EDUCACIÓN CHARLOTTE MASON BILINGÜE

Inicios

Todo comenzó por querer celebrar con un poco más de intencionalidad el mes de la herencia hispana en Estados Unidos. Me propuse entrevistar a colegas educadoras Charlotte Mason de origen hispano en EUA, y, para ello, empecé una investigación que ha cambiado el rumbo de nuestra educación Charlotte Mason de una manera que nunca imaginé, pero que refleja mucho mejor nuestra identidad bicultural anglohispana.

Descubrí que Charlotte Mason:

  • Siempre abogó en su obra magistral sobre la importancia de hacer partícipe a nuestros estudiantes de su rol como embajadores de su nación, de fomentar en ellos una actitud amistosa hacia otras naciones y de plano, de aprender a comunicarse con otras naciones en su idioma.
  • En su obra, ella anima a los educadores a presentar la historia de la nación propia junto a la historia de una nación vecina con la cual se comparten no solo lazos históricos sino culturales y sociales, reconociendo el valor y dignidad de otros pueblos.

También descubrí que la historia de Estados Unidos me incluye a mí y a mis hijos de origen hispano:

  • La presencia indígena en el territorio de lo que se convertiría en el país de Estados Unidos no puede pasarse por alto en los estudios de la historia nacional. No solo los pueblos al norte del río Grande sino también los pueblos indígenas que primero entraron en contacto con el mundo europeo a la llegada de los españoles y que, al paso del tiempo, procrearon familias con sangre indígena y española, que aún permanecen al suroeste de EE. UU. y todo el sur del continente americano.
  • El primer asentamiento europeo en la costa del Atlántico fue establecido por Pedro Menéndez de Avilés en 1565 donde fundó San Agustín (Saint Augustine, hoy) en Florida. No fue Jamestown con los peregrinos en 1607.
  • La exploración, asentamiento y colonización primera de lo que llegaría a ser el territorio de EE. UU. fue realizada por el imperio español en 1512 desde el sur al norte y hacia el oeste con Ponce de León, y más adelante por Coronado y otros que avistaron el Mississippi y el cañón del Colorado (el viaje de Lewis y Clark se realizaría el año 1804).
  • “Próceres de la patria” de los Estados Unidos, como Thomas Jefferson y John Quincy Adams, reconocieron la importancia de España y las naciones de habla española al sur del continente americano. En correspondencia privada, por ejemplo, Jefferson recomienda a su sobrino en 1787 que aprenda la lengua española, por cuanto “la historia antigua de gran parte de América también está escrita en ese idioma”. Por otra parte, John Quincy Adams creía que anexar Texas era un acto de agresión en contra de México y que dañaría la relación de EE. UU. con otros países.
  • Aún después de la independencia de EE. UU. del Imperio británico, mucho del territorio del suroeste estaba habitado por pueblos de habla española, tanto indígenas como mestizos, españoles y negros, y siguieron así hasta 1800, como: Alabama, Arizona, Arkansas, California, Colorado, Florida, Louisiana, Mississippi, Montana, Nevada, New Mexico, Texas y Utah.
  • Solo por obra de Napoleón Bonaparte, el mundo hispano al sur de EE. UU. pasó a llamarse “latino”, pero debido al uso compartido del español por parte de los diferentes pueblos en ese territorio, es que consideramos que el término “hispano” es mucho más apropiado a nuestra realidad cultural.

Lamentablente, la formación de una nación con identidad anglosajona implicó borrar o extirpar la presencia hispana en el territorio estadounidense desde el siglo XIX en adelante, tal como lo comunicara eficazamente Theodore Roosevelt, presidente y político, alrededor del año 1900:

En primer lugar, debemos insistir en que si el inmigrante que viene aquí de buena fe se convierte en estadounidense y se asimila a nosotros, será tratado en igualdad de condiciones con todos los demás, ya que es un ultraje discriminar a un hombre por su credo, lugar de nacimiento u origen. Pero esto se basa en que la persona se convierta en todos los aspectos en un estadounidense, y nada más que un estadounidense… Aquí no puede haber lealtad dividida. Cualquier hombre que diga que es estadounidense, pero también otra cosa, no es estadounidense en absoluto. Sólo tenemos espacio para una bandera, la bandera americana… Aquí sólo hay lugar para un idioma, el inglés… y sólo hay lugar para una única lealtad, la lealtad al pueblo estadounidense.

Tal visión ha persistido hasta hoy, aunque ya desde fines del siglo XX, en la década de los años sesenta, se buscó reconocer la identidad hispana en Estados Unidos con la “Semana de la hispanidad” que inició el gobierno de Ronald Reagan. Fue el gobierno de Estados Unidos, a través del Census Bureau quien estableció el término “hispano” en la década de los ochenta a partir del interés de relacionarse con este sector de la población y como respuesta también al interés de la comunidad latina de optar a apoyo gubernamental, entre otras razones.

En el siglo XXI, se puede ver que las celebraciones del mes de la hispanidad incluyen mucho folklorismo, artes y música (“fiestas” por todas partes) pero poco o nulo conocimiento histórico de la identidad hispana estadounidense de parte del público nacional y latino. En mi investigación descubrí algunos libros sobre historia y de literatura que todo educador debiera conocer, y los detallo al final de esta publicación.

Conclusiones

  • El 1° principio educativo CM se aplica a nosotros también no solo a nuestros estudiantes/hijos: nuestra identidad propia proviene del Creador del universo, y como personas que somos, es vital apropiarnos de esta verdad y aplicarla a nosotros como educadores tanto como a nuestros hijos.
  • Nuestra herencia hispana de cualquier origen nacional debe valorarse en forma prioritaria en nuestros hogares: es junto a nuestras familias que estableceremos el valor real de nuestra identidad, la cual no depende de los vaivenes y valores cambiantes de la sociedad en la que vivimos. Por ello, no esperamos que la sociedad o que otras personas nos valoren, sino empezamos tal valoración por nosotros mismos, mientras vamos educandonos y educando a nuestros hijos.
  • La herencia hispana personal en la educación implica abordar las conexiones familiares de cada familia para descubrir e identificar la historia que deseo abordar en un programa educativo atingente
  • Los elementos vitales son: toda la riqueza artística propia de nuestros pueblos + los libros + la historia: sacar un poco de salsa y ponerle carne a la celebración del mes de la hispanidad
  • Muchas personas de ascendencia hispanoamericana (léase desde México hacia el sur de las Américas pasando por Centro América y el Caribe) no se considera necesariamente hispana sino latina, y de mayor identidad ligada a su país de origen que “hispana de EUA”.
  • El ser hispano no es necesariamente una aspiración sino más bien la identidad nacional a la que nos conectamos afectivamente; esos lazos culturales, tradicionales y familiares que nos unen hacia un país en particular, fuera de Estados Unidos, que no nos pone aparte sino que nos enriquece.
  • Erika sugiere la imagen del mosaico que estando compuesto de diversas partes diferentes, bellas y únicas en sí mismas, todas juntas componen una obra de arte magnífica de una riqueza excepcional

Serie de entrevistas por la herencia hispana 2023

Pinche en la imagen para mirar o escuchar la primera entrevista.

[…] Para esa identidad americana amalgamada del futuro, el carácter español suministrará algunas de las piezas más necesarias. Ninguna raza muestra una retrospectiva histórica más grandiosa en religiosidad y lealtad, o en patriotismo, coraje, decoro, gravedad y honor. (Es hora de descartar por completo la ilusión compuesta mitad cabeza a carne viva y huesos sangrientos y mitad Misterios de Udolfo, heredada de los escritores ingleses de los últimos 200 años. Es hora de darse cuenta -porque ciertamente es verdad- de que no se encontrará más crueldad, tiranía, superstición, etc., en el currículum de la pasada historia española que en el correspondiente currículum de la historia anglo-normanda. Es más, creo que no se encontrará tanta).

Luego, otro punto, relacionado con la etnología americana, pasada y por venir, abodaré aquí una idea venturosa. En cuanto a nuestra población aborigen o india -los aztecas en el Sur, y muchas tribus en el Norte y el Oeste-, sé que parece haber un acuerdo de que deben disminuir gradualmente con el paso del tiempo, y que, en unas pocas generaciones, quede solo una reminiscencia, un espacio en blanco. Pero yo no concuerdo mucho con eso. A medida que Estados Unidos, a partir de sus muchas fuentes remotas y suministros actuales, se desarrolla, se adapta, se entrelaza, identifica fielmente lo suyo, ¿vamos a verla aceptar y utilizar alegremente todas las contribuciones provenientes de tierras extranjeras de todo el mundo, y luego rechazar las únicas que son distintivamente suyas, las autóctonas?

En cuanto al tronco español de nuestro sudoeste, me parece que no empezamos a apreciar el esplendor y el valor de su elemento racial. ¿Quién sabe si ese elemento, como el curso de algún río subterráneo, sumergiéndose invisiblemente durante cien o dos años, emerja ahora en un flujo más amplio y permanente?

Walt Whitman, en correspondencia en 1883 para la celebración de la fundación de la ciudad de Santa Fe, en Nuevo México.

Aprendizajes para una educación ChM hispana en Estados Unidos

«Tal vez el defecto más grave de los programas escolares es que no ofrecen una introducción completa, inteligente e interesante a la historia. Por ejemplo, dejar de lado o incluso empezar por la historia de nuestro propio país es fatal. No podemos vivir en forma sensible y razonable a menos que tengamos conciencia de que otros pueblos son como nosotros con sus particularidades, que su historia es como la nuestra con sus particularidades, que ellos también han sido representados por poetas y artistas propios, que ellos también tienen literatura y vida nacional propia».
Charlotte Mason, en Hacia una filosofía educativa (Vol 6)

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