de incienso, que encendía con una lupa calentada al sol. Pero la segunda vez que hizo uno de estos sacrificios, el altar se incendió, y ese fue el fin del intento del niño poeta de inventar su propia religión.
Escribe que, a través del trabajo duro, finalmente aprendió las cosas que su padre y los maestros que su padre contrató querían que aprendiera. Pero no tenía una base sólida en nada. Ya hemos visto que no le gustaba la gramática, aunque toleraba la gramática latina porque las rimas ayudaron a su memoria. Los niños también tenían un libro de geografía en verso, y eso les ayudaba a recordar hechos y nombres de lugares. Pero usar su dedo en el globo para trazar los viajes de George Anson y los viajes de su padre es probablemente lo que les dio su verdadero conocimiento de geografía.
El padre de Goethe estaba orgulloso del talento de su hijo para el lenguaje y la retórica, y hizo muchos planes para el futuro basados en estos talentos. Por ejemplo, su hijo debería ir a dos universidades: primero a Leipzig, y luego podría elegir la segunda él mismo, y después debería viajar a Italia. Y, en ese momento, el padre comenzaría a hablar de Nápoles, lo cual era mucho más interesante para los niños que cualquier cosa que pudiera suceder en un futuro lejano.
Aprendieron los hechos básicos de la historia a partir de la gran Biblia en folio, el Orbis Pictus de Comenius y la Crónica de Gottfried ilustrada con xilografías. Goethe también se alimentó de fábulas, mitología y las Metamorfosis de Ovidio, que fue el primer libro que se esforzó por estudiar.
V
En octubre de 1756, cuando tenía siete años, un evento público llamó la atención de Goethe. Comenzó una guerra [la Guerra de los Siete Años] que iba a influir en su vida durante los siguientes siete años. Federico el Grande [Federico II], el rey de Prusia, atacó Sajonia con 60,000 hombres, y en lugar de dejar que la guerra se explicara por sí misma, había emitido un manifiesto explicando por qué había invadido Sajonia. Este movimiento astuto polarizó a la gente en dos grupos, y la familia Goethe se dividió como todos los demás. El abuelo había asistido a la coronación de Francisco I y recibió una cadena de oro de la emperatriz, por lo que él y algunos miembros de la familia se alinearon con Austria. [Austria, bajo el mando de von Browne, ayudó a Sajonia.] El padre había sido leal al desafortunado Carlos VII, y se puso del lado de Prusia. La familia que antes había estado unida estalló en interminables disputas, porque cada tema recordaba sus apasionadas opiniones que la guerra había agitado. Goethe dice: ‘Yo también era prusiano–o, para ser más exacto, era fritziano. Eso es lo que nos hizo prusianos: la personalidad del gran rey que había influido en todos nosotros. Me regocijé con mis victorias junto a mi padre, escribí con gusto algunas canciones de triunfo y, aún con más gusto, escribí canciones que se burlaban del enemigo, aunque las rimas eran bastante malas.
Yo era el nieto y ahijado mayor, y había cenado con mis abuelos los domingos durante toda mi infancia. Los momentos que pasaba con ellos eran las horas más felices de mi semana. Pero ahora incluso su comida me disgustaba, porque tenía que escuchar cómo difamaban a mi héroe. Aquí había una opinión diferente, otro tipo de charla que la que escuchaba en casa. Mi afecto e incluso mi respeto por mis abuelos disminuyeron. No podía contarle nada de esto a mis padres; mi propio instinto, así como las advertencias de mi madre, me decían que no podía repetir nada de ello. Así que tuve que confiar en mí mismo. En este momento, al igual que cuando tenía siete años después del terremoto de Lisboa y comencé a dudar un poco de la bondad de Dios, ahora, debido a los eventos que rodearon a Federico II, comencé a dudar de si se podía contar con la opinión pública para ser justa. Tendía a ser reverente por naturaleza, y se necesitaba mucho movimiento para hacer que mi fe vacilara en áreas relacionadas con la reverencia.
Esto nos hace preguntarnos hasta qué punto se les debería permitir a los niños compartir el espíritu opinado y la controversia sobre religión y política que apasionan a sus padres. Creo que todos están de acuerdo en que los jóvenes y los niños deben ser excluidos de este tipo de tumulto. Nos gusta mantener a los niños más pequeños protegidos en la inocencia del cielo, y la animosidad y amargura políticas ciertamente no tienen lugar allí. Pero hay otra razón por la cual deberíamos reservar nuestras opiniones sobre estos temas urgentes frente a nuestros hijos. Es natural que queramos que compartan nuestra opinión, pero si les presionamos demasiado para que adopten nuestra perspectiva, es más probable que adopten la opinión contraria cuando sean mayores. Donde eran aliados sesgados y dogmáticos al principio, pueden volverse indiferentes o incluso hostiles. Esto podría ser la razón por la que a veces escuchamos de niños criados por padres unitarios que se convierten al catolicismo romano, o de un padre liberal que tiene un hijo conservador, y cosas por el estilo. Por todas estas razones, necesitamos contenernos frente a nuestros hijos. De hecho, moderarnos debido a su influencia podría ser bueno para nosotros. Pero, eventualmente, un niño tendrá que elegir un lado u otro, y decidir por sí mismo si tiene razón o no. Tomar sus propias decisiones es parte de su iniciación a la adultez.
Es sorprendente que el joven Goethe, con su sensibilidad poética, no se haya puesto del lado de María Teresa, la buena y amable emperatriz, que evidentemente tenía derecho a su lealtad caballeresca. Pero este es otro caso en el que podemos leer entre líneas. No tomó el lado de Federico solo porque lo hiciera su padre; también tomó su lado porque el astuto rey había expuesto su caso, y, por su propia naturaleza, el caso expuesto es convincente para una mente lógica como la de Goethe. Tendemos a pasar por alto eso al tratar asuntos de religión y filosofía de la vida. Dejamos que aquellos que no están de acuerdo expongan su caso, pero es un hecho que la primera afirmación casi siempre lleva convicción. Tal vez por eso la enseñanza atea se difunde tan rápidamente entre tipos creativos e inteligentes. Por primera vez, han escuchado una afirmación lógica que no insulta su intelecto. Se puede encontrar evidencia para respaldar casi cualquier afirmación, y el estudiante novato cuya mente construye el argumento razonable para probar la idea se siente de repente lleno de alegría por su propia lógica. ‘¡He pensado!’ piensa para sí mismo, quizás por primera vez en su vida. Su razón disfruta de la satisfacción de demostrar lógica. Por eso es tan difícil cambiar tales opiniones; en este caso, son convicciones primarias. Es especialmente difícil llegar a una persona así a través del sentimiento emocional. No hay nada de malo en el orgullo intelectual.
El error que cometemos es no usar nuestro intelecto para justificar el pensamiento correcto y la vida correcta. Rara vez nos molestamos en ofrecer a los jóvenes la lógica intelectual para cualquier opinión que les ofrecemos. Todo se hace de manera casual. Y luego nos angustiamos cuando los jóvenes demuestran ser más sabios que nosotros y hacen un llamado a la razón para justificar opiniones que nos repelen porque son tan erróneas.
Otra cosa a notar es la audaz confianza en sí mismos de los jóvenes. Todos los jóvenes están seguros de sus opiniones, no porque sean tontos y arrogantes, sino porque aún no se han dado cuenta de que personas igualmente razonables e inteligentes tienen opiniones opuestas sobre cualquier tema dado. En esta área, como en tantas otras, siento que falta una base racional de educación sensata–en otras palabras, un estudio metódico de la naturaleza humana [como el presentado en el cuarto volumen de CM, ‘Nosotros mismos.’]
Podemos aprender mucho de algunos de los comentarios de Goethe: ‘Reflexionando cuidadosamente sobre el asunto, ahora puedo ver dónde había una semilla de indiferencia en mí, incluso desprecio, hacia el público que influyó en una parte de mi vida.’ No fue hasta hace poco que pude controlarlo a través de una mayor comprensión y cultivo. La conciencia de la injusticia en mi partido político preferido me resultaba inquietante incluso entonces; de hecho, me dolía porque me acostumbraba a tener una barrera entre yo y aquellos a quienes amaba y valoraba.
La sucesión interminablemente rápida de batallas y eventos dejó a ambos lados sin mucho descanso ni paz. Nos deleitábamos con mezquindad en rehashar cada mal imaginado y magnificar cada truco del lado opuesto. Seguimos atormentándonos unos a otros durante unos años, hasta que los franceses tomaron Frankfurt–y entonces descubrimos lo que era el verdadero malestar.
Los adultos en la casa mantenían a los más jóvenes en casa con más frecuencia, tal vez porque temían lo que los jóvenes simpatizantes entusiastas pudieran hacer en un pueblo dividido en ambos lados. En un esfuerzo por mantenerlos fuera de las calles, idearon todo tipo de ideas para entretenerlos y mantenerlos ocupados. Se sacó de nuevo el teatro de marionetas de la abuela y se produjeron obras a una escala aún mayor. Un niño tras otro fue invitado a ver el espectáculo, y, de esa manera, Goethe hizo muchos amigos. Pero los chicos son inquietos, y los jóvenes actores tuvieron que empezar a mostrar sus obras a niños más pequeños que tenían padres para mantenerlos en orden. Goethe da un relato detallado de esta etapa de su vida en Wilhelm Meister. Escribe sobre las obras que escribió, la admiración de sus amigos, la frustración que sentía porque sus obras nunca parecían llegar a un punto, la elaborada puesta en escena y muchas otras cosas.
Me entregué a mi imaginación. Ensayaba y me preparaba todo el tiempo. Imaginaba todo tipo de planes colosales sin darme cuenta de que, al mismo tiempo, estaba socavando la base de mis esquemas. Él fue quien hizo el equipo y los accesorios que necesitaban los actores jóvenes. Hizo las espadas, doró y decoró las vainas, hizo plumas para los cascos de papel, hizo escudos e incluso cotas de malla. Marchábamos por los patios y traspatios, y golpeábamos ferozmente las cabezas y escudos de los demás. Tuvimos muchas discusiones y desacuerdos, pero ninguno que durara. Los otros chicos estaban felizmente satisfechos con este juego de batalla, pero no Wilhelm/Goethe. Pensar en tantas personas armadas naturalmente estimulaba ideas de caballería. Desde que empecé a leer viejas historias de aventuras, esas ideas románticas llenaron mi imaginación. Fue particularmente influenciado por una versión de Jerusalén Liberada [de Torquato Tasso] que encontró, y vivió en la atmósfera de ese poema durante mucho tiempo. Aquí está lo que dice sobre Clorinda: ‘Su feminidad con su aspecto de fuerza masculina, la plenitud pacífica de su ser, tuvo una gran influencia en mi mente, que apenas comenzaba a desarrollarse.’ Repetí la historia del trágico duelo entre Tancredo y Clorinda cientos y cientos de veces.
Por mucho que la perspectiva cristiana apelara a mi naturaleza, no podía evitar ponerme de todo corazón del lado de la heroína pagana cuando planeó quemar las grandes torres de los sitiadores. Y cuando Tancredo se encontró con el supuesto caballero [Clorinda] en la oscuridad y lucharon bajo el velo de la fatalidad, nunca pude decir las palabras en voz alta:
“Pero ahora la hora cierta y fatal está a la mano. El destino de Clorinda ha llegado a su fin y debe morir”
Sin que las lágrimas se me agolparan en los ojos. Y mis lágrimas corrieron aún más cuando el amante condenado lanzó la espada en el pecho del caballero, abrió el yelmo del guerrero moribundo, reconoció a Clorinda, la dama de su corazón, y, con un escalofrío, trajo agua para bautizarla. Mi corazón se desbordó cuando Tancredo hundió su espada en el árbol del bosque encantado, y la sangre brotó del árbol y una voz llegó a sus oídos diciendo que estaba hiriendo a Clorinda de nuevo. El destino le había condenado a herir sin querer a la persona que más amaba una y otra vez. Esos versos se apoderaron tanto de mi imaginación que la parte del poema que había leído comenzó a unirse vagamente en un todo en mi mente, y me cautivó tanto que tuve que representarlo de alguna manera. Decidí representar a Tancredo y Clorinda en una obra de teatro. Dos armaduras que ya había hecho parecían perfectas. Uno estaba hecho de papel gris oscuro con escamas, y sería adecuado para el solemne Tancredo. El otro, hecho de papel dorado y plateado, podría ser para el magnífico Rinaldo. En la emoción de lo que anticipaba, les esbocé todo el proyecto a mis amigos. Les encantó la idea, pero no podían entender cómo algo tan glorioso podría hacerse—y, aún más, cómo podría hacerlo ellos. [usando la traducción de Carlyle de Wilhelm Meister.]
VI
Y así, por segunda vez, las circunstancias obligaron al joven poeta a seguir el camino de su carrera. También escuchamos sobre su éxito como narrador. La juventud de Frankfurt estaba asombrada con su historia de La Nueva París.
En este momento, parece que Goethe tenía clases con otros chicos, pero eso no le fue muy bien.
El maestro era duro y cruel, y Goethe, su mejor alumno, aprovechó su crueldad para practicar soportar el dolor sin quejarse. Escribe sobre cómo tres de los peores chicos de la clase lo atacaron una vez y le cortaron las piernas con varas. Lo soportó hasta que el reloj marcó la hora de terminar las clases. Entonces se volvió contra ellos y los conquistó a todos. Pero, en general, su experiencia en la escuela pública fue considerada un fracaso y se le mantenía en casa con más frecuencia. Parece que era amigable con sus compañeros de clase, pero su actitud superior indudablemente exasperaba a sus amigos, que no eran tan talentosos como él. Tal vez si hubiera hecho algo de entrenamiento en el gimnasio de su ciudad natal, las cosas le habrían ido mejor. Habría aprendido sobre el dar y recibir de la vida, hasta dónde soportar las cosas, cuándo no tolerar las cosas y, sobre todo, cómo soportar las cosas con buen humor. También habría aprendido que otros chicos tienen cerebro, y habría sentado las bases para una sólida formación académica. Entonces, al final, no habría tenido que confesar que no había tenido una buena base en nada.
En cualquier caso, eso habría sido cierto con un niño brillante común, pero no podemos estar seguros con un poeta. Sabemos que no habríamos tenido a Milton si la erudición no se hubiera añadido a su don poético. Por otro lado, Byron y Shelley han dicho que sus experiencias escolares en Eton y Harrow tuvieron muy poco efecto en los poetas que llegaron a ser más tarde. Tal vez el punto sea que cuanto más original es la mente, menos capaz es de conformarse y trabajar en surcos, por lo que la gramática e incluso las matemáticas resultan tediosas. Pero no podemos asumir que lo que es bueno para un genio sea lo mejor para todas las personas de intelecto ordinario.
El hecho es que un genio no puede aceptar la disciplina académica de la escuela, no tanto por rebeldía, sino porque la mente del genio siempre está preocupada por desarrollar su propia disciplina mental. En este sentido, un genio es una ley para sí mismo. No es anárquico, pero tiene un enfoque limitado sobre la educación. Los padres de un genio podrían perjudicarlo si no le dan al menos la oportunidad de probar la educación escolar como un medio para adquirir hábitos de pensamiento claro, hacer juicios adecuados y mantener relaciones con otros niños, una habilidad que a menudo falta en las personas que han sido educadas de manera casual [presumiblemente, niños que han sido dejados en casa sin un plan metódico de lecciones]. Los padres de un genio no necesitan temer que la escuela reprima los dones que valoran en su hijo. Los genios tienen una manera asombrosa y molesta de evadir las cosas que les incomodan, y algún día estarán agradecidos por cualquier educación que sus maestros hayan logrado inculcarles.
Goethe arroja toda la luz posible sobre el tema de la infancia que evoluciona hacia la adultez.
¿Quién es capaz de hablar verdaderamente sobre la plenitud de la infancia? Nos deleitamos y admiramos a los niños pequeños cuando los vemos jugar, pues, de hecho, la promesa de la infancia suele ser mayor que el cumplimiento realizado. Es como si la Naturaleza, entre sus otros trucos, hubiera diseñado trucos especiales para frustrarnos aquí también.
Pero el crecimiento es más que un mero desarrollo. Todos los diferentes sistemas físicos que intervienen en la formación de un hombre surgen unos de otros, se siguen unos a otros, se transforman unos en otros, se agolpan unos con otros, e incluso se tragan unos a otros, hasta que, después de cierto tiempo, apenas queda rastro de muchas de las actividades e indicios de habilidades potenciales que tenía el niño. Incluso si, en general, los talentos de una persona parecen estar en una cierta dirección, sería difícil incluso para el filósofo más grande y experimentado rastrearlo con certeza. Sin embargo, es bastante posible detectar la indicación subyacente de una tendencia.
El temperamento inquieto de los burgueses de Fráncfort durante los siete años de la guerra fue, sin duda, una de las diversas circunstancias que influyeron en Goethe. Incluso cuando su ciudad no se veía directamente afectada, cada familia e incluso cada individuo tomaba partido, como hemos visto. Fráncfort ya había sido dividida por tres facciones religiosas, y esta nueva división fue muy acalorada. Al principio, el padre de Goethe, incluso con sus simpatías por Fritz, continuó viviendo su vida tranquila y culta, como los pocos amigos que lo rodeaban. Goethe enumera toda una serie de libros bellamente encuadernados escritos por poetas cuyos nombres son oscuros hoy en día, al menos fuera de Alemania. El padre los leía constantemente y los conocía bien, al igual que Goethe. Podía recitar largos pasajes para entretener a los adultos.
Pero todos esos adultos entendían que la poesía era un arte en el que la forma era al menos tan importante como el contenido, y el padre de Goethe insistía en este carácter formal de la poesía con una intensidad apasionada cuando un amigo cercano, que había sido muy influenciado por el Messias de Friedrich Gottlieb Klopstock, intentaba ganarse su simpatía. Pero el padre de Goethe amaba la poesía que se ajustaba a ciertas reglas, y no podía aceptar a Klopstock, cuyos poemas no rimaban y que era bastante descuidado con el metro. Así que el amigo abandonó la discusión y solo leía a Klopstock los domingos. Pero había ganado tres conversos: la madre y los niños tomaron prestado su libro y lo memorizaron durante los días de semana [cuando él no lo estaba usando]. Hay una escena divertida cuando estos se estaban llevando a cabo lecturas secretas. Un barbero le estaba afeitando al padre, y los dos niños estaban sentados en taburetes fuera de la vista [pero al alcance del oído] del barbero y recitándose mutuamente en un lenguaje tan fuerte (¡uno de los hablantes era Satanás!) que el barbero perdió la compostura y derramó el tazón de espuma por todo el padre.
VII
El año 1759 fue agitado para todas las familias en Fráncfort porque comenzó la ocupación francesa y duró un par de años. El padre de Goethe se vio especialmente afectado. Su casa recién reconstruida ni siquiera estaba terminada y se esperaba que alojara al Conde Thorane, el Teniente del Rey, y a su personal. No podía reconciliarse con esta invasión de su espacio. La primera noche, cuando estaban asignando las habitaciones, el Teniente hizo un intento de buena voluntad. Se mencionó al azar la decoración de una de las salas de recepción [y colgar arte en sus paredes], y el Conde Thorane, que estaba interesado en las artes, insistió en ver los cuadros de inmediato. Los admiró, preguntó quiénes eran los artistas y hizo todo lo posible por ser extremadamente cuidadoso con estos tesoros del hogar. Pero a pesar de este gusto compartido por el arte, el padre de Goethe no podía aceptar esta nueva situación de vida. Se volvió cada vez más deprimido. Las dificultades apenas fueron suavizadas por la ama de llaves, que intentó aprender algo de francés de un amigo en común. Este amigo mutuo le explicó a la conde Thorane la dificultad de la situación.
Pero los niños se divirtieron mucho. El teniente tenía una especie de jurisdicción civil sobre las tropas, y constantemente había oficiales y soldados entrando y saliendo. Los niños siempre estaban asomándose por la escalera común, y llegaron a conocer bastante sobre asuntos militares y soldados. El joven Goethe se hizo útil al Conde de una manera notable. Tenía diez años en ese momento y sabía dónde vivían y se reunían los artistas locales, los artistas de las pinturas que su padre le había mostrado al Teniente. Aún más que eso, el joven Goethe estaba acostumbrado a asistir a subastas de arte y siempre había podido describir los temas de las pinturas que se estaban vendiendo (¿tal vez no siempre con precisión?). Había escrito un ensayo sugiriendo doce cuadros que podrían pintarse sobre la vida de José, y algunos de estos de hecho fueron pintados. En una palabra, el joven Goethe a los diez años parece haber sido un conocedor. El conde Thorane no solo lo llevaba con él, sino que también seguía su consejo sobre la elección de cuadros para el castillo que estaba organizando para su hermano mayor.
Se instaló un pequeño estudio en la casa, y varios artistas venían a pintar para el Conde. A todos los artistas parece que les gustaba tener al chico cerca. Esta historia es interesante en la forma en que insinúa lo versátil que era Goethe. Podría haber sido un gran científico, o un gran artista, si la poesía no se hubiera convertido en la pasión de su vida.
Aparentemente, la discusión familiar con un hombre como el conde Thorane debió ser un factor importante en la educación de Goethe. Thorane parece ser el tipo de oficial francés con el que la historia nos ha familiarizado. Tenía modales dignos y reservados, mantenía una actitud amistosa, relaciones con los soldados bajo su mando, en parte a través de su ingenio agudo y a veces abrasivo. Una circunstancia en particular parece haber impresionado al joven Goethe. Durante un día, o a veces incluso días, el conde, que normalmente era accesible, desaparecía. Aparentemente, era propenso a períodos de hipocondría y depresión. Durante estos períodos, no veía a nadie excepto a su sirviente. Ese es un impresionante ejemplo de autocontrol.
Pero creo que debería explicar con más detalle cómo, a pesar de estas circunstancias, aprendí algo de francés con bastante facilidad, aunque nunca lo aprendí formalmente. Mis dones innatos me ayudaron a captar fácilmente el sonido y el ritmo de un nuevo idioma: su fluidez, acento, tono y otras características distintivas. Muchas palabras ya me eran familiares gracias a mi conocimiento del latín y, aún más, del italiano. En muy poco tiempo, escuché bastante francés de sirvientes, soldados, guardias y visitantes. Pronto, aunque no podía iniciar una conversación, pude entender preguntas y respuestas. Pero dice que el teatro francés le ayudó aún más. Su abuelo le dio un pase libre, y él iba allí todos los días, en contra de los deseos de su padre, pero con el apoyo y la ayuda de su madre. Al principio, era entretenido solo captar el acento y observar los gestos de los actores. Luego encontró un volumen de Racine en casa, y se le ocurrió la idea de memorizar largos discursos y recitarlos lo mejor que pudiera de la misma manera en que los había visto en el teatro, aunque realmente no entendía lo que decían.
Y luego hizo amistad con un chico francés que tenía algún tipo de conexión con el teatro. Los dos se convirtieron en compañeros inseparables. Como no había nadie más con quien hacerse amigo, el otro chico logró entender el francés de Goethe, y con la ayuda de su comunicación casual, Goethe progresó tanto que su amigo se sorprendió. Los dos pasaron mucho tiempo en el teatro y encontraron la sala que se usaba como camerino. Allí, Goethe, sin entender mucho, vio lo que describió en Wilhelm Meister como las actividades de una pequeña compañía. Él y su amigo discutieron muchas cosas, y él dice: ‘en cuatro semanas aprendí más de lo que podrías imaginar.’ Nadie podía entender cómo de repente había aprendido francés como si fuera por inspiración.
Podría ser posible que, cuando dos países están políticamente aliados y tienen relaciones amistosas, los niños de ambos países pudieran turnarse para visitar las familias del otro [un programa de intercambio estudiantil]. Se puede aprender más francés en un mes de amistad con un buen chico francés que lo que el mejor profesor podría enseñar en un año. El deseo de comunicarse entre sí proporcionará toda la motivación necesaria.
Goethe llama al chico francés Derones. Le presentó a su hermana al joven Goethe. Era una joven seria y solemne que nunca olvidó que era mucho mayor que él. Si no hubiera sido por eso, probablemente habría sido su primer interés romántico en una serie de muchos. Pero se queja de que las jóvenes tienden a tratar a los chicos más jóvenes que ellas como si fueran sus tías. Sus regalos de frutas y flores no le hicieron ninguna impresión.
Después de un tiempo, los dos amigos tuvieron que pelear un duelo. No había conflicto ni desacuerdo entre ellos, pero eso no importaba. Derones desafió al joven Goethe y se fueron a un lugar solitario donde blandieron sus espadas de juguete. El chico francés satisfecho su honor cuando clavó su daga en una correa del equipo de Goethe. Luego, los dos chicos salieron a merendar y eran aún mejores amigos que antes.
Durante la ocupación francesa de Frankfurt, hubo muchos momentos divertidos para los niños y jóvenes. Había teatros, bailes, desfiles y marchas para los soldados, y los niños venían de todas partes para verlos. La vida de un soldado les parecía encantadora. Dado que el Teniente del Rey se alojaba en la casa de los Goethe, los hijos de Goethe se hicieron conocidos, al menos de vista, por cualquier persona que tuviera algún rango en el ejército francés.
Pero las cosas cambiaron cuando comenzó la guerra. ‘El campamento francés, la huida, defender la ciudad como una distracción para ocultar una retirada y mantener el puente, bombardear, saquear–todo esto fue muy emocionante y trajo tristeza a la gente de ambos lados.’ Esto ocurrió durante la Semana Santa de 1759. Una gran calma llegó antes de la tormenta. A los hijos de Goethe no les permitieron salir de la casa. Después de unas horas, carretas llenas de heridos de ambos bandos llegaron a la ciudad, lo que significaba que todo había terminado. En poco tiempo, el victorioso Conde Thorane regresó a caballo. Los hijos de Goethe corrieron hacia él y le besaron las manos para mostrar su alegría. Esto aparentemente le complació, y ordenó algunos dulces para celebrar el evento. Pero su padre se comportó de manera muy diferente. Saludó al General victorioso con insultos y hostilidad. Todos en la casa lo reprendieron, porque parecía seguro que él, el cabeza de familia, iría a la cárcel por esto. Pero un amigo intervino y salvó a este hombre amargado y bastante excéntrico, y la vida volvió a la normalidad.
VIII
Los niños seguían muy interesados en el teatro, y empezaron a representar obras medio históricas, medio mitológicas. Goethe tuvo la idea de escribir él mismo una obra de este tipo. Así que escribió un borrador, luego lo copió cuidadosamente y lo puso frente a su amigo Derones como si fuera una obra para que los actores la representaran. Derones lo leyó con gran atención y, cuando Goethe preguntó, dijo que sería posible representarlo, pero lo primero que había que hacer era revisarlo cuidadosamente con el autor. ‘ Mi amigo solía ser tranquilo, pero ahora parecía pensar que había llegado su momento de ser el líder. Se sentó conmigo para corregir algunos detalles triviales, pero cuando terminó, la obra estaba tan cambiada que apenas quedaba una piedra sobre otra. Eliminó un personaje, añadió otro, cambió a uno y sustituyó a otro. De hecho, actuó tanto como un director salvaje que se me erizaron los pelos. Parecía resentirse de cualquier autoría que pudiera tener. Me había hablado muchas veces de las tres unidades de Aristóteles, la armonía del verso y todo lo demás, de modo que tenía que reconocerlo como el creador y fundador de mi obra. Criticaba a los ingleses y despreciaba a los alemanes; de hecho, me presentó toda la rutina dramática de una manera que debía escuchar constantemente.
Pobre Goethe, tomó los restos de su obra y trató en vano de reconstruirla. Cuando había hecho una copia bastante fiel de cómo había sido originalmente, se la mostró a su padre. Esta vez su obra tenía una mejor recepción, y su padre ya no se quejaba cuando llegaba a casa del teatro.
La oposición de su amigo hizo que Goethe reflexionara. Estaba decidido a no permitir que su obra fuera criticada por teorías que no entendía, así que leyó el libro de Pierre Corneille sobre las Unidades de Aristóteles. Leyó y se sintió desconcertado por las críticas y contracríticas de El Cid, y descubrió que incluso Corneille y Racine tuvieron que defender sus opiniones de los ataques de los críticos. Trató con empeño de entender su punto de vista, y la famosa ley de las tres unidades le resultó tan desagradable como las reglas gramaticales. Una vez más, él era una ley para sí mismo y jugaba según sus propias reglas. No reconsideró esta decisión durante muchos años.
Después de un tiempo, el conde Thorane fue trasladado a otro puesto, y el canciller Moritz lo reemplazó en la casa de los Goethe. Parecía que todo lo que les sucedía a los Goethe les traía suerte. El hermano del Canciller era el Consejero de la Legación. Amaba tanto las matemáticas que era su pasatiempo. Ayudó al joven Goethe con su educación matemática, y Goethe usó eso para ayudarlo con las lecciones de dibujo, que tomaban una hora al día. Su instructor de dibujo ‘era un buen hombre, pero solo medio artista. Nos hacía dibujar líneas y colocarlas juntas. Ojos, narices, labios, orejas y finalmente rostros y cabezas enteras tenían que surgir de estas líneas, pero no había consideración por la forma natural o artística. Fuimos atormentados con esta sustitución de la figura humana por un tiempo, hasta que él pensó que habíamos progresado lo suficiente como para darnos las llamadas ‘pasiones’ de Charles Le Brun para copiar [probablemente sus estudios de fisiognomía], pero no nos gustaban estas imágenes. Pasamos a los paisajes y todas esas cosas que se enseñan con el sistema habitual de instrucción sin ningún objetivo o método. Finalmente, pudimos reproducir imitaciones cercanas y comenzamos a reproducir las líneas exactas sin preocuparnos por el valor artístico o la valía de la obra original que estábamos copiando.
Así, encontramos que entonces, al igual que en nuestros días, se suponía que la creación de arte debía ser ayudada por dispositivos mecánicos. Entonces, al igual que ahora, a los niños se les enseñaba a dibujar, no a partir de objetos naturales y reales, sino de dibujos de esos objetos. En otras palabras, se les enseñaba (y todavía se les enseña) a copiar líneas en lugar de recibir y registrar impresiones reales de cosas reales. El padre de Goethe creía que no había nada más motivador para los niños que ver a sus mayores aprender junto a ellos, así que también se esforzaba mucho en esta copia poco rentable. Usando un lápiz inglés sobre papel holandés fino, copió no solo las líneas del dibujo, ¡sino incluso el texto del grabador! Se dice que el emperador dijo: ‘Todo el mundo debe aprender a dibujar.’ El padre de Goethe se apoderó de esa cita como un ciego que tantea en la oscuridad sobre el desconcertante y desafiante campo de la educación.
Charlotte Brontë escribió sobre cómo Lucy Snowe practicaba de la misma manera laboriosa y se imaginaba que estaba aprendiendo a dibujar. La experiencia de la Lucy ficticia es probablemente un relato de los propios esfuerzos de ‘Currer Bell’. Nunca escuchamos que Charlotte Brontë aprendiera a dibujar, pero sabemos que Goethe siempre quiso dibujar. Incluso de anciano, seguía copiando detalles de algún cuadro, línea por línea, sombra por sombra. Parece que estamos permanentemente limitados por los defectos en nuestra educación, no solo de manera general, sino tema por tema, método por método. El único progreso real que hacemos es en lo que tuvo un comienzo vivo en nuestra juventud.
Siempre se había previsto que los hijos de Goethe aprendieran música, pero no fue hasta que el joven Goethe tomó el asunto en sus propias manos que apareció el hombre adecuado para enseñarles. Goethe escuchó por casualidad a un amigo que fue enseñado por un profesor de música que tenía un pequeño chiste para cada dedo y nombres tontos para cada línea y nota. Esto le atraía incluso a un niño dotado como Goethe. Pero tan pronto como el hombre fue contratado, los chistes terminaron, y las lecciones de música fueron extremadamente secas y aburridas hasta que su padre, como un educador creativo, contrató a un joven que había sido su secretario para ser maestro de escuela. El hombre hablaba bien francés y podía enseñarlo. El pueblo no estaba satisfecho con la enseñanza de la escuela pública, y esto proporcionó una oportunidad para una escuela privada. El joven trabajó tan duro para aprender música que hizo un progreso asombroso en solo unas pocas semanas. No solo eso, sino que conoció a un hombre que fabricaba instrumentos de primera calidad, y lo presentó a la familia Goethe. El entusiasmo de este joven maestro fue precisamente la chispa que estaban esperando en lo que respecta a la música.
IX
Cuanto más me permitían trabajar de esta manera, más quería hacerlo, e incluso pasaba mi tiempo libre en todo tipo de actividades maravillosas. Desde mis primeros días, había sentido un gran interés por aprender sobre los objetos naturales.
Recuerdo que de niño solía desarmar flores para ver cómo estaban unidos los pétalos. Incluso arranqué pájaros para ver cómo estaban sujetas las plumas a las alas. Los niños no deberían ser culpados de esto. Incluso los naturalistas piensan que descubrirán más desmembrando y separando que conectando y uniendo, y aprenden más estudiando cosas muertas que cosas vivas.
Un día, una piedra imán cuidadosamente cosida en un paño rojo experimentó el resultado de mi curiosidad. No solo podía ejercer poder sobre una pequeña barra de hierro unida a ella, sino que se volvía más fuerte. Cada día podía atraer un peso más pesado. Esta habilidad secreta me deleitaba, y pasé mucho tiempo simplemente preguntándome sobre esta habilidad. Finalmente decidí que podría averiguar más quitando la cubierta exterior. Así que quité el paño, pero no supe nada más sobre su secreto, porque el hierro descubierto no me enseñó nada más. Así que también quité el hierro y sostuve la piedra imán desnuda en mis manos. Nunca me cansé de experimentar con limaduras de hierro y agujas. Mi mente no obtuvo ningún beneficio real de estos experimentos, aparte de una lección aprendida de la manera difícil. No pude averiguar cómo volver a armar la cosa. Las piezas se destruyeron y perdí tanto el fenómeno secreto como el objeto en sí.
Un amigo suyo tenía una máquina eléctrica, y esto era una fuente de interés para los niños. Era una forma más de despertar la imaginación científica del joven Goethe.
Dos actividades que su padre les hizo hacer fueron dificultades para ellos. Una era cuidar de los gusanos de seda. Se preparó una habitación para criar los gusanos, pero era difícil mantenerlos saludables en un entorno tan artificial. Miles de ellos murieron, y quitar los muertos y mantener el resto limpios y en buen estado se convirtió en la responsabilidad de los niños. La otra tarea que ellos desagradables relacionadas con las imágenes de Roma que habían traído tantas primeras impresiones. Las grabados que habían estado exhibidos en las paredes de la casa antigua durante tanto tiempo ya no estaban en condiciones lo suficientemente buenas para decorar la nueva casa. Se les dio a los niños la tarea de mantener una hoja con una plancha de cobre adjunta constantemente humedecida durante un tiempo considerable, hasta que estuviera lo suficientemente blanda como para ser retirada de lo que estaba montada. Había bastantes grabados, así que era un gran trabajo. Cualquiera que lea el libro de Goethe se siente contento de que tuviera algunas tareas aburridas que hacer. Parece que tuvo muy poco trabajo que hacer; el significado de “deber” solo se puede aprender al tener que cumplir con un deber que sería preferible eludir.
Para que a nosotros, los niños, no nos faltara nada de lo que la vida y el aprendizaje tenían para ofrecer, un profesor de inglés se ofreció a dar sus servicios. Él enseñaría a cualquiera con algo de experiencia en idiomas extranjeros a hablar inglés en cuatro semanas–al menos, suficiente inglés para seguir estudiándolo por su cuenta. Requería la misma tarifa moderada sin importar cuántos estudiantes se inscribieran.
Mi padre decidió intentarlo en el acto. Tomó lecciones de este eficiente maestro junto con mi hermana y conmigo.
El maestro daba las lecciones, y había mucha repetición. Durante cuatro semanas, todos nuestros otros estudios fueron dejados de lado. Después de las cuatro semanas, el maestro dejó nuestra casa, satisfecho con nuestro progreso, y nosotros también estábamos satisfechos. Se quedó en la ciudad y encontró muchos otros estudiantes, pero venía a vernos de vez en cuando. Nos estaba agradecido porque habíamos sido uno de los primeros en confiar en él, y le gustaba presumir de nosotros como modelos ante los demás.
Sería interesante saber si ese profesor de inglés no nombrado anticipó los métodos conversacionales de enseñanza de idiomas extranjeros que usamos hoy en día.
Pero tener nuevas habilidades significa nuevas responsabilidades. Su padre estaba ansioso por que mantuvieran su recién adquirido inglés, así como los otros idiomas que habían aprendido. Goethe estaba cansado de tantas gramáticas con sus listas individuales de excepciones. Se le ocurrió un plan. Aunque no lo originó, podría hacernos bien seguirlo.
Se me ocurrió resolver el asunto de una vez por todas. Inventé una historia sobre seis o siete hermanos y hermanas que estaban dispersos por el mundo, lejos unos de otros, y que se intercambiaban noticias sobre sus diversas situaciones de vida y experiencias entre ellos. El hermano mayor habló sobre las circunstancias y sus viajes en buen alemán. La hermana, de manera femenina con puntos y oraciones cortas, le contó a él y luego a sus otros hermanos sobre su rutina doméstica y su vida amorosa. Un hermano estudiaba latín y escribía un latín muy formal, con una posdata ocasional en griego. Otro hermano era agente en Hamburgo y tenía que gestionar la correspondencia en inglés. Un hermano menor en Marsella tenía que comunicarse en francés. En cuanto al italiano, un hermano era músico y estaba escribiendo su primer ensayo. El más joven había sido privado de todas las demás lenguas y tenía que hablar en Juden-Deutsch [una forma de alemán hablada por la población judía], y sus frases temerosas sumían a sus hermanos en la desesperación. Esta idea hizo reír a mis padres. Decidieron que este plan extraordinario necesitaba algo de organización. Así que estudié la geografía de los lugares donde mis personajes vivían y creaban localidades básicas con todo tipo de intereses humanos—cualquier cosa relacionada con los intereses de mis personajes. De esta manera, estaba aprendiendo más. Mi padre estaba más feliz, y yo absorbía rápidamente lo que necesitaba revisando y completando las historias.
En nuestros tiempos, hay una tendencia desafortunada a subestimar el conocimiento, sin embargo, el conocimiento es el aspecto principal de la educación. El conocimiento de la Biblia, en particular, se desestima por varias razones. Una persona práctica y utilitaria pregunta: ‘¿Qué valor tiene enseñar a un niño las historias mitológicas de los libros anteriores y las historias insignificantes de la nación poco importante de Israel en los libros posteriores?’ mientras que los padres religiosos tienden a elegir solo las partes de la Biblia que creen que inspirarán sentimientos religiosos en sus hijos. En estos días también tenemos el problema adicional de la crítica superior y sus ataques. Nos preguntamos cuán seguro es ofrecer conocimiento bíblico a un niño cuando aún no hemos escuchado el resultado final de los desafíos críticos, y nuestro hijo puede escuchar más tarde que todo lo que le hemos enseñado ha sido refutado punto por punto. Si tan solo pudiéramos saber cómo este tipo de conocimiento afecta a un niño. Si tan solo pudiéramos saber cómo el propio intelecto crítico de un niño inteligente examina las escrituras por sí mismo, y si tan solo pudiéramos saber qué le queda al niño para aferrarse después de que su propio escepticismo haya jugueteado con el texto bíblico.
Goethe nos cuenta todas estas cosas en Aus Meinem Leben. [‘De mi vida,’ es decir, su autobiografía]. Nos da todos los detalles más triviales de sus propios estudios bíblicos, nos cuenta cuál era su actitud al abordar estos estudios y cómo, poco a poco, su conocimiento de la Biblia se convirtió en el más precioso de todos sus tesoros intelectuales. Así fue como ocurrió. Cuando tenía nueve o diez años, se sentía desconcertado con los varios idiomas que su padre esperaba que dominara, así que, como acabamos de leer, se le ocurrió la idea de empezar un diario familiar con hermanos ficticios escribiendo sus partes en el idioma del país en el que supuestamente vivían. Tenía algunos conocimientos de Juden-Deutsch [hablado por los judíos alemanes, algo así como el yidis], así que uno de los hermanos iba a corresponder en ese idioma.
Esta idea ingeniosa, como todas las ideas, llevó a más ideas, produciendo según su propia especie, por así decirlo. Su mente analítica encontró que el idioma Juden-Deutsch era fragmentario e inadecuado. Así que tuvo que añadir el hebreo a la lista de idiomas que estaba aprendiendo. Su padre pudo conseguirle lecciones con el Dr. Albrecht, el Rector [capellán] de la escuela preparatoria clásica. Este Rector parece haber tenido una mente original, juguetona y satírica. La gente del pequeño pueblo no lo entendía muy bien. Naturalmente, se llevaba bien con el joven genio al que iba a enseñar.
Las lecciones de hebreo fueron sin duda un placer tanto para el maestro como para el estudiante. Las impresiones que las Escrituras Hebreas [Antiguo Testamento] hicieron en Goethe son particularmente interesantes para nosotros hoy en día, en una época en la que el tema de la enseñanza de la historia del Antiguo Testamento se debate tan a menudo. El joven Goethe ya podía leer el Nuevo Testamento griego y parece que seguía en la iglesia el Nuevo Testamento en el idioma original mientras se leía en voz alta durante los servicios. Pero un joven con su mente brillante, con una tendencia tanto hacia la lógica como hacia la ciencia, encontró muchas discrepancias en las Escrituras. Ya había noté las contradicciones entre la tradición y lo actual y posible, y había confundido a todos mis tutores con preguntas sobre el sol deteniéndose para los gibeonitas, y la luna también deteniéndose en el valle de Ajalón [ambos en Josué 10], así como otras improbabilidades e inconsistencias. Todas estas preguntas se reavivaron porque, al aprender hebreo, trabajé exclusivamente con el Antiguo Testamento, no en la traducción de Lutero, sino utilizando la versión interlineal con la traducción de Sebastian Schmid impresa debajo del texto. Mi padre me lo había conseguido. Leer, traducir, gramática, copiar y repetir palabras generalmente tomaba menos de media hora, y, con el tiempo que nos quedaba, inmediatamente comenzaba a atacar el significado del pasaje con el que acababa de trabajar, así como las discrepancias que recordaba en libros posteriores, aunque todavía estuviéramos trabajando en el Génesis. Al principio, el buen anciano intentó desanimarme de hacer estas preguntas tosiendo y riendo, pero después de un tiempo, comenzó a encontrar mis preguntas divertidas. Sus tosidos parecían insinuar que podría someterse a responderlas, así que fui persistente, aunque estaba más interesado en expresar mis dudas que en que me las respondieran. Me volví aún más animado y audaz, y su comportamiento parecía estar animándome. Pero nunca pude sacar nada de él excepto una risa ocasional que lo sacudía, y el comentario, ‘¡tonto bribón!’
Aun así, su maestro era consciente de las dificultades que tenía el joven Goethe y estaba dispuesto a ayudarlo de la mejor manera posible. Le recomendó un gran Comentario inglés en su colección que intentaba interpretar pasajes difíciles de una manera reflexiva y sensata. Los divinos eruditos que lo tradujeron al alemán
¡En realidad habían mejorado el original! Citaron diferentes opiniones e interpretaciones y luego adoptaron una visión que preservaba la dignidad de la Biblia, haciendo evidente la base del cristianismo, pero teniendo en cuenta la comprensión humana. A partir de ahora, cuando el joven Goethe planteaba sus dudas y preguntas al final de las lecciones, su maestro lo remitía al Comentario. Goethe tomaba uno de los volúmenes del libro y leía mientras el maestro leía su propio libro de Luciano. Cuando Goethe hacía más preguntas, el maestro simplemente se reía con su peculiar risa. ‘Durante los largos días de verano, me dejaba sentar tanto tiempo como pudiera leer, a menudo solo.’ Más tarde, empezó a dejarme llevarme volúmenes individuales a casa.
Sería interesante saber más sobre estos Comentarios que satisfacían a una mente joven tan aguda. En cualquier caso, podemos recomendar e imitar la sabiduría del Dr. Albrecht. De todas las diferentes maneras de encontrar la verdad, la discusión es probablemente la más fútil porque la persona que hace la acusación está empeñada en justificar sus propias dudas, no en que se les respondan. Su voluntad individual adopta inconscientemente una actitud combativa y atesora la duda como una causa que debe ser defendida y luchada. Como sabemos, la Razón está lista para proporcionar argumentos que apoyen cualquier posición que adoptemos. Pero si a los jóvenes se les da un buen libro que trate las preguntas que han planteado, y se les da tiempo para digerirlo a su propio ritmo sin discusión ni comentario de nuestra parte, y según su propio nivel de sinceridad e inteligencia, entonces estarán más abiertos a la convicción. El silencio y la risa de este sabio maestro valen la pena recordar cuando nos sorprenden las atrevidas declaraciones de los jóvenes escépticos que conocemos. Además, su sabia pasividad puso una solución en manos del joven cuestionador sin hacer ningún intento de convencerlo.
La gente puede ir a donde decida ir, puede hacer lo que decida hacer, pero siempre regresará al camino que la Naturaleza ha preparado y planeado para que él lo recorra. Y eso es exactamente lo que me pasó en ese momento. Mi trabajo con el idioma hebreo a partir del texto de la Biblia creó una vívida visión en mi mente de esa tierra de Israel tan a menudo alabada, y de los países en sus fronteras, así como de las personas y eventos que glorificaron ese lugar durante miles de años.
Algunos padres que creen en Dios son reacios a familiarizar a sus hijos con el Antiguo Testamento debido a las discrepancias en él, o al pecado y la inmoralidad en algunas de las historias, o a la multitud de preguntas sobre quién las escribió realmente y si fueron realmente inspiradas. Esos padres podrían encontrar esta parte de la educación de Goethe muy instructiva e interesante. Goethe era un niño propenso a la duda, rápido para criticar, cuyo mente ávida desgarraba el corazón de cualquier tema que estudiaba. Admite que encontró placer en ciertos problemas científicos que la Biblia parecía tener. Pero, ¿cuál fue el resultado final? Fue esto: los recuerdos de la infancia de Goethe son la defensa más valiosa de la enseñanza bíblica que conozco.
Este pequeño trozo de tierra, la Tierra Santa, sería testigo del crecimiento de toda la raza humana. La primera y única historia que tenemos de los comienzos del mundo proviene de allí. Este escenario fue presentado a mi imaginación, y cambiado y adaptado para incluir muchas grandes travesías y asentamientos. Desde este lugar, entre cuatro ríos cuyos nombres conocemos, fue elegido de toda la tierra poblada, un pequeño pero totalmente agradable lugar para la época temprana de la existencia del hombre. Aquí es donde se desarrollarían sus actividades, y aquí es donde encontraría el destino que se transmitió a todos sus descendientes: el destino de perder su paz a cambio de la búsqueda del conocimiento. El paraíso le estaba cerrado para siempre. Había cada vez más gente, y se volvían cada vez más malvados. Dios aún no estaba acostumbrado a las malvadas acciones de esta raza de humanos. Se impacientó y destruyó la raza. Solo unas pocas personas se salvaron de la devastadora inundación. Tan pronto como esas mortales aguas de inundación se habían retirado, esas almas agradecidas y salvadas vieron el suelo familiar de su patria. Dos de los cuatro ríos, el Éufrates y el Tigris, seguían fluyendo en sus lugares habituales. El río Éufrates sigue allí con el mismo nombre. El Tigris se infiere por el curso de su camino. Uno difícilmente esperaría que cada detalle del Paraíso permaneciera exactamente igual después de ese tipo de catástrofe violenta. Ahora la nueva raza humana comenzaba por segunda vez. La gente encontró diferentes maneras de conseguir comida y trabajar. Principalmente, lo hacían reuniendo grandes grandes manadas de animales domesticados y viajando con ellos. Esta forma de vida, y el aumento de personas a medida que las familias crecían, hizo necesario que la gente se dividiera y tomara diferentes caminos. La idea de que los parientes y amigos se fueran y nunca los volvieran a ver no les agradaba, así que se les ocurrió la idea de construir una torre alta que les mostrara el camino de regreso desde lejos. Pero este intento fracasó, al igual que el primero. No se les iba a permitir seguir siendo felices, sabios, numerosos y unidos. Dios envió confusión entre ellos y su proyecto de construcción se detuvo. La gente se dispersó y el mundo entero se pobló, pero dividido. Pero nuestro enfoque y preocupación es por esta región en particular. Por fin, el fundador de una raza de personas salió de esta región. Este hombre tuvo la suerte de haber influido y marcado un carácter distintivo en sus descendientes, y este personaje sería el medio para unirlos para siempre. Se convertirían en una gran nación, inseparables a través de todos los cambios que vendrían.
Bajo la influencia de la guía divina, Abraham vaga hacia el oeste desde el río Éufrates. El desierto no es demasiado difícil para que él lo atraviese. Llega al río Jordán, lo cruza y deambula por la hermosa tierra del sur de Palestina. Palestina ya pertenecía a otro pueblo y estaba bastante poblada. Esta tierra tenía montañas. No eran demasiado altos, pero eran rocosos y no muy buenos para cultivar cosas. Muchos valles agradables y bien regados los atravesaban. Pueblos, campamentos y viviendas individuales estaban esparcidos por toda la llanura a ambos lados del gran valle cuyos arroyos desembocan en el río Jordán. La tierra estaba habitada y construida, el mundo aún era espacioso y la gente no se preocupaba por cómo se distribuían, ni eran lo suficientemente activos como para apoderarse de los campos adyacentes.
Grandes y amplios espacios se extendían entre sus propiedades, y las manadas de pastoreo podían pasar fácilmente de un lado a otro. Abraham y su sobrino Lot acamparon en estos espacios, pero no podían quedarse mucho tiempo en estos pastos. Una tierra cuya población fluctúa, y cuyos recursos nunca son suficientes para sus necesidades, es susceptible a hambrunas inesperadas, y, cuando llegan las hambrunas, los visitantes sufren junto con los locales, cuyos propios recursos deben compartirse con el visitante. Entonces, Abraham y Lot, los dos caldeos, fueron a Egipto. Y, de esta manera, se prepara el escenario para los eventos más importantes del mundo que se desarrollarán en los próximos miles de años. Desde el Tigris hasta el Éufrates, y desde el Éufrates hasta el Nilo, vemos a la gente viviendo y prosperando, y en esta área poblada, un hombre conocido y amado por el Cielo, y ya honrado por nosotros, viaja con sus rebaños y posesiones materiales. Antes de mucho,
su riqueza ha aumentado abundantemente. Abraham y Lot regresan, pero se dan cuenta de que tendrán que separarse. Ambos continúan hacia Canaán en el sur, pero Abraham se queda en Hebrón cerca de la llanura de Mamre, mientras que Lot va al valle de Siddim. Si podemos ser lo suficientemente audaces como para imaginar un desagüe subterráneo del Jordán de modo que el lugar donde ahora está el Mar Muerto pudiera ser tierra firme, entonces parecería un Paraíso–aún más porque la gente que vivía en y alrededor del área era conocida por su suavidad, lo que sugeriría que llevaban vidas cómodas y alegres. Lot vivía entre ellos, pero no era uno de ellos. Mientras tanto, Hebrón y la llanura de Mamre eran los lugares importantes donde Dios se apareció a Abraham y habló con él, prometiéndole darle toda la tierra hasta donde sus ojos pudieran ver en las cuatro direcciones.
Ahora necesitamos apartar nuestra mirada de estas moradas tranquilas y guiar a las personas que caminan con ángeles, que los tratan como huéspedes y conversan con ellos. Es hora de mirar hacia el Este nuevamente y considerar el asentamiento de las tribus vecinas. Probablemente era muy parecido a Canaán. Las familias se mantenían unidas y cohesionadas. El modo de vida de la tribu estaba determinado por la tierra que poseían o habían tomado. Entre las montañas cuyas corrientes desembocan en el río Tigris, encontramos a un pueblo belicoso que nos recuerda a los asaltantes y señores de la guerra que vendrían en el futuro. Su campaña es asombrosa para esa época, un anticipo de las guerras venideras. En este momento, Dios renueva su promesa de dar a Abraham herederos interminables, una profecía cuyo alcance sigue ampliándose. Toda la tierra desde el Éufrates hasta el río Nilo en Egipto está prometida a Abraham. Pero Abraham no tiene heredero,
así que el cumplimiento de esta profecía parece dudoso. Abraham tiene ochenta años y no tiene un hijo. Sara confía más en su esposo que en los dioses y se impacienta. Ella quiere hacer según la costumbre oriental y tener un hijo por medio de una criada. Pero casi tan pronto como Hagar es entregada a su ama y la esperanza de un hijo está a la vista, hay contención y estrés en el hogar. La esposa no trata bien a su sustituta embarazada, y Agar huye para encontrar una mejor posición sirviendo a otra tribu. Pero la guía divina de Dios la lleva de regreso, y nace Ismael.
Ahora Abraham tiene 99 años. La promesa de varios tipos de prosperidad se repite una y otra vez hasta que tanto Abraham como su esposa comienzan a preguntarse. Sin embargo, la bendición esperada llega a Sara. Ella tiene un hijo y lo llama Isaac. La historia de la raza humana ocurre con un crecimiento regulado. Los eventos mundiales más importantes pueden rastrearse hasta la vida doméstica de la familia, por lo que vale la pena considerar con quién se casa el padre de una raza. Es como si Dios, que ama guiar el destino del hombre, quisiera delinear cada aspecto del matrimonio, como si estuviera dibujando un cuadro. Después de vivir tanto tiempo con una esposa hermosa, deseable, pero sin hijos, Abraham se encuentra con dos esposas y dos hijos a los 100 años de edad. Y en ese momento, la paz doméstica desaparece de su vida. Dos esposas viviendo juntas, y dos hijos cuyas madres se oponen entre sí, hacen que las cosas sean imposibles. Un hijo, Ismael, es menos favorecido por la ley, por las líneas de sangre y por su personalidad, y necesita apartarse. Abraham tiene que dejar de lado cualquier sentimiento que tenga por Agar e Ismael. Ambos son abandonados, y Agar, contra su voluntad esta vez, se ve obligada a emprender de nuevo el mismo camino que tomó hace tanto tiempo cuando huyó por elección. Al principio, parece que se dirige hacia una destrucción segura para ambos.
a ella misma y a su hijo. Pero el ángel de Dios que la hizo regresar antes, la salva una segunda vez. Esta vez ella es salvada para que Ismael pueda ser el ancestro de una gran raza de personas, y para que la promesa más improbable pueda cumplirse más plenamente de lo que jamás se soñó. Ahora Abraham y Sara son una pareja anciana con un único hijo nacido tarde. ¡Seguramente pueden pasar el resto de sus años en una vida familiar pacífica y felicidad terrenal! Pero no será así. Dios está preparando a Abraham, el gran patriarca, para la prueba más difícil de todas. Pero no podemos empezar a discutir esto hasta que consideremos algunas cosas.
Si una religión universal iba a surgir, y si de esa iba a desarrollarse una religión especialmente revelada, entonces esta tierra en la que nuestras imaginaciones han permanecido, el modo de vida, la misma gente, eran las más adecuadas para ello. En todo el mundo, no podemos encontrar ninguna otra circunstancia mejor adecuada para tal desarrollo.
Si asumimos que la religión natural se desarrolló antes en la mente del hombre, entonces tenemos que admitir que esta raza tenía una admirable claridad de percepción, porque su religión se basa en la convicción de que el Ser Divino extiende una providencia universal a ciertos individuos, familias, grupos y razas. Tal convicción no podría haber surgido del espíritu humano. Implica que había una tradición transmitida y costumbres llevadas adelante desde los tiempos más antiguos… Los primeros hombres en la tierra parecen estar estrechamente relacionados entre sí, pero sus diferentes habilidades y trabajos pronto los dividieron. Los cazadores eran los más libres de todos ellos, y de ellos evolucionaron los guerreros y gobernantes. Aquellos que usaban arados y pasaban sus vidas cultivando la tierra construyeron casas y graneros para guardar sus posesiones. Podían pensar bien de sí mismos porque sus circunstancias les prometían permanencia y seguridad. Los pastores que cuidan de sus rebaños parecen tener las posesiones más estrechas, sin embargo, disfrutan de posesiones ilimitadas [en el aire fresco rodeados de tierras abiertas]. Sus rebaños aumentaron enormemente, y la tierra que pastaban se extendía sin fin en todas direcciones. Parece que aquellos en estas diferentes profesiones se miraban unos a otros con desprecio y desconfianza. Como los habitantes del pueblo odiaban a los pastores, los pastores se mantenían alejados de ellos. Los cazadores desaparecieron en las montañas, y la próxima vez que oímos de ellos, se han convertido en saqueadores. Los padres de las religiones pertenecían al grupo social de los pastores. Su forma de vida en los vastos desiertos y pastizales ayudó a sus mentes a desarrollar amplitud y libertad. El vasto cielo bajo el que vivían, con sus estrellas por la noche, les infundía un sentido de asombro y dependencia. Ellos, más que cazadores activos e ingeniosos o agricultores seguros y cautelosos en la granja, necesitaban una creencia inquebrantable en un dios que iba con el hombre, los visitaba, se ponía de su lado, los guiaba y los salvaba.
Hay una cosa más que considerar antes de avanzar en el progreso de la historia. No importa cuán humana, hermosa o alentadora parezca la religión de estos antepasados, hay rastros de crueldad y salvajismo de los que estas razas emergen y a los que a veces vuelven a caer. No es difícil imaginar que el odio podría vengarse con asesinato al matar a los enemigos derrotados, o que la paz podría acordarse entre filas de soldados caídos. Parece natural que los hombres pensaran en confirmar los pactos contratados sacrificando animales. Y no parece tan sorprendente que la gente intentara apaciguar y ganarse a los dioses con sacrificios cuando los dioses eran considerados como tomadores de partido, ya sea ayudándolos o oponiéndose a ellos.
A continuación, hay un discurso muy interesante sobre las ideas que los hombres expresaron cuando hicieron sacrificios para introducir la historia del sacrificio supremo que se le exigió a Abraham como una prueba final de su fe.
Sin siquiera un estremecimiento, Abraham decide ciegamente cumplir con el mandato. Pero en lo que a Dios respecta, la voluntad—el estar dispuesto—es suficiente. Ahora las pruebas de Abraham han terminado–¿qué más hay que ponerlo a prueba? Pero Sara muere, y su muerte proporciona una circunstancia que hace necesario poseer la tierra de Canaán. Necesita un lugar para enterrarla y, por primera vez, busca un terreno para poseer. Puede que ya haya echado el ojo a una doble cueva en dirección a los campos de Mamre. Lo compra junto con el campo adyacente. La forma legal que observa respecto a esta compra muestra cuán importante es esta posesión para él. Probablemente era aún más importante de lo que él imaginaba, porque él, sus hijos y sus nietos serían enterrados allí. La reclamación de esa tierra, y el creciente deseo de sus descendientes de vivir allí, tenían su fundamento en la manera especial en que Abraham adquirió la tierra.
Desde este momento, las muchas escenas de la vida familiar van y vienen. Abraham sigue manteniéndose aislado de los habitantes locales. Quizás Ismael, cuya madre era egipcia, se haya casado con una de las mujeres nativas, pero Isaac debe casarse con alguien dentro de la familia extendida y de igual nacimiento.
Entonces Abraham envía a su siervo a Mesopotamia, donde está su familia. El sabio sirviente Eleazar llega sin ser reconocido. Para asegurarse de que traiga a la chica correcta, prueba cómo es la chica que sirve en el pozo. Pide agua y, aunque no lo había pedido, ella también da de beber a sus camellos. Le da un regalo y pide permiso a su padre para casarla con su amo. Su padre le permite irse. Entonces Eleazar la lleva a la casa de su amo y ella se casa con Isaac. Esperaron mucho tiempo para tener hijos. Pero Rebeca tiene años de pruebas antes de tener a sus hijos gemelos, y su familia experimenta el mismo tipo de división que la de Abraham debido a sus dos esposas. Sus dos hijos tienen personalidades opuestas, y comienzan a chocar incluso antes de nacer. Cuando salen al mundo, el mayor es robusto y fuerte, mientras que el menor es delicado y sabio. El mayor es el favorito del padre, y el menor es el favorito de la madre. Su disputa, que comenzó al nacer para ver quién sería el más favorecido, continúa. Esaú no está impresionado ni le importa el derecho de nacimiento con el que el destino lo bendijo, pero Jacob nunca puede olvidar que Esaú lo obligó a retroceder. Él busca cualquier oportunidad para obtener esta ventaja deseada, y luego hace un intercambio con su hermano por su derecho de nacimiento y recibe la bendición de su padre de manera astuta. Esaú está furioso y jura matar a su hermano. Jacob huye y decide abrirse camino en la región donde viven sus antepasados.
Ahora, por primera vez en una familia tan noble, aparece un rasgo que casi no justifica detenerse en él: el rasgo de usar el engaño y la estrategia para obtener lo que la naturaleza y las circunstancias han negado. Ha habido bastantes comentarios y discusiones sobre cómo la Biblia no presenta a nuestros primeros antepasados favorecidos por Dios como si fueran modelos de virtud. Son solo personas con diversas personalidades, debilidades y fracasos, pero tienen una cualidad especial que los hombres ‘conforme al corazón de Dios’ deben tener. Esa cualidad es una creencia inquebrantable de que Dios los escucha y se preocupa por ellos y sus seres queridos.
Una religión universal y natural no requiere ninguna creencia especial. La convicción de que una gran Personalidad gobernante, administradora y regidora está oculta detrás de la Naturaleza para hacernos posible comprenderla—ese tipo de convicción le ocurre a todos. De hecho, incluso si una persona deja caer el hilo conductor que lo guía a través de la vida, podrá recogerlo de nuevo en cualquier momento. Pero es totalmente diferente con una religión que dice que este Gran Ser está específicamente interesado en una persona, una familia, una nación, un país. Ese tipo de religión se basa en una fe que tiene que ser inquebrantable para evitar que la religión sea completamente destruida. En este tipo de religión, cada duda es fatal. Una persona puede encontrar su camino de regreso a la convicción, pero una vez que deja la fe, no puede volver a ella. Esa es la razón de las interminables pruebas y la larga espera para ver cumplidas las promesas repetidas a menudo que pusieron en juego la fe viva de los patriarcas.
Jacob tuvo su parte de fe. Su estrategia y engaño no ganan nuestro respeto, pero su amor duradero e inquebrantable por Raquel sí. Él la gana para sí mismo, tal como Eleazar ganó a Rebeca para Isaac años antes. La promesa de una abundancia de descendientes se cumple por primera vez en la vida de Jacob. Vio a muchos hijos reunidos a su alrededor, aunque sufrió mucho dolor por ellos y sus madres.
Sirvió siete años sin ninguna impaciencia ni vacilación para ganar a la mujer que amaba. Su tío era tan astuto como él, y tenía una opinión similar de que ‘el fin justifica los medios.’ Su tío lo engañó, tratándolo tan mal como había tratado a su propio hermano. Jacob se despierta al día siguiente de su boda y encuentra en sus brazos a una mujer que no ama. Es cierto que Laban le da la mujer que ama para apaciguarlo, pero solo con la condición de que sirva otros siete años. Luego viene una decepción tras otra. La esposa a la que no ama es fértil, pero su amor preferido no tiene hijos. Decide tener un hijo a través de una criada, tal como hizo Sara. Pero la primera esposa de Jacob incluso le envidia esta ventaja. Así, el padre de la raza termina como el más
hombre atormentado en el mundo: tiene cuatro esposas, hijos de tres de esas esposas, ¡y ninguno de la esposa que ama! Pero finalmente Dios la bendice y nace José, un niño nacido tarde en la vida de una triste historia de amor. Luego hay conflicto. Jacob huye con todo lo que posee, y Labán lo encuentra, en parte por suerte, pero en parte por astucia. Raquel da a luz a otro bebé, pero muere durante el parto. El bebé, Benjamín, nacido del dolor, vive–pero las pruebas de Jacob aún no han terminado. Sufre aún más dolor cuando José desaparece.
Puede que te preguntes por qué estoy escribiendo un relato tan detallado sobre esta historia que es universalmente conocida, a menudo repetida y estudiada muchas veces. Tal vez esto explique por qué: no hay otra manera de mostrar cómo, con todas las distracciones de mi vida y mi educación irregular, pude enfocar mi mente y emociones en una actividad tranquila relacionada con un tema. No hay otra manera de explicar la paz que me envolvía, sin importar cuán perturbadas o extrañas fueran las circunstancias de mi vida. Cuando una imaginación siempre activa, que la historia de toda mi vida muestra, me llevaba en diferentes direcciones, y cuando la combinación de fábula, historia, mitología y religión parecía que me volvería loco, volvía a visitar esas tierras antiguas. Me perdía en los primeros libros de Moisés, y allí, entre los pastores errantes, encontraba la soledad más tranquila y la mejor compañía.
Esta es una razón muy buena y completa para familiarizar a los niños íntimamente con el Antiguo Testamento. Algunos podrían decir que, en el caso de Goethe, esa familiaridad íntima nunca condujo a una verdadera religión. Es cierto, nunca fue religioso en el sentido tradicional. Incluso en el momento en que escribió la extensa confesión de fe que acabamos de leer, la fe que él tenía en su la infancia permaneció mayormente intacta por los eventos que ocurrieron más tarde en su vida–había pasado mucho tiempo visitando Italia y reviviendo su interés juvenil por el clasicismo. La mitología clásica se volvió tan fuerte en él que prácticamente dejó de creer en Dios, al menos en la forma en que entendemos tal creencia. Pero hay dos aspectos de la religión. Hay la actitud de nuestra voluntad hacia Dios, que entendemos como el cristianismo. Goethe nunca fue religioso en este sentido tradicional, ni tampoco moral en un sentido convencional. Intentar dirigir su voluntad adecuadamente en cuanto a las relaciones de la vida, tanto las relaciones con los demás como las relaciones con Dios, nunca fue parte de su vida multifacética. Pero hay otro aspecto de la religión: el concepto de Dios que resulta de una conciencia gradual y lentamente creciente de las relaciones de Dios con las personas. Goethe nos dice que obtuvo esta paz del alma, que formaba un fondo refrescante para sus pensamientos, al estudiar los libros de Moisés. Él dice que no podría haberlo conseguido de ninguna otra manera, aunque probó muchos caminos diferentes. En todos los errores de su obstinada vida, esta paz interior parece nunca haberlo abandonado. Heine dice: ‘Sus ojos eran tan tranquilos como los de un dios,’ y aquí tenemos el secreto de por qué tenía tal paz. Aquí Goethe expone un principio de educación que deberíamos considerar si queremos que nuestros hijos tengan un principio pasivo así como un principio activo de religión. Probablemente sea el caso que enseñar el Nuevo Testamento sin fundamentarlo en el Antiguo Testamento no resulte en el pensamiento amplio, abarcador y profundamente penetrante de Dios que personas como David expresaban constantemente en los Salmos.
Tengamos la fe de dar a los niños un conocimiento tan completo y gradual de la historia del Antiguo Testamento que inconscientemente se creen a sí mismos una vista panorámica de la historia de la humanidad tal como se ha desarrollado en la Biblia, ejemplificada por la historia de la nación judía. No necesitamos sentirnos intimidados para enseñar el Antiguo Testamento debido a las dudas y desafíos que los niños inteligentes plantearán. Hagamos lo que hizo el buen Dr. Albrecht. No intentemos disminuir o evadir sus preguntas, ni pretender darles la respuesta exhaustiva y definitiva. Presentémosles a un comentarista cauteloso que pondera las preguntas difíciles con modestia y extremo cuidado (¡me encantaría saber cuál era ese ‘gran libro inglés’ al que el Dr. Albrecht le recomendó al joven Goethe!). Si hacemos esto, entonces los problemas difíciles asumirán su perspectiva adecuada. En otras palabras, se olvidarán en el despliegue gradual del gran plan que educó al mundo.
XI
Mi propósito aquí es indicar cómo la educación de un niño influyó en el hombre que llegó a ser, por lo que no es necesario seguir buscando estos registros esclarecedores de Aus Meinem Leben. Hasta donde yo sé, no tenemos en ningún otro lugar un relato tan detallado, casi impersonal, de todas las influencias que contribuyeron a la formación de un hombre. El hecho de que este hombre en particular fuera un genio y un gran poeta no es importante para nosotros desde una perspectiva educativa. El hecho a tener en cuenta es que cada fragmento de su educación, casi cada libro que leyó, cada pasatiempo que persiguió, casi cada materia en todos sus numerosos estudios, influyó directa y obviamente en el hombre que llegó a ser. Pero hay otro lado en esto. Con todo su intelecto y poderoso genio, no poseía nada en su adultez que no hubiera sido sembrado en el transcurso de su educación. Los ejemplos de ambos padres y los esfuerzos incansables de su padre tenían un énfasis cultural [más que un énfasis en la formación del carácter], y murió exclamando: ‘¡Más luz!’ Las materias específicas que estudió de niño–estas materias, y ninguna otra–son las materias que lo inspiraron y lo estimularon hasta el final de su vida. Sus lecciones de inglés lo pusieron en contacto con Shakespeare, quien se convirtió en una pasión y una fuerza en su vida. Sus intereses científicos lo acompañaron toda su vida. En algunos aspectos, podemos decir que fue un precursor de Darwin: fue él quien descubrió que todas las formas de plantas son modificaciones de la hoja, y llegó a la conclusión cierta de que originalmente debía haber una sola planta de la cual provenían todas las demás plantas. En sus días como estudiante, la catedral de Estrasburgo lo llevó a estudiar la arquitectura gótica y, en su vida posterior, a estudiar arquitectura en Italia. Hacia el final de su vida, leemos que decía que había otros poetas viviendo al mismo tiempo que él escribía, y que el mundo había visto poetas más grandes que él–pero ninguna otra persona había ideado su teoría del color. Usó el tiempo que pasó en Roma para dibujar, aprender perspectiva, enseñarse a sí mismo sobre arquitectura, practicar la composición de paisajes y modelar la forma humana, miembro por miembro. Su dibujo nunca llegó a ser más que un gusto por el arte del dibujo, pero él mismo reconoció que el valor de su práctica de dibujo radicaba en aprender a apreciar el trabajo de otros que eran talentosos en el dibujo. De la misma manera, su estudio de la música fue un esfuerzo meticuloso. Cuando tenía 80 años, tomaba lecciones diarias de música con Felix Mendelssohn, y su enfoque es uno que nos beneficiaría imitar. Se iba a un rincón oscuro durante una hora y simplemente escuchaba a Mendelssohn tocar. Se sentía intimidado por Beethoven, pero Mendelssohn insistió en presentarle a ese gran compositor de todos modos, aunque no hubo un resultado notable. Pero en sus notas sobre arte y música, al igual que encontramos a lo largo de su autobiografía, repite lo que podríamos considerar un estándar de la educación en arte y música. Él dice que la capacidad de apreciar el arte y la música es más valiosa para muchas personas–probablemente para la mayoría de nosotros–que la capacidad de producirlas, y la apreciación debe cultivarse tan deliberada y regularmente como las lecciones de habilidad.
Como hemos visto, el teatro de marionetas en la infancia de Goethe se convirtió en una afinidad impulsora de su vida, si no una pasión. Su dirección del teatro en Weimar cuando era un hombre de mediana edad fue de mayor envergadura, pero del mismo tipo de actividad que gestionar sus obras de marionetas de la infancia.
La enorme cantidad de cosas en las que trabajó, o las diversas ocupaciones de su infancia, continuaron hasta el final de su vida. Incluso entonces, se alegraba de haber aprendido a jugar a las cartas de niño en Frankfurt, porque ‘un día es infinitamente largo, y solo puedes meter tanto en él.’ Consideraba los juegos de cartas como una forma de hacerse sociable cuando estaba rodeado de gente, al igual que el difunto profesor Jewett, cuyo último consejo a una niña que conocía fue: ‘Sé una buena chica, querida.’ Lee las novelas de Waverley, y aprender a jugar a las cartas.’ Pero sigue siendo cuestionable si el conocimiento de las cartas por el simple hecho de ser social podría arriesgar despertar el instinto de juego que llevamos dentro.
De niño, Goethe leyó los clásicos. El primer volumen de las Metamorfosis de Ovidio parece haber sido el primer libro que absorbió en un sentido intelectual. Aunque estaba fuertemente atraído por el romanticismo de la época en que vivía, seguía volviendo una y otra vez a su antigua fe. Cuando fue a la Universidad de Leipzig, cambió toda su colección de libros por autores modernos con un compañero de estudios por unos volúmenes de clásicos, y luego vivió solo de esos por un tiempo. Más tarde, entra en el ámbito de Shakespeare y lo admira como padre e inspiración. Su obra más grande, sin duda, es de la época en que desechó la restrictiva regla de las tres ‘Unidades’ de Aristóteles y se dejó guiar por la Naturaleza. Pero se volvió a interesar en esa antigua teoría después de su viaje de dos años a Italia, y el asombrado país de Alemania tuvo que ayudar a derrocar completamente las viejas teorías (?)
También hemos visto cómo sus estudios bíblicos se quedaron con él y formaron un trasfondo fértil para todos sus pensamientos. En otras palabras, cada aspecto de su educación temprana produjo frutos del mismo tipo a lo largo de su vida hasta que fue muy mayor.
Por otro lado, si miramos los registros de la mayoría de los hombres ingleses más famosos, encontramos que lo que estudiaron en la escuela pasó al olvido y fue como si no tuviera ningún efecto real en sus carreras posteriores. La lectura aleatoria que hacen por su cuenta tiene una fuerte influencia en sus vidas, pero sus lecciones escolares no parecen contar en absoluto. Esto es algo que merece una reflexión seria. Sabemos que la educación de Goethe fue casual y tenía lagunas. Hemos oído que lamentaba el hecho de no estar sólidamente fundamentado en nada. Sin embargo, esta educación imperfecta lo enriqueció con semillas de pensamiento que resultaron en todo tipo de desarrollo en su vida adulta. ¿Fue porque abordó cada uno de sus estudios como si fuera un nuevo y amplio campo para que su intelecto vagara y explorara, a pesar del equipo docente defectuoso e inadecuado? Si ese es el caso, entonces deberíamos incluir este tipo de actitud, esta perspectiva que el individuo trae consigo, junto con las otras herramientas disciplinarias de nuestras lecciones escolares planificadas.
Tal vez cada uno de nosotros debería ser capaz de rastrear el resultado que se produjo de cada semilla sembrada en nuestra educación infantil, como Goethe pudo hacerlo. Pero, en cambio, archivamos nuestros estudios escolares como si su único propósito fuera disciplinar nuestras mentes, y como si no tuviera sentido buscar algún fruto de esas semillas de conocimiento que fueron sembradas en nuestra primera infancia. Esto es triste, y es un desperdicio imprudente de todo lo que se ganó intelectualmente en nuestros años escolares.
El valioso registro de Goethe presenta otra lección que es igualmente importante. Hay otro lado del escudo. Todo lo que tuvo un comienzo en su educación temprana se desarrolló notablemente en su adultez. Pero si algo se pasó por alto en su educación, nunca llegó más tarde en su vida. La falta de disciplina de su infancia continuó siendo un defecto en su carácter durante el resto de su vida, y nunca recuperó el terreno perdido durante sus años universitarios. No se distinguió en Leipzig ni en Estrasburgo. El dialecto local y las costumbres que adquirió de su crianza en una familia burguesa de Fráncfort siempre fueron una carga para él y influenciaron su comportamiento. Siempre tuvo la impresión de que solo las personas de familias nobles podían tener la posibilidad de ser completamente cultas. Nunca perdió esa idea, a pesar de estar cerca de la familia del gran duque en Weimar. Por supuesto, no podía cambiar las circunstancias de su nacimiento, pero su perspectiva dependía del punto de vista de su familia. Si hubiera estado constantemente expuesto a algún otro concepto de masculinidad además de ser culto, entonces este tipo de comparaciones no se le habrían ocurrido y no se habría sentido molesto ni frustrado por una sensación de desigualdad.
Y esto nos lleva a lo más importante que se omitió en la educación de este joven tan culto. Cuando se trataba de impresiones religiosas que se le presentaban con suficiente frescura y poder para alcanzarlo, obtenía conceptos vívidos de los libros de Moisés, pero, según escribe, nada más. Con sus padres tan enfocados en la única idea de la cultura, probablemente no recibió nada del ambiente familiar. Incluso su entusiasta lectura del Mesías de Klopstock no parece haber dejado más que una impresión literaria. Como la mayoría de nosotros, su educación moral parece haber estado bastante dejada al azar. No leemos que recibiera ninguna instrucción y no muchos impresiones sobre cómo relacionarse con las otras personas con las que entró en contacto, o con su país, o con su propia especie, y cuáles eran sus obligaciones hacia ellos. No parece haber tenido conciencia de que tenía la capacidad de regular sus emociones, o de que su vida moral debería estar bajo el control de su voluntad. Por lo tanto, Goethe es decepcionante como hombre. Recuerda a una gran ciudad planificada a gran escala, pero solo la mitad de ella está construida según el plan. El resto está cubierto de maleza o invadido por miserables chabolas. Goethe debería haber sido un gran hombre, no solo un gran poeta. Tenía en él todas las posibilidades de grandeza, tanto morales como intelectuales. Lo encontramos desperdiciándose en interminables afectos inmaduros, romances temporales, amistades cambiantes, metas egoístas y pensamientos mezquinos sobre asuntos públicos a menos que afectaran su arte. Era un hombre de gran intelecto. Debería haber sido un gran ejemplo y un gran maestro para otros como él, pero en cambio, estuvo limitado por restricciones estrechas y marcado por fallos morales. Podríamos tender a decir, ‘Pero un alma poética no debería ser juzgada por los mismos estándares que otras personas; su naturaleza emocional lo abruma. No podemos esperar que una persona sea tanto poeta como moral, así que aceptemos el aspecto que tenía y agradezcamos por ello. Este tipo de razonamiento, y la vida irresponsable que causa, proviene de la noción de que la moral y la religión están aisladas e independientes del intelecto, y son cuestiones que realmente no conciernen a la mente. Pero cuando reconocemos que una vida verdaderamente moral depende de cuán amplia sea la perspectiva del intelecto y de cuán arduamente trabaje el intelecto, entonces entenderemos que esforzarse en las áreas de la moral y la religión no debería ser una preocupación de la que se excluya a los genios.
Probablemente nunca hubo otro genio que apoyara mejor la teoría de que el genio en sí mismo es la habilidad y la práctica de esforzarse. Goethe tenía una paciencia extraordinaria y un talento para los detalles. El hecho de que no utilizara estos dones para desarrollarse de manera que su aspecto moral fuera tan grande como su grandeza poética, parece ser totalmente culpa de su educación defectuosa: no le presentó este tipo de esfuerzo cuando era un niño ansioso y entusiasta. Cualquier cosa que su educación temprana no iniciara, nunca se logró en su adultez.
Hay otra manera en que este estudio educativo debería sernos útil. No importa cuán lejos retroceda Goethe en sus recuerdos, nunca es menos que él mismo. En cada etapa de su vida, siempre fue capaz de tener una inmensa cantidad de intereses y una inmensa cantidad de estudios al mismo tiempo, pero nunca interfiriendo entre sí. A cualquier edad, tenía instinto estético, la capacidad de generalizar y de apreciar y disfrutar de la forma poética. De hecho, todo lo que era como hombre, lo era como niño–no tenía el potencial para ello, pero realmente lo era, activamente. Aquí es donde cometemos un error en la forma en que tratamos a los niños. Pensamos en ellos como personas con intelectos inmaduros y débiles, y por eso deliberadamente
privarles del rango y las actividades que son apropiadas para una mente activa y capaz. No todos los niños tienen el potencial de un Goethe, pero cada niño tiene algún grado de capacidad para lidiar con el conocimiento que se convertirá en parte de él y influirá en el adulto que será. La incapacidad no es su limitación; la ignorancia y la debilidad física lo son. Por eso es nuestra responsabilidad alimentarlo diariamente con el conocimiento que le corresponde. Es cierto, necesita pequeñas porciones porque es un niño, pero también necesita alimento mental de la más alta calidad intelectual, porque es una persona. Nuestro trabajo es proporcionarle este conocimiento diario, no dotarlo de herramientas para manejar el conocimiento [ya las tiene; nació con ellas], ni siquiera convertirlo en un experto en el uso de estas finas herramientas. Y, de todo el conocimiento que un niño debe adquirir, el conocimiento sobre Dios es el más importante, y el conocimiento de sí mismo como ser humano es el siguiente en importancia. No necesitamos enviar a ningún niño al mundo como un vagabundo moral o intelectual.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
III. Pendennis de bonifacio
‘El niño amado brillaba como un signo en los cielos de un grupo de estrellas…’ paráfrasis libre de la Ilíada
I
Arthur Pendennis es tan real como Wilhelm Meister [ambos son nombres ficticios, pero historias verdaderas de las infancias reales de los autores]. Si estudiamos a Pendennis, será tan educativo como Wilhelm Meister. ¡Es tan parecido al Almirante Crichton de James Barrie! Se paseaba por la Calle Mayor con una gracia señorial, como si creyera que era el Príncipe de Fairoaks [así lo llama Thackeray]. Incluso los jóvenes nobles no se importaban en ser sus seguidores, y tenía una naturaleza tan fina que no hacía distinción entre caballeros y gente sencilla. Tenía gustos principescos en vino, actividades de ocio y posesiones materiales, ¡y disfrutaba de muchos gustos! Caballos, libros, arte–apreciaba todo, siempre y cuando fuera lo mejor. Tenía muchos, muchos estantes de libros, y estaban llenos de ediciones raras y libros encuadernados de manera costosa. Sus paredes estaban adornadas con raras impresiones artísticas (primeras pruebas, por supuesto). Ni siquiera Alcibíades podría haberlo superado en la elegancia de sus hábitos personales. Un baño perfumado era tan necesario para él como lo era para el ingenioso Alcibíades, especialmente después de cualquier contacto con la chusma de personas menos distinguidas. También tenía una reputación para la inteligencia: ‘Pendennis podría hacer cualquier cosa que quisiera, si’–y esta era una sílaba trascendental–‘si tan solo trabajara.’ Pero, en realidad, ¿por qué debería trabajar? Había probado las escuelas: Durante el primer trimestre de la carrera escolar de Pendennis, asistió a las clases de latín y matemáticas con bastante atención. Pero pronto descubrió que no tenía mucho talento ni inclinación para estudiar ciencias exactas [¡matemáticas!], y quizás también le molestaba que uno o dos jóvenes bastante rudos que ni siquiera usaban tirantes con sus pantalones para cubrir sus calcetines y zapatos demasiado gruesos y pesados siempre lo superaban en el aula. Así que abandonó esa clase y anunció a sus amorosos padres que se iba a dedicar al estudio de la literatura griega y romana. Pero pronto descubrió que no aprendía nada útil en sus conferencias clásicas. Sus compañeros de matemáticas eran demasiado inteligentes para él, pero los estudiantes de su clase de literatura eran demasiado lentos. El señor Buck, el tutor, no era más inteligente que un estudiante de primer año de secundaria en Grey Friars. Podía tener algunas nociones triviales y aburridas sobre el metro y la forma gramatical de una cita de Esquilo o Aristófanes, pero no entendía la poesía mejor que la señora Binge, la criada que le hacía la cama, y Pendennis se cansó de escuchar a los estudiantes y al tutor torpe balbuceando unas pocas líneas de alguna obra que él podría leer en una décima parte del tiempo que ellos gastaban en ello.
Sabemos cómo suele resolverse ese tipo de situación. Con el tiempo, esta prometedora juventud se volvió algo cansada, distraída y cínica. Me pregunto si la deuda no podría ser simplemente otra causa de cinismo, o tal vez nuestra mayor y más amarga queja contra el mundo por no entender nuestras reclamaciones, y no ver que tenemos derecho a disfrutar de lo mejor de la vida, sin importar el costo. Ciertamente, este es un mundo torpe. El día de la desgracia del Príncipe de Fairoak está a la vuelta de la esquina. Después de una carrera brillante y admirable, a pesar de su educación escolar, él, Pendennis de Boniface, de todos los hombres, es apresado y huye de Oxbridge como un perro que ha sido pateado y perseguido por muchos acreedores.
Sabemos que finalmente se levanta, a costa de su empobrecida y angustiada madre y de su amiga Laura, porque en él hay algo de buen carácter. Se pone de pie, encuentra un amigo y finalmente gana su propio sustento. Ha sido salvado, por así decirlo, por las dos mujeres que lo amaron. Pero nunca pierde el cinismo que tiene un perro azotado, y un tipo particular de sello del mundo que tenía cuando iba a la universidad lo acompaña por el resto de su vida. Es bueno que los padres que están criando a jóvenes prometedores siempre recuerden que un leopardo no cambia sus manchas. Nuestra negligente confianza en que la regeneración de nuestros hijos se producirá de alguna manera, ya sea en la escuela, en la universidad, por su carrera, por tener una familia o por el voluntariado público, realmente proviene de nuestra propia pereza. Sabemos que de alguna manera tiene que hacerse para nuestros hijos, pero no nos molestamos en hacerlo nosotros mismos. Abdicamos de nuestra responsabilidad, por lo que nuestros hijos cargan con nuestra negligencia y sus propias faltas hasta el final de sus vidas.
El autor de Pendennis entra en gran detalle para contarnos cómo se produjo la regeneración de Pendennis. Este tipo de pasajes están escritos para enseñarnos, si estamos dispuestos a escuchar. Sería interesante saber cuántos padres y maestros podrían soportar un examen minucioso sobre las lecciones de vida que Thackeray nos sugiere acerca de cómo criar a los niños.
En primer lugar, Arthur Pendennis era el Príncipe de Fairoaks–pero, ¿qué era Fairoaks? Era un
pequeña propiedad sin importancia, que solo vale unos quinientos al año. Pero cualquier colina de pulgas es lo suficientemente grande como para sentirse superior si estamos decididos a ello. El ingenio agudo de Thackeray y su sátira mordaz pero no malintencionada se burlan de esta familia principesca, cuyas antiguas glorias ancestrales probablemente eran tan falsas como sus retratos familiares, pero creídas con la misma firmeza con la que la editorial Debrett’s lo escribiría en un libro.
La familia Pendennis no es la única que cría a sus hijos como pseudo-príncipes. En la mayoría de los casos, comienza con el ‘corazón principesco de inocencia’ del niño, manifestado en la forma en que sostiene la cabeza, la mirada audaz y sin miedo en sus ojos, y la manera objetiva en que asume el mundo que cree que es suyo. Sus padres lo observan con admiración cariñosa y comienzan a sospechar que su porte regio es un rasgo familiar heredado que debe ser apreciado en lugar de una tendencia humana que debe ser desalentada. No fomentan un sentido de grandeza o ambición, pero crían a su hijo con una actitud de superioridad. Entonces, cuando sale de casa, o actúa como un príncipe pomposo con cualquiera que lo tolere, como hizo el joven Pendennis, o se da cuenta de la verdad y se vuelve desproporcionadamente deprimido y temerario, o le da una importancia indebida a la distinción de clases, como hizo Goethe porque nunca superó la sensación de que su nacimiento burgués lo descalificaba para la alta sociedad.
Desde el principio del crecimiento de un niño, sus padres tienen un papel que desempeñar. Así es como llega a nosotros el pequeño: Contexto: Así es como el pequeño llega a nosotros: Esas nociones puras e inocentes que tenía en mi infancia, y esa luz divina con la que nací, son los mejores conceptos que tengo hasta el día de hoy para percibir el universo. Seguramente Adán en el Paraíso no pudo haber tenido nociones más dulces y curiosas sobre el mundo que las que yo tenía de niño.
Todo parecía nuevo y extraño al principio, demasiado raro, encantador y hermoso para describirlo con palabras. Era un pequeño extraño, y debido a que era tan pequeño, mi entrada al mundo fue bienvenida y rodeada de muchas alegrías. El conocimiento que tenía era del Cielo–sabía intuitivamente cosas entonces que he tenido que reaprender con la razón más alta desde que me aparté de ello en la apostasía. Todo era inmaculado, puro y glorioso, sí, y todo me pertenecía y era alegre y precioso. Como si fuera un ángel, me entretenía con las obras de Dios en su esplendor y gloria. Vi todo con una paz como si estuviera en el Edén . . .
El maíz en los campos parecía un trigo lustroso e inmortal que siempre había estado allí y nunca había sido sembrado, y que estaría allí eternamente, nunca cosechado. Supuse que había estado allí desde el principio de los tiempos. La tierra y las piedras en la calle eran tan nuevas y preciosas como si fueran de oro. Las puertas (de Hereford, la ciudad donde nació) eran el fin de mi mundo. Cuando vi por primera vez los árboles verdes a través de una de las puertas, me deleitaron y me hipnotizaron. Su dulzura y su nuevo tipo de belleza hicieron que mi corazón saltara, y casi abrumado por el éxtasis, eran tan extrañas y maravillosas. ¡Y la gente! Los ancianos parecían tan nobles y sabios, como ángeles inmortales. Y los jóvenes parecían ángeles brillantes y chispeantes. Las jóvenes eran como extrañas astillas angélicas de vida y belleza. Los niños jugando y corriendo en las calles eran como joyas en movimiento. No sabía que eran seres con una existencia mortal y finita. En cambio, todo parecía como si hubiera estado allí eternamente y se suponía que debía ser exactamente como lo veía. La Luz del Día era una eternidad, y todo parecía tener una naturaleza infinita que se comunicaba con mi expectativa y emocionaba mi deseo. La Ciudad a poca distancia podría haber estado en el Edén, o construida en el mismo Cielo. Las calles parecían ser todas mías, la iglesia era mía, la gente era mía, sus ropas y joyas eran tanto mías como sus ojos brillantes, piel clara y rostros sonrosados. El cielo era todo mío, y también el sol, la luna y las estrellas. Todo el mundo era mío, y asumí que yo era la única persona que lo observaba y disfrutaba. [Thomas Traherne 1636-1674]
Aquí hay algunos versos de Traherne:
Bajé a la tierra como un ángel.
¡Todo aquí se veía tan brillante!
Cuando aparecí por primera vez entre Sus obras,
¡Su gloria me coronó! El mundo se asemejaba a la eternidad de Dios En la que mi alma caminaba Y todo lo que veía Me hablaba.
Las calles parecían pavimentadas con piedras de oro,
Los niños me pertenecían, ¡Y cómo brillaban sus rostros!
La gente parecía seres sagrados,
Aparecían con alegría y belleza,
Y todo lo que encontraba aquí
Mientras tenía la perspectiva de un ángel
Adornaba el suelo.
Ahora bien, si esta es la manera en que los niños llegan a nosotros, ¿cuál debería ser entonces nuestro papel? Los padres tienen razón al pensar que el maravilloso sentido de dignidad y el conocimiento luminoso con el que su hijo parece estar dotado, deberían ayudarle en su vida y deberían preservarse a toda costa. Pero hacen de su hijo un tonto cuando utilizan este don como un medio para engrandecer a su familia. Cualquier rasgo de dignidad y grandeza que la familia tenga en su historia sin duda ejercerá una gran influencia sobre los descendientes de la familia, y cuanto menos se hable de ellos, mejor. Pero el joven Pendennis creció en un ambiente de falsa dignidad, y esa dignidad seguía siendo artificial, aunque toda su familia la aceptara. Como resultado, siempre se sintió superior a cualquier situación–pero esa es una tendencia humana natural que debería ser minimizada, no fomentada. A pesar de su personalidad amable y generosa, Pendennis nunca fue muy amigable ni abierto en la escuela, en la universidad o en el mundo. Cuando superó el deseo de presumir, desarrolló la actitud superior de un cínico.
Imagina qué buen comienzo tendría un niño si sus padres reconocieran que su hijo tiene toda la distinción que necesita simplemente por ser un ser humano. Después de todo, ser una persona no es algo común. En cada caso, es especial y una distinción única. Y imagina lo amables y serviciales que serían las personas en el mundo si todos fueran educados para ser todo lo que llevan dentro [y para realizar todos los dones y talentos con los que nacieron].
II
¿Es de mal gusto sugerir que la influencia de ese héroe consumado, el Mayor Pendennis, fue una de las principales razones por las que el joven Pendennis se desvió? Parece tan grandioso en su propio círculo, tan absurdo y respetable. Sin embargo, es muy simpático a pesar de sí mismo, y la pulcritud y el refinamiento de su indigno código de ética suenan tan convincentes. Hace que el título del libro sea un rompecabezas: ¿cuál de los Pendennis es el héroe y el homónimo del libro? Esa es la perspectiva de cualquier persona externa que lea el libro, pero ¿y si nos hubieran criado toda la vida para reverenciar al viejo Mayor mundano y nos hubieran puesto bajo su tutela? ¿Qué pasaría si una persona así nos acompañara como mentor desde la primera vez que salimos al mundo?
‘Que Dios te bendiga, querido niño,’ dijo el viejo Pendennis al joven Arthur mientras encendían las velas en la casa de Bury Street antes de irse a la cama. ‘Por favor, recuerda a medida que avances en la vida, querido Arthur, que mientras tengas un plato principal–un buen plato principal, quiero decir–es tan fácil estar en buena compañía como en mala.’ Después de una presentación adecuada, no es más difícil ni costoso estar en buenos términos con las mejores familias de Londres que cenar con un abogado en Bedford Square. Recuerda esto cuando estés estudiando en Oxbridge, y, hagas lo que hagas, sé muy cuidadoso con las amistades que hagas porque el primer paso es el más importante de todos. ¿Le escribiste una carta a tu madre hoy? ¿No lo hiciste? Bueno, escríbelo antes de irte a la cama y llama para pedirle al Sr. Foker una moneda de cinco centavos. Les gusta eso. Buenas noches. Que Dios te bendiga.
Para nosotros, las tonterías del anciano suenan increíblemente absurdas, sin embargo, almacenamos sus citas en nuestra memoria porque podrían ser útiles algún día. En cuanto al joven Arthur, estaba con la misma persona a quien su familia había estado encantada de honrar toda su vida, la persona que había logrado precisamente lo que todos los jóvenes se proponen hacer: había conquistado el mundo, el encantador mundo social con el que todos los jóvenes sueñan.
Nosotros, los mayores, no nos damos cuenta de lo ingeniosa que es la mente joven, de lo ignorante y naive que es la juventud. Al mismo tiempo, no reconocemos que nos veneran únicamente por el valor de nuestra experiencia. Dicen cosas audaces, ingeniosas y frívolas, así que asumimos que están al tanto de todo. De hecho, pensamos que son más sofisticados que nosotros, los simples ancianos, y nuestra respuesta es aportar nuestra propia dosis de sabiduría mundana para que no piensen que somos completos imbéciles, y los convencemos más de lo que nos damos cuenta. Ellos captan cada fragmento de conversación que muestra alguna familiaridad con la forma en que funciona el mundo–el mundo bastante maligno, quiero decir–y a partir de nuestros comentarios aleatorios, construyen una imagen que es muy diferente de nuestra experiencia limitada y simple.
El Dr. Portman, el excelente rector de Clavering [en el libro], se ajustará perfectamente a esto. Él también ha visto el mundo. Él insiste en que Pendennis pida su vino, y el vino de mejor calidad, a un vinicultor en Londres. Pendennis lo hace, y lo hace aún mejor después de recibir algunas instrucciones. El mayor Pendennis elogia una pequeña cena en honor a Arthur, imaginando que no sucede muy a menudo. ‘¡Pobre Arthur! ¡Pobre Arthur! el digno tío no tenía idea de cuán a menudo se llevaban a cabo estas cenas. Mientras tanto, el imprudente joven, al igual que Anfitrión [un general de Tebas que accidentalmente mató a su tío], estaba encantado de presumir de su hospitalidad y habilidades culinarias. No hay otro arte que los jóvenes están más ansiosos por tener un aire de conocimiento sobre–sin embargo, ningún otro arte toma tanto tiempo aprender, es tan difícil de obtener, y es tan imposible y fuera del alcance de muchas personas infelices. El conocimiento y el gusto por el buen vino y la excelente comida les parecen a ellos como la señal de un pícaro consumado y un caballero exitoso.
¿Qué se puede hacer? Los jóvenes están decididos a conocer lo que ellos llaman ‘vida.’ Si todo lo que les ofrecemos son migajas de nuestra experiencia, que a menudo son de segunda mano, entonces generalizarán y concluirán que no somos realmente las personas dignas y virtuosas que ellos pensaban. Ellos piensan que hemos tenido los mismos tipos de experiencias que ellos quieren probar. Y es por eso que se sienten atraídos por malas compañías por razones que no entendemos–porque estas compañías saben sobre la vida. Aquí hay algunas palabras sabias que vale la pena reflexionar–‘Lo que a los jóvenes les gusta en sus compañeros es exactamente lo que le ganó al joven Arthur parte de su reputación y popularidad–su real o supuesto conocimiento de la vida. Una persona que ha visto el mundo y puede hablar de él con un aire familiar–un pícaro, o un joven como Lovelace [probablemente el encantador villano de la novela ‘Clarissa’ de Samuel Richardson] que tiene aventuras que contar–está garantizado que atraerá a una audiencia. Es difícil de aceptar, pero es verdad. Nuestra naturaleza humana respeta ese tipo de astucia. Desde nuestros primeros días de escuela, nos han enseñado a admirarlo.
Un joven que tiene un motivo más fuerte que la popularidad y el respeto de sus compañeros, aunque sea solo el deseo de obtener distinción académica, se las arregla de alguna manera. Pero muchos jóvenes con talento, capacidad y una personalidad generosa, jóvenes como el propio Arthur Pendennis, arruinan sus vidas. Lo que se puede hacer para fortalecer a estos jóvenes contra las tentaciones particulares que son parte de esa etapa de la vida es un asunto serio. Las novelas pueden ser una excelente fuente de ayuda. Contienen el mismo conocimiento sobre la vida que los jóvenes anhelan. Los personajes de la novela interpretan sus roles para él, y se le permite disfrutar de una mayor intimidad con ellos de la que normalmente experimentamos con las personas en la vida real. No hay ataque personal contra la persona que lee, ni predicación. Si el novelista moraliza un poco aquí y allá, es solo para aliviar sus propios sentimientos. No está predicando al joven lector que sus lecciones se hacen evidentes con ilustraciones que nunca se olvidarán. He oído que un vecino acusó al Sr. Meredith de crear una caricatura de él en su retrato del egoísta ‘Willoughby Patterne’, pero Meredith respondió: ”Willoughby Patterne soy yo mismo. ¡Todos somos Willoughby Patterne! Todos somos egoístas. De la misma manera, cada joven que lee a Arthur Pendennis, o a Edward Waverley, o a Fred Vincey, o, lamentablemente, a Tito Melema, o a Darsie Latimer, George Warrington, o a Martin Chuzzlewit–la lista es interminable, por supuesto–encuentra algo de sí mismo en el personaje principal. Las novelas solo pueden enseñarnos lecciones en la medida en que leemos con atención y conciencia cualquier novela que también sea lo suficientemente literaria como para ser considerada literatura. Un joven que lee tres novelas a la semana del tipo Mudie [de emoción barata/romance] probablemente no encontrará ‘ejemplos de vida y lecciones de modales’ en ninguna de ellas. Recogemos ese tipo de lecciones después de leer un libro que vale la pena una y otra vez. Esto debería hacernos darnos cuenta de lo absurdo que es decir, ‘He leído’ a Jane Austen o las novelas de Waverley. Ninguna persona educada dice, ‘he leído’ a Shakespeare o incluso a Browning o Tennyson [como si una sola lectura completara la tarea], y decir ‘he leído’ cualquiera de las grandes novelas es en realidad una señal de ignorancia.
Pero, ¿cuántos padres se aseguran de que sus hijos lean, reflexionen, aprendan y asimilen internamente la única novela Pendennis antes de irse a la universidad o independizarse? Es absurdo desestimar un vehículo tan grande de lecciones educativas de vida—sin embargo, demasiados padres cuidadosos ‘desaprueban dejar que sus hijos pierdan el tiempo leyendo novelas,’ o bien les dan libertad total para leer basura trivial de la biblioteca hasta que ni siquiera pueden reconocer un buen libro cuando lo ven. ‘ Pero,’ dice una buena madre, ‘tengo otras razones para desaprobar las novelas además del factor de perder el tiempo. He trabajado duro para criar a mis hijos en un ambiente de inocencia, y quiero protegerlos de ser expuestos al tipo de conocimiento sobre la vida que retratan las novelas. Esa perspectiva tiene un punto, pero las decisiones en la vida nunca son simples, y prohibir el conocimiento no garantiza la inocencia.
Necesitamos recordar que la ignorancia no es lo mismo que la inocencia. También debemos recordar que la ignorancia engendra una curiosidad insaciable. Pero mi objetivo no es persuadir a los padres para que permitan la lectura indiscriminada de cualquier novela. Las novelas caen en dos clases: sensacionales y reflexivas (una palabra que inventé). Cuentos de las hazañas audaces, las escapadas estrechas y las aventuras atrevidas no son necesariamente novelas sensacionales. Por sensacional me refiero a libros que apelan a sensaciones físicas relacionadas con la lujuria, sin importar cuán inocentes parezcan–el tipo de libros que dicen, ‘sus labios se encontraron con los de ella,’ o ‘el toque de su mano estremeció cada nervio de su cuerpo,’ que son tan comunes en las historias moralistas que muchas familias reservan para la lectura dominical, pero que no tienen absolutamente ninguna de las cualidades que distinguen a nuestras mejores novelas inglesas. Leer sobre una chica siendo traicionada no arruina la inocencia de una mente joven de ninguna manera, pero dejarse llevar por las emociones que llevaron a esa traición es el equivalente emocional de probar vodka. Es tan adictivo y destructivo como el alcoholismo. Por novelas reflexivas, no me refiero a libros que hagan reflexiones por nosotros, como los de una autora popular de hoy [1906]. Un escritor que intenta ahorrarnos el trabajo de la reflexión está fomentando la pereza intelectual que está en la raíz de nuestros pensamientos superficiales y vidas triviales. Una novela reflexional es aquella como Pendennis que provoca reflexión en cada página que leemos, y ofrece un estándar en cada personaje y situación con el que podemos medir nuestros pensamientos aleatorios y comportamientos descuidados. Si tenemos en cuenta que la reflexión obvia [como los libros que hacen nuestra reflexión por nosotros] son tan perjudiciales a su manera como la lectura sensacionalista, entonces descubriremos que el estándar de provocar reflexión elimina todos los libros triviales y superficiales y nos limita a las obras de los más grandes novelistas.
Hay otro paso en el progreso del joven pícaro [así lo llama Thackeray] que necesitamos señalar. Añadir mis propios comentarios aquí sería redundante, innecesario y arrogante, como lo sería en cualquier otro lugar. El Sr. Bloundell levantó juguetonamente una copa de vino verde de la mesa de la cena que había sido preparada para el ‘copa helada,’ pero él puso algo más siniestro en ella–un par de dados que sacó del bolsillo de su chaleco. Luego agitó el vaso con gracia, exponiendo el hecho de que era muy experimentado en lanzar dados, llamó a los siete el número principal, vació los dados de color marfil suavemente sobre la mesa, los recogió de nuevo con ligereza del mantel, y repitió todo esto dos o tres veces más. Más tarde, en lugar de irse a casa, la mayoría de las personas allí se sentaron alrededor de la mesa jugando a los dados, pasando la copa de vino verde de mano en mano, hasta que Arthur Pendennis finalmente la rompió después de lanzar sietes perfectos seis veces. Después de esa noche, Pendennis se sumergió en la diversión de buscar emociones con la misma avidez con la que había perseguido todos los demás placeres.
III
Como Goethe, Pendennis era un niño de mamá. Su madre era más cariñosa, más dulce y menos humorística, y, dado que su madre también era mucho más joven que su padre, él era el compañero de su madre. Una tarde, los dos pasearon por el césped de Fairoaks y contemplaron los árboles en el parque opuesto de Clavering mientras sus hojas comenzaban a tornarse doradas, y el río que corría hacia el oeste donde había un bosque oscuro y tranquilo y una antigua iglesia de abadía con sus torres. ‘Pequeño Arthur’ y su madre proyectaban largas sombras azules sobre la hierba, y él recitaba en voz baja (porque una hermosa vista escénica siempre lo afectaba, habiendo heredado este tipo de sensibilidad de su madre) ciertas líneas de una cita que comenzaba, ‘Estas son tus obras gloriosas, Padre del Bien. Dios Todopoderoso, esta estructura universal es tuya,’ lo cual deleitó a su madre. Estos paseos y conversaciones generalmente terminaban con muchos abrazos, porque amar y rezar eran la mayor parte de la vida de esta querida mujer. A menudo he oído a Pendennis decir de manera desenfrenada que estaba seguro de que iría al cielo, porque su madre nunca podría ser feliz allí sin él.
¡Qué foto tan dulce! El corazón de cada madre responderá a esto y querrá lo mismo con su propio hijo. Es correcto que un niño pequeño ame a su madre y, a través de ella, aprenda sobre el bien más alto y supremo: la propia Naturaleza y el Dios que la creó. ¡Y qué dulces son esos abrazos para el corazón de una madre! Más tarde, leemos que Arthur, de niño y joven, consideraba a su madre prácticamente como un ángel, un ser sobrenatural lleno de sabiduría, amor y belleza. Y, de hecho, así era. Helen Pendennis no solo era una mujer perfectamente educada y encantadora, sino que también era inusualmente pura y de mente celestial. Si tenía algún defecto, provenía de su orgullo familiar bastante irracional que la hacía considerar a su hijo como un ‘joven príncipe’ y prácticamente adorarlo. Es una extraña vuelta de la justicia que los pequeños defectos de las buenas personas, esos defectos que parecen originarse de las mismas virtudes de las personas que los tienen, y que en realidad no son muy diferentes de sus virtudes–estos defectos que tienen las personas buenas parecen producir una mayor cosecha de tragedia que los pecados obvios y evidentes de personas más indignas. Tal vez sea un caso en el que se exige más a quienes se les da más. Una madre descuidada que pasa su tiempo divirtiéndose a veces tienen hijos que son más responsables con sus deberes que una madre cuya única culpa es amar a sus hijos demasiado, pero no con suficiente sabiduría. Pero no hay nada que necesitemos con más urgencia que arreglar nuestro código moral de ética. Aunque Thackeray escribe con ternura sobre Helen Pendennis, habla de su orgullo familiar y su éxtasis maternal como ‘una desafortunada superstición y adoración de ídolos,’ y dice que esas fueron las causas de ‘gran parte de la tragedia que le ocurrió al joven Arthur.’
Hemos hablado del orgullo que hizo que la madre de Arthur lo viera como un príncipe. Pero el hijo de cada madre es un príncipe, y lo más difícil del mundo es ver a nuestro hijo de la misma manera que los demás lo ven. Es más difícil reconocer esa devoción materna, y los abrazos profusos entre madre e hijo pueden ser un peligro porque cruzan la línea del equilibrio, la moderación y el honor que es nuestro deber. Antes de mucho, esta ternura excesiva se convierte en una moneda de plástico que la madre le ofrece al hijo, y el hijo le ofrece a la madre, en lugar del único tesoro genuino que tenemos entre nosotros: nuestro deber. Más tarde encontramos a Helen inclinada sobre su hijo mientras él está tumbado en el sofá leyendo una novela francesa, y le ofrece un cigarro, que ella le enciende, ¡aunque no aprueba fumar y lo detesta! Y él mismo le dice que sabe que ella quemaría la casa si pensara que eso le agradaría.
‘No podría amarte tan bien, querida, si no amara aún más el honor.’ –de Richard Lovelace
Eso debería ser cierto para el amor maternal tanto como para cualquier otra relación. Este tipo de pasión sagrada de una madre por su hijo también está destinada a servir, no para la propia gratificación de la madre. Un niño que sabe que su madre haría cualquier cosa por él, también sabe que está ocupando el lugar del deber en la vida de su madre, y sabe que significa más para su madre que su propia felicidad, deber hacia él y hacia los demás. Tal niño crece sin aprender nunca el significado de dos palabras importantes en nuestro idioma. Debo y tengo que se convierten en conceptos que se pueden explicar.
Esta madre religiosa le hizo otra gran herida a su hijo. Sí, le enseñó religión, pero la religión que le enseñó era toda sentimiento, sin deber. El pequeño Arthur amaba el sonido de las campanas de la iglesia los domingos por la mañana, el eco de los himnos y coros, tanto como amaba ver el atardecer desde el jardín. También aprendió a amar los poemas y canciones sagradas de su madre cuando era un niño pequeño. Estuvo expuesto a todas las asociaciones sagradas. Pero su madre descuidó enseñarle su deber hacia Dios. Aquí es donde muchas madres de buen corazón fallan. Están tan ansiosas por presentar la belleza de la santidad y el amor del Padre celestial. Ella misma ama tanto el sentimiento de la religión que la ‘hija severa de la voz de Dios [cuyo nombre es Deber]’ cuyo mandato es el único que los humanos pueden obedecer ante la resistencia, no tiene permitido hablarle a su hijo. La religión y el servicio a Dios se presentan como asuntos que un niño puede elegir si quiere, o no, pero nunca como algo que tenga que hacer, o como el único deber en el mundo que no puede elegir no cumplir. Los padres están en una posición única al tener la oportunidad de exponer a sus hijos al concepto de deber. Si dejan pasar la oportunidad, no sirve de nada compensarlo con sentimientos, emociones y religiosidad. Esas cosas son fases pasajeras. No son parte del vínculo que nos une a Dios. Sabemos que, en su primera noche en Londres, cuando iba camino a Oxbridge con su tío, se olvidó de decir sus oraciones de la noche. Más tarde, Laura dice que no se atreve a preguntarle qué le queda de su fe.
IV
Pendennis recibió una educación informal, al igual que Goethe. Es discutible que las personas con este tipo de educación hagan bastante del trabajo en el mundo; de hecho, las personas con grandes talentos y mentes originales a menudo logran evadir la rutina regular de las escuelas convencionales. Como Pendennis, mientras el resto de la clase lucha línea por línea y palabra por palabra a través de una obra griega como la que tanto valoraba ‘el Doctor’, ellos han leído diez veces más mientras esperaban a que los demás terminaran. Si permitimos que los genios escriban sus propias reglas, entonces tendremos que tener cuidado de que los jóvenes brillantes ordinarios no también se escapen de sus lecciones. De hecho, como hemos visto en el caso de Goethe, incluso un genio podría beneficiarse y ser una mejor persona al tener que trabajar a través de la rutina diaria con todos los demás. En cualquier caso, Pendennis probablemente no habría caído en caminos tan desastrosos en Oxbridge si hubiera adquirido el hábito de trabajar bajo reglas y hacia algún objetivo.
Es bueno que reflexionemos sobre esto en un momento en que estamos buscando de manera bastante desordenada para entender qué es la educación y qué se supone que debe hacer. Sin duda, hay un cierto cuerpo de conocimiento que todos deberían poseer, ya que, sin él, la mente es tan débil, frágil e indefensa como un cuerpo desnutrido. También hay un momento oportuno para adquirir este conocimiento, una temporada intelectual que es como la primavera para la mente. Sería interesante analizar cuánto progreso puede hacer una persona en cualquier campo del conocimiento que no se haya plantado y brotado en su mente durante su infancia. Podemos concluir que los primeros quince años de la vida de un niño se pasan en lo que podría llamarse una etapa sintética de la educación [sintética/analítica en el sentido kantiano]. Sintético podría compararse con ver el cuadro general y vago, mientras que analítico se enfoca en los detalles. Durante esta etapa, la lectura de un niño debe ser amplia y variada para que el joven erudito pueda
ponerse en contacto con la naturaleza, la historia, la literatura y muchas otras cosas más. Su vida intelectual requiere estas cosas, y son especialmente necesarias para proporcionarle materia prima para la segunda etapa de su vida, la etapa analítica, que continúa por el resto de su vida. Es durante la segunda etapa, la etapa analítica, cuando se reconoce el valor de la disciplina clásica y matemática. Tal disciplina proporciona un cierto juicio sano y, debido a eso, una cierta capacidad para manejar situaciones, una capacidad para examinar preguntas. Esas cualidades distinguen a un estudiante de una escuela pública [internado]—no solo al graduado universitario, eso es otro asunto—sino a una persona que ha perseverado y trabajado en la obra griega de la que tanto Pendennis como el joven Goethe lograron escapar. La escuela pública [internado] puede tener sus defectos, pero no se le puede acusar de fabricar excéntricos irresponsables. El riesgo de un período de transición [cuando los expertos están tratando de decidir en qué dirección debe ir la educación a continuación] como el que estamos viviendo ahora es que podría producir personas cuyo juicio esté desequilibrado y cuya voluntad esté indisciplinada.
“Oh, amigo,” dijo Atrides, “mantén la calma.” Tener fuerza se refiere a la fuerza de voluntad. Respeta los buenos puntos de tu oponente y aflígete por las cosas hechas vergonzosamente.
[de La Ilíada, Libro 5, alrededor del verso 525, traducción de Chapman; Fagles traduce esto como ‘Atrides alineó las filas, gritando órdenes: ¡Ahora sean hombres, amigos míos! ¡Valor, ven, anímense! ¡Teme lo que dicen de ti los compañeros aquí en la sangrienta batalla! Cuando los hombres temen eso, más hombres sobreviven…’
línea 610 del Libro V
Esta cita de Atrides podría ser justificadamente el lema de nuestras escuelas públicas [internas]. Resume sorprendentemente con precisión precisamente lo que logran. El firme propósito, el espíritu público y el noble sentido del honor que distinguen nuestros servicios públicos provienen en gran medida de los estudiantes de nuestras escuelas públicas.
Pero estas maravillosas cualidades de las que estamos tan orgullosos pueden coexistir con la ignorancia, y la ignorancia es la fuente del prejuicio así como el obstinado enemigo del progreso. La tarea de poner en orden la casa de nuestro sistema educativo del país es un asunto delicado. Necesitamos proteger los aspectos positivos de nuestro sistema educativo anterior, mientras buscamos recuperar el apasionado deseo de aprender por el simple hecho de conocer que dio origen al Renacimiento. Pensar en la educación como algo útil únicamente para inculcar disciplina es como plantar arados y azadas en lugar de plantar maíz. Al mismo tiempo, una búsqueda ansiosa y deliberada de conocimiento sin propósito ni método conlleva sus propios riesgos para el carácter de una persona. Se habla mucho sobre la lectura en estos días, y sobre el uso de las bibliotecas públicas para continuar la educación, y los jóvenes estudiantes están aceptando el llamado a una ‘lectura más general.’ Leer tres libros a la semana parece ser algo común, e incluso una fuente de orgullo. Pero, una vez más, esto es el resultado de nuestra incapacidad para valorar verdaderamente el conocimiento, y nuestra tendencia a olvidar que el conocimiento es alimento para la mente. Si reconocemos que el conocimiento es un alimento tan necesario para la mente como el pan lo es para el cuerpo, entonces también debemos darnos cuenta de que necesita ser ingerido en porciones reguladas, combinados adecuadamente, servido a tiempo y programado en intervalos regulares para obtener la cooperación de los órganos digestivos. Al igual que la comida física, si el conocimiento no se digiere adecuadamente, añade una carga de trabajo a la mente en lugar de ayudar a su desarrollo. Por eso, la lectura aleatoria y desordenada no hace más que entretener y quizás proporcionar un estímulo ocasional para pensar. La lectura casual—es decir, la lectura vaga sobre un tema sin hacer un esfuerzo sistemático por realmente conocerlo—no es mucho mejor. Si queremos leer y crecer a partir de nuestra lectura, entonces necesitamos leer para conocer. Nuestra lectura necesita ser como el estudio: planificada, deliberada y con un objetivo. De esta manera, tanto las etapas sintética como analítica de la educación se conectan y se fusionan. La lectura amplia fomenta la disciplina intelectual, y la etapa disciplinada y analítica se mantiene bien alimentada mientras continúa con su hábito de lectura amplia.
Arthur Pendennis fracasó en la universidad y apenas tuvo éxito en su vida posterior debido a otra causa que afecta a la mayoría de los jóvenes estudiantes. Arthur fue a la universidad sin haber recibido ninguna enseñanza moral en absoluto, excepto por algunas tradiciones y tendencias virtuosas que absorbió de vivir con sus padres, que se mezclaban con otras tendencias que no eran tan buenas. Pero nunca le habían mostrado un mapa de la vida que pudiera haberle dado una perspectiva noble y advertirle de los escollos y laberintos enredados en los que muchos jóvenes viajeros valientes desaparecen. Este es otro resultado del desprecio de nuestra nación por el conocimiento. Saber no es lo mismo que hacer, pero eso no es excusa para retener el conocimiento. Nunca deberíamos dejar a nuestros jóvenes a la deriva con la esperanza de que tropiecen con las acciones correctas sin proporcionarles una filosofía de vida orientadora. Los riesgos son demasiado grandes. Nosotros, que afirmamos seguir a Cristo, no siempre pensamos en notar que el trabajo diario de Jesús era intentar hacer que los judíos supieran. ‘Simplemente no lo entenderán,’ fue el reproche que les dio. Aunque tenemos el ejemplo de Cristo, no hacemos mucho esfuerzo para que nuestros hijos se den cuenta de las posibilidades de actos nobles que llevan dentro de ellos y de los demás. Sí, les damos ciertas advertencias—advertencias sobre la ruina y la pérdida de reputación. Pero no les advertimos sobre el aburrido y mortal fracaso que se implica en cada carrera exitosa y común. Pendennis fue ‘expulsado’ [reprobado] pero muchos estudiantes que obtienen su título están motivados por una ambición mezquina, y nunca obtienen verdadero conocimiento, amor o fuerza de voluntad para cumplir con su deber de sus estudios escolares. Si un estudiante establece la distinción académica como los mundos que quiere conquistar, entonces no le quedará ningún espíritu para un esfuerzo adicional, a menos que se le presenten más mundos y recompensas por conquistar.
En algunos aspectos, los griegos tenían una mejor perspectiva de la educación que nosotros. Parecían tener
creía que la filosofía, así como la gimnasia y la música, es la principal preocupación de cada joven. Plutarco dijo: ‘Un hijo libre [es decir, no un esclavo] no debería descuidar ninguna parte del ciclo del conocimiento.’ Necesita pasar por una materia tras otra y tener un vistazo de cada una de ellas—sería imposible que alguien dominara todas—pero necesita hacer un estudio serio de la filosofía. Puedo ilustrarlo así: es divertido e interesante visitar muchas ciudades diferentes, pero solo vale la pena quedarse en las mejores.
El filósofo Bion tenía razón cuando dijo: De la misma manera que los pretendientes de Penélope hicieron uso libre de todas sus cosas después de darse cuenta de que no podían conseguirla, aquellos que encuentran que la filosofía parece demasiado difícil se distraerán con otros campos del conocimiento que no valen nada en comparación. Por eso la filosofía debe tener la primera prioridad en la educación.
Los hombres han desarrollado dos herramientas para el cuerpo físico: la medicina y la gimnasia. Uno se encarga de su salud, y el otro se encarga de su fuerza. Pero cuando se trata de las enfermedades y penas del alma, la filosofía es la única cura.
Al aprender filosofía, el hombre llega a conocer lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo y lo que no lo es, y, especialmente, por qué debe esforzarse y qué debe evitar. Aprende cómo comportarse con Dios, con su madre, con su padre, con sus mayores, con las leyes, con los extraños y superiores, con sus amigos, con su esposa, y con el niño y el esclavo. La filosofía enseña humildad hacia Dios, honor hacia los padres, respeto hacia los ancianos, obediencia a la ley, cómo someterse a la autoridad, amar a los amigos y ser puro hacia las mujeres. Ella enseña amabilidad hacia los niños y dulzura hacia los esclavos. Ella nos muestra el bien supremo para que nuestra alegría se comparta en la felicidad y nuestro dolor se contenga en la desgracia. De esa manera, no seremos como los animales que no se controlan ni en sus deseos ni en su ira. Creo que estos son algunos de los beneficios que podemos obtener al aprender filosofía. Ser modestos cuando tenemos buena fortuna, no envidiar, tener una mente gentil y saber suprimir nuestros deseos malignos es sabiduría. Permitir que nuestro espíritu airado nos gobierne es una señal segura de que ni siquiera tenemos un entendimiento común. [de una traducción del ensayo de Plutarco “Sobre la educación”.]
Las cosas que Plutarco afirma que la filosofía hará se atribuyen a la religión en nuestra cultura. Cuando atribuimos a la religión, colocamos la vida en un nivel superior. La filosofía y la religión son fundamentalmente diferentes en este aspecto: la filosofía solo instruye, pero la religión instruye y capacita. Pero la diferencia no es el problema; la pregunta importante es, ¿no debería la ciencia de la vida, o el arte de vivir, que debería enseñarse a través de la filosofía, convertirse en su propia materia distinta, con sus propios métodos de enseñanza, clasificaciones y reglas de progreso, pero bajo la autoridad de la religión, y evaluada en cada paso con un estándar de religión?
Como está ahora, la formación moral y filosófica que damos es aleatoria y patéticamente desconectada. Somos tan sinceros acerca de nuestra completa dependencia de Dios que nos hemos vuelto vergonzosamente ignorantes sobre nuestra propia naturaleza, nuestras posibilidades y los riesgos que enfrentamos. ¡Y esto a pesar de las enseñanzas del propio Jesús! Ninguna persona debería ser enviada a la vida sin un conocimiento metódico de sí misma. Por ejemplo, debería saber que tiene ciertos apetitos que actúan como sirvientes cuya tarea es mantener el cuerpo físico y, cuando llegue el momento adecuado, aumentar toda la raza humana. El
Lo más importante es nunca permitirnos ceder ante ninguno de estos apetitos, ya sea en cosas pequeñas o grandes. Estos apetitos fueron diseñados para que, si se les trata como sirvientes, sirvan diligentemente y obedientemente. Pero si se les permite sobrepasar sus límites, se convierten en tiranos. Conocer estos tipos de cosas en detalle no garantiza que un joven se salve, pero ciertamente debería hacerle pensar, proporcionando un momento en el que podría escuchar al Consejero divino que puede salvarlo.
No muchos jóvenes entran en la vida armados con el conocimiento de que se les han dado deseos cuyo principal trabajo es asegurarse de que la mente sea nutrida y se generen ideas de una manera similar a los apetitos corporales que tienen sus propios propósitos específicos. No muchos reconocen que convertirse en esclavo de cualquier deseo, como la ambición o la admiración, resulta en una persona verdaderamente desequilibrada y descontrolada, tan seguro como la gratificación inapropiada de cualquier apetito lleva al desequilibrio, aunque puede no ser tan obvio. No muchos se dan cuenta de que mantenerse saludable es un deber, no solo una preferencia, y que un cuerpo fuerte y capaz, preparado para servir, es una obligación que debemos a nosotros mismos, a nuestra familia y a todos en nuestro círculo. Hay algunos que al menos reconocen la ventaja de tener un cuerpo en forma, pero muy pocos entienden que poseer una mente alerta, inteligente y reflexiva también es una de nuestras obligaciones. Muy pocos son conscientes de las alegrías inconmensurables del conocimiento, la imaginación o el pensamiento bien fundamentado. Aquellos que entienden esto son un ejemplo de preparación para el resto de nosotros. De nuevo, no muchos jóvenes se dan cuenta de que entran en la vida con dos grandes afectos que son capaces de ordenar todos los lazos que los unen a sus semejantes en la medida adecuada. Ese conocimiento es justo lo que se necesita para una vida de continuo servicio a los demás. No muchos jóvenes saben cómo se puede jugar con su conciencia, o cómo su razón puede ser socavada y tomada, o cómo el funcionamiento adecuado de la voluntad puede ser reemplazado por una obstinación irracional. ¿Tienen suficiente comprensión sobre su relación con el Dios Supremo? ¿Son conscientes de su obligación hacia el hombre o hacia Dios? Nuestra enseñanza religiosa es insuficiente porque nos hemos permitido ser ignorantes de nuestra propia naturaleza. Por lo tanto, estamos en peligro de perder el concepto de Dios que debería mantenernos en una actitud adecuada. Estamos tan acostumbrados a escuchar sobre el amor y el cuidado de Dios y Su poder salvador que llegamos a enfocarnos en nosotros mismos como los objetos de Su infinita bondad, y así gradualmente perdemos la perspectiva que convierte a las personas en héroes y santos que sirven a su Maestro. En otras palabras, le damos a entender a nuestra juventud que la comida y la comodidad son más importantes que la existencia misma, que tener éxito y abrirse camino en el mundo es la primera prioridad, y que tener es mejor que ser o hacer. Por supuesto, hay algunos jóvenes nobles que de alguna manera parecen tener sus relaciones y prioridades correctas, al igual que hay personas tan equilibradas que simplemente vivir a su alrededor es una inspiración continua. Pero si pudiéramos llegar a una perspectiva más profunda y verdadera de la vida, entonces tales personas podrían parecer más habituales que excepcionales. Todo lo que necesitamos enseñar a los jóvenes está incluido en la religión cristiana, ya sea implícito o expresado directamente, pero no puedo evitar pensar que deberíamos avanzar más hacia esa perfección que se nos exige. Y probablemente podríamos hacer ese tipo de progreso si nos determináramos a estudiar la vida con el mismo tipo de método y propósito que le damos a otros temas–pero con un sentido de apoyo y guía divina muy especial.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
IV. El joven Crossjay [de El egoísta de George Meredith]
Como un hilo dorado tejido a través de un tejido gris apagado, o un rayo de sol en un cielo gris–así es la aparición intermitente del joven Crossjay Patterne en el libro bastante deprimente en el que se muestra a un caballero inglés egoísta, descansando sobre sí mismo pliegue tras pliegue, cada movimiento repentino y sigiloso como el de una serpiente confirmando el engaño y las acciones del Egoísta. Pero Crossjay Patterne no está incluido en el libro solo como una comparación con Sir Willoughby Patterne. Con su naturaleza sincera, extrovertida y juvenil, él presenta un marcado contraste con el infeliz, egocéntrico y narcisista Willoughby Patterne. Pero el autor, George Meredith, es un serio estudioso del misterio que llamamos educación. Ha estudiado a los niños y cómo tratarlos, y ha escrito un manual muy claro y fácil de leer en más de un libro, sobre cómo no tratarlos.
Pero no escuchamos. Discutimos la trama de una novela, o el simbolismo de otra, o etiquetamos al autor como un maestro de algún estilo específico, o lo citamos como evidencia contra quienes afirman que ya no tenemos grandes novelistas, y hacemos comentarios sobre los personajes. Pero pasamos por alto el hecho de que la filosofía tal como se encuentra en los textos filosóficos de hoy en día se ha vuelto puramente académico. La filosofía ya no ‘llora en las puertas, y la entrada de la ciudad, y las puertas, gritando, ¡les llamo a ustedes, gente, y mi mensaje es para todos ustedes!’
En cambio, la filosofía se ha convertido en un asunto escolar. La gente se encuentra con ella allí–no tanto por el bien de sus almas, sino más bien por el disfrute de la gimnasia académica.
Pero la filosofía todavía tiene dos o tres refugios ocultos donde aún podemos escucharla decir: ‘¡Clamo a ustedes, oh gente!’ Los poetas todavía la invitan a visitar, y ella todavía apela a la gente a través de ellos, pero su mensaje a menudo está implícito, y solo alguien que esté prestando atención captará su significado. Esos pocos que se esfuerzan por escucharla llegar a la puerta obtienen valiosos oráculos, palabras brillantes que tienen un significado específico para la época en la que viven.
Pero en las novelas, la Filosofía habla más clara y directamente. Ella aborda todos los aspectos que Plutarco le atribuyó, revela la naturaleza humana tal como es realmente, y arroja luz sobre nuestras pequeñas costumbres y estados de ánimo aparentemente inocentes que intentamos justificar y excusar. Y, porque la filosofía es lo que nos enseña sobre la vida, y porque nuestra tarea más importante es criar a la próxima generación, los novelistas nos ofrecen una clave para el preocupante tema de la educación.
El joven Crossjay es un gran ejemplo de esto. Leemos que ‘un verdadero y alegre placer se apoderó de Letitia’ cuando el joven Crossjay Patterne vino a vivir con ella. La frase está perfectamente justificada, especialmente considerando de quién proviene. El hecho es que un verdadero y alegre placer brilla en cada página en la que aparece Crossjay. Sonreímos al leer incluso una mención de él, tal como lo hacemos cuando nos encontramos con un niño encantador. Así es como ocurrió. Como sabemos, Sir Willoughby es como un gran sol con una multitud de satélites orbitando a su alrededor debido a su don de atraer a cualquiera que entrara en contacto con él y los hacía girar a su alrededor. Su primo, el teniente de marina Patterne, es uno de estos cuerpos en órbita. El hecho de que no formara parte de las fuerzas armadas regulares simplemente se consideraba una típica excentricidad inglesa. Hizo una conversación interesante después de que distinguió el nombre de la familia Patterne al realizar alguna acción militar heroica. Así que, es invitado con deber a Patterne Hall. Un día, cuando Sir Willoughby se pavoneaba orgullosamente en el patio frente a muchos admiradores, especialmente la dama que ama, divisó a alguien a lo lejos. Es un hombre bastante ordinario y robusto [el padre de Crossjay] que lleva una maleta. Su rápida intuición le dice que este debe ser su primo marine. Cuando el sirviente presenta la tarjeta del teniente, le dicen que ‘no hay nadie en casa.’ Y esta respuesta desata la prueba ardiente entre la naturaleza superior e inferior del primo Crossjay, y la historia en gran medida gira en torno a esta lucha.
‘Encantador’ no es una palabra que la mayoría de la gente usaría para describir a Crossjay. ‘Encantador’ no es una palabra que la mayoría de la gente usaría para describir a Crossjay. ‘Era un niño de doce años, con suficiente espíritu infantil en él para doce niños.’ Era un niño de doce años, con suficiente espíritu infantil en él para doce niños. Y, ‘Era un chico de mejillas sonrosadas y regordete, un pícaro que amaba las carnes y los guisos, y los devoraba con la encantadora confesión, expresada con inocente simplicidad, de que nunca había tenido suficiente para comer en toda su vida.’ Dijo que sus cuatro hermanas y tres hermanos estaban ‘todos hambrientos.’ Necesito contar cómo llegó a vivir con Letitia. Ella era una de las muchas personas que habían sido despojadas de vitalidad por ese egoísta absorbente, Willoughby. Él extraía su fuerza de la energía vital de las personas a su alrededor. Vernon Whitford era primo de Willoughby, uno de los pocos que no se dejaba absorber. Él recibió un salario magro de Willoughby por ayudar a gestionar sus propiedades. Vernon era tan extrovertido como el joven Crossjay. Había oído hablar de la gran familia del primo Crossjay, y sabía que le habían dicho, ‘no hay nadie en casa,’ y decidió que tal respuesta era vergonzosa y que él mismo la borraría. Así que fue a Davenport y trajo a casa al hijo mayor del teniente, el joven Crossjay, porque, leemos, ‘Vernon Whitford era de esas personas que no sabían qué hacer con su dinero, no tenían facturas de reparaciones en casa, ¡pero tenían un deseo incontrolable de gastar!’ Pensó en mantener a Crossjay en la mansión para prepararlo para la Armada, pero no había consultado con su anfitrión, Willoughby. Sir Willoughby se negó a correr tal riesgo. El cabello del chico era demasiado rojo, y su piel era ‘demasiado eruptiva.’ Entonces, en su lugar, Vernon organizó que Crossjay viviera en la cabaña de los Dales. Y así fue como el ‘placer soleado’ llamado Crossjay terminó con Letitia. “Las travesuras del niño, su pura alegría por la vida en el campo y su salvajismo embarrado la divertían de la mañana a la noche.” Le enseñaba lecciones por la mañana si podía atraparlo, y le enseñaba a Vernon por las tardes si podía atraparlo–pero era un gran ‘si.’ El niño no solo era perezoso. Odiaba el tipo de conocimiento que se encontraba en los libros, y su respuesta a todos los intentos de persuadirlo para que aprendiera era: ‘¡Pero no quiero!’. Tenía que ser desenterrado del suelo, generalmente cubierto de barro, cuando era hora de las lecciones.
Este decidido odio por los libros parece un defecto en el joven Crossjay, pero más adelante obtenemos una pista sobre el porqué. Cuando Clara Middleton, la ‘delicada pícaro hecha de porcelana,’ llega a la escena, ella y Crossjay se hacen buenos amigos. Estaba preocupada por su inactividad y, como una sabia maestra, se esforzó por averiguar qué podría disfrutar. Después de correr una carrera con él y ganar sin siquiera quedarse sin aliento, lo cual lo sorprendió, ella ganó su respeto y el derecho a cuestionarlo. Ella lo hace admitir que las chicas son mejores que los chicos, que pueden correr más rápido y aprender sus lecciones mejor. ‘Pero,’ dice él, ‘no pueden convertirse en marineras y soldados.’ Ella menciona a Mary Ambree, la señora Hannah Snell de Pondicherry y otras heroínas oscuras, así como a Juana de Arco y Boadicea, y terminan teniendo una conversación seria. Ella dice: ‘Alguien te está mimando; es la señorita Dale o el señor Whitford.’ ‘¿Lo hacen?’ ‘Entonces tal vez sea Sir Willoughby.’ ‘No diría que me mima, aunque sé que puedo salirme con la mía con él.’ Este es un secreto que muchos niños descubren sobre mamá o papá, o la niñera, y les hace preguntarse: ‘¿Cómo es que esos pequeños traviesos son capaces de salirse con la suya?’
Y luego nos damos una palmadita en la espalda y pensamos: ‘Es que soy tan de buen carácter.’ Soy demasiado bondadoso para ser duro con esos pequeños monos. Me parece que George Meredith incluyó el personaje de Crossjay para evitar que nos engañemos de esta manera. No es nuestra maravillosa bondad la que permite a los niños pasarnos de largo, sino que compartimos algunos de los mismos rasgos que el personaje más cansino e insoportable de la literatura: Sir Willoughby Patterne. Sería un ejercicio valioso y bastante sobrio para aquellos de nosotros que tratamos con niños memorizar todas las escenas que involucran a Willoughby y Crossjay de The Egoist. Quizás el mejor de nosotros se encuentre preguntándose: ‘Señor, ¿soy yo?’ antes de haber terminado a la mitad. Con toques ligeros, como la conversación entre Clara y Crossjay, se plantean para consideración los serios problemas de la educación y, lo más importante de todo, se ofrecen algunas soluciones.
Unas páginas atrás, leímos que Crossjay estaba muy en contra de adquirir conocimiento ‘por libros.’ Pero después de algunas preguntas sobre Lord Nelson, él responde rápidamente con algunos conocimientos que obtuvo de los libros. Sus respuestas están tan listas como los cañones de un buen barco. Nadie nunca le explicó ni le enseñó el tipo de conocimiento naval que él muestra. ‘Tío Vernon me compró los libros,’ es la única explicación que ofrece sobre su conocimiento. Aparentemente, entonces, debe haber dos tipos diferentes de conocimiento que se pueden obtener de los libros: el tipo que él rechaza y el tipo que no le importa. Aquí, en este encantador incidente narrado, vemos la roca contra la que choca nuestro barco, HMS Educación Nacional. Seguimos ofreciendo a los niños libros sobre el tipo de conocimiento al que se oponen en lugar del tipo que no les importa.
‘Pero no sería correcto hacer que la educación sea demasiado interesante,’ decimos. ‘Necesitan aprender la disciplina del trabajo arduo y el esfuerzo que requiere.’ Olvidamos que no se puede obligar a un caballo a beber. De la misma manera, un niño no asimilará ningún conocimiento si, como Crossjay, no quiere. La información puede entrar en la parte de la mente que llamamos memoria verbal, donde puede ser recuperada a voluntad sin que la mente le haga ningún cambio, sin que ninguna idea la toque, sin que la imaginación la caliente. Es solo información seca, materia muerta que la mente excreta. Y esa es toda la recompensa que obtenemos por nuestro arduo trabajo cuando le inculcamos conocimientos a un niño que no quiere aprender. No es de extrañar que lo vomite todo tan pronto como pueda, y que mantenga un asco disgustado hacia más de ese tipo de conocimiento.
Pero, ¿no hay algún conocimiento que sí quiera saber? Está claro que Crossjay, de todos modos, encontró algún conocimiento de ese tipo en los libros, y lo conocía lo suficientemente bien como para hablar de ello con la misma precisión con la que se practicaría en un tiro al blanco. Estaba siendo preparado para el examen de ingreso a la Marina, así que probablemente tenía libros de texto sobre temas navales además de los que le dio el tío Vernon. Así que no puede ser el propio tema que a un niño no le gusta. Quiere saber sobre tierras extranjeras y tiempos lejanos, grandes personas y, de hecho, sobre todas esas cosas que nosotros queremos enseñarle. Prefiere obtener su conocimiento de los libros en lugar de recibirlo a través de conferencias. Los libros son más breves, gráficos y satisfactorios para la mente que escuchar a alguien, a menos que sea una persona inusualmente interesante. Un niño en realidad tiene una gran hambre de saber. Si no quiere aprender, es porque no está recibiendo los libros adecuados.
Les damos a los niños una dieta de hechos secos que están ya sea condensados o diluidos. No nos damos cuenta de que la mente no puede usar hechos que la inteligencia del cerebro no ha reconocido. Se necesitan ideas para estimular nuevas ideas, y se necesita inteligencia para despertar más inteligencia. Los textos muy resumidos que utilizan las escuelas son inútiles en la educación. Una enciclopedia es otro asunto porque una vez que nuestra inteligencia ha sido estimulada y nuestra curiosidad excitada, es cuando la consultamos. Cada biblioteca escolar o familiar debería tener una buena enciclopedia que todos los estudiantes puedan usar. Si tan solo pudiéramos despertar para entender cuán importantes son los libros adecuados en la educación, entonces descubriríamos que Goethe tenía razón: ‘un día es infinitamente largo,’ y ya no escucharíamos quejas sobre los planes de estudio sobrecargados. Nos hemos convertido en nuestro peor enemigo: hemos educado a los estudiantes con una dieta de hechos secos durante tanto tiempo que incluso nosotros, los adultos, estamos empezando a creer lo que enseñamos. Viajamos con las guías de viaje de Baedeker en lugar de los antiguos manuales rojos de Murray [de John Murray; vea una muestra aquí] y, como resultado, nos estamos volviendo informados pero aburridos en lugar de viajeros inteligentes y alerta. Nuestro concepto de historia consiste en listas de hechos. Sin embargo, si tres personas ven el mismo evento en la calle y lo cuentan, descubriremos que la evidencia circunstancial es poco confiable, ya sea histórica o de otro tipo. Libros
nos aburren, y no es de extrañar, cuando ves los tipos de libros que elegimos.
Pero la experiencia de Crossjay es alentadora. Lo habría hecho genial si hubiera tomado el examen de ingreso a la Armada de hoy. Le gustaba el tipo de conocimiento cuyo valor el mundo recién está descubriendo, y sabía cómo obtenerlo. Conocía los hábitos de los pájaros y dónde buscar sus huevos. Sabía todo sobre los peces y cómo atraparlos. Sabía cómo manejar a los conejos. Antes de mucho tiempo, había vagado por cientos de millas del país. Alguien le había mostrado una colección de todo tipo de aves nativas de Inglaterra, y después de verlas solo una vez, pudo describir ‘búhos de helecho, que tenían más boca que cabeza, y alas oscuras con manchas oscuras como una polilla, todo muy detallado.’ Finalmente estamos reconociendo el uso del conocimiento de la naturaleza, ¡pero lo arruinamos por la forma en que lo enseñamos! No estamos contentos con que los niños conozcan las cosas de la naturaleza de la misma manera en que conocen a un amigo, por la forma en que se ven y actúan. Ese es un tipo de conocimiento comprensivo e inconsciente que se asimila como resultado de mucha observación. En su lugar, les asignamos fragmentos fragmentarios de investigaciones científicas. Así que se ponen a investigar y pierden la alegría de ver. Su atención se centra en este o aquel detalle, y pierden la conciencia general que es la herramienta más importante de un estudiante de la naturaleza. Algún día despertaremos y nos daremos cuenta de que nuestro método de estudio de la naturaleza no añade nada a la alegría de vivir. Los niños del futuro no sentirán ninguna emoción al descubrir la pequeña mancha roja bajo las plumas de la cola de un pequeño pájaro marrón. Sin embargo, a cada niño pequeño le gusta conocer este tipo de cosas, y será un día triste cuando nuestro método de ‘estudio de la naturaleza’ haya erradicado ese tipo de conocimiento.
Como cualquier otro chico, Crossjay tiene sus lealtades. Tiene una pasión por la Marina Británica, y puede
incluso podría ser persuadido para seguir la rutina de las lecciones diarias por su bien. Piensa en su padre como el tipo de hombre que era ‘lo suficientemente bueno para liderar un ejército’, y eso presenta un problema que él reflexionaba a su manera infantil, mencionándolo una y otra vez, para consternación de sus amigos. Siempre llegaba al mismo clímax (‘caminó diez millas bajo la lluvia’), pero nunca llegaba a una conclusión real. Simplemente seguía dándole vueltas en su mente, esperando que eventualmente llegara una conclusión. Así es como trabajan los jóvenes. Observan, recuerdan y mantienen las preguntas morales en animación suspendida hasta que alguna crisis o leve evento desencadena una conclusión que se convierte en parte de su ser moral por el resto de sus vidas, para bien o para mal. Este es el problema moral de Crossjay: ‘Mi padre es el tipo de hombre lo suficientemente bueno como para liderar un ejército.’ Pero, señor Whitford, Sir Willoughby es tan amable conmigo y me da dólares de plata. ¿Por qué se negó a ver a mi padre? Mi padre caminó diez millas bajo la lluvia para verlo, y tuvo que caminar las diez millas de regreso y dormir en un hotel.
Pero no consideraremos a Sir Willoughby por ahora. Por el momento, es suficiente entender por qué no era uno de los leales de Crossjay. Pero Vernon Whitford lo era, a pesar de los intentos del primo Willoughby de presentarlo como un severo capataz.
Crossjay le dice a Clara Middleton que iría al fondo del río por Vernon Whitford. Crossjay también es astuto; cree que Whitford lo apoya como una forma de compensar el grave abuso de enviar a su padre de vuelta bajo la lluvia. Ese agravio pinchó su ira y lo llenó de indignación justa. ¿Y cómo se sentía él con respecto a Clara? Él era su caballero, galante al obedecer su voluntad (¡incluso cuando eso significaba perder su cena!), lleno de amor desbordante, admiración, respeto y una amistad agradable que ella fomentó. A ambos les encantaban las flores silvestres, los juegos, la sinceridad, los pájaros y todos los seres vivos. ¡Eso era más que suficiente para una amistad!
En relación con esta amistad, tenemos un vistazo a la naturaleza masculina que nos beneficiará observar. Clara estaba recostada en la hierba con los ojos entrecerrados mientras hablaba con él. Leímos que si ella hubiera estado sentada, él habría saltado hacia adelante y la habría besado.
Esto nos muestra la reverencia inconsciente de un chico decente y moral por el sagrado misterio del sexo. No hay mucho que sea más ofensivo y más probable que resulte en desastre que la manera en que deliberadamente socavamos la reverencia divina de un niño en nuestra prisa por proporcionar conocimiento sobre asuntos que no están destinados a la mente. La caballería, el honor, el tacto, la obediencia y la obediencia apasionada a la ley de Dios–estos son los acordes dentro del niño que necesitamos tocar si queremos que nuestros jóvenes sean puros. Pero tenemos que creer que la caballería y la pureza ya están dentro de ellos, en lugar de conceptos ajenos que necesitamos introducir con conferencias. Aquí es donde los padres a menudo fallan. Son conscientes de que hay maldad en su hijo, así que lo toleran, y esto resulta ser un error mortal. Y entonces sus sospechas crean los mismos males que temen. Hemos visto cómo Helen Pendennis creía lo peor de su hijo cuando no era el caso. Uno pensaría que ella creía lo peor para crear una oportunidad de hacer sacrificios por él. Es bueno para nosotros reconocer que la sospecha también es un pecado. Resulta en desconfianza y ofensa.
Creo que tendríamos la Utopía con la que soñamos si nos diéramos cuenta de qué tipos de manantiales de bondad hay dentro de nuestros hijos, esperando solo el toque adecuado para hacerlos estallar en vida. Crossjay no es más que un chico agradable y ordinario, pero vemos que tiene todo lo que necesita para vivir una vida noble, except por conocimiento, y algunos hábitos físicos y mentales específicos. Se comporta como un hombre de honor cuando escucha una conversación después de despertarse bajo la alfombra del sofá [una manta bordada en el sofá del salón]. Aunque tiene una ardiente sensación de que su dama ha sido agraviada, posee toda la agudeza y delicadeza de un caballero. Sabía que la oferta hecha a otra dama era algo de lo que no se debía hablar, pero que necesitaba que se hiciera algo proactivo al respecto, aunque estaba más allá de su poder hacer algo al respecto. Y esto sugiere una razón por la cual el internado es tan bueno para los chicos. Tienen más oportunidades de practicar el sentido común, la percepción, la discriminación y la sensibilidad caballeresca en una escuela donde los estudiantes operan más como una democracia, que lo que jamás obtendrán en casa, donde los padres tienen toda la autoridad, incluso si es una autoridad amable.
Y así es como se nos presenta a Crossjay, con una escritura hábil. Es un chico muy ‘humano’, para citar al inmoral Sr. Chadband. Este ‘chico humano’ es encantador para nosotros. Reconocemos todo lo que ya es como persona. También vemos dónde necesita salvaguardias para darle espacio para desarrollarse como debería.
Parece que apenas llegamos a conocer a Crossjay antes de que se encuentre en una encrucijada en su vida. Se encuentra con una crisis moral, que observamos con ansiedad. Porque Meredith es un maestro escritor, estamos totalmente despreparados y sorprendidos por la tentación a la que se enfrenta Crossjay. Sin embargo, es una tentación muy común, y más niños prometedores se arruinan por esto que por cualquier otra causa. Esta es la situación: Sabemos que Willoughby se negó a dejar que Crossjay viviera en su casa. Aun así, adoptó la actitud de un patrón. Era solo natural, tal vez incluso inevitable. Es bueno verlo con el joven Crossjay. Un observador casual pensaría que es perfecto con el chico–está ‘divertido, indulgente, casi juguetón.’ Siempre tiene un chiste o un juego para él, lo agarra por los codos y lo lanza al aire, se ríe de su ociosidad y travesuras, y es un delicioso contraste con la ‘seriedad académica’ de Vernon Whitford. ‘Tenía la actitud de un padre británico que es permisivo con las cosas que les gustan a los niños y las travesuras infantiles, y era bueno proporcionando dinero de bolsillo.’ Aquí hay otra forma en que era diferente de Vernon Whitford. No actuaba como el tipo de maestro que atrapa a los pobres niños como lombrices. No actuaba como el tipo de maestro que atrapa a los pobres niños como lombrices intestinales. Willoughby finge ser el tipo de persona que no es, y el tipo de persona que está imitando es admirable. De hecho, es el tipo de persona en la que todos los que trabajan con niños están tentados a convertirse, especialmente aquellos, incluidos padres y maestros, que descuidan la responsabilidad de su tarea y tratan de ganar popularidad adoptando maneras bondadosas con sus pupilos. Es sorprendente que Crossjay no se dejara engañar. Lo disfrutaba, ya que es naturaleza humana caerle bien a ese tipo de personalidad. Corría hacia su patrón Willoughby, aceptaba su dinero de bolsillo—’generalmente una corona y media, pero una vez fue un soberano entero’—y realmente disfrutaba de sus bromas y payasadas. Y sin embargo, ¿era el recuerdo de su padre siendo enviado de vuelta a caminar diez millas bajo la lluvia, o era el recordatorio constante de ese trato cruel cada vez que veía otras circunstancias tan triviales que apenas era consciente de notarlas? Así parece ser como nos recuerdan los defectos y fallos de las personas a nuestro alrededor. Pensamos que están perdonados y olvidados hasta que los recordamos debido a alguna nueva evidencia sobre el mismo defecto. Pero Willoughby habría sido demasiado para Crossjay si no hubiera sido por la ayuda de sus amigos. Crossjay quería ser un ‘caballero’ oficial, del tipo que no trabaja, sino que juega, monta a caballo y, en general, lleva una vida tranquila. Pero no podía hacer estas cosas y entrar en la Marina. Willoughby, sin otra razón que disfrutar de que otra persona dependiera de él, decidió deliberadamente que Crossjay no debería trabajar. En su lugar, debería depender de Willoughby para todo lo que quisiera y le gustara hacer. El título de la novela nos dice por qué. Después de todo, ¿no era él El Egoísta, cuyas acciones y motivaciones estaban diseñadas para engrandecerse a sí mismo? Crossjay finalmente se preparó y tomó el examen de ingreso a la Marina, así que finalmente se salvó, pero prácticamente causó un terremoto en Patterne Hall, un completo derrocamiento de las perspectivas de todas las personas cuyas vidas giraban en torno al caballero de Patterne. Pero la lección está ahí para que todos aprendamos.
Hay muchas maneras en las que actuamos como ‘egoístas’ con los niños en nuestra esfera, pero ‘la actitud de un padre británico que es permisivo con las cosas que les gustan a los niños y las travesuras de los chicos, y que era bueno proporcionando dinero de bolsillo’ es sin duda la más fatal. Apelamos a la naturaleza inferior de un niño para que le gustemos, y, dado que todos los humanos tienen una naturaleza inferior, casi siempre funciona. Si pensamos en él como una criatura que se puede ganar con dinero y dulces, entonces lo convertiremos en ese tipo de persona, y luego tendremos que vivir con las consecuencias. El egotismo es una trampa sutil, y es difícil darse cuenta de ello, pero mantener nuestros objetivos enfocados nos ayudará. Si respetamos a los niños por sí mismos tal como son, en lugar de pensar solo en las cosas que hacemos por ellos, o en su opinión sobre nosotros, o en cómo se ve nuestra relación ante los espectadores, y otros motivos egocéntricos; y si nos enfocamos externamente en los propios niños, en lugar de siempre enfocarnos en nosotros mismos, entonces podremos verlos tal como realmente son. Podremos reconocer todas las grandes posibilidades que tienen como niños, y todos los peligros temibles por los que necesitamos guiarlos.
Todos necesitamos instrucción sobre el arte de criar niños. Por esa razón, estamos agradecidos al filósofo que nos dio el personaje de ‘joven Crossjay.’
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
V. Mejor que los demás
Dos personas se encuentran en el porche del Rey Arconte [cerca del tribunal judicial]. Uno está presentando una acusación, y el otro parece estar defendiendo de una acusación muy grave. Sabemos que el acusado era Sócrates, y sabemos por qué estaba allí. Meletus, un joven que no era muy conocido, acusó a Sócrates de corromper a la juventud de la ciudad, de inventar nuevos dioses y de negar la existencia de los antiguos. Sócrates dice que Meleto muestra mucho carácter en la acusación que hace. Él dice: ‘Supongo que debe ser un hombre sabio, y, dado que yo soy lo opuesto a un hombre sabio, me ha descubierto…’ Con todos nuestros políticos, me parece que él es el único hombre que comienza de la manera correcta, cultivando la virtud en nuestros jóvenes.
Pero Eutifrón, el otro interlocutor, que ha venido a presentar una demanda, no está satisfecho con esta explicación. Él piensa que Sócrates debería ser llevado a juicio como un neólogo, al igual que él mismo. Sócrates piensa que lo peligroso no es ser considerado sabio, sino intentar impartir sabiduría a los demás: Tengo la costumbre bondadosa de desahogarme con todos. ¡Incluso pagaría a alguien para que me escuchara! Tengo miedo que los atenienses puedan pensar que hablo demasiado.’ Luego la discusión continúa:
Sócrates: ¿Y cuál es exactamente tu acusación, Eutifrón? ¿Eres tú quien presenta la acusación, o eres el acusado? Eutifrón: Soy yo quien presenta la acusación. Sócrates: ¿Contra quién estás presentando la acusación? Eutifrón: Pensarás que estoy loco cuando te lo cuente. Sócrates: ¿Por qué? ¿Este fugitivo tiene alas? Eutifrón: No, de hecho, no está muy animado en esta etapa de su vida. Sócrates: ¿Quién es él? Eutifrón: Es mi padre. Sócrates: ¿Tu padre, amigo mío? Eutifrón: Sí. Sócrates: ¿Y de qué se le acusa? Eutifrón: De asesinato, Sócrates. Sócrates: ¡Dios mío, Eutifrón! La gente común sabe tan poco sobre la naturaleza del bien y la verdad. Una persona tendría que ser extraordinaria, y haber hecho grandes progresos en la adquisición de sabiduría, para haber llegado al punto en que pudiera hacer este tipo de acusación. Eutifrón: Sí, Sócrates, debe haberlo hecho, de hecho. Sócrates: Supongo que la persona a la que tu padre asesinó debe haber sido uno de tus parientes. Por supuesto que tenía que haber sido. Después de todo, si él hubiera sido un extraño, nunca se te habría ocurrido procesar a tu propio padre. Eutifrón: Sócrates, me divierte la manera en que haces una distinción entre una persona que es un pariente y una que no lo es. Seguramente el pecado es el mismo en ambos casos para una persona que se asocia conscientemente con un asesino cuando lo correcto es liberarse a sí mismo y a él presentando cargos en su contra.
Luego, el caso se explica con más claridad. El hombre asesinado ‘trabajaba para nosotros como jornalero en nuestro campo en Naxos.’ En un ataque de rabia borracha, mató a otro de los sirvientes. Mi padre le ató las manos y los pies y lo arrojó a un agujero’ para esperar una investigación adicional sobre el caso. Mientras tanto, el hombre fue descuidado y murió. Y mi padre y mi familia están todos enojados conmigo por ponerme del lado del asesino y procesar a mi padre. Alegan que no lo mató, y que incluso si lo hizo, el muerto no era más que un asesino y no debería prestar atención porque un hijo que procesa a su propio padre es impío. Lo cual solo demuestra, Sócrates, cuánto saben sobre cómo los dioses sienten respecto a la piedad y la impiedad.
Sócrates: ¿Y qué es la piedad? ¿Qué es la impiedad?
Eutifrón: La piedad es hacer exactamente lo que estoy haciendo–en otras palabras, la piedad es procesar a cualquiera que sea culpable de asesinato, o sacrilegio, o cualquier crimen similar, ya sea tu padre, o tu madre, o quien sea; no importa. No procesarlos es impiedad.
Personas como Eutifrón todavía existen hoy en día. De hecho, Eutifrón es una figura familiar. Se le menciona en todos los periódicos, se habla de él en todas las mesas de cena, y hace discípulos en casi todos los hogares. Podríamos llamarlo Pro-coletas o Pro-guisantes (de la revista Punch). Podría ir sin sombrero, o andar con sandalias informales, que son bastante inocentes en sí mismas, pero tiene una cosa en común con Eutifrón: Tal vez no esté arrastrando a su padre a los tribunales, pero siempre es el primero en preguntar, ‘¿Quieres saber qué es la piedad?’ Es hacer exactamente lo que estoy haciendo,’ ya sea criticando a su país o defendiendo una dieta de frutas y nueces. Por cierto, suele hacer ambas cosas.
Criticamos a Eutifrón por ser estrecho, unilateral, implacable, antinatural, desobediente. Decimos que es irrazonable, tonto, necio. Pero ni siquiera nos nota. Él dice que ‘la piedad significa hacer lo que estoy haciendo, y es piedad porque es agradable a los dioses.’ Si eres tan astuto como Sócrates, sugieres que podrías ser un candidato para seguirlo con el fin de darte una oportunidad de refutar las falacias a medida que las divulga. Pero no sirve de nada. ‘Quizás otra vez, Sócrates.’ Tengo prisa y necesito irme. Lo llamamos loco, pero aún así gana muchos seguidores. porque cualquiera con su confianza alivia la vacilación de la mayoría de las personas en general. Pero él mismo no puede ser convencido de nada. No importa cuán escandalosas sean sus acciones, ya sea que persiga a otros, o se considere exento de la ley común, o delegue lo que le debe a su país o a su gente en otra persona, o se limite a pequeñas reglas de piedad diciendo, ‘siempre uso esto,’ o ‘solo compro mi té en esta tienda,’ o ‘paso mis veranos en este lugar,’ (la superioridad se infiere en la palabra ‘siempre’), él tiene un credo infalible. Nosotros, como Sócrates, si podemos presumir de decirlo, somos tolerantes con el ‘loco.’ No es tan mal tipo,’ decimos, ‘solo tiene una obsesión.’ Cuando no caemos en su religión, nuestra vanidad se acaricia–es satisfactorio sentir que somos demasiado inteligentes para caer en sus extrañas excentricidades.
¿Qué daño hay en él? preguntamos. Incluso si procesa a su propio padre, lo está haciendo con las mejores intenciones. El daño es que una persona tan cerrada de mente, implacable e injusta debería existir. Es una pena que tenga libertad para propagar sus ‘doctrinas piadosas.’ Por eso, cada pequeña regla tonta que aceptamos como el ‘deber completo del hombre’ nos hace menos capaces de ser justos, generosos y respetuosos en nuestro pensamiento. No podemos ser nada más en una situación que nuestro concepto de lo que esa situación requiere. No importa lo simpático que sea, un loco no es una persona inofensiva. Es malo para sí mismo, y es malo para los demás.
Pero Eutifrón no está dispuesto a ser condenado. Su mente está llena de sus propias falacias y razonamientos erróneos. No podremos alcanzarlo más tarde, así que necesitamos atraparlo ahora [en su infancia], antes de que se vuelva un aburrido. Para hacer eso, necesitamos averiguar qué hay dentro de él (¡y dentro de nosotros mismos también!) donde se encuentra lo que ayuda a convertirlo en un loco.
Hay un incidente en Lavengro de George Borrow que es esclarecedor en este ámbito. El predicador Williams iba por ahí haciendo buenas acciones con su esposa Winifred, pero era propenso a períodos de desesperación espiritual. Normalmente lo afectaban los sábados porque tenía que predicar al día siguiente. Gritaba, ‘pechod yspryyd glan,’ que en galés significa ‘el pecado contra el Espíritu Santo,’ y clamaba de dolor y terror. Lavengro lo escuchó y le pidió que hablara sobre su historia de vida. Aparentemente, cuando tenía siete años, había dicho deliberada y voluntariamente ciertas malas palabras, y sentía que había cometido el pecado imperdonable. Su dulce esposa siempre había sugerido que el orgullo, no las malas palabras, era su pecado, pero fue Lavengro quien le hizo entender que así era. Dijiste que después de haber dicho esas malas palabras, mirabas a tus amigos en la escuela con una especie de superioridad sombría. Te considerabas una especie de ser monstruoso y solitario que había cometido un pecado peor que cualquiera de ellos se atrevería a cometer. ¿Estás tan seguro de que tus amigos no te miraban a ti y a los demás con el mismo sentimiento de ser peores que los demás? Lo que quiero decir es que probablemente tenían sus propios pecados secretos, y tal vez algunos de ellos incluso compartían el mismo pecado por el que te sentías tan miserable.
“¿Está diciendo,” dijo Peter Williams, “que el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo se comete tan a menudo?”
‘Bueno,’ dije, ‘de la manera en que lo describes, es muy común,’ especialmente entre los niños, ya que son los únicos que probablemente lo cometan.
Y esto señala la raíz del problema. El deseo de ser diferente y excepcional está dentro de todos nosotros, y algunas personas preferirían ser distinguidas por algo malo que por nada en absoluto. El orgullo puede manifestarse de todas las maneras inesperadas. Cuando nos obliga a sentir un sentido de singularidad debido a algo extraño en nosotros mismos, entonces estamos en camino de volvernos desequilibrados.
Lo que notamos sobre personas como Eutifrón es cuán fuertes son sus convicciones. Puede que no sean conscientes del hecho de que están buscando algún tipo de distinción de esa manera–eso nunca se les ocurre, ni a ellos, ni a nosotros. Pero la energía apasionada a la que se aferran y que difunden sobre su trivial asunto de importancia es lo que los caracteriza y los diferencia de los pedantes [sabelotodos, puritanos autojustificados], aunque ambos tienen algunas cosas en común. Ellos toman su propia convicción personal como la verdad absoluta, tal como lo hizo Eutifrón. Su convicción estaba tan arraigada en su mente que ningún rayo de luz podría jamás penetrar. Puede que no lleguemos tan lejos, pero la mayoría de nosotros podemos culpar a nuestros fracasos por el hecho de que nos negamos a ser convencidos en contra de nuestras convicciones. Cuanto más apasionados seamos, más culpables seremos si nuestras convicciones resultan ser incorrectas.
Por eso es tan importante que hagamos entender a nuestros hijos desde una edad temprana que nuestra Razón es un sirviente de nuestra Voluntad. La razón no es necesariamente una autoridad independiente cuyo trabajo sea buscar la verdad. Esa es una de las lecciones que incluso un niño pequeño puede entender de la historia: cómo una buena persona puede convencerse de que las opiniones y acciones erróneas son lógicas y correctas. No es tanto que se convenza a sí mismo, sino que su propia Razón parece actuar de manera independiente, y
presenta argumentos convincentes que favorecen la conclusión que ya ha aceptado, aunque no sea consciente de ello.
Cada niño debería conocer este conocimiento sobre su propia naturaleza si no queremos que esté a merced de convicciones aleatorias. Si un niño entendiera esto, vería por sí mismo cuál es el objetivo de su educación. Los jóvenes estarían ansiosos por adquirir conocimiento una vez que se dieran cuenta de que un amplio conocimiento de las personas y los eventos necesita ser la base para convicciones que sean justas y lógicas.
Esa es una de las razones por las que los niños deberían tener un currículo amplio y generoso. Tratamos de contenerlos con una caja ordenada y preempaquetada de opiniones, principios y convicciones preensamblados–y luego nos sorprendemos cuando los estudiantes no se adhieren a ellos. Pero las personas solo pueden obtener ese tipo de cosas a través del proceso de resolverlas por sí mismas. Las únicas personas cuyas convicciones pueden ser confiables son aquellas que tienen una mente amplia y liberal, porque sus convicciones son el fruto plenamente maduro de su conocimiento.
Pero un loco (creo que está bien usar las etiquetas de loco y puritano porque nadie encaja completamente en esos personajes), es alguien cuyo error es un error de exceso. No siempre es que no sepa–el problema es que deja que un solo aspecto de un tema llene toda su mente. Eutifrón conocía el amor y el respeto que se deben a los padres tan bien como cualquiera, pero permitía que un solo concepto—el concepto de que la justicia sin consideración por las personas era placentera para los dioses—llenara su mente exclusivamente.
Así es como se cría a un loco: magnifica y alaba una sola buena cualidad o una sola convicción hasta que no haya espacio para nada más. Probablemente no inculcaremos la virtud o la convicción en sí, pero al menos lograremos que se entienda que un aspecto de la verdad es toda la verdad. Este tipo de actitud mental es la razón por la cual nuestras propias opiniones y esfuerzos en relación con la educación son tan esporádicos. Primero decimos que los hijos de nuestra nación deben ser educados con conocimientos sobre la naturaleza, luego decidimos que necesitamos enfocarnos en la artesanía, después sentimos que nada es más importante que la ciencia, y luego queremos enfatizar el arte. Nuestro problema es que nos negamos a reconocer que el conocimiento es alimento para la mente. Por eso seguimos pensando que toda la educación se puede lograr a través de una sola materia.
Tal vez algún día consideremos la noción de la Media de Aristóteles cuando planifiquemos nuestras vidas, no
porque sea seguro y cómodo, sino porque el exceso es como la injusticia y nadie debería dejarse llevar por una sola idea. Las personas que ponen toda su energía en atacar cualquier fortaleza específica del pecado—ya sea la embriaguez, la impureza, la ignorancia o la maldad—necesariamente hacen de eso la prioridad de su vida, a expensas de otras obligaciones. Son como soldados en tiempos de guerra que están exentos de las responsabilidades de otros ciudadanos. El resto de nosotros consideramos el exceso extremo como una debilidad. Pensamos que los personajes desequilibrados son peligrosos para la sociedad. Incluso me atrevería a decir que cuando las escuelas se centran con tanto fervor en una sola virtud, como la sobriedad o la economía, mientras descuidan o dejan de lado otras materias, el carácter de la nación podría verse perjudicado. Sabemos cómo ha funcionado el enfoque en la frugalidad y el ahorro en Francia. Deberíamos incluir la sobriedad y la economía, pero también deberíamos enseñar la diligencia, la sinceridad, la amabilidad y todas las demás gracias que comprenden el amor y la justicia, así como todos los hábitos que fomentan la inteligencia.
Diré de nuevo lo que ya he insistido tan frecuentemente hasta el punto de volverme un aburrido: necesitamos enseñar a los niños lecciones definidas y programadas progresivamente sobre la filosofía de la vida. ¿Dices que todo eso ya está en la Biblia? Sí, lo está, pero nuestra enseñanza de la Biblia no es exhaustiva.
exhaustivo, progresivo, el tipo que se necesita para un personaje equilibrado.
Un currículo escolar debería ejemplificar el concepto del término medio de Aristóteles en lo que respecta a las materias y los estudiantes. El éxito del currículo no debería depender de extremos como la emulación o la ambición para motivar a los estudiantes. Todos hemos visto cómo el deseo de ser distinguido que hace que una persona normal sobresalga en deportes o académicos puede convertir a una persona más errática en un loco. Pero ninguno de los dos ha sido tratado con justicia. Muchos motivos deben permitirse que tengan algo de juego, y muchos intereses deben permitirse que se presenten si queremos que un estudiante sea sano, servicial y extrovertido. Todos somos tan diferentes. A veces nos preguntamos cómo una dama de moda logra sobrellevar el estrés de la temporada londinense [los bailes de primavera y verano, los eventos sociales, las cenas]; lo atribuimos a la emoción que la impulsa, y no pensamos más en ello. Sin embargo, muchas damas que no sienten la menor emoción por ninguno de los eventos de la temporada logran atravesar la presión de la temporada de manera fácil y placentera. De la misma manera, un hombre ocupado podría sentirse abrumado por la desconcertante cantidad de tareas en su lista, mientras que otro hombre siente que el día es ‘infinitamente largo’ y no tiene problemas para encajar todo.
Tanto los niños como los adultos parecen pasar la mitad de su tiempo aburridos. La razón por la que nos aburrimos es que nuestros pensamientos se desvían de la tarea que tenemos entre manos y estamos distraídos. Cuando realmente tenemos que prepararnos un momento para prestar atención, nos sorprende el efecto vigorizante. Nos sentimos vivos, y es tan bueno sentirse vivos que buscamos otros entretenimientos estimulantes y divertidos. Y esa emoción nos deja más apáticos que nunca porque solo hemos sido estimulados, no revitalizados. Aburrirse se convierte en un hábito. En secreto, no podemos esperar al final de cada ocupación o diversión. Estamos listo para probar cualquier idea ‘loca’ que pueda ofrecer distracción y una vida más plena, incluso si no dura mucho tiempo. Tal vez para cuando nos cansemos de ese interés, algo más aparecerá.
Tal vez nuestra incapacidad para encontrar suficiente vida para vivir sea uno de los ‘brotes de la eternidad’ que nos recuerda que somos ‘niños con una esperanza infinita’ destinados a un lugar mejor. Pero eso no es excusa para evitar estos ‘dolores de crecimiento’ haciendo cualquier cosa que detenga nuestro crecimiento personal. Pero hay algo que podemos hacer por nuestros hijos para evitar que desarrollen el hábito de aburrirse. Generalmente, incluso los mejores niños solo prestan atención a aproximadamente un tercio de cualquier lección. El resto del tiempo, están a merced de pensamientos aleatorios e impredecibles. Al final de la lección, están mentalmente exhaustos–no porque la lección haya sido tan agotadora, sino por la multitud de imaginaciones errantes que han jugado con sus mentes distraídas.
¿Qué pasaría si intentáramos enseñar la misma cantidad de material en un tercio del tiempo, con el tipo de interés que atrae la atención enfocada? Entonces podríamos reducir nuestro tiempo de trabajo en un tercio, mientras cubrimos más materias que satisfacen la necesidad muy real de un niño de adquirir conocimientos en diversos campos. En lugar de aburrirse, los estudiantes descubrirían lo encantador que es el conocimiento. Todos se beneficiarían, porque habría la esperanza de que, en lugar de cerrar sus libros después de graduarse, cada persona menor de noventa años variaría sus días y renovaría las primaveras de sus vidas con períodos de estudio definido. Todos seríamos estudiantes, trabajadores manuales así como personas con mucho tiempo libre. Conocía a un hombre que empezó a tomar clases de español a los noventa años. Sabemos cómo la Reina Victoria comenzó a estudiar hindustani cuando tenía setenta años. Todos conocemos algún trabajo valioso realizado por personas mayores.
Pero estos diversos estudios intelectuales no deben tener la actitud fugaz y casual que tienen los entretenimientos (y por eso las conferencias–donde alguien más le da a una persona el conocimiento sin esfuerzo por parte del oyente–no son la mejor manera de aprender). Cada materia debe mostrar cierta continuidad y progreso para que podamos retomar cada día desde donde lo dejamos, y nos aseguramos de cubrir nuevo material cada vez. Tal vez algún día también nos daremos cuenta de que el progreso moral y espiritual vale la pena perseguirlo, no para ser mejores que los demás, sino porque es bueno para todas las personas, y somos seres humanos.
Muchos tipos diferentes de conocimiento, y mucho de ello, el hábito de estudiar y aprender comenzado temprano y continuado a lo largo de la vida de una persona, cierta familiaridad con los principios de una vida moral bien gestionada, y algo de conocimiento de economía, deberían ayudar a desarrollar personas bien gestionadas y equilibradas que sean capaces de vivir sin aburrimiento, sin el deseo de que los demás los noten. Pero si dar a los niños brillantes e impulsivos conocimiento, motivación y trabajo puede evitar que se conviertan en adultos erráticos, ¿qué pasa con las personas más lentas y de mentalidad más cerrada que podrían estar propensas a convertirse en pedantes satisfechos con un poco de cultura?
Esta carta del maestro de un niño al padre del niño habla sobre lo que quiero decir: Los maestros a veces se quejan porque tienen chicos traviesos en su clase. ¿Es irracional quejarse de que Herbert es un poco demasiado bueno? Siempre he pensado que es difícil definir a un pedante; la mayoría de las personas no podrían definirlo, pero siento que estoy viendo cómo se desarrolla uno justo ante mis ojos. Tales tendencias tempranas deben ser tratadas. ¿Tienes alguna sugerencia para darme? Herbert hace todo bien. Es puntual, y en la rara ocasión en que llega tarde, siempre tiene una excelente razón. Nunca se equivoca. Siempre está ocupado con algo productivo, se prepara para sus exámenes, hace su parte del trabajo cuando le toca, incluso completa sus ejercicios de francés, su escritorio está en orden, sus cuadernos son ordenados y se viste bien. ¿Hay algo que no haga bien? Destaca en el estudio de la naturaleza, puede escribir poesía aceptable y juega béisbol decentemente. ‘¿De qué te quejas?’ preguntarás, ‘¿No te he enviado un alumno bien educado y modelo?’ ¿Importa si es un poco presumido? Pero no es exactamente presumido. Tampoco es obediente. Lo que hace es presumir de las virtudes que tiene más que los otros chicos–sin embargo, los otros chicos son en realidad más interesantes y más originales que este chico, que me recuerda al almirante Crichton. Se rodea de un aire de rectitud que otros simples mortales apenas pueden respirar. Es más molesto cuando se habla de personas verdaderamente grandes. No hay nada de malo en ser humilde, pero en esos momentos, empieza a actuar como Uriah Heep. Si lo ignoro, se pone malhumorado, terco y silencioso. Siempre está demasiado ocupado tratando de lucir bien como para ser útil a alguno de los chicos más jóvenes…
Este tipo de ‘virtud’ tiende a provenir de la forma en que un niño es criado en casa. No sabemos cuánto tiempo había estado Herbert en la escuela, pero probablemente era una pequeña escuela para niños. Y sus padres probablemente eran el tipo de personas que estaban genuinamente interesadas en la educación y establecían ideales para su hijo. Parece que el chico no tiene mucha originalidad, aunque podría escribir poesía ‘pasable’.
Este es verdaderamente un joven pedante en formación. Vivimos en una época en la que los padres y los maestros toman la educación muy en serio, pero debemos recordar que este chico probablemente sea el resultado de este tipo de celo. Otra ola similar de celo educativo llegó a Inglaterra en el siglo XVIII y resultó en ‘Mr. Barlow’ como un modelo a seguir respetado [inspirado por el Emilio de Rousseau], Frank de Maria Edgeworth de su libro de 1801 Early Lessons [este libro también incluye la historia de Edgeworth de Rosamond y el tarro morado], y todas las escalas de virtudes y vicios cuidadosamente etiquetadas. Un niño que es menos dotado que sus hermanos podría reconocer que sus padres alaban cosas como hacer un buen trabajo limpiando una bicicleta, y castigan a sus hermanos y hermanas por llegar tarde, estar desordenados o ser descuidados. Tal vez sea parcialmente consciente de lo inferior que es en comparación con sus hermanos, así que, para compensar la diferencia, trabaja duro para sobresalir en aquellas cosas que parecen importantes para sus padres y están a su alcance, y termina convirtiéndose en un ‘sabelotodo.’ No es una condición fácil de tratar. Es difícil decirle a alguien que sus virtudes son insoportablemente aburridas y a nadie le importan. Desairar no funciona porque desairar a alguien que se ve a sí mismo como una buena persona despertará en él un fuego lento de resentimiento que probablemente nunca se apagará. Tal vez la educación debería tratarse como la religión en la vida familiar: algo que se hace sin hablar de ello. Hay un peligro muy real cuando se ofrece material para ideales falsos. Un niño con mucho carácter innato a veces se someterá al yugo de ese falso ideal y hará bromas al respecto, sin darse cuenta de que está ayudando a moldear su carácter. Pero un niño más lento piensa que está ganando verdadero mérito de estos falsos ideales. Adopta cualquiera que se le presente y construye una concha a partir de ellas para esconderse. Sus virtudes se convierten en un adorno exterior en lugar de un crecimiento y madurez interior. Es difícil incluso llegar a él porque no hay profundidad en su carácter que se pueda alcanzar. Incluso un fracaso que sería el ingrediente amargo que ayuda a la mayoría de las personas a apreciar el verdadero éxito no parece afectar a tal persona, porque no tiene un estándar preciso para medir lo malo o lo bueno. Tenemos que recordar que tiene tanto deseo de distinción como cualquier otra persona, pero dado que su mente es pequeña y limitada [¡a ella realmente no le gusta este tipo de persona!], decide sobresalir en buen comportamiento en lugar de destacar por ser el raro.
Pero incluso esto es solo una fase en la inquietud de la naturaleza humana. Es alentador considerar que el sentimiento de un niño de no ser lo suficientemente bueno podría ser la raíz del problema. Por eso, por el bien del niño más débil, debemos tener cuidado de no hacer demasiado alboroto por virtudes convencionales triviales que no solo son necesarias, sino también fáciles de hacer. En nuestra lectura y conversación, debemos enfatizar las cualidades del corazón y la mente en lugar de centrarnos en pequeños comportamientos externos que solo se hacen para impresionar a los demás. Necesitamos hacer que los niños entiendan que las cosas hechas solo para parecer buenas son molestas para los demás. Las buenas acciones y el servicio a los demás solo son buenos si se hacen por amor verdadero. El trabajo y la perseverancia solo son buenos si se hacen por un verdadero sentido del deber. Hacer diligentemente las lecciones escolares solo vale la pena si se hacen por amor al conocimiento. El problema al tratar con este tipo de niño es que podríamos perder de vista nuestros propios ideales y aceptar virtudes que se hacen por alabanza porque esas virtudes hacen nuestras propias vidas más convenientes.
Con suerte, Herbert eventualmente irá a una escuela más grande. Los chicos no tolerarán las virtudes del tipo ‘soy mejor que tú’. Para ellos, la bondad tiene que ser espontánea e inconsciente, no premeditada y deliberada. Pueden oler a un pedante desde lejos, y tienen sus propias maneras de deshacerse de él en un niño que ofende.
El pedante y el loco tienen una cosa en común: ambos quieren ser notados y distinguidos de alguna manera. Este es un deseo universal que se supone debe ayudar a alimentar la mente, así como el hambre motiva a una persona a comer para su salud física. Pero es incorrecto llevar niños con una actitud de que la moral se puede ajustar y añadir como dardos y dobladillos en una tienda de alteraciones. Hay más en la vida que ser elogiado y evitar las críticas, y cada niño es capaz de recibir más de la vida que eso.
Cuanto más sinceros somos al observar los problemas de la educación, más desconfiados nos volvemos ante cualquier forma de tratar la naturaleza humana que sea demasiado rígida. Cada vez más, sentimos que una persona es un ser infinito, capaz de muchas alegrías, aspiraciones elevadas, esfuerzo total, angustias desgarradoras y una inquietud ansiosa tan inquieta como el océano. La pregunta que siempre nos acompaña es: ¿Cómo conseguiremos alguna vez la paciencia suave que necesitamos para tratar con niños y adolescentes? Sabemos que sus angustias y ansiedades son parte de sus dolores normales de crecimiento, pero también sabemos que no siempre son capaces de soportarlos, por lo que a veces encuentran formas de escapar de su dolor que sacrifican su crecimiento.
¿No hay paz? Ya hemos leído cómo Goethe encontró un tipo interesante de paz que duró toda su vida a partir de su comprensión de que ‘somos Su pueblo y las ovejas de Su prado,’ que obtuvo al estudiar los primeros libros de la Biblia.
Conozco un lugar de encuentro alemán al que van muchos judíos polacos más pobres; probablemente los envían allí otros judíos polacos benevolentes. No son en absoluto flemáticos; grupos de tres o cuatro de ellos se sentarán y hablarán durante horas, una charla sincera que cualquiera envidiaría, pero, a juzgar por sus expresiones, una charla sobre temas impersonales, no como el tipo de charla sobre síntomas y terapias que escuchas en las conversaciones de otras personas. Probablemente no se adhieren a las virtudes convencionales. Pero lo interesante de estos hombres es que, ya sea que tengan un cutis rubicundo o más oscuro, tienen una apariencia de tranquilidad. Sus rostros te recuerdan a pequeños niños-simples, interesados, sin preocupaciones y despreocupados, sin líneas de preocupación. ¿Podría ser que, como Goethe, reconozcan que son meramente ‘ovejas de Su prado’ y que toman la vida tal como viene, un día a la vez?
Este tipo de paz llega a todas las personas simples y naturales que tienen fe en Dios, tal como le ocurrió a Goethe, porque la fe es lo único que existe para esa ‘ciencia de la proporción de las cosas’ que nos permite tener la perspectiva de que somos solo una parte del esquema general de las cosas, y estamos seguros de ser alimentados y cuidados, y no hay razón para hacer la vida demasiado exigente o estresante. Olvidamos que ‘Mi paz fluirá como un río.’ La paz de Dios es un principio activo, siempre fluyendo, siempre moviéndose, siempre nutriendo, siempre fertilizando. No es un estado pasivo, como un arroyo tranquilo donde podemos quedarnos quietos estancados si nos apetece.
‘Mi paz os dejo’ es como un legado, y es para niños así como para adultos. Los niños pueden aprovechar esta paz cuando son muy pequeños para que puedan vivir en una alegría despreocupada, pero los perturbamos demasiado pronto. Intentamos hacer que dependan de sus propios esfuerzos. Tratamos de hacer que sientan su travesura sin recordarles el bien que es posible para ellos. Los hacemos sentir ansiosos e infelices para que se estremezcan cuando los tocamos, y no les abrimos los caminos libres hacia la bondad y el conocimiento.
La cuestión de si los niños necesitan la paz de Dios para hacer posible el crecimiento es un tema con implicaciones prácticas. Si creemos que tienen derecho a la paz de Dios, y que no se les puede dar como recompensa por hacer bien, o quitar como castigo por hacer mal, entonces será menos probable que sintamos que están bajo nuestro control completo porque reconoceremos que no somos nosotros quienes pastorean sus jóvenes almas. El tipo de madre que microgestiona y interfiere en cada hora del día de su hijo y en todo lo que hace porque piensa que es su deber, ya no existiría. Ella entendería, con algo de diversión, por qué a menudo son las madres perezosas y autocomplacientes las que suelen ser bendecidas con buenos hijos. Y también dejará a sus hijos solos, no porque sea perezosa, sino porque, como madre cumplidora, lo entenderá. Se dará cuenta de que si le da a sus hijos oportunidades y mucho espacio, es más probable que maduren y se conviertan en personas naturales en lugar de pedantes. Pero, afortunadamente para el bien de la sociedad, los niños criados de esta manera tienden a no ser del tipo que microgestiona y se entromete en la vida de los demás, volviéndose intolerables en todas sus relaciones.
Sí, los niños están profundamente agradecidos con los padres que gestionan. ¿No somos todos lo suficientemente perezosos como para apreciar a las personas que controlan nuestras vidas por nosotros? Pero las personas bienintencionadas que microgestionan invaden la vida de los demás. Como seres humanos, es parte de nuestra responsabilidad actuar por nosotros mismos y pensar por nosotros mismos–y permitir a los demás la misma libertad.
La influencia puritana en nosotros nos obliga a asumir demasiado sobre nosotros mismos y sobre los demás–sentimos que tenemos que ‘ganar’ mérito, y que los demás también. Asumimos que alimentarse en pastos tranquilos y ser guiados junto a aguas tranquilas son recompensas por algún mérito específico. No entendemos que es un estado y condición natural que cualquiera puede tener si lo reclama. Si reconocieramos esto, entonces seríamos menos intrusivos en la manera en que tratamos a los niños. Haría un esfuerzo por estar en silencio y permanecer en segundo plano, pero asegurándome de que nuestra inactividad deliberada sea magistral.
Wordsworth lo resumió en solo unas pocas líneas profundamente perspicaces y añadió una noble sugerencia. Dijo que si se nos da suficiente espacio y la libertad de oportunidad, tenemos habilidades naturales dentro de nosotros, y en el curso normal de sus asuntos, corregirán cualquier error que cometamos. Tal vez incluso lleguemos a descubrir que esto es parte de la manera de Dios de perdonar nuestros pecados.
Es un hecho conocido que cuando estamos en el suelo donde vivimos,
sin la presión de las cosas que oprimen nuestras habilidades activas,
esas habilidades se vuelven lo suficientemente fuertes como para reprimir nuestras peores cualidades.
Barren el malhumor de nuestro día ajetreado,
y hacen que todo el largo año se deslice lleno de felicidad,
de modo que el Ser se mueve en belleza por todo el mundo,
y todos los que lo ven lo bendicen y se alegran de que sea su vecino.
VI. Un educador moderno: thomas godolphin rooper
No se me ocurre una mejor manera de terminar este libro que incluir una palabra de agradecimiento, aunque mis palabras no sean dignas, a un verdadero gran Educador. Su comprensión y crítica me estimularon, y su vida y pensamientos me inspiraron durante los veinte años que trabajamos juntos. Incluso este breve capítulo sobre un hombre que sirvió a su país con devoción a través de la educación podría ser suficiente para inspirar a nuestros lectores, aunque espero hacerle justicia escribiendo un libro más extenso sobre él con el que evaluar su vida excepcional.
La Unión de Padres sufrió una pérdida que no se puede medir cuando Thomas Godolphin Rooper murió el 20 de mayo de 1903. Desde el momento en que se encendió el concepto del PNEU, él estuvo con nosotros. Fue miembro del primer comité que tuvimos. Ese comité comenzó en 1887 y tuvo muchas reuniones en Bradford, donde él tenía un trabajo como Inspector de Escuelas. En las reuniones, los miembros discutían formas y métodos para iniciar este tipo de grupo. Fue directamente a los principios del PNEU y los abrazó con calidez y perspicacia.
Su capacidad para realizar plenamente el resultado de un cultivo de alta calidad y bien cuidado
una mente que había leído ampliamente y conocía muchos temas diferentes, le permitía sopesar las posibilidades y el desempeño del PNEU de manera delicada y justa. Por ejemplo, él pensaba que ‘la Unión de Padres es el grupo más importante para iniciar la discusión’ sobre temas educativos. Y creo que sentía que las escuelas se volverían vivas y útiles solo en la medida en que los padres se involucraran y tomaran una parte activa en la opinión y los planes educativos. Esa cualidad especial que permitió al Sr. Rooper ser justo y equitativo en su apreciación, y ser firme en su esperanza respecto al PNEU y otros esfuerzos educativos es lo que lo convirtió en un observador perspicaz y un crítico efectivo. Todos los que trabajaron con él sentían confianza en que, si había un problema, él lo notaría y ayudaría a corregirlo.
La Junta de Educación, otros miembros del Equipo de Inspectores, maestros en su distrito y muchos otros grupos educativos diversos han sentido profundamente el valor de su aliento y crítica imparcial. Pero el PNEU parece haber añadido una nueva dimensión a su rica mente y generosa personalidad. Se podría decir que poseía la habilidad única de minimizar su propio ego, excepto que no parecía tener ningún ego que disminuir. Durante sus últimos días tristes, les decía a las enfermeras cuando simpatizaban con su fatiga: ‘Es parte del trabajo diario.’ Ese dicho era una clave de su vida. No parecía sentir que era necesario expresar su propio ser o avanzar en su carrera. El trabajo en sí y su presencia para hacerlo parecían ser todo lo que tenía en mente. Ahí es donde creo que el PNEU puede estar content que pudieran extraer una sabia y elegante sabiduría de su mente cultivada. Probablemente nunca habría escrito solo con el propósito de expresar sus propios pensamientos, pero de vez en cuando, hemos podido obtener conferencias escritas de él, suficientes para llenar casi dos libros de ensayos (Vida Escolar y Familiar, y Estudios y Disertaciones Educativas). Están llenos de sabiduría, maravillosamente escritos y repletos de una enseñanza profundamente filosófica. El secretario de una de las oficinas de la sucursal del PNEU lo invitaba a hablar, y él siempre consideraba eso un honor. Las conferencias que escribía para estas ocasiones trataban sobre algún tema relevante del día y, al mismo tiempo, mostraban sus tesoros de sabiduría, erudición y amplia lectura. Algunos lectores recordarán su ensayo ‘Reverencia, o el Ideal en la Educación.’ Encontramos frases como estas en él: ‘Sin grandes pensamientos no puede haber grandes acciones;’ y ‘El verdadero espíritu del patriotismo es tener suficiente aprecio por el país de uno para que una persona se sienta humilde, modesta y lista para sacrificarse como una parte insignificante por el bien de toda la comunidad.’ La excelente calidad de sus pensamientos fue el resultado de una vida tan noble. Cerca del final de su vida, sonrió y dijo: ‘Me siento como un soldado que ha dado su vida por su país.’ Curiosamente, no es el único que notó la comparación. Alguien más dijo: ‘Murió como mártir de la causa de la educación.’
Uno de sus ensayos más encantadores se llama ‘Lyonesse: Educación en Casa versus Educación en una Escuela Pública.’ ‘Lyonnesse’ es el nombre que acuñó para la romántica tierra de la escuela pública/internado, separada de los tumultos de este problemático mundo, pero no olvidado. Elegió ‘Lyonnesse’ porque su propia escuela, Harrow, fue fundada por un hombre llamado Sr. Lyon. Probablemente nunca se haya escrito nada más encantador sobre este tema; revela la reverencia y lealtades que una persona siente por su escuela, cosas que permanecen con una persona por el resto de su vida. Hace preguntarse si una persona tan modesta, culta y capaz como el Sr. Rooper podría haber sido producida en cualquier otro lugar que no fuera un gran internado inglés, o una de nuestras tradicionales universidades antiguas. Rooper fue leal al Balliol College de Oxford y un devoto discípulo de su director, Benjamin Jowett. Su lealtad hacia Jowett era ilimitada, y en parte le debía su comprensión sobre los verdaderos problemas de la vida a Jowett. También adoptó la característica forma de Balliol de dejar una pregunta abierta, de exponer ambos lados y todos los aspectos de un problema. Creo que odiaba el dogmatismo y la declamación. Su manera tranquila y tentadora de ofrecer ideas y sugerencias podría ser engañosa para cualquiera que no estuviera acostumbrado a su aguda perspicacia y sagacidad filosófica.
Una persona conocedora que lea sus ensayos podría ver en ellos los manantiales de pensamiento y propósito que movieron su vida. ¿Era Lord Collingwood su héroe? El ensayo sobre la ‘Teoría y Práctica de la Educación’ de Collingwood parece tener una profunda comprensión de una vida que ayudó a hacer de Rooper quien era. Cuando escribió sobre los tres grandes almirantes–Sir John Jervis, Horatio Nelson y Cuthbert Collingwood–dijo: ‘Es casi imposible mencionar a estos tres hombres sin que nuestras palabras y pensamientos se eleven a un nivel por encima de la conversación común y corriente.’ Esta frase proporciona una clave para la pasión luchadora que provocó su prematura muerte. Pero, además, Collingwood también era un educador. Rooper escribió:
Fue el carácter de Collingwood, su educación superior y su estudio de la educación junto con el estudio relacionado de la ocupación en la vida diaria, lo que le permitió lograr una hazaña sin igual (manteniendo a 800 hombres sanos y contentos en un barco en el mar durante 22 meses).
De hecho, lo que Rooper dice sobre Collingwood es prácticamente palabra por palabra lo que muchas personas dirían sobre Rooper, así que no puedo resistirme a citar más: ‘ No eran solo sus incesantes tareas militares (o educativas, en el caso de Rooper) las que lo agotaban. No eran solo sus incesantes tareas militares (o educativas, en el caso de Rooper) las que lo agotaban. Collingwood respondía a un número inmenso de cartas, y su juicio era tan altamente respetado que la gente venía de todas partes a preguntarle sobre diversos temas. Era por naturaleza y educación un hombre de gustos cultivados y refinados, y de carácter sencillo. Combinaba tanto la capacidad intelectual como la amabilidad accesible. Esos dos dones rara vez se encuentran en una sola persona. En casa, le gustaba leer, especialmente historia, y le gustaba componer resúmenes bien escritos de ellos mientras leía. Le gustaba dibujar y cultivar su jardín en Morpeth. Una vez escribió: ‘Mis ingenios siempre están trabajando para encontrar maneras de mantener a mis marineros ocupados, tanto para mantenerlos saludables como para mantenerlos fuera de problemas.’ Últimamente hemos estado haciendo instrumentos musicales, y ahora tenemos una muy buena banda. Cada noche de luna llena, los marineros bailan. Parecen tan felices y festivos como si estuviéramos en Wapping mismo.
El Lord Collingwood parecía un santo, pero también era humano. No era un puritano. El tipo correcto de actividad era el núcleo de su sistema educativo, y parece ser lo más seguro y práctico para cualquier persona involucrada en la educación.
En este ensayo sobre Collingwood, encontramos varias claves de la propia vida de Rooper. También leía mucho, especialmente historia, le encantaba su jardín y compartía la preocupación de intentar mantener a los demás ocupados en la vida diaria. Era un ferviente defensor de la Unión Nacional de Trabajo Manual y de su revista, ‘Mano y Ojo.’ Le encantaba crear una cuchara de madera perfecta en su banco de Sloyd, y quería aprender a trabajar el cuero observando a los estudiantes de la Casa de Educación. Todos conocen su entusiasta trabajo con los jardines escolares y su informe sobre los jardines escolares continentales.
Obtenemos otra visión de la sabia y amigable personalidad de Rooper en sus encantadores ensayos, ‘La Alegría en la Educación’ y ‘Don Quijote.’ En su elogio de la caballería, incluso cuando es una caballería imprudente, vemos un poco más de los motores que mueven su vida.
Necesito mencionar otro ensayo que presentó solo unas semanas antes de morir, sobre ‘Robinson Crusoe en la Educación.’ Nunca he conocido a nadie más que haya visto otro ‘Progreso del Peregrino’ en las encantadoras aventuras de Crusoe. Rooper escribe: ‘Pero el ermitaño de la isla no está solo en el espíritu.’ Tenía pensamientos que, ahora que no estaban distraídos por la lenta mancha del mundo, lo llevaban a un estado mental más elevado de lo que jamás podría haber encontrado en la sociedad.
El conocimiento, la verdad y la virtud eran su tema. Los pensamientos que más atesoraba eran las elevadas esperanzas de la libertad divina.
Robinson Crusoe salva una Biblia del naufragio, y su triste vida solo en la isla lo lleva a apreciarla. De la misma manera que Crusoe está aislado de la vida social y política, también está libre de controversias denominacionales. Mientras Crusoe lucha con la Naturaleza y la somete poco a poco, su espíritu encuentra el camino hacia la religión sin ayuda humana, solo la Biblia. Si pasas por alto este pasaje, no puedes entender la esencia de Robinson Crusoe. Esto nos da un vistazo a un área de pensamiento que Rooper solía guardar celosamente. Odiaba la hipocresía–educativa, social o religiosa. Pero aquellos que lo conocían mejor y pasaban mucho tiempo con él lo consideraban, al igual que Collingwood, ‘un santo.’
El público adoraba sus conferencias, pero creo que él disfrutaba dándolas tanto como ellos disfrutaban escuchándolas. En sus visitas anuales al Colegio de Ambleside, Rooper siempre tenía recuerdos alegres de las reuniones de la Unión de Padres en diferentes lugares donde había hablado. Era incapaz de mezquindad o críticas duras. Ya fueran sus audiencias pequeñas y lentas, o grandes e intelectuales, siempre se alegraba de que tal audiencia se reuniera para discutir sobre educación. De hecho, la Unión de Padres en sí misma siempre era una maravilla fresca para él, una realización extraordinaria del concepto ideal. Tal vez el mismo sentido de alegría, casi alegría propia, se mostraba cuando traía noticias de los estudiantes graduados que había encontrado trabajando en varios lugares. En su trabajo, también parecía sorprenderse al ver el ideal realizado. Dante escribió: ‘La esperanza es la marca distintiva de todas las almas con las que Dios se ha hecho amigo.’ Sin siempre expresarlo con palabras, Rooper proyectaba esperanza, confianza, aspiración y humildad a los jóvenes maestros que había venido a evaluar.
Rooper no fue en absoluto generoso con los elogios, y él fue casi severo en sus críticas. Sin embargo, los estudiantes maestros sentían que él estaba complacido con su espíritu entusiasta y satisfecho con su trabajo, incluso cuando no lo decía. Era extraordinariamente meticuloso; comenzaba a trabajar a las 8:30 y no tomaba un descanso hasta la 1pm, escuchando a cada uno de los profesores dar sus clases, y a los estudiantes de segundo año impartir lecciones que habían sido elegidas de tres conjuntos de apuntes. Lo que tanto a los profesores como a los estudiantes les encantaba era su aguda capacidad de cuestionamiento y el interés personal que mostraba en cada materia que enseñaban. Tenía una manera de dejar a las personas más enamoradas del conocimiento de lo que estaban antes. Una vez, los agallas de los insectos despertaban su curiosidad e interés, luego el tejido, luego la geografía local. Se quedaba fascinado por un pasaje en un libro francés o alemán, luego en italiano, y después en matemáticas. Siempre tenía una manera agradable de hacer que la maestra sintiera que la materia que estaba enseñando era extremadamente interesante por sí misma, ya fuera hornear panecillos o trabajar en ecuaciones matemáticas. Todos nosotros notamos alguna ocasión en la que su meticulosidad valía la pena ser registrada.
Las notas de clase que los estudiantes le daban para elegir siempre han cubierto una amplia gama de temas en idiomas, manualidades, arte, ciencia y muchas otras cosas, pero se le ocurrió que nunca había oído a ninguno de ellos dar clases de piano, así que las clases de piano se incluyeron en su ya ocupado horario. Por la tarde, examinaba los diferentes proyectos de manualidades de los estudiantes con interés y conocimiento. Había ejercicios [calistenia] para observar y libros para mirar. Por la tarde, los estudiantes solían entretenerlo con algún tipo de actuación improvisada, o a veces con una charada en la que le hacían bromas cariñosas a su Inspector. Era bueno ver este tipo de diversión en sus visitas.
Conocía a mucha gente y sabía lo que pasaba en todos los lugares a los que iba, así que podía tener muchas conversaciones con los estudiantes sobre cosas que ellos conocían. Le encantaba tener contacto con algunas damas de otra cultura que se estaban preparando para la misma pasión que él tenía: la educación. Le gustaba su entusiasmo y sus modales sencillos. Los estudiantes respetaban y apreciaban al Inspector Rooper. Podían ver que sabía de lo que hablaba y que le importaba. Un par de veces, en su celo por la educación, vino aquí a dar clases a los estudiantes sobre temas que sabía que les ayudarían, aunque el viaje era muy inconveniente para él. En una de estas visitas, un profesor en prácticas estaba dando una lección de historia muy aburrida. Así que el Sr. Rooper dio la misma lección, utilizando diversas asociaciones, ilustraciones e intereses vivos que la mayoría de nosotros nunca habíamos escuchado antes. La lección no era un buen modelo para que los estudiantes la copiaran, porque no muchas personas en todo el país podrían haber compartido tal almacén de información.
Solía entretener a todos en la mesa de la cena refiriéndose solemnemente a la época ‘cuando era un ama de llaves.’ De hecho, después de graduarse de la universidad, cuidó a los hijos de sus amigos el Dr. y la Sra. Miller cuando estaba entre trabajos. Aparentemente lo disfrutaba, y esa experiencia junto con los cinco años que pasó tutorando al estudiante que se convirtió en el Duque de Bedford lo hicieron especialmente interesado en la educación de los niños que se quedaban en casa [en lugar de ir a un internado], y eso lo llevó a su interés en la Casa de Educación.
Es difícil hablar de la conversación divertida y estimulante del Sr. Rooper, y de su interés de buen humor en todo. Cuando murió, perdimos a un gran hombre y justo cuando sus logros, talentos y conocimientos habrían sido especialmente valiosos para su país. Uno de sus muchos amigos escribió: ‘Para mí personalmente, la pérdida no puede ser reemplazada.’ Esas palabras son compartidas por muchas otras personas. Muchos sabían lo devoto que era como hermano. Pero para todos los que lo están llorando, ha dejado el legado de su vida, así como tres citas que dijo cuando estaba cerca de la muerte: ‘esperanza,’ y luego, después de una larga pausa, ‘seguir adelante,’ y más tarde, ‘ayuda de Dios.’ Incluso cuando no pronunció esas palabras conscientemente para aquellos de nosotros que éramos como sus hermanas, esas palabras son el mensaje de su vida. La muerte de los mártires siempre ha sido la semilla de la que la iglesia ha crecido. Que todos ‘esperemos,’ ‘sigamos adelante,’ y busquemos ‘ayuda de Dios.’
No puedo pensar en una mejor manera de cerrar este inadecuado recuerdo de un gran y buen hombre que incluyendo algunas citas del ensayo del Sr. Rooper, El funeral del gramático, que incluye el lema: ‘Los grandes hombres dicen lo que quieren decir’
‘Toda su vida fue como una larga subida por una montaña, sin lugares planos.’
‘Vivió para magnificar la mente.’
Dejó de jugar y comenzó a trabajar, y luchó con el mundo en su determinación de escapar de la vida común. ‘ ‘Él había trazado el plan para su vida.
‘Una gran obra tomará toda una vida para lograrla,
pero una persona no será recompensada por ello hasta que llegue al cielo.’
Entonces,
“Dejémoslo aún más noble de lo que el mundo conoce, viviendo y muriendo”.
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© 2025 Traducción inglés-español Vol. 5 de Serie educativa Charlotte Mason. Todos los derechos reservados Comunidad Educadores Charlotte Mason Iberoamérica.
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